Tanizaki II

Atenta a las miradas, _________ se refugiaba en su libro tratando de ignorar en lo posible las miradas curiosas que le echaban por el libro que en sus manos descansaba. Volando sus cabellos el aire se filtro por la ventana y movió el artefacto de conchas que colgaba del techo, hecho para la presencia de fantasmas y para protección.

La tienda Vudú de Nueva Orleans estaba abierta toda la noche ese día, porque el treinta y uno de octubre era la fecha donde su madre subía los precios y los vendía como ofertas. El libro de desgastadas y gruesas hojas era nada más y nada menos que uno de Vudú, _______ estaba muy entretenida leyendo las diferentes maneras en las que podía atraer un Loa*. Probablemente aquello era malísima idea y su madre se lo había prohíbo por distintas razones, pero _______ era bastante cabezota. Así que, dicho y hecho, fue a su habitación.

Dejando que su madre se distrajera atendiendo la tienda y revendiendo baratijas por el doble de su precio.

—Esto es mala idea —susurró para si misma una vez terminada la invocación. Se tendió en su cama y cerró los ojos—. Que no aparezca nada, que no aparezca nada.

—¿Necesitas una oración diferente? Porque esa no funciono —respondió una voz en su oreja.

_________ saltó de la cama y cayó al piso, tomo uno de los libros que tenía a su lado y lo arrojó contra el ser que flotaba en su cama. El pelirrojo emitió una queja y tomo el libro, lanzándolo con desinterés al suelo. Tanizaki examinó la habitación con cautela y mostró una mueca que decía mucho al ver los posters que tenía regados por las paredes.

—Otra otaku...

—¡Cállate!

El Loa negó con la cabeza ante semejante falta de respeto. Tanizaki se tiró en la cama como si de su casa se tratase, en silencio contempló a la chica que permanecía en el suelo con una nueva de enojo y terror.

—Normalmente me invocan en Japón y termine en Nueva Orleans, la cúspide del Vudú.

—¿Conoces al Barón Samedi**? —inquirió ella con evidente curiosidad pues su cuello se había estirado. Tanizaki asintió con la cabeza.

—Obvio. Detesto a ese viejo, Dazai también lo detesta —murmuró poniéndose de pie—. Y bueno, ¿Para que me llamaste?

—Porque estoy aburrida —Tanizaki quedó atónito.

—¿Llamaste a un ser sobrenatural que te puede arrancar la cabeza con la mano porque estabas aburrida?

Ella asintió. Tanizaki rodó los ojos y se cruzó de brazos, indignado de que una muchacha irresponsable lo hubiera llamado para hacer estupideces y no los pactos de sangre que él tanto disfrutaba llevándose las almas de sus compradores. Pese a su actitud un tanto arrogante, tomo asiento en la cama, dispuesto a escuchar las bobadas que una adolescente como ella tenía para ofrecerle; después de todo no todos los días era invocado por chicas bonitas.

—Bien. Soy todo oídos a tus retorcidos secretos.

Ella sonrió y a Tanizaki le pareció que esa sonrisa indicaba la más pura y enferma maldad que una chica pudiera retener en ese cuerpo y ese rostro inocente. _______ corrió por su computadora para abrir el manhua de BJ Alex y por supuesto, mostrárselo al Loa.

Decir que Tanizaki quedo perturbado luego de leer los primeros capítulos fue poco, el Loa no sabía ni que decir, no tenía palabras para describir lo repudendo que había sido leer todo eso y todavía peor, quedarse a ver en vez de arrancarle la cabeza a la muchacha como tenía planeado desde un principio.

—¡Oh por todo lo vendido niña! ¿¡Qué puercadas son esas!? —Tanizaki se llevó una mano a la cara, dramatizando toda la situación.

—Prefiero que lo veas a que mis amigas se enteren de mi doble vida o mi mamá, sería mi perdición —Ella tomó aire y sonrió—. ¿Y bueno? ¿Cómo te llamas? Tienes un nombre ¿Cierto? Todos tienen uno, sino lo tienes te llamare-

—Junichiro —respondió cortando la frase para que no dijera otra tontería.

—¡Japones! Justo a donde quiero ir ¿Qué tengo que venderte para que me lleves?

Tanizaki puso una expresión pesimista y rodó por la cama, lamentando cada segundo que pasaba haber aparecido en aquel lugar. Largo un suspiro llevándose las manos a los ojos como quien sufre y obvio que estaba sufriendo, quería arrancarse los ojos para no verla y los oídos para no oírla.

—Para eso véndele tu alma al diablo Dazai.

—¿Dazai no era la famosa parca?

—Hablo del otro Dazai. El Dazai joven —finalizó el chico, resignado a sufrir esa miseria por el resto de la noche.

Dispuesto a seguir hablando, el pelirrojo abrió la boca y fue interrumpido por ________, quien se levantaba a prepararse una sopa instantánea y un vaso de coca para cenar —que no se note su mala alimentación por favor—. Soltando un pfff, Tanizaki se arrellano en la cama, tomando aquel lugar como su posición oficial cada vez que visitara el hogar de la chica; porque si pretendía que la iba a dejar de visitar así como si nada tendría que retractarse de su idea.

Él no la iba a dejar luego de que le mostrara esas puercadas.

Iluminando con su luz blanca el perfil delgado del Loa, la computadora descansaba en el suelo, abandonada en la quietud silenciosa de la habitación, siendo uno más de los elementos que adornaban el desorden del cuarto. Aquel extraño artefacto humano llamó la atención del pelirrojo, flotando hasta ella la llevó consigo a la cama y empezó a inspeccionarla de poco en poco.

Terminó en el buscador de Google, tecleando cosas sin sentido solo para probar las teclas. ________ abrió la puerta de golpe, asustando al joven que lanzó por los aires el aparato electrónico, provocando que este se rompiera al impactar contra el suelo.

—¡Mierda no! ¿¡Qué hiciste!?

_________ trató de no alterarse demasiado, pues no quería alertar a su madre. Luego de comprobar que la computadora no tenía ningún arreglo, la chica se dejo caer al lado del Loa.

—¿Qué le voy a decir a mi mamá? Oye mamá un espíritu Loa que invoque de uno de tus libros vudú que me dijiste específicamente que no tocara rompió mi computadora porque lo asuste. ¿Qué opinas?

—Bueno —dijo él—, si mi hijo me dijera eso y fuera como tú probablemente le creería.

________ se llevó una mano a la cara, golpeándose con fuerza la frente. Tanizaki la acompañó durante toda la noche, mantuvieron conversaciones tan triviales como interesantes. _______ le preguntó más de una vez si creía en los aliens y que opinaba de las construcciones de las pirámides, si realmente creía que los dinosaurios habían ayudado a construir las pirámides. Prácticamente el Loa se había convertido en su compañero nocturno esa fría noche de octubre.

La puerta se movió tan ligeramente que ______ apenas lo notó, pero Tanizaki se movió a una velocidad impresionante, ocultándose bajo la cama y al mismo tiempo derramando la sopa maruchan de la chica en su regazo. _______ gritó debido a lo caliente, se levantó y lanzó su colcha lejos antes de que el jugo llegara al colchón. Su madre estaba en la puerta, observando la computadora.

—Se te cayó —dijo con gravedad—. ¿Sabes cuánto me costó?

—Eh... jeje. ¿Lo siento...?

La señora le soltó semejante golpe en la cabeza que hasta a Tanizaki se le salió una exclamación. ______ lloriqueó a modo de juego.

—Pinche mocosa. Estas castigada —Su madre extendió su mano—. El celular.

—¿Qué? Pe-pero —_______ hizo un puchero.

Su mamá se lo pensó más de un momento, luego negó con la cabeza y bajo la mano. En esos momentos no podía retirarle el celular porque lo necesitaba para las clases en línea, y probablemente también necesitara una computadora nueva. Suspirando, la mujer se marchó de la habitación. Cuando ya no escuchó los pasos de su madre, _______ se abalanzo sobre Tanizaki, jalándolo de los cabellos hasta sacarlo de debajo de la cama.

—Oye mocosa, esas son muchas libertades —gruñó el pelirrojo, sobándose la cabeza—. O sea, me basta ver chicos follando para que me tires de los pelos.

—Me moje por tu culpa. ¿Tienes idea de lo que se siente que te caiga agua caliente en la vagina? —replicó ella con molestia, deshaciéndose de los pantalones allí mismo y yendo al baño para ponerse el pijama.

Tras terminarse su coca cola y su sopa maruchan, ______ se marchó a la cama. Tanizaki se quedó a los pies de esta, a punto de marcharse.

—Mira si te quedas allí voy a pensar que eres un monstruo y te lanzare algo cuando me levante para ir al baño.

El muchacho se encogió de hombros, ignorando el comentario porque ya iba a marcharse.

—Regreso mañana, ahora tengo que ir a cortar algunas cabezas.


Loa*: En la religión vudú se les denomina Loa a los espíritus que sirven como intermediarios entre los hombres y Bondye, el regente del mundo sobrenatural. Presentan ciertas similitudes con los Ángeles del Cristianismo, pero a diferencia de estos, se les sirve. Cada uno tiene una personalidad diferente y múltiples modos de ser alabados (por canciones, bailes, símbolos rituales y otros).

Barón Samedi**: En vudú, el Barón Samedi es un loa. Etimológicamente Samedi significa sábado, en francés, así que es normal a veces encontrar una transcripción del nombre como Barón Sábado. Es el loa de la muerte, junto con sus otras encarnaciones, el Barón Cimetiére, Barón la Croix y Barón Kriminel

Estoy especialmente emocionada por escribir el de Sigma ya que será Eros, el dios del amor o cupido como lo conocen comúnmente.

Probablemente cuando lleguemos a los 200k  conocerán el rostro que escribe esto uwu.

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