Mi Angel

Después de un par de meses trabajando descubrí que no estaba tan mal, tener una rutina me hacía sentir menos inútil, mis círculo de amistades se había hecho un poco más grandes y bueno el chisme era bueno, sin contar que las propinas estaban muy bien... más con las apuestas.

El chico saliendo enojado me hizo ganar veinte dólares de la última oferta.

—Eres un cabron —dijo Colin sacando el billete.

—Eh que yo también gane —señaló Diego— sabía que Eli no iba a ser el siguiente.

Colin puso los ojos en blanco para darle diez dólares al moreno.

—Que bueno que apuesten, como tanto veo que les gusta el dinero tendrán que empezar a doblarlo turnos —señaló la rubia que siempre salía en el momento menos oportuno.

—Tal vez si no corrieras a todos tus empleados no tendrías que explotarnos —señalé con molestia.

—Gracias por ser el primero en hablar, mañana serás el primero en doblar turnos —aclaró la rubia acomodando las botellas.

—No, yo mañana no vengo —establecí.

—Según quien —gruñó ella cruzándose de brazos frente a mi.

—Según la solicitud que metí hace dos semanas, que está sellado y firmado por ti— le recordé lo que se le olvidaba.

—Pues no va a poder ser lo siento —me dijo ella sería.

—Pues yo no voy a venir —dejé en claro

—Si no vienes te despido —amenazó con una sonrisa.

—Pues despídeme —me reí— a este paso dudo que puedas mantener este lugar tú sola.

Me di media vuelta para irme a esconder a la cocina, por el momento no tenía mesas que atender así que me tomé mis diez minutos, me senté en un banco a lado de la barra junto a Eli.

—Prueba —me metió un pan de ajo en la boca.

—Está bien —bufé después de probarlo.

—Se lo puedes decir a Adler, dice que tiene mucho ajo —gruñó.

—Puede ser, mi gusto no es el mejor —le recordé pues me había quemado parte de la vía aérea, por lo que mi gusto no era el mejor.

Eli me miró para arquear la ceja.

—No deberías estar trabajando —me regañó

—No deberías hacer más pan —le recordé.

—Eso es verdad —llegó el sou chef — a trabajar los dos.

Bufé para salir, Colin me sonrió para darme algo de beber, las mañanas podían ser algo calmadas pues solo venía una que otra persona, sin embargo la tarde era cuando más se llenaba estos lugares incluyendo la noche, el día de hoy me tocaba quedarme lo que iba a ser sumamente irritante.

Al cerrar la calma reinaba más que el sonido de las sillas que subíamos sobre la mesa.

—Escucha niño bonito si vienes mañana te doy un bono extra —me dijo Athena, estaba desesperada.

—Crees que necesito tu dinero —confronte con molestia— estoy aquí para cuidar a Eli de que no incendie este lugar, no tengo necesidad.

—¿Qué no el que incendia lugares eres tú? —me atacó.

Puse los ojos en blanco para seguir con mi trabajo.

—Necesito tu ayuda mañana podrías...

—Mañana es el aniversario de la muerte de mi hermano —contesté de mala gana— así que no, lo siento pero tengo cosas que hacer.

Ella no dijo más para asentir y ponerse a recoger.

—Podrías ascender a Diego a mesero —sugerí.

—Aja y si hago eso quien va a limpiar los pisos —señaló odiosa.

Bufé para mirarla, la chica solía limpiar las mesas cuando estaba molesta... lo que era prácticamente siempre.

—Si lo asciendes puedo ayudarte a limpiar los pisos cuando acabe mi turno —me ofrecí.

Athena se lo pensó por un momento para asentir.

—Que buen amigo eres —se burló.

—Si bueno a ti te faltan algunos —señale.

—Tengo amigos —asintió con molestia.

—Tus primos no cuentan —demerite.

La rubia se lo pensó para verme.

—Cállate Beck —gruñó— largo ya me molestó tu feo rostro.

—Tu eres la primera en decir que es bonito —le recordé— adiós chef —dije burlón en un saludo militar.

Mi papá ya me esperaba afuera del restaurante para llevarme a casa.

—Pa... compraste lo que pedí —le recordé.

—Claro que si mi niño —asintió— le hice su pastel de Zanahoria a Cas, está en el refri.

—Gracias papá —asentí.

Llegamos a la casa cerca de las once de la noche, Eli ya estaba dormido con Kraken sobre él... me acosté a dormir, mañana era un día importante.

El primer año de la pérdida de mi hermano lo había pasado en prisión... aquel día había hecho que me dieran una paliza para no tener que pensar en mi Cas, aquel día en la enfermería había conocido a un recluso llamado José, aquel hombre estaba encerrado por haber matado al asesino de sus hijos, al parecer un borracho chocó su coche matando a su familia dejando solo a él como sobreviviente... llevaba treinta años en prisión de una condena de por vida, aquel hombre al preguntarle cómo podía soportar el dolor me respondió con una única cosa, que celebrara su muerte, hacer las pases con él es lo que necesitaba para soportarlo, este año sería el primero en celebrarlo.

Desperté para preparar el desayuno favorito que podía hacer, cereal con leche... era mi especial con variedad de cereales y una cuchara de azúcar... era una bomba si, pero teníamos que subir de peso.

—Cereal —dijo Derek sentándose— que rico.

—No tienes que comerlo Derek —señale riendo— te puedo preparar un sandwich.

—No, hoy es día de Cas y desayunaré su cereal favorito —dijo decidido.

—Pues no era su favorito solo que este cabron no sabe cocinar otra cosa —se burló Eliot.

—Eso... es verdad —me senté— pero a mi niño le gustaba así que cállate.

Eli asintió para sentarse y probar una cucharada para escupirla.

—¿Qué? —me quejé

—Porque sabe así —señaló confundido

Comí una cucharada para saber a qué se refería... estaba salado.

—Bueno no sería la primera vez que comimos cereal salado —acepté mi derrota.

—Ya no lo comas niño —dijo Eli quitándole el plato.

—Gracias —suspiró, de no ser por eso se lo hubiera acabado.

Prepare el cereal bueno para ahora si comer bien el cereal, al acabar papá llevo a Derek a la escuela, Eli había tomado un turno doble pues había roto la televisión de papá así que andaba corto de dinero por lo que se fue temprano.

Me preparé con las cosas que tenía que llevar, una manta, la comida que me preparó mamá Rita para el rato, el pastel de zanahoria y claro no podía faltar mi hermano.

—Bueno hermanito listo —sonreí— hora de dar una vuelta.

Tome un poco de sus cenizas para colocarla en una mini urna más pequeña para llevarlo conmigo, papá regresó para llevarme a la playa.

—Gracias por llevarme papá —dije en el camino— pero si me hubieras prestado el coche no tendrías que llevarme y traerme a todos lados

—Cuabdo te den tu licencia con todo gusto —me sonrió.

—Pues ya estuvo que me llevaste de por vida —suspire.

Papá negó para poner algo de música que le gustaba a mi hermano, al llegar me bajé con las cosas.

—Regresó por ti a las tres de acuerdo —me dijo papá— y Beck, me siento muy orgulloso de ti.

—Gracias papá —asentí.

Me acomodé en una parte de la playa, la arena era cálida y hacía buen clima, no había nadie probablemente porque era miércoles, lo que era perfecto

—Bueno mi Cas somos tú y yo el día de hoy —sonreí.

La cálida brisa me hizo sentir más cerca de él.

—Escucha mi niño, fueron años difíciles pero sabíamos que así sería —suspiré— perdí a mi Sammy, debe estar contigo ahora así que cuídalo bien, ambos sabemos cómo es, amm también me queme, me alegro que no me veas así... y me adoptaron de eso seguro si estás feliz... y ya no se que más contarte.

Suspire, me sentía como un estúpido pero ya no quedaba de otra.

Durante mi estadía me puse a leer un poco de su libro favorito, le encantaba dejar notas en los libros, algunos de ellos comentarios ofensivos a uno que otro personaje, por la tarde comí el estofado de mamá que era su favorito con claro su pastel de zanahoria que no podía faltar, mojé mis pies en las olas del mar para al final escribir la carta que me recomendaron.

Para Cas
Hermanito, han pasado dos años desde que volaste y no a faltado un solo día en el que no te extraño, ahora entiendo que estás en un mejor lugar donde ya no sufres, ya no te duele nada y eso está bien.

Quiero que sepas que estoy intentando seguir adelante por ti, te amo con todo mi corazón mi Cas no lo olvides... siempre serás mi hermanito adorado.

Suspire para guardar la carta en la botella para adentrarme en el mar y dejarla ir, ahí mismo esparcí sus cenizas, a él le encantaba el mar y aunque siempre quise llevarlo a una de esas playas hermosas como Cancún está siempre sería nuestra playa.

Nade un poco en el agua helada hasta que empezó a llegar gente, no quería que me vieran desnudo pues ya solo veían las quemadas.

Me senté en mi lugarcito a esperar a papá, pero poco me esperaba la llegada de la rubia.

—¿Y tú qué haces aquí? —arque la ceja.

—Vengo a recogerte —bufó sentándose a mi lado— tu papá le pidió a Eli que si conseguía quien venía por ti y ya que fui corrida de mi propio restaurante no me quedó de otra.

—¿por qué te corrieron? —cuestione ofreciéndole algo de pastel

Ella lo miró para aceptarlo, dándole una probada con molestia.

—Adler me puso en tiempo fuera antes de que terminara corriendo a todos —gruñó molesta— pero para que sepas yo no soy la que tiene el problema de actitud son los nuevos empleados.

—Yo digo que eres tú —señale enterrando mis pies en la arena.

—Cállate o te despido —establecío.

Negué mirando el horizonte.

—Linda playa —murmuró tomando la foto de mi hermano que había traído— es muy tierno.

—Lo era —asentí.

—¿Cómo se llamaba? —me preguntó.

Aún no estaba acostumbrado a hablar de él en pasado.

—Casper —conté.

—Que lindo... nombre —dijo confundida— perdón pero porque Casper.

—Cuando nació era muy prematuro y pequeño, que su piel era tan transparente que parecía fantasma —expliqué.

—Bueno Cas se ve que era un niño muy listo —me entregó la foto— lamento que falleciera.

—Gracias —asentí.

Ahora entendía que por más que me doliera había fallecido en un buen momento, mi hermano no hubiera soportado verme quemado o peor aún en prisión... el dolor lo hubiera consumido y eso si me hubiera terminado por matar, el día que falleció mi ángel lo pude tener en mis brazos, despedirme, darle un último abrazo... si hubiera muerto mientras yo estaba en prisión... me hubiera suicidado ahí mismo probablemente.

—¿Listo para irnos? —me preguntó.

—Si, estoy listo —asentí levantándome dándole una mano para levantarse.

Durante el camino solo me la pasé escuchando de las miles de razones por las cuales podría corrernos, la verdad es que si tenía buenas razones sin embargo estaba atada de manos.

Un camino que se hizo corto, para dejarme en mi casa.

—Mañana sin falta —me recordó— y tenemos un trato.

—Adiós Athena —me despedí— nos vemos mañana.

La rubia se fue acelerando... era pésima conduciendo, entré a casa para acostarme un momento.

—Que día verdad hermanito —suspire— te amo mi niño.

Me quedé recordando a mi niño hasta quedarme dormido, era mi ángel.


Primer capítulo del año 💕 trayendo de vuelta a Cas para recordarlo un poquito 🥺✨

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