𝑐. chapter four.

Capítulo cuatro.
❛ Deathstroke ❜

NOTES: No olviden votar para que el siguiente capítulo demore menos en ser escrito :)

Natalie recuerda la oscuridad. Aquello fue lo primero que vio luego de abrir los ojos. Sus sentidos poco a poco fueron cobrando sentido, sus extremidades habían dolido por la forma en que él la había atado a la silla de madera, la cual era incómoda, sus brazos se habían dormido luego de mantenerse por tantas horas en la misma posición; presionados contra el respaldar de la silla, sus muñecas atadas con una cuerda áspera que la dañó y dejó unas heridas por días. Recuerda el haberse sentido confundida, así que se preguntó: "¿A dónde estoy?". Luego recobró la memoria y el primer golpe le hizo sangrar la nariz, el segundo impactó contra la comisura de sus labios, el tercero le provocó lágrimas en los ojos, y el cuarto... el cuarto no lo recuerda.

Porque habían golpeado su cabeza con un objeto que entre la oscuridad y el dolor, no logró divisar.

Recuerda el olor, el frío que mantuvo su pequeño cuerpo entumecido. Entonces despertó, las preguntas comenzaron y las respuestas no salieron de su boca, y otro golpe impactó contra su rostro. Su labio inferior temblaba, no de frío, de miedo, porque pensó conocer su final, debido a que no daría detalle alguno sobre el paradero de Batman. No revelaría su identidad o lo llamaría para convocarlo a una reunión suicida. Solo los quejidos de dolor salieron de su boca.

Se preguntaba: "¿Jason tendría miedo?". La respuesta le aterró. Su corazón latía con fuerza, y su rodilla se movía constantemente, provocando que su pie derecho impactara una y otra vez con el suelo de la Sala de monitores, emitiendo un ruido molesto que ninguno de los presentes se atrevió a reclamar. Y Gar acariciaba sus hombros tratando de reconfortarla, de hacer que su cuerpo sintiera su cálido toque para alejarla de aquel abismo de pensamientos que consumían su cabeza en esos momentos.

«No debí dejarlo solo» pensaba una y otra vez, torturándose sobre un caso en el que no tenía culpa. Pero en su cabeza, Jason se encontraba expuesto al peligro por ella, porque no fue capaz de detenerlo, de rogarle que se quedara en la Torre.

Su mirada se dirigió a las pantallas, encontrándose de nuevo con el "Sujeto desconectado". Hace unas horas Dick había intentando localizar a Jason a través del rastreador, pero no había sido efectivo debido a que los túneles eran subterráneos y se perdía la señal. Sus ojos se aguaron al ver la imagen de Jason. Sin embargo, intentó mantener las lágrimas para no demostrar debilidad ante Rachel y Gar, pero todo aquello sobrepasaba sus límites de retención. El amor que sentía por Jason superaba a su dignidad.

—Ellos van a encontrarlo —la alentó Gar.

Los viejos Titanes habían regresado a los túneles, con la intención de encontrar a Jason, rescatarlo de las garras del Doctor Light. Era tarde y aún no regresaban, lo que la tenía más nerviosa, tanto así como enojada, porque Dick no le permitió ir, no importó cuanto insistió en acompañarlos, se culpó frente a Dick para que entendiera que necesitaba hacer algo, pero nada sirvió.

Y ahora se encontraba en esa Sala de monitores, de donde no había salido desde que reportaron la desaparición de Jason.

—¿Por qué esa cara? —Inquirió Gar de pronto, mirando a Rachel. Su muñeca se encontraba vendada, Natalie acababa de notarlo. Demasiado absorbida en sus pensamientos como para notar algo más a su alrededor.

—Por nada... —contestó la peliazul.

—¿Qué? —insistió Gar, frustrado, igual de desesperado que ella por recibir noticias, buenas noticias, de preferencia.

—Entiendo por qué no le contaron el plan a Dick. Pero ¿y a mí? Yo habría ayudado si no lo hacían en secreto.

Natalie soltó una risa seca. Pero quien contestó fue Gar, tomando por sorpresa a la pelinegra que ahora observaba atenta lo que ocurría entre ellos.

—¿Cómo habrías ayudado? ¡No puedes ni controlarte a tí misma! —espetó. Rachel lo miró con desconcierto. —Ayer en la sala de entrenamientos, con Jason. No pudiste reprimirlo. Y tu horripilante nube negra de hojas de afeitar que casi me cercena la mano. Ahora sé qué son las cicatrices de tu espalda.

—¿Ahora me espías? —Cuestionó la chica, con los ojos lagrimosos.

—¡No te espío! Lo ví al practicar. No me acuses de tener secretos.

Natalie suspiró, pensando que no tenía tiempo para escuchar aquellas discusiones que no aportaban en nada. Pero se alertó al ver a la chica levantarse de la silla para ponerse frente a Gar y enfrentarlo.

—Antes que nada, mis poderes están bien. Si yo hubiera estado ahí, habría triturado al tipo. ¿Tú le gruñiste, Gar? ¿Se asustó mucho? ¡Si Jason y ustedes hubieran usado la cabeza esto no habría pasado!

—¡Cierra la maldita boca! ¡Lo único que hacen es discutir y empeorar las cosas! ¡Estoy cansada de esta mierda! —exclamó Natalie, levantándose de la silla con impotencia, y a ese punto, con las lágrimas cayendo por sus mejillas.

Rachel tragó saliva y bajó la mirada.

Los tres desviaron la mirada ante el aviso de alerta de seguridad que apareció en la pantalla, en el momento oportuno, antes de que las cosas empeoraran entre los adolescentes. En las cámaras de seguridad apareció Kory Anders.

—Háganse cargo de su invitada —dijo limpiándose las lágrimas para salir de aquella Sala.

—¡Nat, lo siento! —exclamó Gar, antes de que la chica Grayson desapareciera de su campo de visión.

Sin duda alguna, sería una noche larga.

...

En la torre de los Titanes no había más que tensión y desconcierto. Desde que Natalie se enteró por Gar que Deathstroke había asesinado al Doctor Light, todo había empeorado. Al parecer ambos se habían asociado para darle fin al grupo de los Titanes, y Rose era el precio que pedía para dejar que Jason regresara con vida.

Un precio que se debatía si estaban dispuestos a pagar. Una disputa se había iniciado cuando la chica supo sobre el intercambio que había pedido su padre, y no tardó en intentar huir para no caer a las manos de Deathstroke nuevamente. Las cosas se pusieron feas y Rachel perdió el control de sus poderes, causando que casi asesinara a la muchacha Wilson. El ruido exterior no era perceptible para Natalie, quien se mantenía encerrada en su habitación intentando buscar información sobre aquel hombre, buscar alguna debilidad que no fuera Rose. Si bien no la conocía, no estaba de acuerdo en entregarla, confiaba en que habrían más opciones.

Gar fue el único que se acercó a ella en repetidas ocasiones, le llevó comida y agua, pero ella no había sido capaz de tocar los bocadillos, nada pasaba por su garganta, y su estómago se revolvía de solo pensar que algo pudiese ocurrirle a Jason.

—¿Natalie? —el llamado que provino detrás de su puerta la regresó a la Torre. Ella se secó las lágrimas, dejó a un lado la computadora y le comunicó a Dick que entrara, que estaba abierto.

Éste así lo hizo. Abrió la puerta y se afirmó en el marco de ésta.

—¿Pudieron averiguar algo más? —Inquirió la pelinegra, levantándose de la cama. Dick se adentró a la habitación y negó con la cabeza.

—Jason estará bien, Natalie, lo prometo.

Ella negó con la cabeza y se cubrió el rostro cuando las lágrimas comenzaron a descender descontroladamente, ardiendo en sus mejillas. Dick no tardó en caminar hacia su hermana para abrazarla contra su pecho, acariciando su cabello negro. Natalie se permitió llorar entre los brazos de su hermano, necesitando aquel consuelo que pensó nunca encontrar en él. Dick cerró los ojos para dejar un beso en la cabeza de su hermana.

—Estoy asustada, Dick... ¿y si...? —él la apartó unos centímetros para acunar su rostro entre sus manos.

—Lo sé, ¿de acuerdo? Sé que tienes miedo, que temes por su vida. Pero lo encontraremos. Jason es un chico fuerte, resistirá. Pero ahora necesito que estés enfocada, ¿si? —murmuró. —Los chicos están esperando en el salón.

Natalie asintió y soltó un suspiro.

Caminaron juntos y en silencio hacia el salón, allí ya estaban reunidos los Titanes. Dick le dio un apretón en el hombro y con una señal de cabeza le indicó que fuera con Gar, quien se encontraba a unos metros de la mesa. El peliverde le regaló una sonrisa reconfortante, sus ojos se achinaron, causándole ternura aquel gesto.

Se acomodó a un lado de su amigo y prestó atención.

—Hank tenía razón —comenzó Dick, pasando su mirada por todos los presentes. —Todos tenían razón. Jason nos necesita, no podemos no actuar. Deathstroke quiere hacer un trato, y lo haremos.

—Pero no podemos entregarla —rezongó Hank. Natalie asintió, estando de acuerdo con sus palabras.

—No. Y no lo haremos —aclaró Dick. —Tengo una idea. Gar, tú y Rachel quédense aquí con Rose. Protejan la torre. Yo contactaré a Deathstroke y confirmaré la reunión en el Plaza. Lo venceremos de una buena vez. Juntos.

Los presentes asintieron, todos conformes con el plan. Y de inmediato se dirigieron a sus respectivas habitaciones para conseguir lo que necesitarían. Gar se dirigió a la enfermería para cuidar a Rose, mientras que Rachel permanecería en el salón, atenta a cualquier peligro. Dick, por otro lado, le indicó a Natalie que lo acompañará a la sala de entrenamientos.

—¿Qué pasará conmigo? —Inquirió la pelinegra, caminando a un lado de su hermano. Dick se detuvo y cuidó que nadie estuviera cerca.

—Tú vienes conmigo. Tengo un plan.

Natalie lo entendió.

—De acuerdo —asintió sin dudas. —Estoy contigo. Iré por el traje.

Dick cerró los ojos y suspiró, deseando que todo saliera bien.

...

Natalie subió al ascensor detrás de Dick. Su mirada se clavó en el suelo, sus manos sudaban por la ansiedad, los nervios de la misión la tenían con el corazón acelerado y las dudas rondando en su cabeza. Miró a Dick cuando escuchó la voz de Hank en el auricular.

«¿Preparados?» cuestionó desde su posición fuera del hotel. Luego le siguió la voz de Donna. «Plaza despejado» informó.

Todo se encontraba listo, pero el plan que tenía Dick era totalmente opuesto al que había sugerido en la Torre. Natalie se sintió mal por mentirle a los demás, por seguir los pasos de su hermano y hacer las cosas en secreto. Pero entendió que todo lo que hacían, era para proteger a los Titanes y lograr un intento de llevar a Jason con vida a casa.

Esa era la prioridad de Natalie en esos momentos.

«Dick, Natalie, ¿nos escuchan?» insistió Dawn luego de no conseguir respuesta del líder. «¿Alguien ve a los Grayson?» preguntó Donna.

—Perdón, chicos. Hay otro plan —murmuró destruyendo ambos auriculares. La pelinegra suspiró. —Quédate aquí. No intervengas pase lo que pase, te daré una señal.

El silencio del lugar la puso más nerviosa. Peor se encontraba tras no llevar su arco consigo.

—Sé que estás aquí —avisó Dick, caminando por el lugar en busca de Deathstroke. —Y que esto no tiene nada que ver con Jason ni Rose. Quieres cobrar deuda. Vengarte por lo que pasó. Y yo quiero que esto acabe de una vez por todas —habló levantando las manos en señal de rendición.

El pecho de Natalie subía y bajaba, sacaba fuerzas inhumanas para controlar su respiración. Se asomó para verificar que Dick estuviera bien.

—¿Hacemos un trato? —insistió el antiguo Robin. Tras no recibir respuesta, se quitó el chaleco antibalas, para luego lanzarlo lejos de él. —Me ofrezco yo en lugar de Rose o Jason. Seguro también estas enojado conmigo. Y aquí estoy —dijo poniendo sus manos detrás de su cabeza, poniéndose de rodillas. —Desarmado.

Aquello no estaba en lo acordado.

El sonido de las balas impactando contra el suelo sobresaltaron a Natalie. Sus ojos se cerraron con fuerza. Frente a ella, divisó un fierro.

—No aprendes nunca —se reveló Deathstroke. —Siempre el héroe. Pero no decidirás lo que ocurrirá. No eres un mártir... eres un estafador. Te aprovechas de los débiles que te siguen. Y el problema de los estafadores, es que nunca saben cuándo parar. Y otro siempre paga las consecuencias.

—Terminemos con esto —demandó Dick.

—Levántate —le ordenó Deathstroke. Dick se levantó con las manos en la nuca. —Observa esto.

Natalie se asomó con precaución, y lo que observó la dejó helada. Su corazón se aceleró y sus manos comenzaron a temblar. Jason intentaba deshacer las sogas que ataban sus manos. Más nada podía hacer en aquella plataforma.

—Despídete de tu amigo.

Una llamarada impactó contra Deathstroke, impidiendo que detonara la bomba y Jason cayera al vacío. Kory apareció de pronto y aquella fue la señal que Natalie necesitó para salir de su escondite, tomar el fierro y avanzar hasta Dick.

Sin embargo Deathstroke fue más rápido y los apuntó a ambos con su pistola.

—¿En serio escucharás esta tontería? —se burló Kory.

—¿Qué haces aquí?

—¿Creías que me alabarias el cabello como despedida, Grayson?

Los ojos de Natalie conectaron con los de Jason. El chico tragó saliva al verla expuesta al peligro, olvidando por completo que él se encontraba en una situación mucho peor. Se removió, intentando salir de allí y regresar con la chica que amaba.

Los disparos dieron contra Kory, y rápidamente ella logró crear una barrera protectora con sus poderes.

Dick puso a Natalie detrás de ella y se cubrieron de los disparos con el chaleco antibalas. Cuando el ataque de Deathstroke se renovó hacia Kory, Natalie se deslizó por el suelo para golpear las piernas del sujeto, al mismo tiempo en que Dick se levantaba y lo golpeaba, acompañado de Kory. Un golpe en su nariz la hizo retroceder unos pasos, aturdida.

—¡Ve por Jason! —le gritó Kory, alejando a Deathstroke para conseguir más tiempo.

Natalie tomó el fierro y con el intentó golpear el vidrio que separa a Jason de ella, pero este no se rompía, por más que intentara con todas sus fuerzas, nada ocurría.

—¡Dame un minuto, Jay! ¡Mierda! —se acercó a la bomba. —Carajo, ¿por qué Bruce no me enseñó esta mierda?

—¡Natalie, cuidado!

La pelinegra se giró, y en cuanto lo hizo, un golpe seco provocó que su nariz sangrara. El dolor la aturdió por unos segundos.

—Natalie Grayson, la niña que sobrevivió a las garras del Joker. Parece una historia falsa —habló tomándola fuertemente del cabello.

—Te enseñaría cómo lo hice, pero tienes la vida de mi novio dependiendo de una plataforma a más de 12 pisos del suelo. No estoy mucho de humor.

Se agachó y se giró por debajo del brazo de Deathstroke, causando que el agarre del hombre aflojara, y ella tuviera la oportunidad de golpear su codo contra la nuca del contrario. Kory le hizo una señal y se apartó para que la morena lanzara otra llamara de fuego. En aquel momento, una bomba cayó cerca de los tres Titanes, quienes se miraron entre sí, aterrados.

Natalie se tapó los ojos cuando una luz cegadora la obligó a hacerlo, seguido de eso, se cubrió los oídos tras escuchar la explosión. El sonido de vidrios rompiéndose en pedazos le aterró.

—¡No! —escuchó gritar a Dick, y se giró para ver a su hermano levantarse del suelo y correr hacia la plataforma en la que se encontraba atado Jason.

La bomba había explotado. La plataforma ya no se encontraba ahí. Jason ya no estaba ahí.

El corazón de la pelinegra se detuvo.

—¡Kory, llévatela de aquí!

—¡No! ¡Jason! —soltó un grito desgarrador, intentando salir de los brazos de Kory.

—¡No te sueltes! —le gritó Dick a Jason, quien se sostenía desde el borde del piso.

Con la mirada cargada de odio, Natalie buscó a Deathstroke. Lo convirtió en su objetivo.

Pero él había desaparecido.

Y Jason soltó la mano de Dick que lo sostenía.

Sin embargo, cuando todo parecía perdido para el muchacho, unos brazos lo sostuvieron y amortiguaron la caída contra el vehículo negro.

Los tres Titanes corrieron por las calles frías hasta llegar donde Jason.

Grande fue la sorpresa de Natalie al ver a un chico afirmado en el vehículo, Jason a su lado presionaba una herida.

—¿Quién es él? —preguntó Dick, todavía con la impresión de lo recién ocurrido.

—Este tipo salvó mi vida...

Natalie frunció el ceño al ver la camiseta negra con el símbolo de Superman en el pecho que llevaba puesta el muchacho.

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