Halloween Creak


Escuchó un ruido fuerte y frunció el ceño en expresión de molestia. Un extraño aullido resonó por las montañas y en su cabeza somnolienta asumió que era únicamente la presencia de algún lobo sin manada, hasta que el sonido de un gruñir resonó por la cueva en donde yacía dormida. Abrió los ojos de golpe y en la entrada de la cueva vio algo parecido a un lobo. Sintió un sudor frío recorrer sus sienes mientras aquel extraño animal merodeaba por las afueras de aquel lugar. No lograba distinguir con claridad el aspecto de eso, hasta que las nubes que tapaban la luna menguante se movieron para darle paso a la luz de la luna. Rouge vio algo parecido a un perro o coyote, tenía un cuerpo pequeño y una cola igual, sin embargo su cabeza parecía tan grande como su cuerpo, con un gran hocico y dos colmillos prominentes, le traía el vago recuerdo a un cocodrilo. Al igual que aquel dragón en el cual se montaron para ir de regreso al portal, éste tenía cuatro ojos rojos incandescentes. Rouge tragó pesado, si eso se parecía a la planta carnívora del inframundo estaría hambriento y ellos bien podría ser la siguiente comida. Buscó con la mirada al erizo negro, quien no sabía si estaba al tanto de aquella bestia, sin embargo no logró encontrarlo –"¡Me abandonó!" –pensó con rapidez. Escuchó el rugir del estómago de aquella criatura y lo vio adentrarse a la entrada de la cueva para luego aullar haciendo que el sonido ensordecedor resonara por las paredes de roca. Exclamó un gritó a la vez que la criatura de la noche, pero su boca fue hábilmente tapada por una mano. Rouge sintió como era halada del brazo para pegarse a la pared de aquella cueva. Vio al erizo negro quien únicamente puso un dedo índice sobre su boca y ella entendió que no debía de decir palabra alguna. La soltó lentamente para no hacer ningún tipo de movimiento que llamara la atención de aquel ser oscuro.

Las horas pasaron y escucharon el ir y venir de aquel ser de cuatro patas por enfrente de la cueva, no parecía tener muchas intenciones de irse muy lejos. Shadow asumía que podía sentir que había alguien en las cercanías, pero nunca se adentro lo suficiente a la cueva, no estaba seguro por qué. Ambos esperaron en silencio cuando escucharon un andar rápido, parecía que ya se había marchado. Caminó con sumo cuidado y vio hacia la entrada de la cueva. No había nada.

–Se fue– habló al fin.

–¿Qué era eso?– preguntó Rouge moviéndose del lugar de donde había estado sentada.

–No lo sé.

–¿Viste sus ojos?– inquirió ella.

–Sí, era una criatura del inframundo. Tal y como dijo Tikal, cada vez salen más de esas cosas.

–Pero... ¿Por qué se fue?

Shadow vio al horizonte y notó que estaba empezando a amanecer. Los tonos rojizos y violetas empezaron a pintar el cielo y las estrellas empezaron a desaparecer del firmamento. Seguramente aquella criatura había visto eso por igual, pero la pregunta era ¿Dónde había ido?, ¿Dónde podrían estar aquellos pequeños portales que les daban acceso a su plano?

–Shadow– habló Rouge para sacarlo de sus pensamientos.

–Es hora de movernos– dijo inexpresivo para caminar fuera de la cueva.

0-0-0-0-0

Llegaron al lugar que Eggman les había señalado, Halloween Creak. El panorama no se miraba alentador. El lugar era tal como se los había dicho Eggman. Un cañón con de grandes pilares de rocas superpuestas, tan delgadas que parecían que con cualquier simple brisa se desmoronarían. Su profundidad era imposible de medir pues al final sólo notaban un abismo negro cubierto por tinieblas. Se acercaron al borde de aquel lugar y vieron que pequeñas cuevas parecían formarse en las paredes del cañón. Shadow vio al cielo y a diferencia de las montañas de donde venían, las nubes tapaban el sol completamente, parecía que pronto llovería.

–Veo que lograron alcanzarnos– escuchó una voz irritable. El erizo negro lo vio de reojo y vio a su molesto amigo azul sonreírle amenamente.

–Sorprendente que hubieras llegado tan lejos– respondió Shadow sin más.

–¿Han encontrado algo?– preguntó Rouge. Sonic movió su cabeza a los lados con una expresión de preocupación.

–No, estamos desde ayer buscando, pero no hemos encontrado nada– dijo para caminar hacia el borde a la par del erizo negro –Knuckles está buscando en las profundidades, esperamos encontrar algo, una pista siquiera.

–¿Qué hay de los demás?- pregunto el erizo negro.

–¿Hablas de Blaze y los demás?– cuestionó arqueando una ceja –No lo sé, al igual que nosotros también Eggman les dijo sobre este lugar, pero nos separamos al venir.

–¿Y tú pequeño amigo de dos colas?

–¿Tails? Bueno, él está siendo la cabeza de la operación– respondió con una sonrisa –Está en el laboratorio intentado buscar energía parecida a las Caos Emeralds con la esperanza de abarcar más terreno.

–¿Ha encontrado algo?

–Nada aún.

–Bien– habló el erizo negro para ver de nuevo el cañón –¡Rouge!– llamó el erizo negro.

–¿Uh?, ¿Qué?

–Dijiste que eras buena encontrando gemas perdidas.

–Sí claro, soy la mejor– sonrió con presunción.

–Bien, entonces pruébalo. Busca en las cuevas de este acantilado. Yo inspeccionare el área en busca de cualquier anomalía.

–¡¿Desde cuando te crees mi jefe?!– preguntó molesta.

–Tú decidiste venir conmigo– habló para verla con una mirada intensa –Entonces has algo productivo.

–¡Yo no...

–O a la próxima, tal vez deje que seas la cena de alguna criatura hambrienta– dijo con una sonrisa maliciosa. –Un lobo por ejemplo.

Se tragó sus palabras mientras en su mirada se notaba su ira contenida. No podía quitarle la razón, ella había decido ir con él, sin mencionar que él le había salvado la vida de lo que quiera que haya habido afuera de la cueva. Resopló molesta y caminó hacia el borde para así alzar vuelo y verlo una vez más con aquella expresión de molestia.

–Que quede claro que hago esto porque no quiero que la tierra se destruya y junto con ella las más hermosas gemas y esmeraldas– dijo con una expresión soñadora –No por ti– aclaró con una expresión molesta nuevamente.

–Sólo hazlo– ordenó el erizo negro. Shadow la vio descender en picada sin decirle nada más y adentrarse en la niebla que había al final de cañón.

–Sigues siendo tan amistoso como siempre– sonrió el erizo azul.

–Tú no te metas- habló con molestia caminando lejos de él.

–Explícame eso del lobo– pidió Sonic siguiéndolo.

–¿No tienes nada que hacer?

–No puedo buscar mucho sin el collar. Knuckles lo tiene.

–Entonces corre a algún lado, espera sentando, salta al precipicio, no me importa. Sólo deja de seguirme.

–Vamos Shadow, no seas tan cascarrabias– le sonrió –Además, ayer por la noche con Knuckles vimos un par de cosas extrañas por aquí.

–¿Y?

–Algo muy parecido a un lobo corrió para esta dirección y...

Shadow paró abruptamente, provocando que el erizo azul callara. Si lo que decía era cierto, significa que posiblemente en Halloween Creak estuviera uno de los portales que conectaban al inframundo. Volteó a ver el cañón nuevamente y notó que los rayos de sol no tocaban ni un centímetro de ese lugar, todo era tan lúgubre como el mismo inframundo. La pregunta era ¿Ellos regresaban a casa o podían mantenerse aquí?

–¿Qué sucede?– preguntó el erizo azul viendo hacia diferentes direcciones.

–¿Viste a dónde fueron?

–No. Se perdieron en las sombras ¿Por qué?

–Demonios– musitó para correr de regreso.

–¡Espera un momento!, ¿qué sucede?

Shadow vio aquel brazalete con radar que se le había dado para ir al mundo espiritual y como suponía, podía ver tres puntos amarillos, uno detrás de él y dos en la distancia. Buscó cualquier indicio de que hubiera viera portal abierto, sin embargo no había nada.

–No se fue– dijo para aumentar la velocidad.

–¿Qué no se fue?– preguntó Sonic corriendo a la par de él.

–Aquella criatura, no regreso.

–¿Te refieres al lobo?

–No era un lobo, era un criatura del inframundo– explicó –Pensé que al amanecer regresaban al lugar de donde salieron, pero no es así.

–¿Cómo lo sabes?

–El portal debe de permanecer abierto.

–Entonces...

–Sigue aquí, y tiene hambre.

0-0-0-0-0

Sobre volaba el área de muy mal humor, ese erizo negro era realmente irritante. Rouge decidió no ponerle mayor atención y buscar algo que brillara o alguna señal, pero el lugar se miraba bastante desolado, le daban escalofríos sobre volar por ahí. Fijó su vista al abismo debajo de ella y la niebla parecía cubrirlo todo escuchándose únicamente ecos distantes de algo que parecía gruñir haciéndola estremecer.

–Esto es...

–¡Cuidado!– escuchó un grito fijando su vista al frente viendo dos rostros familiares chocando ambos cayendo en picada.

Cayó sobre algo suave y escuchó unos gemidos debajo de ella. Rouge fijó su vista y reconoció al erizo plateado y al equidna rojo; parecía que habían amortiguado su caída.

–¡Puedes levantarte de una vez!– gritó Knuckles molesto.

–No debes de ser tan grosero– dijo Rouge poniéndose en pie –Al final de cuentas hablas con una dama.

–Una que no mira por donde vuela– agregó molesto Silver mientras se ponía de pie por igual.

–¿Tú fuiste quien chocó conmigo?– cuestionó la murciélago.

–No, tú fuiste quien volaba distraído– aclaró el erizo plateado –Tu chocaste con...- El rugir de una criatura por el cañón lo hizo callar. Los tres vieron a diferentes direcciones y no podían ver más allá que niebla y un par de siluetas algo difusas por la misma.

–Será mejor que salgamos– habló Knuckles –No creo que estemos solos.

–Me parece bien, yo apoyo la idea del equidna– habló Rouge para alzar vuelo.

Rouge despegó sus pies de la tierra para volar del fondo de aquel acantilado hasta que sintió algo empujarla con fuerza haciendo que chocara contra la pared de roca solida, ocasionando un leve derrumbe. Vio la expresión de asombro del erizo plateado y del equidna al verla, sin comprender bien el porqué, hasta que vio que yacía pegada en la pared. Una sustancia viscosa negra azulada yacía sobre su cuerpo pegándola en contra de la roca.

–¡¿Qué rayos es esto?!– gritó forcejeando –¡Dejen de verme como tontos y ayúdenme!- reclamó.

–¿Qué fue eso?– preguntó el equidna viendo a los lados, pero un silencio sepulcral había inundado el cañón.

–¡Ahí!– gritó el erizo plateado al ver algo moverse con rapidez.

Silver vio a diferentes direcciones pero era demasiado rápido para seguirlo con la mirada hasta que sintió su cuerpo caer al suelo pesadamente. Se vio a sí mismo y notó que, al igual que la murciélago, una especie de sustancia gelatinosa lo cubría. Intentó levantarse con fuerza sin embargo, parecía como si la misma gravedad lo abrazara entre sus brazos.

–¡Sácanos de aquí!– gritó Rouge al equidna.

Knuckles fijó su vista en la niebla espesa y sabía que quedarse a luchar contra la oscuridad sin nada que ganar era algo demasiado arriesgado. Corrió hacia la murciélago y con sus manos intentó quitarle aquella sustancia, que parecía parte de su cuerpo, no lograba despegarla ni un poco.

–¡¿Qué estás esperando?!– gritó molesta la murciélago.

–¡¿Crees que esto es fácil?!

–¡Hey!, ¡Cuidado!– gritó el erizo plateado.

Knuckles se volteó para ver algo ser lanzado hacia él; se movió velozmente pero de la misma manera cayó al suelo al sentir su pierna prisionera. Parte de aquella sustancia vizcosa lo había alcanzado. Lo tenían. Al igual que Silver y Rouge, intentó librarse, sin embargo ni con toda su fuerza pudo moverse. Los tres escucharon algo caminar hacia ellos y hacer un sonido parecido al gorgoteo de un ave. Fijaron su vista mientras la niebla poco a poco les empezaba a dar visibilidad de lo que parecía una especie de reptil. Era ver a una lagartija no más que grande que cualquiera de ellos, con dos pares de ojos rojos a cada lado de su rostro y unas escamas verdes oscuro; de su cabeza parecía tener tres aletas rodeando su rostro dándole la apariencia de una flor gigante. Caminaba con lentitud mientras con su delgada lengua parecía tocar la tierra a sus pies.

–¿Qué demonios es eso?– habló Knuckles al ver a la criatura acercarse.

–Es una criatura del inframundo– respondió Rouge.

Escucharon a la criatura gruñir molesto y sacudir aquellas gigantescas aletas, para luego escupir aquella sustancia gelatinosa al suelo.

–¡Esto es baba de esa cosa!– gritó asqueada la murciélago, provocando un gruñir.

–Silencio– susurró el erizo plateado –No queremos que se enoje.

Aquel extraño ser fijó su mirada al murciélago haciéndola estremecer. Corrió con un pasó apresurado y un gritó por parte de ella resonó por el cañón, hasta que una roca cayó sobre su cabeza, parando su correr. Paró a un par de centímetros de Rouge y fijó su vista en el equidna.

-¡Hey, tú!- gritó Knuckles con una piedra en su mano –Si quieres pelear hazlo conmigo.

Había logrado llamar su atención al tirar aquella piedra, a diferencia de ellos, él tenía sus manos libres, no necesitaba de sus pies para defenderse o dar una buena pelea. Knuckles vio aquella criatura correr a su dirección y se puso en posición de ataque esperando la embestida hasta que un brillo cegador hizo que aquel monstruo detuviera su andar y gritara para correr de regreso a la oscuridad. La luz se empezó a apagar poco a poco y aquella masa gelatinosa que había aprisionada su pierna pareció derretirse frente a sus ojos.

–¿Qué fue eso?– pregunto Silver al ver incrédulo lo que acababa de acontecer.

Knuckles vio el collar que Sonic le había dado y parecía que éste podía alejar a las criaturas de la oscuridad.

–Fue esto- habló el equidna para enseñar el collar que yacía en la palma de su mano.

–El collar de Dawn– musitó Silver.

Knuckles caminó hacia él y como suponía, al igual que en su pierna, deshizo aquella sustancia viscosa dejándolo libre. Luego caminó hacia la murciélago quien yacía pegada en la pared a un par de metros del suelo, para hacer lo mismo. Rouge fue liberada para así caer en los brazos del equidna que yacía enfrente de ella. –¿Estás bien?– preguntó él. Rouge lo vio fijamente a aquellos ojos púrpuras y no pudo contestarle; él había arriesgado su vida con tal de salvar la de ella, eso era algo que nadie había hecho jamás, menos por una ladrona de tesoros. Por un momento su mirada se quedó perdida en la él y debía de admitir que era atractivo. Silver aclaró su garganta haciéndola ver que aún se encontraba rodeada en sus brazos

–Será mejor irnos si no les molesta- interrumpió Silver para alzar el vuelo –No tardaran en atacarnos si nos quedamos aquí.

–Sí– afirmó el equidna para soltarla y alejarse de ella.

–¿Necesitas aventón?– preguntó ella para desviando la mirada avergonzada.

–¿Disculpa?– cuestionó Knuckles arqueando una ceja.

–Puedo llevarte arriba– explicó sin poderle sostener la mirada –...Si quieres.

–Hmph, no necesito ayuda de nadie– respondió cruzando sus brazos para llevarlos al pecho –He visto como vuelas, y a ese paso no tardaremos en caer nuevamente– se mofó con una sonrisa presuntuosa. Knuckles sintió un fuere golpe en su cabeza haciéndolo poner ambas manos sobre su cabeza para verla a ella con una expresión de ira y enfado notorio. –¡¿Qué demonios pasa contigo?!

–¡Eres tan sólo un cabeza de nudillo!– gritó molesta –¡Pues que te coman entonces!– gritó molesta para alzar vuelo a toda velocidad hacia arriba.

–¡Regresa acá y enfréntame!– gritó molesto el equidna.

0-0-0-0-0

Corrían a toda velocidad mientras en su radar aquellos dos puntos se multiplicaron en tres y luego desaparecieron del radar. Shadow paró al ver eso junto al erizo azul. Se escuchó el eco de un rugir resonar por todo el cañón y se acercó de nuevo al borde para intentar ver algo, sin embargo la niebla era demasiada espesa.

Sonic vio aquel radar por igual y vio nuevamente dos puntos amarillos en la distancia, tenían que ser ellos –¡Por aquí!– Gritó para correr nuevamente, seguido por el erizo negro. Corrió con la esperanza de ver a Knuckles y a Rouge, pero sus sorpresa fue otra al distinguir dos seres correr a su dirección, parando su marcha.

–No puede ser– murmuró Sonic al ver a la eriza rosa correr hacia ellos seguido por Blaze –¿Tú aquí?

Amy corría junto con Blaze en busca de Silver, quien había desaparecido de su radar. Silver había decidió buscar en las profundidades del cañón junto con una Sol Emerald mientras ellas estarían más seguras buscando por las laderas. Amy se encargaba de vigilarlo con el radar que el zorro de dos colas le había dado para ver que estuviera bien, hasta que desapareció de su pantalla. Ambas corrieron ha su última ubicación, topándose con Shadow y el molesto erizo azul.

–Hmph, tampoco es como que me alegre verte– habló Amy molesta.

–¿Qué hacen aquí?– inquirió Shadow.

–Buscamos a nuestro amigo- respondió la felina -¿Han visto a Silver?

Sonic movió su cabeza a los lados y vio de nuevo a las profundidades – Nosotros también buscamos a alguien. Knuckles y Rouge están por aquí.

Todos sintieron el suelo a sus pies estremecer y vieron como uno de los grandes pilares se desmoronaba y haciendo que las rocas cayeran.

–¿Otro terremoto?– cuestionó la eriza, pero todo se detuvo.

–No, algo está pasando– respondió el erizo negro a la expectativa.

Ambos buscaron con la mirada señales de lo qué podría ser, hasta que escucharon un grito resonar por el cañón y vieron un leve destello de luz en las profundidades

–Ahí están– señaló el erizo negro al distinguir la voz de Rouge –Será mejor que...– Pero no pudo completar la frase al ver a la felina saltar dentro del cañón.

–¡Blaze, espera–- gritó Amy quien corrió hasta la orilla para verla perderse en las tinieblas. –Blaze...

–Creo que sabe que Silver está abajo– dijo el erizo azul con una sonrisa picara.

Amy lo vio fijamente para luego regresar su mirada al cañón con consternación. Asintió decidida. Si Blaze podrían en riesgo su vida por salvar a Silver, también lo haría ella. Retrocedió un par de metros para tomar impulso y correr hacia el cañón hasta que la mano firme de alguien la detuvo del brazo.

–¿Qué demonios crees que haces?– preguntó el erizo azul arqueando una ceja.

–Iré por Silver también, yo...

–En primer lugar, a menos que tengas alas, que no lo creo, será un suicidio- dijo casi en tono regaño –Y en segundo lugar, creo que harás más de estorbo que de ayuda.

–¡¿Qué demonios dices?!– gritó para forcejear con él –¡Suéltame!

–Lo lamento, mi trabajo es evitar que criaturas tontas se lastimen– habló con fastidio.

–¡Suéltame ahora o te juro...

–Rouge– interrumpió el erizo negro al ver a la murciélago subir a toda prisa y salir de las tinieblas.

–¿Uh?– exclamó Rouge al ver a los tres erizos verla con asombro –No pensé que tendría un comité de bienvenida– dijo con una sonrisa

–¿Qué sucedió?– preguntó Shadow.

–Una extraña lagartija nos atacó con su escupitajo del inframundo y...

–¿A quienes?– preguntó Sonic

–A el erizo plateado, a esto tonto equidna y a mí.

–¡Silver!– gritó Amy –¿Dónde está?

–Él...

–No te preocupes Amy, estoy bien– interrumpió el erizo plateado que levitaba tranquilamente hacia arriba.

Sonic suspiró aliviado y soltó a la eriza quien no dudo correr hacia él, hasta que se detuvo abruptamente. Sonic se percató de la reacción de la eriza extrañándolo un poco, hasta que vio a Silver llevar en brazos a la felina que tenía un notorio sonroje, incluso en la penumbra podía distinguirlo con claridad. Vio a la eriza rosa quien desvió su mirada dolida de él; era bastante obvio que ella no estaba al tanto de los sentimientos de la gata.

–Parece que atrapaste algo– le sonrió el erizo azul.

–Más bien, algo me atrapó a mí– respondió Silver con una sonrisa.

Blaze sintió sus mejillas enardecer y vio la mirada pícara del erizo azul, desviando la propia, pues no quería dar cuenta de lo obvio, no podía dejar de sonrojarse. Esa era la primera vez que ambos tenían tanto contacto físico. Blaze vio la expresión de Amy y notó su expresión de molestia por el asunto; había llegado muy lejos por intentar salvarlo, pero no lo había planeado, sólo había reaccionado.

–Bien, suéltame– ordenó soltándose bruscamente de su agarre y caer a tierra. Vio de reojo la expresión en el rostro de Silver por su tosco comportamiento, parecía una mirada triste. Blaze se mordió el labio inferior. No quería demostrarle sus sentimientos, pero tampoco quería que pensara que no existían, sin embargo su amistad con Amy iba primero. Caminó a la par de su amiga que la miraba con intriga y únicamente le susurro –Ve con él– para alejarse de ellos.

Amy caminó hacia Silver y le dedicó una dulce sonrisa, hasta que se percató que la mirada de él seguía fija en la felina que únicamente le daba la espalda; parecía que entre ambos había algo que ella aún no podía entender. Amy vio a Silver con intensidad, ya era hora.

–Silver– habló con un poco de duda provocando que su atención de dirigiera a ella –Tengo que decirte algo importante.

–¿Qué sucede Amy?– preguntó el erizo plateado curioso.

–Bueno yo...– dijo para tragar pesado –Yo quiero decirte...– intentó hablar. Amy quiso olvidar por un momento que no se encontraban solos en la lujosa cena que ella había planeado para su confesión –Quiero decirte que tú....– lo vio nuevamente y sintió sus mejillas sonrojarse con intensidad –Quiero decirte que tu me gustas mucho.

–Amy– susurró sorprendido.

–¡Sonic!– interrumpió la confesión el equidna.

–¡Knuckles!– habló con emoción al ver a su amigo subir.

–Sonic el cañón está lleno de... de... ¡Monstruos!– gritó.

–¿De qué hablas?– preguntó el erizo azul.

–Al venir subiendo vi las pequeñas cuevas en las paredes y hay miles de criaturas con ojos rojos como pequeñas ratas diabólicas y...

–Demonios sería el término correcto– interrumpió una voz la explicación del guardián.

Todos buscaron con la mirada la dueña de aquella voz y en uno de los pilares más altos vieron a alguien en un traje negro que cubría su cuerpo de pies a cabeza con unos ojos fucsias intensos iluminando en la penumbra.

–¿Quién eres?– cuestionó el erizo azul.

–Mi nombre es Shade, y soy la encargada que no vuelvas a ver la luz del sol...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top