Antes del inicio del tiempo, de los mortales y del mundo como se conoce, el bien y el mal convivían en un mismo plano, en donde había peleas constantes entre la luz y la oscuridad. El día y la noche no existía, pues la luna y el sol estaban presentes todo el tiempo, iluminando así los campos de batalla.

El caos por los seres de la oscuridad y de la luz era tanto, que para terminar con la guerra, el sol y la luna se separaron por primera vez, y junto con ellos los espíritus que se encargarían que el caos no volviera a arrasar el plano mortal. Para mantener el orden, se crearon tres planos: el plano de los cielos o el plano del sol, en donde habita la luz y los seres de luz, el plano del inframundo o el plano de la luna, en donde la oscuridad reina, y por último, el plano mortal, el intermediario de ambos, que procura que estos nunca más se vuelvan a juntarse. El plano mortal es visitado una vez por la luna y el sol durante 12 horas todos los días cada uno, de esa manera se guarda el equilibrio entre los tres planos.

Para evitar que el equilibrio se vuelva a perder existen dos espíritus que dirigen estos lugares, esencias únicas y poderosas, encargados del orden en el mundo mortal mantenido en orden el suyo. Estos espíritus únicos se dice que eran un par de hermanos, idéntico uno con él otro, separados desde su mismísimo nacimiento, si conocerse jamás sabiendo únicamente de la existencia del otro. Sin embargo ellos no estaban solos. Junto con los espíritus vivían criaturas únicas y diferentes llamadas chaos, chaos especiales y con habilidades diferentes a aquellos que se presentan en el plano mortal. Los chaos tipo ángel, que habitan en el plano del sol y crecen de la bondad y el amor, y los chaos tipo demonio, que habitan en el inframundo, que crecen del caos y el odio.

Se dice que ambas entidades mantienen el control de su plano a través de dos piedras preciosas, lo que hace que haya vida y armonía. La piedra lunar, custodiada por el espíritu del inframundo y la piedra solar vigilada por el espíritu del cielo. Consideradas las más raras gemas jamás creadas, éstas hacen que el mundo se mantenga en un perfecto balance; sin embargo la avaricia y codicia de los mortales por poseerlas debido a su valor han traído caos y guerra al plano mortal, debido a esto el acceso al plano espiritual es prohibido para cualquier mortal. Los guardianes de los más valiosos tesoros del mundo se han puesto en las puertas para así evitar que seres egoístas intenten romper el balance y traigan así destrucción y guerra.

Sonrió con malicia para cerrar aquel libro antiguo de pasta gruesa y gastada.

–Ya saben qué hacer– habló a la oscuridad –Este es sólo el inicio...