Capítulo 3


Luna

Cierro la puerta detrás de mí, mi pecho sube y baja rápidamente mientras siento mi corazón latir con fuerza. Mi cabeza late con la furia de un volcán a punto de explotar. Tomo una respiración profunda, tratando de controlar las ganas de salir allá afuera y darle un puñetazo a esa estúpida. Mis pensamientos maníacos se desvanecen cuando regreso al presente y comienzo a prestar atención a mi alrededor.

El cuarto está a media luz, una lámpara de noche con forma de larva proyecta una luminosidad naranja por las paredes. Hay dos camas y una de ellas está ocupada por un cuerpo que duerme boca abajo. Parece que no soy la única exhausta por aquí. Sin pensarlo dos veces, me dejo caer en la otra cama vacía, dejando que mi cuerpo se hunda en los suaves cojines y sábanas. El cansancio acumulado me vence y me quedo dormida al instante, sin importar lo que pueda pasar a mi alrededor.

***

Despierto sobresaltada por una voz grave que me saca de mi sueño.

- Ella está dormida.

"Ya no lo estoy más imbeil"

- No se, me quede dormido.

Escucho la voz de un chico y me doy cuenta de que no debería estar aquí. ¿Por qué alguien se atrevería a romper las reglas de la flacucha? Me río para mis adentros y muerdo mi mejilla interna para evitar que la risa me delate.

- No te demores, ven antes que ella despierte.

La llamada parece haber llegado a su fin. Los sonidos de los pasos dejan al descubierto la necesidad de mantener mi cuerpo inmóvil. Una puerta se abre y cierra, lo que indica la presencia de una nevera al escuchar el sonido de la lata. Los pasos se acercan gradualmente. Cierro mis ojos y me concentro en calmar mi respiración.

No puedo permitir que descubra que estoy despierta.

Al darme cuenta de que el lado izquierdo de mi rostro se hunde en la almohada, comienzo a relajarme un poco

El Se detiene

Un segundo, Dos segundo, Três segundo

El silencio me envía un mensaje inquietante. Mi cuerpo grita en desesperación. 

"¿Por qué no se mueve? ¿Dónde está?"

Un aroma de Coca-Cola inunda mis fosas nasales. Si no fuera por la cama bajo mí, caería mareada al suelo. Un perfume intenso compite por el dominio, pero uno supera al otro. Se introduce en mí como un veneno, que mi cuerpo no rechaza, sino que parece disfrutarlo como si lo hubiera estado esperando toda mi vida.

Siento mi sangre acumulándose en mi mejilla derecha, donde unos dedos ajenos acarician. Su toque es cálido y delicado, y diría que tiene poderes sobrenaturales porque envía una descarga eléctrica directamente a mi entrepierna. Contra mi voluntad, mi respiración se intensifica, delatándome

"esto es uma conspiración entre mi cuerpo y mi mente" pienso.

- Se que estás despierta, tu cuerpo es muy malo mintiendo - dice él.

"Y mal amigo también, porque está cayendo embrujado bajo tu seductora voz"

Siento su abrasador aliento contra mi rostro mientras pregunta - ¿Por qué tiemblas tanto? No quiero hacerte daño, no mientras estés con ropa.

Tengo tres opciones:

Primera: Darle una cachetada por su insolencia y falta de respeto.

Segunda: Salir gritando y denunciarlo con la dirección.

Tercera: Seguir fingiendo estar dormida mientras escucho todas sus perversidades.

Todos sabemos cuál elegiré.

- De hecho, tienes un lindo trasero. Llevo un rato observándolo y me está volviendo loco.

Mierda. ¿Cómo diablos iba a saber que un chico estaría aquí? Si alguien me hubiera advertido que mis nalgas iban a quedar expuestas de tal manera, no se me hubiera ocurrido ponerme un hilo rojo.

Por puro instinto, muevo mi mano para cubrirme, pero la de él me detiene en el acto, presionando fuerte mi pulso. Todavía con los ojos cerrados, lo escucho decir.

- Acaso no estabas dormida? Deja que yo cuido de ese lindo trasero.

"Cómo que cuidas?"

Los latidos de mi corazón se intensifican agitando mi respiración. Mi cuerpo se estremece al sentir el repentino toque de su mano deslizándose por dentro de uno de mis muslos. Su palma está fría y un poco mojada. Se me escapa un gemido y muerdo mis labios silenciando el próximo.
Carajo!
Su mano alcanza mi nalga derecha, acariciando la con la chema de sus dedos. Los movimientos que se deslizan hacia arriba y para abajo envían ondas de placer para mi vientre dejándolo en chamas.

Me sorprende tanto descaro de su parte y tanta solidaridad de la mía.

- que culo más rico tienes - su voz ahora ronca deja un hormigueo en mi nuca.

Siento la calidez que imana su cuerpo y se me está haciendo imposible resistir al aroma de su piel, mezclado con perfume.
Dios mío que rico huele.
Mis sentidos se derriten. Mis uñas se clavan en las sábanas con miedo a caer, como si eso fuera posible.

- esto te está dejando mojadita?

Joder! Lo peor es que el está cierto

No entiendo porque aun sigo aquí tumbada sin hacer nada. Quiero decirle que pare, pero mi cuerpo está exigiendo lo opuesto.

Unos de sus dedos se infiltran dentro del Blumen y yo paro de respirar. El no lo desliza entre mis nalgas, lo deja suspenso como esperando mi permisión, algo bastante irónico.

- quiero sentir tu húmeda, puedo?

Estoy aturdida, tanto que no consigo pensar. Su voz en mi oído, sus dedos tocándome y su olor me están dejando loca. Mi cuerpo es primerizo delante de perversas caricias dejándolo frágil sin poder defenderse . Muchas cosas pasando a la misma vez que no consigo asimilar.
Pensé que esto solo pasaba en los libros.

Antes de poder permitir su propuesta indecente el sonido de una puerta me devuelve a estado natural, porque estaba casi hiperventilando.

- Qué mierda haces? – dice una voz femenina con un acento diferente.

- Tapandole las nalgas a tu amiga que está com el culo ala ire.

Siento el calor abandonar mi cuerpo trasciendo un frío que nunca pensé que estuviera ahí. Alguna parte de mi grita, pero poco a poco voy tomando el control de mi enemigo interno. Mi respiración se calma y el la sangre acumulada comienza a circular.

- ella no es mi amiga, es solo mi compañera de cuarto, así que deja de mirarle el culo a la hija del dueño de la escuela – la escucho decir ahora que los sonidos se hacen más agudos.

"hijastra por favor"

- Te estás burlando de mi, verdad? - el parece no creerle una palabra

- claro que no, tonto. Porque crees que nuestro baño tiene um jacuzzi

"Serio? Tenemos um jacuzzi"

- Pues qué sepa él que su hija tiene um culo chulo

- Podrías dejar de hablar de mi culo. - suelto con una mezcla de frustración y vergüenza. 

Me muerdo el labio, lamentando haber explotado de esa manera. Debería haber sido más paciente, haber esperado a que se fuera y así evitar tener que soportar su molesta presencia. Observo con desdén su estúpido rostro, sus labios carnosos y ese cabello negro que cae sobre su frente. Me revuelvo en la cama, sintiendo una incomodidad incómoda y pesada en mi pecho.
Mierda!
El es estúpidamente hermoso.

- Leandro  es mi padrasto no mi padre. -digo bruscamente, tratando de romper el silencio que se ha instalado entre nosotros. Mi voz suena tensa y cortante, y puedo sentir cómo mi cuerpo se tensa.

No es que sea una persona extremadamente exigente, pero es poco probable que me sienta atraída por un chico. En primer lugar, es esencial que sea más alto que yo. Con una estatura de 1,70 metros a mis 17 años, se descarta a un 30% de los jóvenes de mi edad.

En segundo lugar, en este mundo lleno de personas superficiales que solo se preocupan por la fama y no tienen nada más que ofrecer aparte de subir bailes tontos en TikTok, es crucial que tenga un discurso coherente y que se exprese correctamente como un chico de 17 años inteligente y cualificado, no como un adolescente mediocre que ni siquiera sabe conjugar un verbo y cuya mente se limita al sexo y las drogas. Este requisito descarta al 50% de los jóvenes.

En tercer lugar, y lo más difícil, es que sea capaz de mirarme a los ojos sin apartar la vista durante al menos un minuto. Hasta ahora, nadie lo ha logrado, excepto el chico que está delante de mí.

"Dios mío! Estoy en problemas"

Agarro con fuerza las sábanas de mi cama, como si me estuviera aferrando a mi vida. Nos separan cuatro metros, pero su mirada se desliza por mi cuerpo como las manos de un ciego que intenta leer mi piel. Su rostro es inexpresivo, neutro y callado, pero sus oscuros ojos tienen vida propia.

No me quedo atrás y hago lo mismo. Me enfoco en su fina nariz, sin poder evitar mirar sus rosados labios y su mandíbula pronunciada. Viste un abrigo de cuello de bota negro que se ajusta perfectamente a su cuerpo. La tela debe de ser fina, porque puedo ver los músculos de sus brazos y pecho marcados. Un destello de curiosidad acerca de su cuerpo desnudó pasa por mi mente con tanta rapidez que la consigo desviar. El es alto para mi mala suerte, maldita mente alto.
Sus manos descansan dentro de los bolsillos del pantalón y si no estoy equivocada diría que esconde una no tan pequeña erección.
¿Que?

Su presencia es imposible de ignorar. Mi mente había olvidado por completo a la chica parada a su lado, tan pequeña e insignificante que parecía un chiste.
- Disculpa a mi amigo - ella dice, - a veces es un idiota ¿Eres Luna, verdad?

Siento la presión de su mirada, pero no logro articular una respuesta coherente. Temo que en vez de una respuesta, solo salga un sonido vago, haciendo que parezca que soy tonta. Por un segundo, noto que él frunce las cejas, pero antes de que pueda hablar, él toma la ventaja.

- Tengo que ir - anuncia, rompiendo la conexión más larga que recuerdo haber tenido. - Mikasa me dijo que solo tenía dos horas.

Sus pasos firmes lo llevan hacia la puerta, que no está muy lejos de su alcance. Me permito escanearlo por última vez. Tengo que admitirlo, este chico es perfecto. No puedo evitar imaginar escenas perversas cuando lo miro. "Luna, contrólate, tú no eres así", me regaño mentalmente.

Antes de que se vaya, él dice - Nos vemos allá abajo, y cuidado con 'Eso' ahí.

- ¡Grazian por favor! - ella lo regaña.

"Casi perfecto", pienso para mí mientras lo veo partir.

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