019- My Little Falena.

Faltaba muy poco para que Kaya hiciera su aparición en este mundo.


En ese lapso de tiempo habíamos escogido su nombre, sería Kaya Ayleen y bueno, sus apellidos están por verse.

-¿Sabías que mi abuela materna tenía los ojos azules?-Lo miré con una sonrisa.

-¿De verdad?

-Mi madre también los tiene, pero en mi predominó el color café de mi papá.

-¿Te imaginas que Kaya los tenga azules?

-Quizás.-Le sonreí emocionada.-Iré a comer algo, ya vengo.

Caminé hasta la cocina y tomé una caja de flips que Jungkook había comprado para mí. El se había vuelto demasiado importante para mí en tan solo unos meses, había estado en todo el embarazo y finalmente ahora que estábamos en la etapa final, el estaría conmigo.

La tranquilidad se vió afectada al sentir que algo me recorría las piernas.

Había roto fuente.

Ay no, ay no, ay no.

-¡Jungkook!-Grité con todas mis fuerzas, estaba llorando.-¡Ayúdame!

-¿¡Qué ocurre!?-Abrió la puerta de la cocina y el ruido me hizo estremecer.

-Rompí fuente...-Murmuré entre sollozos.

Me tomó en brazos con delicadeza, ambos temblabamos. Me dejó en el sillón unos minutos mientras iba a buscar el bolso ya preparado con todo lo necesario para Kaya y para mí; las contracciones iniciaron fuertemente. La adrenalina que se sentía en ese momento fue la suficiente para que Jungkook fuese rápido, me sacó de la casa con esa misma rapidez y sin pensarlo estuvimos en el primer hospital que teníamos cerca.
Las contracciones eran dolorosas e insoportables, pero mi mente estaba en otro lugar pensando que en tan solo horas mi hija estaría aquí conmigo. El tiempo pasaba muy rápido, casi como una bala y junto a el, las contracciones seguían siendo mucho más fuertes que las anteriores obligándome a pensar en la epidural.

Jungkook nunca me dejó sola, a pesar de que él también tenía miedo se mantuvo conmigo hasta el último segundo. Se sentía conmovedor pues el no es el padre de Kaya.

Sonará egoísta pero...quisiera que Jack estuviese aquí para ver a su hija, pero ya no hay vuelta atrás.

-Ya falta muy poquito mi Belly.-Tomó mi mano, dándome algo de fuerza.

-Hola chicos, vengo a revisar a Bella. Necesito saber si ya está lo suficientemente dilatada como para dar a luz.-Acomodó sus guantes y empezó a revisarme.

-¿Cuanto se necesita para dar a luz?-Pregunté con dificultad.

-Diez centímetros.-Respondió antes de revisarme una vez más.-Tienes nueve centímetros de dilatación Bella, falta muy poco.

-Dios...-Interrumpí mis palabras ante la tan fuerte contracción que estaba sintiendo.

-Bella, estás en trabajo de parto.-Informó mientras llamaba a las enfermeras.-Tenemos que irnos ya.

La camilla empezó a moverse, Jungkook corría a mi lado mientras hablaba por teléfono con Anny, quien estaba con Namjoon, informándole de la situación. Unos minutos después nos encontrábamos en el quirófano, nuevamente, una contracción. A mi lado se encontraba Jungkook ya vestido con implementos de protección quirúrgica, tomaba mi mano con su mano enguantada.

A mi alrededor se movían muchas cosas, una lona azul fue puesta en mis piernas para que no fuese posible la vista.

Los nervios me están carcomiendo.

-A la cuenta de tres, preciosa, vas a pujar, ¿Si?-Preguntó y yo asentí.-Uno...-Mis ojos se cerraron e inconscientemente apreté la mano de Jungkook.-Dos...-Mi corazón latía fuertemente, podía escucharlo en el monitor cardíaco.-Tres, ¡Vamos preciosa, tú puedes!

Puje con fuerza y un grito desgarrador se desprendió de mi garganta.

-¡Una vez más, vamos!-Exclamó y volví a pujar con más fuerza.

El sudor recorría mi frente y Jungkook tomaba mi mano como si se le fuese la vida en ello, seguía pujando hasta que el doctor me indico que descansara. Minutos después me indicó que ya faltaba muy poco, que debía hacerlo y que fuese fuerte.

Volví a pujar.

La desesperación me estaba consumiendo, pues no sabía cuánto faltaba para que el dolor que sentía por fin terminara.

-¡Una vez más, Bella! ¡Ya veo su cabecita!-Exclamó el médico y volví a pujar.

Escuché su llanto, su precioso llanto.

Ella estaba aquí, mi hija estaba aquí.

-Es...Es hermosa.-Murmuró Jungkook al momento de que le pidiesen cortar el cordón umbilical que nos unía a ambas.

El doctor la ubico suavemente en mi pecho y la nena dejó de llorar, quedando solo en un tierno puchero. Suspiré cansada pero feliz, ella le decía "hola" al mundo con su mirada, sus orbes eran color grisáceo que me hacía preguntarme en qué momento vería el verdadero color de sus ojos. Soy mamá, soy el ejemplo de un pequeño ser.

La sensación de ser madre era algo que no podía compararse a nada, Kaya era una chiquita nena indefensa, mi hija, una pequeña parte de mi.

Horas después pude tenerla solo para mí, adoraba lo preciosa que se veía, su piel era blanquecina como la nieve, sus mejillas rosadas como un algodón de azúcar, chispeada por muchísimos lunares como Jack y también peli-lisa como el, sus labios eran gruesos y rosaditos, casi igual que los míos, ella era una perfecta combinación entre Jack y yo. Jungkook nos observaba fascinado por la belleza y la similitud entre ambas, sus ojos destellan un brillo inigualable.

-¿Le pondrás el apellido de Jack?-Preguntó acercándose a nosotrs y tomándole la manita a Kaya.

-No lo sé.

-¿Sabes?-Lo miré atenta.-Haz lo que tu corazón te dicte que hagas, no hay prisa.

-Lo haré.-Sonreí.

Anny y Namjoon aparecieron en el umbral con un montón de peluches, flores y regalos. Sonreí emocionada al verlos llegar juntos, habían forjado una bonita amistad al entenderse mutuamente.

-Dios mío...Es muy bonita.-Susurró Namjoon mientras se acercaba-Felicitaciones, mamá.

-Gracias.-Sonreí dejando ver mis hoyuelos, que solo se veían cuando sonreía de verdad.

-Hey, bonita..¿Como te sientes?-Preguntó Anny.

-Cansada, el parto fue terrible.

-Estarás bien.-Ella nos miró feliz.-Y esta chiquitina será mi protegida siempre.

-Lo sé, se que todos la cuidarán.

El sonido de la puerta interrumpió mis palabras. Era la enfermera, preguntó por el nombre de la nena para registrarla y ponerle el brazalete.

Pedí privacidad pues quería que fuese sorpresa el nombre de mi hija.

-Y bien, señorita Bella, ¿Cual será el nombre de esa pequeña?

-Kaya Ayleen Jeon Park.-Sonreí emocionada mientras la veía.

Ella se había convertido en el amor de mi vida.

El pequeño amor de mi vida.




















-¿Todo bien?-Preguntó Jungkook mientras llegaba a nosotras.

Finalmente estábamos en casa luego de unos largos días.

-Quiero decirte algo, Koo.

-Te escucho

-Sé que quizás he sido horrible contigo, perdóname por todos los guantazos que te he dado, por todas las veces que he sido borde contigo y bueno si no lo digo ahora, no lo haré nunca; Te amo, siempre lo hice Jungkook, incondicionalmente, dije que te odiaba pero nunca pude hacerlo, por eso quiero intentarlo una vez más porque Dios, has estado en todo el proceso de mi embarazo incluso si no eres el padre biológico de Kaya. Jungkook...ella lleva tu apellido, esa fue la razón por la cual pedí privacidad, porque quería que fuese una sorpresa para ti.

-¿De verdad hiciste eso?-Murmuró dubitativo.
Le mostré el brazalete de Kaya, el cual aún no se lo había quitado y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Ahí estaba su nombre, con nuestros apellidos juntos.

-Eres la mejor, la mejor.-Me abrazó con fuerza, correspondí con el mismo amor que siempre le tuve.

Quizás en este tiempo me di cuenta que siempre sentí algo por el, por muy básico o no tan fuerte que fuese, el sentimiento estaba ahí. El estuvo en todo mi embarazo, desde que se enteró, hasta que la nena nació.

Ahí me enamoré más de el.

Jungkook era un hombre, no un niño. Pensaba como un hombre y el sabía que si nos daba vida, ¿Para que dejar morir esta oportunidad?

Lo besé, lo besé con todas esas ganas que tenía reprimidas desde hace cinco años. Por fin no había ninguna barrera entre nosotros, ya no había ningún espacio.

Solo éramos el y yo, yo y el.

-No me jodas.-Murmuró Anny.-¿No sabes cambiar un pañal

-¡Nunca aprendí!-Exclamé.

Me crucé de brazos bajo la mirada de mi hija, de Bella y de Anny. ¡No tengo culpa! Mi madre nunca me enseñó a cambiar pañales.

Escuché la estruendosa risa de Bella quien también estaba allí. Me sentía algo juzgado pero era la primera vez que hacía esto.

Las primeras semanas después del nacimiento de mi falena fueron una montaña rusa de emociones, un torbellino que me atrapó por completo.
Las noches se convirtieron en una mezcla de agotamiento y asombro. Cada pequeño movimiento, cada sonido que emitía, era un descubrimiento. La veía dormir, con su respiración suave, unos pequeños ronquidos que me parecían de lo más tierno del mundo, y me sentía invadido por una paz indescriptible, pero también por una responsabilidad enorme. Me preguntaba si sería capaz de protegerla, de darle todo lo que necesitaba.

Por supuesto, también hubo desafíos. Las noches sin dormir, los llantos inconsolables que parecían durar una eternidad. Me sentía impotente, a veces frustrado, porque quería hacer todo perfecto para ella, pero sabía que estaba aprendiendo sobre la marcha. Sin embargo, incluso en esos momentos difíciles, había una belleza en la conexión que estábamos construyendo.

La llegada de mi pequeña falena me cambió en formas que nunca imaginé. Me enseñó el verdadero significado del amor incondicional y me recordó lo hermoso y frágil que es la vida.

-Jungkook, ¿Me estás escuchando?-Preguntó Anny haciéndome salir de mi ensoñación.

-Eh...¡Si! Estoy aquí.-Exclamé y ellas rieron.

Definitivamente, esto sería algo largo.

-Observa, así se hace.-Anny le cambió el pañal a la nena y me enseñó como se hacía.

La tomé en mis brazos, aún frágil como una flor, sonreí mientras notaba que su mano se enroscaba en mi dedo fuertemente.

Cómo si no me quisiera dejar ir.

Esa conexión innegable que Kaya y yo habíamos creado era impresionante. No era su padre biológico, pero si sería su padre hasta que ella me lo permitiese. Quería verla crecer, vivir todas aquellas experiencias que su madre y yo ya habíamos vivido, quería que ella fuese alguien en la vida, que tuviese triunfos grandes; que fuese lo que ella quisiese ser.

Desde que nació, la amo.

-With love, Danna Kim 💗

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