Checkmate
Llegaron a Halloween Creak justo al caer el sol y el lugar, a diferencia de lo que habían pesando, parecía muerto, sin nada esperándolo al cruzar de cada esquina. Silver y Shadow caminaron con sigilo mientras Dawn flotaba a su par viendo hacia diferentes direcciones, en espera de que algo saliera de su escondite. Dawn cerró sus ojos para concentrarse y buscar a su hermana, sin embargo no sentía aquella energía oscura por ningún lado de aquel cañón.
–Es extraño– habló Dawn.
–¿Qué sucede?– preguntó Silver.
–No la siento.
–¿Hablas de Midnight?
–Sí, tenemos la habilidad de sentirnos.
–Entonces ¿ella sabe que estamos aquí?– preguntó alarmado el erizo plateado.
–No lo sé, puede ser.
–Si ella nos espera, ¿Por qué todo se ve tan muerto?– cuestionó Shadow viendo al fondo del cañón en un intento de vislumbrar algo más que pilares de rocas y arbustos muertos que bailaban en el aire.
–¡Shadow!– escuchó su nombre viendo a sus espaldas y ver al zorrito volar con sus dos colas hacia ellos.
–¿Tails?– exclamó el erizo negro con sorpresa al reconocerlo.
–Hey Shad, veo que aún sigues vivo– escuchó a una voz detrás de él.
–Hmph– exclamó molesto al ver a Sonic llegar a ellos –¿No encontraron obstáculos para venir hacia acá?– preguntó Shadow curioso.
–No, parece que no notaron nuestra presencia y por lo que se ve Shade está entretenida– dijo Sonic poniendo su atención en el campo de batalla a unos cuantos kilómetros de distancia –Parece que el plan está funcionando.
–¿Quién está ayudando a Blaze y Amy?– preguntó con rapidez el erizo plateado.
–Knuckles y Rouge irán a ayudarlos– respondió Sonic –Tenemos poco tiempo antes de que se den cuenta de nuestro plan y regrese Shade a ayudarla.
–Bien andando– comandó el erizo negro –Sé donde está– comandó. Bajaron al final de cañón para ir en busca de la caverna en donde él la había visto por última vez. Midnight se las pagaría por quererlo usar como un simple títere de su conveniencia.
Corrieron en línea recta guiados por el erizo negro, hasta que un ruido extraño los hizo detenerse. Pararon su marcha para no ver más que oscuridad; un silencio sepulcral invadió el cañón. Shadow agudizó su vista y pronto unos destellos rojizos empezaron a aparecer en el camino delante de ellos. Aquellos ojos rojos se abrieron de par en par para dar en cuenta del ejército que parecía haberlos estado esperando. Todos se quedaron en silencio sin mover un músculo, al igual que aquellas criaturas oscuras, que únicamente se dedicaban a observarlos con detenimiento.
–Parece que ya estaba preparada para nuestra llegada– susurró el erizo azul con una sonrisa.
–Sí... pero ¿por qué no atacan?– se cuestionó Silver por lo bajo.
–No interesa– habló Shadow dando un paso al frente –Debemos de llegar a Midnight ¡Chaos Spear!– gritó empezando el ataque y lanzar pequeñas lanzas doradas, alborotando a las criaturas y provocando su ira.
–¡Espera!– gritó el erizo plateado en un vano intento de detenerlo.
Aquellas bestias del inframundo saltaron hacia ellos con sus colmillos y garras para destazar y matar cualquier cosa que quisiera pasar. Shadow no tenía tiempo para encargarse de ellos, así que decidió simplemente dejarlos atrás, pero hacerlo sería más difícil de lo pensado. Shadow había olvidado que aquellas criaturas parecían ser tan rápidos como él, así que dar un salto y esquivarlos no funcionaría. Sintió una avalancha de ellos sobre su espalda haciéndolo caer al suelo, lo cual no duró mucho pues pronto se sintió liberado; se volteó para ver al erizo plateado con su mirada iluminada de un blanco intenso, él lo había ayudado a librarse de ellos.
–¡Estás loco!– gritó Silver poniéndose a su par y crear una barrera protectora alejando a los demonios que seguían atacando –¡Si piensas hacer esto solo nos condenaras a todos!– reclamó.
–Hmph, sólo necesito llegar con ella para...
–¡Estamos todos juntos en esto!– interrumpió Silver molesto –¡Si ella te llega a capturar estamos perdidos!, ¡¿Es que no lo ves?!
No respondió nada ante su alegato; para él ellos no eran nada más que piezas necesarias en ese juego de ajedrez, serían distracciones y escudos perfectos hasta que él pudiera llegar con ella y hacerla pagar por su engaño.
Shadow vio a Silver concentrado para evitar que aquellas criaturas, que saltaban salvajemente contra la barrera, entraran. Por otro lado Sonic parecía hacer su mejor esfuerzo, pero como él ya sabía, sin importar cuantos lograra destruir, más aparecerían; sin embargo notó al extraño, Dawn se mantenía a distancia en el cielo, sin hacer nada, únicamente observando todo lo que acontecía. Frunció el ceño molesto y cuando se dispuso a hablarle para saber por qué se mantenía apartada la vio estirar un brazo para que un arco brillante se formara en su mano y con la otra lo que parecía ser una flecha de luz. Bajó hasta la tierra para así apuntar hacia las criaturas que se movían erráticamente en el estrecho cañón.
–Háganse a un lado– habló Dawn imponente mientras tensionaba aquella cuerda brillante. Todos se pegaron como fue posible a las paredes de roca maciza, haciendo que ella soltara aquella flecha. Lo que pareció un rayo de luz viajó por el fondo del cañón haciendo desvanecer a todos aquellas criaturas con su brillo, limpiando el lugar de cualquier rastro de las mismas.
Vieron lo que parecía ser ceniza esparcida por todo el cañón, cayendo suavemente como si de nieve negra se tratase. Pronto el suelo se cubrió de una fina capa de ceniza negra, para ser alejada por el viento de la noche. Dawn cayó al suelo casi al acto después de disparar la flecha, había usado demasiada energía en ese ataque y tardaría antes de recuperarla, más sin la luz solar.
–¡Dawn!– gritó Silver corriendo hacia ella –¿Estás bien?
–Sí, sólo necesito descansar un poco– respondió con una sonrisa.
–Eso fue asombroso– dijo Sonic viendo la ceniza negra volar en el viento –Los mataste de un sólo golpe.
–Realmente no "los mate", sólo se mandaron de vuelta al inframundo, no puedes matar a algo que no es mortal.
–Buen punto– apoyó Tails –Ese debe de ser el arco sagrado– habló caminando hacia ella y ver el arco que yacía en su mano. –Leí sobre éste en los libros de mitología, el arma del espíritu del cielo. Su poder es asombro– dijo admirándolo con la vista.
–¿Arma?– repitió Sonic –Pensé que con sus poderes sobrenaturales bastaría, ¿por qué necesitan armas? No es, como ella dijo, ¿algo primitivo?
–No, en lo absoluto– negó Tails –En la guerra antes de la creación del mundo, se usaban las armas espirituales para pelear la gran guerra entre luz y oscuridad, sólo se usan con ese propósito, siendo posibles invocarlas únicamente en el plano mortal.
–Sorprendente, pareces saber mucho– habló Dawn poniéndose en pie.
–Sí, me gusta leer– sonrió con presunción.
–¿Y cuál es el arma del espíritu de la luna?– preguntó curioso el erizo azul.
–La guadaña– respondió Tails con seriedad.
–Sí, me lo tuve que haber imaginado.
–Es hora de seguir– habló el erizo negro viendo el camino delante de él –Sin su ejército ahora Midnight por fin es vulnerable.
–Espera Shadow– habló la espíritu del sol –Necesito recuperarme, no seré muy útil hasta que recupere parte de mi fuerza.
–Pero...
Unos pasos en la distancia acallaron la conversación. Los cincos voltearon su vista al final de aquel cañón en posición de combate, pues fuera lo que fuera, seguramente sería algún demonio de Midnight. El eco incesante del trotar resonaba por cada roca de aquel lugar mientras fuera lo que fuera se acercaba a ellos. Dawn se elevó por los aires y flotó para ir en dirección al sonido hasta que a varios metros de ellos se detuvo de golpe. Vio una cabellera rosa moverse con el viento para pasarla si percatarse de su presencia corriendo hacia donde yacían los demás.
–¡Sonic!– gritó la eriza rosa para saludarlo con una sonrisa.
–¿Uh?– exclamó el erizo azul hasta que de entre las sombras logró distinguir a alguien conocido –Amy– dijo su nombre para esbozar una sonrisa.
–¿Amy?– repitió Silver, buscando con la mirada a Blaze, pero sin lograr encontrarla –Pero... ¿Dónde está Blaze?– cuestionó para sí, en espera de verla llegar detrás de la eriza rosa.
Sonic la vio correr hacia él con una dulce sonrisa en su rostro y sin pensarlo caminó hacia ella hasta que de pronto ella paró de golpe sin motivo aparente. Vio su dulce sonrisa desvanecerse lentamente mientras sus ojos parecían apagarse, una expresión de miedo rápidamente invadió el rostro del erizo azul. Sonic la vio caer al suelo sobre su pecho y al hacerlo una flecha tenuemente iluminada sobresalía en su espalda; rápidamente elevó su vista y vio a Dawn aún con el arco en la mano y posición de lanzamiento.
–¡Amy!– gritó Silver viéndola sin vida sobre el suelo.
–¡¿Qué demonios has hecho?!– gritó eufórico el erizo azul corriendo hacia la eriza.
–Ella no es– musitó la espíritu para de nuevo crear otra flecha en su mano.
–¿Eh?– exclamó el erizo azul confundido parando su marcha a unos pocos metros de la eriza. Una risa un tanto macabra se escuchó resonar un en el cañón. Sonic vio a Amy moverse nuevamente para así levantarse de la tierra y reír siniestramente. –¿Amy?– musitó el erizo azul extrañado por su conducta. La vio ponerse en pie y con una mano tomar de su espalda aquella flecha y sacarla de la misma para romperla en dos.
–Aún sigo demasiado débil– murmuró Dawn frustrada.
–¿Qué sucede?– cuestionó Silver confundido.
–Ella no es Amy– aclaró el espíritu del sol.
Sonic fijó su vista en la eriza rosa. Sus ojos verdes empezaron a ser bañados de un rojo sangre, vio su cuerpo crecer en diferente áreas y sus púas antes cortas alargarse hasta llegar casi hasta el suelo. Su pelaje cambio de un rosa a un gris oscuro y sus pequeñas orejas crecieron de tamaño. Un par de alas pequeñas se formaron en su espalda y unos colmillos pronunciados se hicieron notar.
–Midnight– musitó el erizo negro al reconocer al espíritu de la luna. Ella lo vio con una media sonrisa quien yacía con un vestido, botas y diadema de color rojo, al igual que las ropas de la eriza rosa.
–¿Te gusta?– habló la espíritu de la noche para modelar brevemente su atuendo – ¿Crees que me miró más inocente? – preguntó Midnight viendo en él una clara expresión de molestia –Tienes razón, creo que se mira mejor mi otro atuendo- habló viendo su vestimenta. Con un simple chasquido de dedos aquellas ropas se desvanecieron para cambiarse por aquel vestido negro con bordes rojos –Mucho mejor ¿no te parece?
–Por fin te veo– escuchó el espíritu de la luna decir a sus espaldas.
Midnight se dio media vuelta distinguiendo al espíritu del sol verla con asombro, al igual que ella, jamás en su vida había visto a su hermana. Flotó en el aire y subió a las alturas para verla mejor, era increíble como alguien que podía parecerse tanto a ella, a la vez era tan diferente. Midnight sonrió nuevamente para así con un gritó iracundo hacer sus ojos brillar intensamente y lanzar una esfera de energía oscura hacia su otra mitad.
–¡Cuidado!– gritó Tails.
–Es un gusto verte al fin, hermana– habló la espíritu de la noche.
Dawn sintió el pesó de aquella esfera caer sobre ella, sin embargo no sintió dolor. Pronto se dio cuenta que aquella esfera de energía negra traslucida la envolvía completamente. Acercó una de sus manos a ésta y sintió como si yaciese en una inmensa burbuja negra. Empujó con fuerza para romperla, sin embargo ésta no cedía.
–Esto hará que no me seas un estorbo– hablo Midnight desde el cielo.
–¡Dawn!– gritó Silver al verla prisionera. Corrió hacia ella cuando sintió la tierra a sus pies abrirse, y como si caminara sobre arenas movedizas, ésta empezó atraerlo a sus entrañas.
–¡Silver!– gritó el zorrito volando hacia él, pero un golpe lo hizo desviarse de su ruta.
–¡Tails!– gritó Sonic viendo a su mejor amigo encerrado por igual en una burbuja oscura.
–¡Sonic!– habló Tails en un vano intento por escapar golpeando desde adentro. –¡Ayuda a Silver!– ordenó al ver al erizo plateado hundirse.
Sonic vio al erizo plateado quien intentaba elevarse por los aires para poder salir de aquella trampa de arena, sin ningún éxito. Dio el primer paso cuando un eco ensordecedor lo hizo detenerse –¡Alto!– se escuchó la orden por parte del espíritu de la luna. Todo se detuvo, incluso el descenso de Silver, quien para ese momento yacía con la tierra hasta el pecho. Sonic fijó su vista en Midnight, quien descendía lentamente hacia donde él estaba.
–Deja de pelear, tu fuerza no se compara con la mía.
–Hmph, me encargaré de mandarte de regreso– amenazó Sonic con una mirada desafiante.
–¿En serio?– cuestionó con una sonrisa. Se alejó nuevamente y se sentó en el aire viéndolo con desdén –¿Qué piensas hacer?
–Te sorprenderías– respondió Sonic con una sonrisa burlesca –Tengo más de un truco bajo la manga.
–¿Así?– habló Midnight con una sonrisa en su rostro. –Yo también
Chasqueó los dedos para que de nuevo todo pareciera moverse. Silver empezó a hundirse rápidamente, exclamando un grito al sentir la arena empezar a cubrir su rostro, mientras que Tails y Dawn empezaron a verse reducidos en aquella prisión; la esfera oscura empezaba a hacerse más pequeña a cada segundo, dejando a sus prisioneros en una muerte segura si ésta no se detenía.
–¡Detente!– gritó Sonic al escuchar los gritos de auxilio de sus amigos. Ella sonrió nuevamente para chasquear sus dedos para que todo parara nuevamente. Sonic vio a sus amigos rápidamente, Silver yacía apenas con su rostro afuera para poder respirar; Dawn y Tails, por otro lado, yacían con sus rodillas pegadas a su pecho, en posición fetal por el reducido espacio, mientras que Shadow al igual que él no se había movido de su lugar.
–¿Deseas salvarlos?– preguntó ella divertida para captar su atención.
–No me digas, ¿quieres a Shadow?– preguntó viendo al erizo negro que yacía detrás de él sin pronunciar palabra alguna. Ella río sonoramente para chasquear sus dedos nuevamente y hacer que una columna de roca se levantara justo detrás del erizo negro, para así aprisionar su manos y pies; fue obligado a estirar sus brazos de lado a lado, para ser sujetadas por lo que parecían grilletes de roca, al igual que sus pies, dejando su cuerpo en forma de T. Sonic vio a Shadow moverse en un intento de escapar, pero al igual que los otros, sin éxito.
–No te necesito para poder tenerlo a él– dijo con media sonrisa –Que pregunta tan tonta
–¿Entonces qué deseas?– preguntó Sonic confundido.
–A ti– respondió para luego con un rápido movimiento de su mano hacer que apareciera una daga plateada y así tirarla a los pies del erizo azul.
–La daga– musitó Shadow al ver aquella arma corto punzante en su mano, era la misma daga con la que él se había cortado para poderla llamar; la había perdido al regresar, pero parece que ella la había tomado al hacerlo dormir.
–No te preocupes– la escuchó Shadow decirle–Te sigo prefiriendo a ti– le sonrió con dulzura al erizo negro.
–¿A mí?– repitió Sonic, para llamar su atención.
–Sí– respondió seriamente –Tu vida por la ellos– dijo con una sonrisa retorcida.
–¿Qué?
–Ya me escuchaste– dijo volando hacia Shadow y sentándose sobre uno de los brazos de aquella T de piedra. –En mi experiencia un corte en la yugular es lo más rápido, puedes intentar eso si deseas.
Sonic vio aquella arma plateada y la tomó con cierta duda, para luego fijar su vista en la expresión divertida del espíritu de la luna –Dime algo...– habló para examinar la daga detenidamente y luego verla a ella –¿Qué seguridad tengo yo que si lo hago realmente los dejarás ir?
–Ninguna– respondió indiferente –Pero tienes toda la seguridad que los mataré si no.
–¿Qué hay de Shadow?
–No te preocupes, vivirá... hasta, déjame ver– habló pensativa –Un par de minutos, pues la medianoche se aproxima– dijo para ver al cielo.
–¿Por qué no lo haces tú?– habló por fin el erizo negro –Es obvio que no necesitas que él lo haga, tienes la ventaja sobre nosotros.
Ella dirigió su mirada al erizo negro, pues era la primera vez que le dirigía palabra alguna desde su último encuentro. Midnight sonrió feliz con un aspecto inocente, tal cual él la conoció. Se levantó de su asiento de roca para flotar hacia él y verlo con detenimiento. Midnight tocó con su mano su rostro para acariciarlo a lo cual el intentó negarse y alejarse de su tacto sin éxito, pues no podía moverse mucho por la posición en la que se encontraba.
–Me hablaste– le susurró con dulzura.
–Contesta mi pregunta– ordenó Shadow molesto.
–Bien– asintió con una sonrisa –Porque no sería divertido si lo hiciera yo– respondió Midnight con inocencia –¿No lo crees?
–¿Y disfrazarte como la eriza rosa fue con el fin de divertirte también?– preguntó molesto.
–¡Oh! Ella, lo había olvidado. Verás, eso fue...
–La mataste– interrumpió Dawn su explicación.
–¡¿QUÉ?!– gritaron al unísono Silver y Sonic.
–Tsk– sonrió Midnight ante su acusación –Técnicamente– dijo para ver a su hermana –Lo hizo él– acusó señalando al erizo azul.
–¿Sonic?– cuestionó Tails sorprendido –¿De qué hablas?
–Yo tengo el cuerpo que tengo porque así lo deseo, pero claro está que el cambiarlo a mi conveniencia es algo que puedo hacer. ¿O no te has preguntado por qué existen tantas imágenes diferentes de mí ser a través de la historia?
–Engañaste a Amy al hacerte pasar por Sonic– habló con horror el zorro.
–Hubieras visto lo hermoso que fue– dijo dando una pequeña vuelta en el aire –El horror de su rostro al ver a su amado matarla con una sonrisa, es algo que realmente hay que presenciar con tus propios ojos para admirar toda su belleza– explicó con una sonrisa.
–Tú...– musitó Sonic mientras soltaba aquella daga que tenía en su mano incrédulo a lo que sus oídos oían. No podía siquiera imaginarse el horror de Amy al verlo a él como un sádico asesino. El recuerdo de la última vez que la vio recorrió su mente y aquel último beso que ella le regaló, cual beso de despedida en guerra, se marcó con fuerza entre todos los recuerdos. Vio con ira al espíritu quien aún se mantenía con aquella sonrisa. –¡Me las pagarás!– gritó con lágrimas en sus ojos el erizo azul.
Sonic saltó hacia donde yacía la espíritu con un grito iracundo. Ella le sonrió tranquilamente para con un chasquear de dedos, de la tierra se crearan tres manos de roca y salieran de la misma atrapando a su agresor antes de que llegara a ella. Sonic quedó a unos cuantos centímetros de ella; Midnight le sonreía divertida mientras miraba en el erizo azul un par de lágrimas sobresalientes y aquellos ojos de dolor e ira inmensurables; simplemente deleitables.
–Añore verte así durante tanto tiempo– le dijo con una sonrisa –Y cuando Shade me enseñó tu afecto por esa molesta eriza rosa en el ataque a la casa de la sacerdotisa, simplemente no pude resistirme...
–¿Eh?– exclamó cambiando su expresión molesta a una confundida. Sonic recordó que Shade hablaba incoherentemente en aquel día, ¿Acaso Midnight observó y oyó todo esa noche? Aún recordaba claramente cómo la había dejado a un lado después de balbucear esas palabras.
–No te preocupes, te mataré después, así te reunirás con ella en mi paraíso– indicó Midnight con una sonrisa –Pero será después– dijo para ver hacia la luna.
Aquellas manos de roca lo jalaron de regreso a la tierra pegándolo al suelo; su cuerpo parecía estar cubierto por un manto de roca maciza imposibilitándole moverse. Sonic vio Midnight flotar nuevamente hacia el erizo negro y le sonrió con tal dulzura, que nadie creería que detrás de esa expresión dulce se encontraba el corazón de una asesina y la mente de una psicópata.
–Ya es hora– le dijo para de nuevo acariciar su mejilla. Él la miraba con unos ojos fríos e iracundos –Este no será un adiós, sino un hasta pronto...
Ella tomó con gentileza su rostro con ambas manos y se acercó un poco dudosa hacia él. Sus mejillas adquirieron un suave color rosa y en su mirada noto él timidez por primera vez; Midnight se acercó lentamente, mientras sentía el cálido respirar del erizo sobre su rostro y con cierta timidez rozó sus labios con los de él para luego acercarse un poco más y besarlo suavemente sintiendo el jugo de sus labios al sentir por primera vez lo que era un beso para los mortales. Todos la vieron asombrados, pues nadie se imaginaría en ella tal acción de afecto. Midnight se separó después de un breve momento, para ver una expresión de sorpresa en el rostro del erizo negro, y de nuevo sonreírle con dulzura.
–Es hora de empezar el ritual– dijo Midnight alejándose de él –Te prometo que tu muerte será rápida– habló viendo la luna –Sólo necesito...
–Como has venido deberás de irte– interrumpió Shadow –Lo que te trajo aquí será la puerta para el regreso...
–¿Eh?– exclamó Midnight para sentir como su energía parecía consumirse poco a poco.
Midnight volteó a ver al erizo negro quien seguía recitando aquel conjuro una y otra vez; vio la T de piedra que había armado para él desmoronarse para así dejarlo en libertad, escuchó al erizo azul levantarse de su cama de rocas y al plateado por fin lograr salir de la superficie, sus poderes ya no podían mantener tales acciones. Se vio a sí misma y lentamente empezó a descender al suelo, pues no tenía la energía para flotar tampoco.
–No entiendo, ¿Cómo...– pero calló al ver el labio del erizo negro escurrir un pequeño hilo de sangre –El beso– dijo con asombro para tocar sus labios, y en su guante, ver una gota de sangre.
–Jamás te perdonaré el haberme usado– habló el erizo negro para caminar hacia ella –Por eso te mandaré de regreso...
–¡Shadow, detente!– escucharon gritar a Knuckles en la distancia quien llegaba con Rouge.
–¿Qué sucede?– preguntó el erizo plateado viendo a la murciélago volar a toda prisa al erizo negro quien la miraba confundido.
–¡Esto está mal!– le gritó ella.
–¿De qué hablas?– preguntó Shadow confundido –Esto la mandara de regreso.
–No, sólo la hará más débil, tanto como para que el espíritu del sol pueda matarla.
–¿Qué?
–¿Y eso qué?– se involucró Silver a la conversación –Dawn no haría eso... ¿verdad?
Todas las miradas se dirigieron al espíritu del sol quien se había liberado por fin de aquella esfera oscura, la cual se había roto como un simple cascaron. Dawn sintió la mirada de todos sobre ella, y puso mirada en penumbra ante tal acusación sin dar respuesta alguna.
–... ¿Dawn?– inquirió Silver al ver que no negaba los hechos.
–Tsk– sonrió el espíritu del sol –Ya es muy tarde– dijo por último.
Iluminó sus ojos de un celeste intenso y del suelo cientos de raíces crecieron para así aprisionar a todo aquel que estuviera en éste, junto con el espíritu de la luna. Rió por lo bajo para caminar hacia ellos y verlos con una mirada intensa.
–¡No entiendo!– gritó el erizo azul intentando cortar las plantas que lo envolvían –¡Ella robó tu piedra!
–¿Mi piedra?– repitió con ironía. Con la punta de su dedo índice escribió en el aire, como si de un lienzo en blanco se tratara, para que así unos extraños jeroglíficos se iluminaran en la atmósfera de un azul intenso. Con su dedo trazó una línea vertical en el aire para así abrir un portal y del mismo sacar lo que parecía una esfera celeste con un sol brillante dentro de éste, la cual iluminaba las profundidades del cañón –¿Te refieres a esta piedra?
–Pero cómo...
–Yo siempre supe donde estaba– explicó para así con un rápido movimiento de sus manos abrir un pequeño portal y adentrarla en éste y regresarla a casa. Pasó la palma de su mano sobre el pequeño portal para así desvanecerlo mientras el dije de su collar brillaba con fuerza, por fin había recuperado sus poderes por completo. Dawn flotó hacia su hermana quien intentaba librarse por igual de la trampa –¿Realmente creíste que no sabía que Eggman intentaría ir a mi plano a robar mi piedra?– preguntó con una sonrisa sin respuesta del espíritu de la noche.
–¿Si lo sabías por qué lo permitiste?– preguntó el erizo negro.
–No lo iba a permitir, hasta que supe que Shade estaba detrás de todo el asunto. No tarde en descubrir que mi hermana la había llamado para hacer su trabajo sucio– dijo flotando hacia él –Me moleste mucho cuando lo supe, cómo era posible que si yo trataba con tanto esfuerzo dejar a ella hacer el caos pertinente como parte del equilibrio de la tierra, ella quisiera deshacerse de mí y alejar la paz– dijo con pesar –Así, decidí que le daríamos la vuelta a las cosas– habló con una voz macabra.
Dawn flotó enfrente del espíritu de la luna para así crear su arco y de su mano hacer una flecha de luz. Cerró un ojo para apuntar mejor, mientras su hermana seguía intentando liberarse de su agarre.
–Este es el fin del reino de caos...
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