Fin del Juego
La murciélago vio con asombro como ambas se miraban imponentes con aquellas armaduras, y sin duda la guadaña de Midnight ocasionaba que un escalofrío recorriera su espalda, después de todo, es el símbolo característico de la muerte.
Ellos estaban en medio de una pelea espiritual que había empezado desde el mismo comienzo del mundo; todos habían sido utilizados por ambos bandos para conseguir la victoria y sin importar quien ganase, ellos estaban condenados a perder, pues la muerte de alguna de ellas ocasionaría la destrucción de mundo tal y como lo conocían. Necesitaban separarlas y restablecer el orden antes de que se mataran una a la otra.
Rouge buscó con la mirada al erizo negro, quien aún yacía en el suelo intentando levantarse después del golpe que había recibido por parte del espíritu de la luna. –Shadow...– musitó por lo bajo al verlo herido. Corrió hacia él para poder ayudarlo sin pensarlo dos veces, cuando sintió una ráfaga de viento golpearla haciéndola caer al suelo por la fuerza. –¡Alto!– escuchó un grito resonar por todo el cañón, que de pronto se había envuelto en un silencio mortal. Fijó su vista en Midnight, quien seguía dándole la espalda para únicamente verla de reojo. Rouge vio aquella guadaña que se encontraba en un ángulo recto; Midnight simplemente había blandido aquella arma en un suave movimiento para así cortar el aire provocando una larga fisura en el suelo, a la vez que aquel viento salvaje que la había hecho retroceder.
Midnight la volteó a ver para tomar su guadaña con ambas manos y sonreírle siniestramente, provocando en ella un escalofrío.
–Hmph, te has vuelto innecesaria– musitó. El espíritu de la luna alzó vuelo para dirigirse hacia la murciélago quien parecía no reaccionar al ver el peligro inminente volar a toda velocidad hacia ella.
–¡Cuidado!– gritó el erizo negro al ver las intenciones de Midnight quien alzaba nuevamente su guadaña, pero algo la hizo parar por un breve segundo desviando su curso velozmente.
Shadow vio con confusión a la espíritu hasta que un rayo de luz brillante impactó en el suelo de roca. Una flecha de luz cayó a la tierra provocando en ésta un pequeño cráter levantando polvo y escombros. Shadow entrecerró sus ojos para intentar vislumbrar con más claridad pues la espesa nube de polvo no le dejaba ver bien. Escuchó el toser de Rouge en la penumbra dándole a entender que estaba bien, aquella flecha parecía no haberla dañado.
–¡Tu pelea es conmigo!– gritó Dawn llamando la atención de todos y así, de nuevo crear otra flecha y apuntar hacia su hermana gemela.
–Hmph– exclamó Midnight indiferente –Bien, si tanto deseas pelar, entonces...– Midnight sujetó con una mano su guadaña mientras estiraba la otra y lanzaba una esfera oscura hacia la murciélago.
–¡Rouge!– gritó el erizo al ver el ataque, pero al igual que lo había ella hecho antes, únicamente había aprisionada a la murciélago en una burbuja oscura, por el momento estaba bien.
–No necesitamos distracciones– completó Midnight con una sonrisa –, me encargaré de ti después– dijo para verla fríamente.
–¿Qué pasa Midnight?– habló Dawn con una sonrisa burlesca –¿El gran espíritu de la muerte le tiene miedo a una simple ladrona?
–¡Te haré comerte tus palabras!– gritó enfurecida el espíritu de la luna.
Sus ojos brillaron de un rojo intenso al igual que el filo de su guadaña para así alzarla en el aire y atacar al espíritu del sol quien no dudo en moverse a un lado mientras aquella onda rojiza chocaba contra la pared de rocas ocasionando varios derrumbes. Dawn tensó aquella cuerda para de nuevo disparar sus flechas de luz, mientras Midnight se movía en el cielo a gran velocidad para evadirlas; éstas impactaban por las paredes que empezaban a soltar rocas gigantescas para caer en picada al suelo como pequeños meteoritos.
Shadow se movió rápidamente de su lugar para evitar ser aplastado mientras miraba los colores dorados y rojizos iluminar la oscura noche. La pelea entre el espíritu del sol y la luna había comenzado. Buscó a Rouge con la mirada y la vio forcejear dentro de la prisión que Midnight le había impuesto, en un intento de ser libre. Corrió hacia ella y la vio golpear con sus puños las paredes de aquella esfera. Shadow intentó librarla de aquella esfera con un certero golpe, pero únicamente había hecho que aquella burbuja se moviera unos centímetros de su lugar; era una esfera negro azulada semitransparente que flotaba a pocos centímetros del suelo, y parecía ser tan fuerte como si estuviera forjada de hierro sólido. Shadow la vio intentar hablar para indicarle algo que parecía ser muy urgente, pero no lograba escuchar nada y una expresión de confusión se posó en su rostro. Rouge pareció entender que no se escuchaba su voz a través de aquella cárcel que le habían impuesto, así que con su mano señaló aquel pentagrama sin finalizar y ahora un poco borroso por los levantamientos de tierra gracias a los ataques de los espíritus del sol y la luna.
–El pentagrama– murmuró Shadow al ver el círculo en la arena. Vio de nuevo a la murciélago que seguía moviendo los labios en un vano intento de explicarle lo que debía de hacer a continuación, pero él no lograba entender lo que ella trataba de decirle con tanto empeño. –No logró escucharte– le explicó, y ella, a diferencia de él, sí parecía escucharlo pues suspiró frustrada.
Una explosión estruendosa se escuchó a pocos metros captando la atención del erizo negro y la murciélago. Shadow vio a Dawn levantarse con cierto esfuerzo de la pared maciza de roca, la cual ahora tenía en ésta la forma exacta de cuerpo. Midnight sonreía con prepotencia para así de nuevo alzar su guadaña y lograr hacerle el tiro de gracia. Shadow sintió un sudor frío recorrer sus sienes, pues si lograba matarla, sería el fin de su mundo. Los ojos de Dawn se iluminaron de un celeste incandescente e hizo que una muralla, conformada por plantas, se interpusiera entre ella y su hermana, el ataque de Midnight impactó con aquellas plantas que cayeron calcinas desde las alturas para rápidamente regenerarse. Dawn logró levantarse de su lecho para volar lejos de ella. Tallos gigantescos empezaron a crecer en diferentes partes del cañón con el propósito de atrapar al espíritu de la luna, quien empezó por cortarlos con velocidad al ver a las ramas querer llegar a ella. Midnight gritó molesta y al igual que su hermana iluminó sus ojos de un rojo incandescente provocando que pilares de roca se elevaran del suelo como grandes rascacielos en un intento de alcanzar al espíritu del sol. Todo empezaba hacerse pedazos.
Shadow regresó su atención a la murciélago quien empezó a hablarle lentamente, era una palabra, que decía repetidamente para que él lograra comprender
–Re...– dijo el erizo negro intento entender lo que ella intentaba decirle. –Re... cu...– habló confundido –Re... cu...er...– habló el erizo negro mientras la miraba repetir aquella palabra lentamente para que pudiera leer sus labios –Recuerda– completó –¿Recordar qué?– le preguntó confundido. Ella señaló con su dedo índice a sus espaldas haciendo que se volteara para ver qué era lo que señalaba –¿El pentagrama?
Shadow sintió un temblor debajo de sus pies y vio como un pilar de roca se levanta de la tierra para llevarse en su cima la esfera que aprisionaba a la murciélago. –¡Rouge!– gritó al verla elevarse junto con aquella torre de rocas que crecía gracias a Midnight. Elevó la mirada y vio a Dawn volar velozmente sobre él antes de que la roca la alzara. Sintió otro estremecer para ahora él ser envuelto en la planta que crecía gracias a Dawn, para así subir junto con ésta. Sus manos yacían libres mientras su cintura yacía aprisionada en aquel tallo verdoso; Shadow escuchó un gruñir en la distancia y vio a Midnight volar hacia él con aquellos ojos rojos incandescentes para alzar aquella guadaña y cortar el tallo gigante que se interponía en su camino. Por reflejo bajó su cabeza tanto como pudo y escuchó un corte limpio a la vez que un aleteo rápido. Se incorporó nuevamente y vio parte del tallo caer a tierra, dándole la suficiente movilidad para soltarse del agarre de aquella planta; parecía que Midnight tenía mejores cosas que hacer que encargarse de él en ese momento.
Contempló la vista que la altura le brindaba y vio cientos de pilares de rocas y plantas por todo ese lado del cañón mientras los estruendos de las explosiones de los diferentes ataques oscuros y de luz ocasionaban derrumbes y ecos ensordecedores. Las vio a amabas pelear a muerte en un tipo de vals que sólo una guerra de ese tipo podría otorgar. Shadow regresó su mirada en busca de la murciélago que no yacía muy lejos de donde él estaba, tambaleándose en la cima de aquel pilar. –¡Rouge!– gritó al verla intentar mantener el equilibrio. Pensó en saltar hacia donde ella estaba pero temía que la vibración de su caída en la roca fuera el empujón que necesitaba para caer de regresó al fondo. La vio gritar por auxilio antes que otro estremecer por la batalla a sus espaldas provocara la perdida del equilibrio para hacer que aquella esfera oscura cayera al fondo del acantilado.
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Silver abrió sus ojos con cierta pesadez y vio los cientos de incendios aislados arder a su alrededor. Su cuerpo aún dolía del ataque que había recibido para proteger al erizo negro, que esperaba realmente que no hubiera muerto aún, pues si el mundo perecía por un descuido de él, se encargaría de hacer su estadía en el otro mundo un verdadero infierno. Se apoyó sobre sus manos para poder levantarse con pesadez mientras sus sentidos se empezaban a agudizar. Se escuchaba repetidos estruendos en los alrededores, como si hubiese una tormenta eléctrica sobre el suelo árido. Buscó con la mirada señales de vida, pero parecía encontrarse solo ¿Qué demonios había pasado en su inconsciencia? Silver se levantó un poco torpe para ver como el humo negro cubría en una espesa manta el cielo y las estrellas de esa noche mientras que el arder de las llamas iluminaban el fondo de aquel abismo. Empezó a caminar con cierta torpeza cuando vio a alguien familiar tirado en la arena.
–¡Blaze!– gritó para ver a la felina a pocos metros de ahí, oculta parcialmente por la arena que cubría su cuerpo. Corrió hacia ella para caer con cierta torpeza un par de veces antes de llegar a su lado. –¡Blaze!– gritó su nombre para con sus manos sujetar suavemente su rostro y verla con preocupación.
Silver la vio despertar y abrir sus ojos para que su mirada ámbar lo viera con alivio, aunque no estaba de seguro por qué. Ella le sonrió con dulzura haciéndolo sonrojar, Blaze casi nunca sonreía, por no decir que era la primera vez que la miraba sonreírle. Se quedó cautivado con su sonrisa sin poder decir nada más.
–Estás bien– dijo en susurró con aquella hermosa sonrisa en sus labios.
–¿Eh?– exclamó Silver confundido.
–Me alegro– dijo con un suspiro para empezar a cerrar sus ojos nuevamente.
–¡Espera, Blaze!– gritó asustado al verla apagarse como una llama con el soplo del viento –¡Quédate conmigo!– ordenó sacudiéndola con gentileza y hacerla abrir los ojos nuevamente. Parecía entrar y salir de estados de inconsciencia; eso sólo podía significar que había usado una gran parte de sus poderes, era lo único que podía dejarla tan exhausta como para hacerla sonreír.
–Lo siento...- se disculpó para captar nuevamente su atención y dejar los pensamientos con explicaciones de su estado a un lado.
–¿Por qué?– preguntó él confundido.
–... Tú me gustas– susurró débilmente.
–¿Ah?– exclamó con asombro. Empezaba a hablar incoherencias – Blaze, ¿Te sientes bien?– preguntó preocupado. Puso una mano sobre su frente y así medir su temperatura.
–Pero tengo miedo...– dijo adormitada para empezar a cerrar sus ojos nuevamente.
–¿Miedo?– repitió confundido –¿Miedo a qué?– cuestionó el erizo plateado pero ella volvió a cerrar sus ojos exhausta si responder a su pregunta –¡Blaze!
–...Al amor
–¿Blaze?... ¡Blaze!– gritó, pero esta vez no logró hacerla despertar.
–Creo que necesita descansa–- escuchó a una voz a sus espaldas. Silver buscó con la mirada al otro individuo que se encontraba con él, para ver salir de entre los escombros con manchas de hollín y tierra por todo su pelaje al zorrito de dos colas. –Fue una pelea muy dura para ella.– dijo tosiendo un poco por el humo que empezaba a acumularse.
–¿Qué sucedió?
–Bueno, después de que Dawn te atacará y perdieras el conocimiento ella se paró enfrente tuya para protegerte del espíritu del sol. Rouge y Shadow corrieron en búsqueda de Midnight, mientras Knuckles y Blaze se quedaron para hacer una distracción– empezó a explicar –Luego Dawn hizo una muralla de fuego y Blaze empezó a atacarla, pero Dawn era demasiado rápida, realmente no fue un rival para un espíritu con semejante poder, de igual manera tanto Knuckles como Blaze hicieron lo posible por mantenerla aquí, pero Dawn usó un ataque de luz contra ellos y Blaze hizo lo que pareció un escudó con una llamarada de fuego y lo último que recuerdo es que todos salimos volando como si de una gran explosión se hubiera tratado. Dawn parecía dispuesta a dar el ataque final a la felina cuando Sonic intervino, y le dijo que mientras ella jugaba con nosotros Shadow lograría pronto su objetivo, así que simplemente se fue.
–¿Y dónde están los demás?- preguntó Silver para cargar a la felina en brazos.
–No lo sé realmente– habló con preocupación, para dirigir su mirada al final del cañón en donde se escuchaban los estruendos y derrumbes constantes –Perdí el conocimiento poco después de eso.
–Hay que salir de aquí
–Pero los demás...
–Debo de poner a salvo a Blaze primero... no voy a perderla a ella también.
–Pero Sonic...
–Si quieres ir a buscarlo puedes hacerlo, yo debo de ocuparme de Blaze y...– pero calló de golpe, pues sintió un nudo en su garganta al querer finalizar la oración.
–¿Y?– inquirió curioso el zorrito.
–...Buscar el cuerpo de Amy– respondió con pesadez.
Lo vio elevarse por los cielos para llevarse a la felina en brazos y perderse en el humo que seguía subiendo. Tails fijó su mirada a las profundidades; allá estaban sus amigos corriendo el riesgo de perecer, él debía de ir a ayudar también. Asintió decidido y empezó la carrera para poder llegar al lugar de batalla, sólo esperaba no llegar demasiado tarde.
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Los ataques de su hermana eran significativamente más fuertes que los suyos, el hecho que fuera de noche no la ayudaba en lo absoluto, era más débil, incluso con su piedra para ayudarla ahora. Mientras volaba por el cielo miraban los cientos de pilares de roca elevarse en su camino para con un giro veloz poderlos esquivar, sin embargo eso no seguiría funcionando por mucho más. Dawn gruñó molesta y cambió su ruta de vuelo al cielo en un ángulo recto para poder ver el panorama desde el aire; vio a Midnight parar su vuelo y verla desafiantemente. El huir de ella no ayudaría a poder cumplir su cometido. Estiró su mano y creó una flecha de luz tan resplandeciente que la noche se alumbró con la luz blanca que ella irradiaba. Usaría toda su energía en un ataque. Disparó hacia el espíritu de la noche quien no hizo el mínimo intento por esquivar el ataque venidero; alzó su guadaña al aire y una explosión resonó por todo Halloween Creak. Dawn vio la onda de luz que cubrió el cielo llevando, lo que parecía, el día por unos breves segundos. Se mantuvo a la expectativa con su mirada fija en aquel punto fijo del cielo esperando que las nubes de polvo se disiparan hasta que vio lo que parecía un rayo de luz rojo ir hacia ella.
El impacto del golpe a su armadura dorada hizo que un sonido metálico recorriera la tierra para así caer en picada al suelo cual ave herida sin posibilidad de volar. La tierra árida y dura paró su caída dejándola desorientada por varios segundos. Dawn se vio a sí misma y vio como su armadura dorada empezaba a rajarse para que pequeños pedazos resquebrajados cayeran al suelo. Escuchó una risa resonar por el cañón y en las alturas la vio a ella, sin un sólo rasguño; su mirada expresaba confusión, pues no entendía cómo su ataque no había podido siquiera hacerle un rasguño a su armadura reluciente.
–... ¿Por qué?– preguntó Dawn por lo bajo, ya sin energías para ponerse en pie.
–Realmente eres de admirar Dawn– dijo Midnight descendiendo lentamente del cielo –Haber hecho un plan tan elaborado sólo para quitarme la vida es algo tan hermosamente desquiciado que merece un aplauso– habló con una sonrisa para tocar sus pies sobre la tierra –Y yo pensé que no nos parecíamos en nada– El espíritu del sol le dio una mirada molesta y de nuevo intentó ponerse en pie, pero cayó sobre sí; ya no tenía energías para seguir con la batalla. –¿Sabes por qué no puedes derrotarme?– preguntó el espíritu de la luna con una sonrisa prepotente –Porque eres el espíritu del sol, y en este momento, en el plano mortal, la luna manda– explicó con una sonrisa orgullosa –Y mientras sea así tus poderes serán significativamente más débiles que los míos.
–¿La... luna?– repitió subiendo su mirada con pesar y ver el satélite esférico que irradiaba aquella luz rojiza. Lo había olvidado, mientras siguiera la noche ella no tendría sus poderes a un cien por ciento, mientras que ella a un ciento diez por ciento. –Claro– musitó por último con una sonrisa un tanto irónica.
–Despídete... espíritu del sol.
Alzó su guadaña en el aire y con un movimiento rápido con su arma cortó el viento con ésta y así una onda de un rojo intenso de deslizó por la tierra para dirigirse a su hermana. El impactó sacudió la tierra y todo empezó a derrumbarse a sus espaldas. Las plantas que Dawn había creado con sus poderes cayeron al suelo, marchitas, dejando sólo tallos secos y muertos. Escuchó como sus pilares de rocas caían por igual debido al fuerte golpe y las nubes de polvo se acentuaban en el cañón. Midnight sonrió con maldad hasta que escuchó un gemido, borrando la sonrisa de su cara. Ella no debería de haber sobrevivido, estaba demasiado débil como para recibir el impacto y tener aún energías para desviarlo. Midnight agitó su guadaña creando una correntada de aire y despejando el polvo que le obstruía la vista. Sus ojos se abrieron de par en par al ver el acontecimiento, para luego fruncir el ceño con rabia e ira.
Yacía sobre la tierra y abrió los ojos tosiendo suavemente y ver al erizo azul a su lado, aún con su brazo alrededor de su cuerpo. Sonic había corrido hacia ella par alejarla del ataque de Midnight, pero a pesar de eso no había podido alejarse lo suficiente como para no recibir parte del impacto. Lo escuchó gemir para luego verla a los ojos con una débil sonrisa en su rostro.
–¿Por qué hiciste eso?– le susurró el espíritu del sol confundida.
–Porque...– habló con cierto esfuerzo –El papel del héroe nunca termina– le respondió cerrando sus ojos lentamente y no despertar más.
–¿Sonic?– llamó Dawn por su nombre sentándose con cierto esfuerzo en la tierra y ver la espalda del erizo con una cortada profunda la cual empezaba a sangrar. –So...– pero calló al escuchar el grito iracundo de Midnight.
–¡Ambos morirán!- gritó para hacer que sus ojos brillaran e iluminaran la penumbra elevando de nuevo su guadaña la cual en su hoja un brillo intenso al igual que los de sus ojos iluminó el cañón.
–¡Midnight!– escucharon gritar. El espíritu de la luna detuvo su ataque, manteniendo aún la guadaña en el aire y ver de reojo al responsable de la interrupción.
Volteó a ver a Shadow quien yacía parado en medio del cañón con una mirada intensa hacia ella. En su mano vio aquella daga que ella le había lanzado al erizo azul y vio sus labios moverse para pronunciar las palabras que sellarían su destino.
–Como has venido deberás de irte– empezó a hablar para luego deslizar con velocidad aquella daga en la palma de su mano –Lo que te trajo aquí será la puerta para el regreso– dejó caer una gota de sangre a sus pies y una luz fucsia lo rodeó iluminando cada trazo del pentagrama que yacía a sus pies.
–¿Pero cómo?– preguntó Midnight confundida bajando su guadaña y buscar a la murciélago con la mirada; ella aún se encontraba aún en la esfera que ella había creado junto con el guardián a varios metros del erizo negro.
–Hmph, yo estuve ahí cuando hiciste el pentagrama– explicó el erizo negro –Y así como te traje, te dije que me encargaría de mandarte de regreso.
Midnight vio otro pentagrama formarse debajo de sus pies y pronto ella empezó a desvanecerse en el la atmósfera como si su cuerpo estuviera hecho de arena, y éste se disipara con el simple soplo del viento de aquella noche, para confundirse con los granos de arena de la tierra. Vio de nuevo a su hermana quien mantenía aquella mirada fría hacia su ser y por último vio al erizo negro quien aún poseía aquella daga en su mano para verla de la misma manera. Midnight sonrío sutilmente mientras sentía como su esencia regresaba al inframundo y su cuerpo del mundo mortal empezaba a desaparecer.
–Jaque mate– habló Midnight con aquella sonrisa para dirigir una mirada suave a Dawn –Muero por jugar el siguiente partido.
–Tsk– sonrió Dawn ante el comentario –A la próxima mis peones no caerán tan fácil.
–Tsk– le sonrió Midnight de regreso. Vio por última vez al erizo negro quien seguía con aquella mirada fría y sin corazón. –Hasta pronto– se despidió con dulzura para así cerrar sus ojos y dejarse llevar.
El último rastro del espíritu de la luna desapareció de la tierra y de nuevo la luna se tornó blanca. Los pocos pilares de roca que aún quedaban en pie desaparecieron por completo y la esfera en donde había estado atrapada la murciélago explotó como si se tratase de una burbuja cayendo en los brazos del equidna. El pentagrama perdió su luz y éste empezó a borrarse de la arena con el viento que empezaba a soplar con fuerza. Ahora sólo quedaban marcas de la batalla celestial que se había llevado acabo en el plano mortal.
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