Capítulo 1
Luna
¿Por qué debo esperar a que algo realmente malo suceda para darle un giro a mi vida y llamarla así? ¿Será que todo lo bueno llega después de algo malo? ¿O es esto simplemente una excusa para no perder la esperanza de que algo cambiará algún día?
Es agotador levantarse cada mañana y saber que vas a hacer exactamente lo mismo que hiciste el día anterior. Vivo en un limbo de repeticiones y monotonía, y me asusta que los años pasen sintiendo este vacío que no puedo llenar con un sutil sentimiento.
- Luna de Armas, levántate ahora mismo de esa cama - me dice mi madre con un áspero tono de voz.
Me cuesta tanto salir de debajo de este edredón. Es tan confortable aquí. Ya me he acostumbrado al silencio que guardan estas cuatro paredes, ¿Por qué salir afuera sabiendo que todo es un caos? Tal vez debería quedarme aquí y nunca salir de mi refugio seguro.
- No quiero tener que repetir las mismas palabras - continúa ella con más fuerza en su voz, comenzando a irritarse. Pero mi poco sentido común no se preocupa por eso. Es como vivir en una constante guerra.
- Entonces, ¿esto es lo que quieres? ¿Pasar toda tu vida encerrada en este cuarto sin tener vida social? - pregunta, tratando de entender mis motivos.
"Si eso es exactamente lo que quiero" pienso para mí misma.
¿Vida social? Ella misma se engaña. Sabe mejor que nadie que mi única interacción sana durante 17 años ha sido con ella misma. No sé a qué viene tanto alboroto.
- Si esa es tu decisión, entonces está bien, pero permíteme decirte algo: nunca es tarde, el tiempo solo se acaba cuando la vida termina, y tú apenas estás comenzando a vivir. Hasta este momento, siempre existe una posibilidad para todo. No quiero que te pase la vida esperando. Recuerda lo que te he dicho siempre: tus pensamientos construyen tu vida. Toma una sabia decisión, Luna.
Con el sonido de la puerta confirmando su salida, me quedo sola con mis pensamientos. La vida es una gran mierda. Cuando menos lo esperas, te da una patada en el trasero, o en mi caso, naces con el pie metido en el ano. Actualmente, mi paciencia desempeña una categoría mínima, y lidiar con personas en este estado no va a traer buenos resultados.
Saco la cabeza de debajo del edredón y respirar se vuelve más fácil. Enfrento el techo en busca de una respuesta, pero obtengo silencio, uno largo que convierte los segundos en horas.
"Solo es un año, no puede ser tan malo así" intento tranquilizarme.
A veces, la mente es tu peor enemigo. Cuando más necesitas de ella, siempre te traiciona. Si confiar en ti misma es complicado, imagina en las personas.
Mis ojos se desvían hacia el uniforme sobre el escritorio, confirmándome mi triste realidad.
Hoy comienza mi último año de preparatoria en una nueva escuela. No me refiero a una escuela cualquiera, sino a la famosa Preparatoria Cabinchi de Milo, la más prestigiosa del país. Solo los hijos de embajadores, abogados y millonarios pueden darse el lujo de asistir a esta mundialmente conocida institución. Fue creada por el señor Leandro Cabinchi, un empresario italiano cuya inteligencia y audacia lo llevaron a crecer velozmente en el mundo financiero, convirtiéndolo hoy en uno de los hombres más ricos de Europa.
Mi nombre es Luna de Armas y soy la hijastra de este gran personaje.
"¿Cómo sucedió eso? Mejor pregúntaselo a mi madre"
No te imaginas lo mágicas que pueden ser las palabras de una madre. Salen de su boca y se adentran en tu mente, hechizando tus sentidos. A veces, el proceso puede ser lento, pero no lo dudes, siempre funciona.
Corro de la cama al baño tratando de ganarle al tiempo, rompiendo el récord Guinness de baños más rápidos. Visto mi uniforme blanco y negro, está demás decir que estoy atrasada. No tengo tiempo para maquillarme y mucho menos para peinarme, así que dejo mi negra melena suelta. Sabiendo que el esfuerzo es en vano, como un cohete bajo las escaleras de mármol en dirección a la cocina, encontrándome con el mismo escenario de todas las mañanas.
Leandro está sentado junto a la ventana de vidrio leyendo un periódico, mientras mi madre prepara el desayuno. Al comienzo, él reclamaba cuando la veía cocinando, decía que la casa estaba llena de empleados que podían desempeñar ese papel. Pero creo que ya se acostumbró a verla con su blanco pijama deambulando por la cocina. Para mí, es lo que parece, la versión femenina de Casper; él dice que la ve sexy.
—Primer día y ya estás atrasada —comenta al notar mi presencia.
—Buenos días para ti también. Si vamos a tener esta conversación, mejor empezar con buenos modales. —Mi madre ni siquiera me mira.
Me junto a él, tomando mi lugar de siempre en la mesa. Mi estómago no puede resistirse al aroma que envuelve la cocina, haciendo un gruñido en protesta.
—Buenos días, querida —me dice, dejando en un segundo plano el periódico que estaba en sus manos.
—El uniforme te queda perfecto —mi madre voltea a observarme ante aquel comentario. La sonrisa plasmada en su rostro me deja más que claro lo satisfecha que está.
—Tus maletas fueron llevadas anoche. Carlos se encargó personalmente de todo y yo también ayudé, ¡claro! —informa mientras va colocando los platos alineados encima de la mesa. No me contengo y me llevo un pedazo de tocino a la boca, lo cual mi estómago agradece.
Leandro y yo estábamos desayunando cuando me habla de un taller de literatura.
- Eso es lo tuyo, ¿verdad? - pregunta, yo concordo ya que mi boca está llena de comida.
- Presiento que este año va a ser diferente - dice Leandro de repente, me detengo para mirarlo con interés. Pero mi madre, que está detrás de él, me lanzó una mirada furiosa como diciendo "no le hagas caso".
- ¿Te estás burlando de mí? -le pergunto a Leandro, aunque se que no lo está haciendo.
- ¡Claro que no! Solo tengo un presentimiento de que algo bueno va a llegar a tu vida - me responde él con una sonrisa esperanzadora.
Pero entonces ocurrió algo sorprendente: Leandro, quien por cierto es vidente (sí, vidente), me dice que ve a un chico en mi futuro. Yo no pude evitar reírme ante semejante predicción. ¿Un chico para mí? Si todavía no ha nacido alguien con suficiente inteligencia para apreciar tanta belleza junta.
- No te rías - me reprendió Leandro. - ¿Por qué no podría suceder?
Pero yo se que es más probable que me caiga un rayo encima a que aparezca un chico interesante en mi vida.
En fin, la conversación está resultando muy entretenida hasta que pierdo el apetito y decido retirarme de la mesa. Mi madre me mira con reproche cuando anuncio que no terminaré el desayuno, pero yo ya he perdido el interés en la comida
Antes de salir por la puerta, Carlos, el mayordomo más experimentado de la mansión, hace una pequeña reverencia y me informa que el helicóptero está listo para llevarme a mi destino. Mientras tanto, observo su figura impecable, con su traje negro perfectamente planchado y sus zapatos lustrados con esmero, que reflejan la elegancia y el refinamiento que caracterizan a los empleados de la familia.
A pesar de que la opulencia y el lujo me rodean, siento una extraña sensación de desconexión con mi realidad. ¿Cómo he llegado a esta vida de excesos y lujos? No lo sé. Pero la emoción de la aventura y el misterio son un refugio para mi alma inquieta
- Deséame suerte, hoy voy a conocer a mi príncipe azul - digo sonando sarcástica.
El viento que sopla al acercarnos al helicóptero hace que mi cabello se agite salvajemente, pero no puedo dejar de sentirme animada. Carlos me guiña un ojo con complicidad antes de alejarse.
- ¡Suerte señorita Luna! Ya verás que él no será un idiota", me dice Carlos antes de perderse de vista.
La verdad es que Carlos y yo nos hemos vuelto amigos gracias a nuestro amor por la lectura. Yo siempre he sido una amante de la fantasía, pero tampoco me resisto ante un buen romance. Nuestras tardes después del almuerzo se pasaban volando en la biblioteca, debatiendo sobre clásicos del romance. Era lo mejor del día.
Mientras el helicóptero se aleja en el horizonte, me preparo para un nuevo día en la Preparatoria Cabinchi De Milo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top