El Regreso


Vio aquel remolino abierto a la mitad de la nada dando vueltas constantemente. Se encontraba preocupado por sus amigos, ya había pasado un día desde su partida y no sabía cuánto tiempo más podrían Tikal y él mantenerlo abierto aquel vórtice sin fondo. Era frustrante no poder hacer nada más que esperar. Knuckles suspiró frustrado y caminó de regreso con la equidna, quien parecía haber entrado en trance desde su partida. Se acercó Tikal quien yacía con los ojos cerrados y tomó lugar a su lado cuando la escuchó la hablar

–Ya vienen– la escuchó murmurar.

Un grito se escuchó a lo lejos como un distante eco dentro del remolino de colores diversos. Knuckles corrió a la entrada y vio un par de siluetas dirigirse a toda velocidad. Se movió a un lado para verlos caer bruscamente al suelo como escupidos por la tierra misma. Knuckles vio a Sonic, a la felina lila y al erizo plateado salir de aquel portal con una expresión desorbitada y confusa en sus rostros.

–¡Sonic!– gritó con emoción el equidna.

Sonic abrió los ojos viendo el cielo azul sobre su cabeza y el sol radiar en lo alto. Realmente había empezado a odiar los viajes dimensionales. Aún sentía aquella sensación de falta de gravedad que hacía que todo le diera vueltas.

–¿Sonic, dónde están los demás?– escuchó preguntar a su amigo.

Con un vistazo rápido vio que únicamente ellos habían podido regresar. Sonic se levantó torpemente, cuando escuchó un grito provenir de aquel portal. El erizo azul se volteó para ver a tres siluetas caer pesadamente sobre la tierra. Parecía que todos habían logrado regresar. Fijó su vista en Rouge, Shadow y la eriza rosa, quienes tenían heridas superficiales por diferentes lados de su cuerpo; sus ropas se miraban desgastas y sucias, sin duda el viaje había sido más turbulento para ellos de lo que fue para él.

–Están hechos un desastre– señaló el erizo azul con una sonrisa.

–¡Eres un insensible!– gritó molesta Amy para ponerse en pie –No sabes todo lo que hemos tenido que pasar para regresar.

–¿Eh?

–Terminamos en el inframundo y tú hablas como si...

–¿Es acaso eso todavía posible?– preguntó con asombro el erizo azul.

–¿Qué cosa?

–Que hubiera espacio para una pequeña demoniza como tú.

Amy apretó sus puños con fuerza y sin pensarlo dos veces invocó su Piko Piko Hammer, para que así un martillo rojo con amarillo llegara a sus manos. Vio la expresión de asombro del erizo azul en su rostro y una sonrisa confiada se posó en sus labios, si él creía que era una demoniza ella le enseñaría que tan demoniza podría ser.

–¿Amy?– escuchó su nombre. Buscó con la mirada y a unos pocos metros de ella vio a Silver verla fijamente; él era el único que podía tranquilizarla cuando sacaba su Piko Piko Hammer, además, no quería actuar como una salvaje enfrente de él. Ella se las cobraría más tarde.

–Silver– sonrió con ternura para desaparecer el martillo gigante. Amy corrió a sus brazos para lanzarse sobre él y abrazarlo con fuerza –¡Silver, estás bien!– gritó con lágrimas en sus ojos.

–Sí, todo está bien Amy– dijo con una dulce sonrisa.

–¡Silver!– gritó para romper en llanto –¡Fue horrible! Había plantas carnívoras y chaos demoniacos y esa chica...

–¿Qué chica?– cuestionó Tikal.

–El espíritu de la luna– respondió Rouge mientras arreglaba sus ropas.

–Midnight– completó el erizo negro.

–¿Y lograron regresar a salvo?– preguntó extrañada la equidna.

–Bueno, nuestro amigo Shadow pareció ayudar un poco– dijo en tono burlón la murciélago.

–Hmph, no sé de qué hablas.

–Pues, gracias a ti ella nos prestó su mascota dragón... o lo que fuera eso.

–¿Ella les ayudó?– cuestionó Tikal.

–¿Eso es malo?– preguntó la eriza con aires de inocencia.

–No lo sé, es decir, ella... bueno, ella no es conocida por su generosidad a los demás, mucho menos por sus buenas intenciones para con los otros.

–Por el momento eso no es importante– habló la felina. Blaze fijó su vista en la posición del sol, parecía que era un poco más de mediodía –Amy ¿Qué horas son?– preguntó con su mirada fija al cielo.

–Son las 9:35 A.M- respondió.

–Parece que las esmeraldas nos han dado un poco de tiempo.

–¿Lograron ir al plano del sol?– cuestionó la eriza rosa.

–Sí, hablamos con el espíritu del sol, Dawn– explicó Silver –Pero todo está muriendo, y sino encontramos la piedra solar...

–...Todos estamos condenados– completó el erizo azul.

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Bailaba con gracia mientras el viento parecía ser su único acompañante en aquella danza silenciosa acompañada por un leve tarareo por parte de ella. Bailaba cuando se sentía feliz, y en ese momento lo estaba. El caos invadía cada esquina del planeta y sería tan sólo cuestión de tiempo antes de que todo muriera.

–Midnight– escuchó su nombre para parar su baile.

–¿Uh?– exclamó para ver de reojo a un ser conocido y sonreír amenamente. –Parece que nada intentó comerte esta vez– dijo con una sonrisa.

–Si bueno, creo que aún no alimentas a tu planta carnívora, pues fue un milagro que no haya perdido alguna extremidad al venir para acá.

–Realmente lo intente... sin embargo, no pude.

–¿Ya vinieron?– preguntó arqueando una ceja.

–¡Sí!– dijo con emoción -¡Y él es maravilloso!- habló para dar una pequeña vuelta sobre la punta de su pie.

–Tuviste que matarlo como a los demás– reprochó molesta.

Midnight frunció el ceño ante el comentario. Ella era un espíritu de la muerte, no necesitaba que nadie le digiera a quien debía o no matar.

–Eso es asunto mío– respondió con una actitud fría –Además, morirá... todos morirán, a su tiempo todos lo hacen– respondió indiferente.

–Sólo espero que sepas que es peligroso que ande caminando por ahí, más si se junta con ese fastidioso erizo azul.

Aquella expresión fría cambió bruscamente por una de claro odio y rencor. Vio los ojos de Midnight brillar intensamente con un rojo incandescente. Midnight gruñó molesta para con un movimiento de su mano golpear con fuerza un pilar de aquel tétrico castillo partiéndolo en dos. El techo sobre su cabeza estremeció por el golpe, soltando polvo y pequeños pedazos de roca que caían por aquel gigantesco recibidor. Colocó sus manos sobre su cabeza para protegerse de los escombros que caían como la lluvia.

–Sonic the hedgehog... él será el primero en sufrir– dijo para tranquilizarse poco a poco –Tsk– sonrió con malicia –Su sufrimiento será un deleite– sonrió con emoción para flotar por el aire –Ver su expresión de desesperación y dolor, es un espectáculo que anhelo por muchos años ya– habló con una mirada soñadora

–Eres todo un personaje ¿Lo sabías?

–Asumo que ya terminaste tu encargo, por eso has regresado.

–No, tardará más de lo planeado.

–Necesito que te apresures– dijo para descender nuevamente el espíritu –Tiempo es lo último que tienes

Asintió con la cabeza y la vio partir fuera de su morada. Midnight caminó hacia uno de los ventanales de aquel castillo y vio la luna brillar, y una sonrisa se posó en su rostro.

–Te esperare paciente, Shadow the hedgehog.

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Las historias sobre el cielo y el inframundo fascinaron y a la vez aterraron a aquellos que había tenido que quedarse atrás. Era obvio que el plano de los cielos moría poco a poco, pues la energía de Dawn se estaba consumiendo; mientras que en el inframundo nada parecía fuera de lugar. Necesitaban encontrar la Piedra Solar sino querían que su mundo fuera borrado del mapa, la pregunta era ¿Por dónde empezar? No tenían una ubicación o siquiera a un posible sospechoso, lo único que sabían es que alguien se la había robado a Eggman.

–¿Qué haremos entonces?– cuestionó el zorrito pensativamente.

–Pues, a mi parecer creo que será mejor empezar a buscar indicios del último lugar en donde sabes que estuvo la piedra– respondió Sonic.

–¿Con Eggman?– cuestionó Knuckles.

–Eso me parece bien– sonrió el zorrito.

–Un momento– dijo la felina molesta –Sólo tenemos ese collar– señaló al erizo azul, quien había sido quien lo había recibido –Y no pienso dejar una importante misión un trío de desconocidos.

–¿Acaso no escuchaste a Dawn?– preguntó el erizo azul con una sonrisa –Soy un héroe, sé de estas cosas.

–Eres un presumido– murmuro la eriza rosa.

–Un presumido que tiene el collar.

–¡Eso no es justo! Nosotros deberíamos...

–¡Alto!– interrumpió Tikal a los dos erizos –Necesitan ser un equipo para solucionar esto. Debe de haber una forma.

–Tengo una idea– habló Silver –Las Sol Emeralds se iluminaron al acercarse al espíritu del sol, entonces...

–...éstas se iluminaran al acercarse a la Piedra Solar– completó Blaze –Es perfecto.

–Bien, me parece que ya tienen un plan- sonrió complacida Tikal.

–Espera, ¿Y tú qué harás Shadow?– cuestionó el erizo azul al verlo con su mirada perdida.

–Iré por mi cuenta– respondió sin más empezando a caminar hacia la salida.

–¿Pero cómo harás para ubicar la Piedra Solar?

–A diferencia tuya faker, mis habilidades de rastreo están por mucho más desarrolladas. No necesito de nada para localizar al ladrón – puntualizó por último antes de salir de aquella pequeña casa.

Rouge los vio a ellos y luego vio a Shadow con una expresión de duda en su rostro, la cual se desvaneció con rapidez para salir corriendo detrás del erizo negro. No estaba totalmente segura si sería la mejor idea seguir al erizo menos amigable del planeta, pero no tenía deseos de permanecer con Sonic y sabía que no sería bienvenida con Amy y sus amigos; además Shadow no le diría qué hacer, posiblemente no le diría nada.

Sonic vio a la murciélago correr detrás de su presumido amigo y resopló molesto, Shadow realmente sabía sacarlo de sus casillas. Sin prestarle mayor atención vio de nuevo aquel collar que brillaba intensamente incluso en el día con los rayos del sol. Lo sujetó con fuerza y sabía que era momento de empezar la búsqueda. Dawn no tendrían mucho más tiempo.

–Knuckles, Tails– los llamó –Andando.

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–¡Espérame, Shadow!– gritó Rouge mientras lo seguía.

–¿Qué quieres ahora?– preguntó viéndola de reojo sin detener su marcha.

–Pues, necesitaras a alguien que te ayude a encontrar esta gema– sonrió ella.

–No necesito ayuda.

–Creo que no me conoces bien– explicó ella con una expresión de molestia – Yo soy la más grande ladrona de gemas y joyas del mundo. Querido, si alguien sabe cómo encontrar una gema perdida, esa soy yo.

Paró su marcha al escuchar eso y la vio con detenimiento. Las ideas empezaron a acomodarse en su cabeza, y la razón por la cual Midnight parecía simpatizar con ellos dos parecía un poco más clara. El pasado oscuro del caos los perseguía a ambos, pero a la eriza rosa no, se miraba demasiado inocente como para haber hecho algo malo en toda su corta vida, o eso creía él. De ser su teoría correcta la razón por la cual los había dejado ir a ella y él, y casi sacrificado a Amy, habría sido por su pasado caótico o por la falta del mismo.

–Eso explica– susurró para él mismo.

–¿Ah?

–Nada– dijo para sacudir su cabeza a los lados y caminar nuevamente.

–¿Entonces?– dijo ella siguiéndolo.

–Haz lo que quieras.

Rouge sonrió satisfecha, esa era su manera de decirle indirectamente que ella podía acompañarlo. Alzó vuelo para acercarse a él y volar a su par.

–¿Y a dónde vamos?

–Con el Dr. Eggman

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Buscaron en diferentes bases, pues Shadow no sabía cuál era exactamente la base en la cual había sido atacado el Dr. Eggman. Llevaban ya casi todo el día en la búsqueda de él y no tardaría mucho para que empezara a oscurecer.

–Ten por seguro que ya nos sacaron ventaja- habló Rouge a lo cual el bufó como respuesta. –Hubiera sido oportuno preguntarle a Sonic en dónde estaba la base destruida, nos hubiéramos ahorrado muchas horas.

–Si tanto te molesta puedes irte.

–Hmph– exclamó molesta –Sabes que tengo razón, eres muy testarudo ¿Te lo había dicho?

–Porque no simplemente...

–¿Qué es eso?– interrumpió la murciélago.

Shadow fijó su vista en lo que parecían ser las ruinas de una base destruida. Sonrió victorioso, por fin la habían encontrado. Para ese momento seguramente Sonic y los demás ya habían pasado ahí, pero no era realmente importante, de hecho resultaba mejor el saber que no los vería. Caminó hacia el lugar seguido por Rouge y notó los rasguños de la base y las abolladuras en diferentes partes.

–Esto es...

–Entremos– interrumpió él.

Caminaron dentro del lugar y empezó a inspeccionar las paredes, los escombros, todo. Parecía que un pequeño tornado hubiera arrasado con todo. Siguieron su camino en aquel lúgubre lugar y vio varios alambres con cortadas perfectas, es como si alguien hubiera lanzado miles de pequeñas navajas. Shadow vio a lo lejos una habitación iluminada y acompañado de Rouge fue hasta ese lugar. Vio al Dr. Eggman con un soplete y una mascara que tenía un pequeño cristal oscuro en la parte de los ojos mientras soldaba con aquella pequeña flama. Lo vio fijamente y aclaró suavemente su garganta para que él notara su presencia, cosa que pareció funcionar.

–¿Tú también?– preguntó Eggman molesto apagando el soplete.

–Veo que Sonic y los otros ya estuvieron por aquí– habló Rouge.

–Sí, y como les dije a ellos, no sé qué o quien se llevó la Piedra; sólo sé que un pequeño tornado arrasó con todo, no pude ver nada, eran como moscas sobre miel y se la llevaron. Eso es todo lo que sé.

–Dígame algo– habló el erizo negro –¿Cómo consiguió el libro de aquel fragmento de texto?

–¿Uh?

–Sí, Tikal dijo que ese libro era un libro prohibido– apoyó Rouge –¿Cómo conseguiste algo como eso?

–Lo encontré– respondió sin interés.

–¿Dónde?– cuestionó el erizo negro.

–Más allá de estas montañas, hay un lugar llamado Halloween Creak, (N/A: Este es un lugar de mi inventiva, no es existente en los videojuegos de Sonic) es un tipo de cañón con naturaleza muerta. En fin, hacía un experimento cuando vi el libro que yacía en la arena, ahí fue cuando lo encontré.

Rouge dirigió su mirada al erizo negro quien no dijo nada y mantenía aquella expresión pensativa. –Bien– dijo por último dando media vuelta y caminar hacia la salida. La murciélago lo siguió sin estar muy segura de entender qué era lo que pasaba por la cabeza de Shadow en ese momento, así que suspiró resignada y camino detrás de él.

–Te cuidado con lo que haces Shadow– advirtió Eggman, mientras de nuevo encendía aquel soplete –Meterte con el mundo espiritual puedo ser algo sumamente peligroso.

–No necesito de sus consejos.

–Sólo digo, sé que el espíritu de la luna puede ser muy vengativo si se le provoca.

–¿Midnight?– habló con curiosidad para voltearlo a ver.

–Y muy engañosa...

Se dio media vuelta y de nuevo siguió su camino. No era necesario que él le dijera ese tipo de cosas, él sabía de lo que ella podría ser capaz, o eso creía.

Salió de la base destruida, para toparse nuevamente con un atardecer, no faltaría mucho para que de nuevo la noche cayera encima de ellos y el recuerdo de aquellos chaos de la oscuridad vino a él. No sabía si volverían a salir esa noche, y si era así, estar vagando por las montañas no era una buena idea.

–Shadow– habló la murciélago para llegar con él –Dime...

–Debemos de buscar donde pasar la noche– interrumpió con su vista al cielo.

–¿Eh?– Rouge fijó su mirada en el cielo y supo que él tenía razón –¿Crees que ataquen de nuevo?

–¿Quieres quedarte a averiguarlo?

–Bien– asintió con la cabeza –Sígueme, conozco un lugar seguro cerca de aquí.

No estaba seguro de hacer lo que ella decía, pero él tampoco quería perder el tiempo en buscar algún lugar que considerara seguro. No tenía suficiente tiempo para estar vagando por las montañas. Así, siguió a Rouge, quien lo condujo a lo que parecía una cueva abandonada. Shadow entró e inspeccionó el lugar en busca de cualquier animal que la utilizara de escondite o madriguera; no quería estar ahí si algún animal salvaje de repente los atacaba por invadir su territorio.

–No hay nada– espetó Shadow después de inspeccionarla con sumo cuidado.

–Te lo dije– habló la murciélago –Aquí es un buen escondite, ocultó cosas preciosas por aquí.

–Bien, aquí pasaremos la noche.

–Por cierto, ¿Adónde iremos mañana?

Hallowen Creak– respondió para acomodarse sobre una roca y cerrar sus ojos.

–¿Sabes quién es el responsable?

–Aún no, pero creo que allá encontraremos respuestas.

–Bien– dijo por último para ver como el sol por fin se ocultaba por completo.

La noche había caído y con ésta la pauta a cualquier criatura de la oscuridad la para salir. Ella escuchó de nuevo ruidos extraños a sus alrededores y tragó pesado. No quería quedarse en el bosque después de su último incidente, pero no les había dado tiempo de ir a ningún otro lado. Sólo esperaba despertar mañana.

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