015- Save your tears.

Habían pasado dos semanas más desde la grabación de Open Arms. Me encontraba nerviosa pues aún no había recibido respuesta de PD-nim y su opinión me importaba. Las náuseas se habían hecho presentes nuevamente en mi embarazo, haciéndome vomitar mínimo cinco veces por día.

Anny me cuidaba en mi casa en el día y en la tarde, ya en la noche Jungkook se quedaba conmigo hasta que estuviese dormida.

Se sentía raro, pues llevaba tiempo sin dormir con Jeon y que ahora no teníamos esa relación tan estrecha, era extraño.

Pero me sentía cómoda, una comodidad que juré jamás volver a sentir. El se estaba volviendo nuevamente importante y ese odio que le tenía por haberme abandonado sin decir absolutamente nada disminuía. Ya no me ataba a un dolor que me hacía vivir llena de resentimiento, con ganas de vengarme y hacerle pagar todas las lágrimas que una vez derramé.

Crecí, pues sería el ejemplo a seguir de un pequeño ser a partir de ahora. Mi futuro hijo me importaba más que nada.

—¿Aún no obtienes respuesta?—Preguntó Jungkook mientras me entregaba malvaviscos con chocolate y chispas de colores.

—No, aún no.

—Nunca suelen demorarse tanto...—Mencionó al sentarse a mi lado.

—Lo sé, por eso los nervios me consumen.

—Tranquila, se que esa canción estaba perfecta, solo necesito que estés tranquila.

—El embarazo me tiene las emociones revueltas, a veces estoy triste y a los minutos estoy feliz.

—Es normal, tendrás que acostumbrarte por nueve meses.—Subió mi camiseta y acarició mi abdomen, me estremecí, el lo notó.

—¿Ella sabrá que eres tú?—Pregunté mientras lo miraba.

—¿Ella? ¿Quieres que sea niña?—Asentí como una nena emocionada.—Yo también quiero que lo sea.

—Solo se que se siente emocionante saber que hay un pequeño ser dentro de mi.

—Belly...—Lo miré atentamente al escuchar mi apodo.—Se que quizás sonará raro que yo diga esto, pero de verdad quiero decírtelo porque siento que me voy a desmoronar si no lo hago.

—Adelante.

—Sabes que siempre te he amado y todo esto es solo un obstáculo más. El destino te separó de mi cuatro años, casi cinco y en ninguno de ellos deje de pensar en ti, incluso llegué a mentirme diciéndome que amaba a alguien más cuando nunca deje de pensar en ti. Nunca supe que día te olvidaste de mi o si realmente lo hiciste.—Suspiró dándole una rápida mirada a mi abultado abdomen.—Déjame ser una figura paterna para esa pequeña que está ahí, quiero serlo. Se que Jack no lo aceptará, pero está claro que el nunca será buen padre, no es maduro.

—Jungkook, yo...—Acaricié su mejilla con mi mano derecha.—No puedo negarle a Jack la posibilidad de ser un padre presente, ni siquiera sabe que lo será.

—Belly...

—No tiene discusión esto, Jeon. No puedo hacerlo así, no así.

—Bebé...—Suspiró mientras le hablaba a mi abdomen.—Mami quiere que seas infeliz solo por darte un padre egoísta que no piensa en ti.

—No quiero que sea infeliz, Jungkook, solo quiero que tenga un padre.—Con mi dedo índice hice que me mirara.—Jack lo sabrá, pero si el no lo acepta, estaré gustosa de darte una oportunidad con mi hija.

—¿Contigo también?

—No hablamos de eso.

—Belly, solo quiero hacer las cosas bien, no quiero volver a fallarte.

—Ha pasado muy poco tiempo desde que terminé con Namjoon, eso es tenerle respeto a él y también a mi misma.

—Pero, ¿Algun día lo harás?

—Quizás.

—Bella, solo dame una oportunidad, te prometo que seré el mejor papá para esa nena y seré una gran pareja para ti.

—Quiero que lo demuestres.

—Hey, falena, ¿Estás escuchando a tu madre?—Le habló a mi abdomen, bueno, a mi hija.—Le demostraré que soy capaz de amarlas a ambas con mi vida.

—¿Falena?—Reí al escuchar el extraño apodo que le dio a mi futura hija.

—Polilla, en Italiano.—Me sonrió con esa linda sonrisa de conejillo. Se sintió tan real, tan incondicional.

—¿Por qué le llamarías polilla a mi hija?

—Para resaltar lo preciosa que será, quiero que sea una niña, Bella, lo anhelo con mi existencia.

—Yo también quiero que lo sea, ¿Sabes?—Suspiré.—Siempre soñé tener a una nena, peinarla y vestirla como si fuese una muñequita de porcelana.

—La protegeré con mi vida, si alguien la toca, lo asesinaré.—Me miró extendiendo su dedo meñique.—¿Es una promesa?

—Es una promesa.—Entrelacé mi dedo meñique con el suyo, sellando así una promesa.


Las semanas pasaron desde la última vez que hablé con Bella. Me dolía separarme así de ella solamente por un maldito error, así como me dolía seguir siendo su estupido mejor amigo.

Aunque ni siquiera estaba seguro de si aún lo era.

Anny me informaba de ella, si estaba bien, si no lo estaba. Sin embargo, había algo que Anny me estaba ocultando sobre Bella, algo que no me quería decir ni porque estuviese muerta.

Ella era una gran amiga.

Me dirigí hacia la casa de Bella, pues necesitaba respuestas de lo que había ocurrido además de hablar con ella. Estaba claro que iba a perder la dignidad más de lo que ya lo había hecho pues Bella me había dejado claro que no quería verme más en su existencia, pero me preocupaba a pesar de todo ya que aún seguía siendo importante.

Yo sabía que solo un genio podría amarla y entenderla, pero lo que no sabía era quien era ese genio.

Estacioné mi auto en el gran estacionamiento del conjunto residencial en donde vivía Bella, encontrándome con una sorpresa: el auto de Jeon Jungkook estaba allí.

¿El estaba con Belly?

¿Era eso lo que Anny no me había contado? Imposible, Bella odia a Jungkook.

Caminé hacía la gran casa de la rubia, pues necesitaba respuestas. Toqué el timbre siendo recibido por nada más y nada menos que Jeon Jungkook, confirmando mis sospechas de su estadía juntos.

—Que sorpresa, Jungkook.—Lo miré con desprecio, no sabía que carajos estaba haciendo aquí.

—Digo lo mismo, Rojas.—Se cruzó de brazos, su mandíbula marcándose me daba mala espina.—¿Que deseas?

—Necesito hablar con Bella, ¿Es posible?

—Debo preguntarle antes de darte una respuesta, Rojas.

—No será mucho tiempo, Jeon. Sobre todo, yo soy su mejor amigo y estuve allí cuando alguien más no lo estuvo.—Dije con una sonrisa sarcástica.

—Bien, pasa.—Finalmente accedió, haciéndose a un lado.—Esperarás aquí, ya la traeré.

Desapareció por unos segundos y luego, apareció con la que era la chica de mis sueños, la ayudaba a bajar cuidadosamente, tal y como lo hacía un caballero.

Pero, había algo que despertó en mi la curiosidad. Se notaba desde lejos que Bella había subido algo de peso, se tomaba disimuladamente su abdomen que estaba algo abultado, como si fuese un embarazo, bajaba temerosa a una caída tal y como lo hacía una mujer embarazada.

Espera, ¿Qué?

Imposible.

—Jungkook, ¿puedes quedarte cerca?—La escuché preguntarle al tatuado con su voz temblorosa. El solamente asintió ante su pedido.—¿Que quieres, Jack?

—Se que no debí tomarme el atrevimiento de venir, sobre todo por lo que había pasado antes...Estaba preocupado, Belly.

—Estoy bien, ¿Que no me ves?—Habló y noté que no hacía el esfuerzo de mirarme, quizás le daba asco.

—Tambien quería hablar sobre lo que sucedió...Belly, cometí un maldito error, pero no quiero perderte por eso.

—Ya me habías perdido hace mucho tiempo, Jack.

—No quiero que esto se quede así, Belly. Se que terminaste con Namjoon por culpa de esta situación y quiero aprovechar para pedirte que me escojas, que me ames tal y como soy.

—Te amo, Jack. Pero solamente como mi maldito mejor amigo, rebasaste esa línea como si fuese un estupido deporte.

—Se que no debía ser así, Bella, se que no debí..—Suspiré frustrado.

—Jack, por favor necesito que me escuches.—Se acercó un poco a mi, se notaba muy nerviosa.—Lo que te voy a decir, quizás no es nada fácil de digerir o pensar, pero es así.

—¿Ocurre algo contigo?

—Jack, yo...—Cerró los ojos, quizás en busca de esa fuerza que le faltaba.—Serás papá. Estoy embarazada.

El mundo se me cayó encima. Cómo si fuese un balde de agua fría, así fue la noticia.

Me enteré de algo que, en teoría, debería ser la noticia más feliz de mi vida. Pero... no lo siento así. Me acaban de decir que voy a ser papá. Y, en vez de sentir alegría, lo único que tengo es una enorme tristeza que me pesa en el pecho.

Me dijo que está embarazada, que vamos a tener un hijo. En este momento, mi mente se quedó en blanco. Debería haber sentido felicidad, ¿no? Pero no es así, extrañamente.

Tal vez sea porque mi vida no está en el mejor momento. Un hijo significa responsabilidad, dedicación, y ¿cómo voy a darle todo eso si apenas puedo conmigo mismo?

No es que no quiera al bebé. Es que no sé si puedo. El miedo me está paralizando. Siempre me imaginé que, cuando llegara este momento, estaría preparado, feliz, emocionado. Pero la realidad es muy diferente. Siento que no soy suficiente, que no tengo nada que ofrecer. ¿Qué clase de padre voy a ser si ni siquiera puedo estar bien con mi propia vida?

Es un torbellino de emociones. Por un lado, sé que hay una pequeña vida que va a depender de mí, que necesita amor, protección, todo lo que pueda darle. Y por otro lado, la sensación abrumadora de que no soy capaz, de que voy a fallar. Esta tristeza es como un agujero negro, succionando toda la luz que debería estar sintiendo en este momento.

¿Es egoísta sentirme así? Puede ser. Pero es la verdad. No puedo escapar de lo que siento. Todo lo que puedo hacer ahora es enfrentar esta tristeza, tratar de entenderla para intentar ser un padre presente y responsable de ese pequeño ser que está allí, dentro, viviendo con su madre.

—¿Cuánto?—Por fin me atreví a preguntar. La tristeza por las circunstancias en las que se había dado me invadía.

—Cuatro semanas, casi un mes.

—Dios mío, Bella...Podremos ser felices con ese pequeño que está allí.—Me acerqué, pero ella retrocedió.

—Que vayas a tener un hijo conmigo no significa que yo quiera estar contigo en una relación sentimental, no siento nada más que una gran amistad hacia ti.

—Bella, ¿No me dejaras ser parte de la vida de ese bebé?

—Claro que estarás, Jack, serás su papá. Pero no estarás como tú quieras o como lo desees, soy yo quien lo llevará por nueve meses y seré yo quien decida como estarás con mi hija.

—No eres la única que lo hizo.

—Pero si quien deberá cuidarla mientras esté dentro de mi.—Se cruzó de brazos, molesta.—Estarás el día que revelen su sexo y el día de su nacimiento, de resto, no te quiero cerca de mi.

—Belly...

—Jack.

—Espero que entiendas que es una decisión muy egoísta.

—Siempre he sido egoísta, no se que te sorprende.

—No quiero perderte.

—Ya lo hiciste, ahora, largo de mi casa.—Murmuró, su voz se escuchaba rota pero autoritaria.

—¿Puedo al menos hablarle?—La miré con súplica.

—Carajo...—Refunfuñó.—Hazlo, pero será lo último que hagas hasta dentro de cuatro meses, Jack Rojas.

Me acerqué con cuidado a su abdomen descubierto, ya estaba algo abultado porque ya era literalmente un mes de embarazo, pero aún así tenía la esperanza de que mi futuro hijo me escuchaba.

—Seré breve, bebé. Es impresionante como un pequeño cúmulo de células puede provocar un amor tan impresionante, pero también un remolino de emociones complicadas de descifrar, realmente me parece increíble como alguien que aún no conozco me puso el mundo de cabeza. Te protegeré, hija, porque quiero que seas una niña, para verte con esos vestidos tan preciosos que alguna vez vi y me parecieron tan divinos que quise tener una hija; quizás no sea el mejor padre del mundo, pero haré el mejor esfuerzo de estar cuando nadie está, jamás en la vida te abandonaré como un cobarde, porque a pesar de que estoy triste por las circunstancias en las que te concebimos, no puedo ignorar mi instinto paternal. Te amo, bonita, te estaré esperando con ansias.

Seré papá, mundo, seré papá.

-With love, Danna Kim 💗

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