Odasaku II
Odasaku Swap!
Una vez más, el castaño hizo de las suyas para administrarle el narcótico a su difunto amigo.
—Todo tuyo Mar-chan. Yo tengo que ir a suicidarme.
Todos sabemos que nuestro suicida se aferra a loa muerte de Odasaku con mucha fuerza y necesita terapia —y un hospital psiquiátrico—, pero no podemos darle nada de eso, por lo que la escritora les ha hecho el favor de administrar el narcótico.
Temprano por la mañana, Odasaku se aventuró a su restaurante de confianza a desayunar su glorioso —y picante— curry. Mientras el plato era servido, él iba a visitar a sus pequeñuelos, que una vez más intentarían sorprenderlo y atraparlo, fallando en el proceso nuevamente. El plato fue dejado con educación y serenidad en el asiento habitual del pelirrojo, a su lado descansaba una joven de cortos cabellos —a ojos simples un chico—. El narcótico fue depositado con manos rápidas al plato y luego la muchacha se marchó.
Eran las doce de la tarde cuando Odasaku empezó a sentirse raro, supuso era por no haber dormido bien. Sin embargo, eso no lo detuvo.
Cierto chico de dieciocho lo interceptó en las afueras de los edificios, dando pequeños saltitos de alegría al verlo con ojos brillantes como luceros que alumbran la lúgubre oscuridad de su alma. Agitando la mano, el joven se acercó.
—¡Odasaku! —Con otro salto, Dazai estaba allí—. ¡Odasaku! ¡A que no sabes! ¡Estuve a punto de morir!
El pelirrojo desvió la mirada indiferente de los intentos de suicidio del chico, cosa que Dazai notó inmediatamente apagando un poco su animado humor. De todos modos, Odasaku no se abstuvo de hablar.
—Fantástico muñeco, cuéntame cómo te fue —halagó el hombre recargándose contra la pared del oscuro edificio.
¿Muñeco? ¿Lo había llamado muñeco? El castaño ignoró el apodo y procedió a relatar su interesante y peligrosa aventura que lo había llevado a la casi muerte. En la sima de un edificio, una joven con binoculares observaba todo y notificaba al castaño del dos mil veinte.
—¡Y fue como pawww! ¡Luego el auto hizo fummm!
Odasaku escuchaba con una picardía poco común en su ser y admiraba cada uno de sus rasgos mientras se preguntaba como estaría la mujer de su vida y la única dueña de su corazón.
—Dazai, guapo, si no te molesta tengo cosas que hacer —explicó con cortesía poniéndole una mano en la cara a Dazai para que se callara. El ejecutivo estaba perplejo.
Odasaku tenía una sola cosa que hacer ese día y era entregar una carta que Mori tenía pendiente desde hace una semana. Así que, ni bien terminada la frase, él se estaba alejando y tomando el elevador con una extraña sensación de travesura en su interior.
—¡Muy bien viejo! Ya estoy aquí. ¿Para que te son mis humildes pero gratificantes servicios?
Con una reverencia pronunciada y burlesca, Odasaku hizo acto de presencia dejando a un Mori con los ojos bien abiertos y la boca medio abierta. Eso, sin dudas, era nuevo y raro, pero sentía que algo como eso se presentaría en el futuro por lo que no dijo nada. En su lugar sacó la carta y la deslizo por la mesa con —la mejor que podía— seriedad.
—Jo. ¿A quién? —preguntó tomando el sobre con despectiva actitud y observándolo con algo parecido al asco.
—De ser posible al presidente de la Agencia.
—¿La que se acaba de formar? ¿Tienes problemas con esos imbéciles?
—Oda-kun, te agradecería que no me hablaras con esa confianza. Soy tu jefe.
El pelirrojo se encogió de hombros petulantemente. Le lanzó una mirada divertida y retadora al pelinegro frente a él y se dio la vuelta silbando pacíficamente. Salió agitando la carta a un lado de su cabeza.
Mori se paso una mano por el lacio cabello.
—A este paso me van a salir canas muy pronto.
Un tarareo se oyó cuando Odasaku salió. Al otro lado del pasillo Dazai se avecinaba con gracia y malicia en una perfecta sincronía.
—¡Odas-
Fue callado por la mirada de enojo que le lanzó el de orbes azules, Dazai no dijo nada y atravesó el pasillo con velocidad. Odasaku suspiró y se metió un cigarrillo a la boca con hastió. No sabía porque ese castaño lo irritaba tanto, pero no lo quería volver a ver.
Para su suerte, no lo volvió a ver. Entregó la carta con desganó y fue a desactivar los explosivos de la misión que llevaba acabo el Nakahara, luego de eso, fue a casa a sabiendas de que lo esperaba su querida ________ y su dulce y tímida personalidad.
—Estoy en casa —avisó. Se quitó los zapatos y el abrigo.
Desde la sala, _______ asomó la cabeza.
—Bienvenido —respondió esta con voz suave.
Oda se deshizo de su chaqueta, sus pistoleras y su cinturón. Entró al cuarto dispuesto a ponerse el pijama y tirarse a dormir sin más. _______ lo observó pasar con desdén dejando regadas sus pertenencias. La chica frunció el ceño y se levantó dispuesta a recoger las cosas y reclamarle al hombre por ello.
—Oda Sakunosuke —llamó extendiendo la chaqueta y las pistoleras—. ¿Qué hago con esto? ¿Lo tiro? No puedes ir dejando tus pertenencias por allí.
—Oh ______ —murmuró Oda con un bostezo largo—. No te vi. Dámelo.
Por poco Odasaku le arrebata las prendas a la mujer, no fue sino su instinto caballeroso que lo obligó a mantenerse a raya. _______ noto el cambio en sus pupilas, pero no dijo nada y fue a la cocina para esperarlo a cenar como hacían desde hace un año.
El pelirrojo jamás se presentó. _______ cenó sola y con la colera subiéndole a la garganta y aplastando su bilis. Sabía que Odasaku probablemente estaría durmiendo así al recoger hizo un montón de ruido para molestarlo por dejarla allí sin siquiera avisarle que se iba a dormir. Digo, si estaba cansado al menos hubiera avisado. Azotando la puerta y tarareando una canción _______ entró al cuarto, deshaciéndose de sus prendas para ponerse el pijama.
Odasaku dio vueltas en la cama hasta poder verle la cara a la joven.
—¿No puedes callarte? Estoy intentando dormir.
Y dicho esto, se dio la vuelta otra vez, cubriéndose hasta la cabeza y robándose todo el edredón. La chica suspiró con enfado y se tumbó a su lado, más molesta que perpleja por la actitud de pelirrojo que siempre era amble y atento con ella.
Una sacudida movió su mundo y la hizo despertar de su sueño. Odasaku la había tirado de la cama mientras dormía.
Refunfuñando de enojo, Odasaku se dirigió a la oficia de su jefe. Cambiando su semblante por uno más juguetón se presento con habitual positivismo y altanería no muy propia de él. Eran apenas las siete de la mañana y ya lo estaban jodiendo.
Fue a su intrigante misión y luego a comer curry. Grande fue la sorpresa del hombre que lo atendía al darse cuenta de que, efectivamente, Odasaku había optado por no visitar a los niños y solo limitarse a comer su picante curry con furia y descaro nada caballerosos, luego fue a beber a aquel bar que tanto les gustaba a los tres amigos, sin embargo, él esperaba estar solo y no tener que aguantar los chillidos del fastidioso del Dazai.
Talvez solo porque su jefe lo dijera, él soportaría al ejecutivo, porque no había otro modo.
Odasaku seguía drogado para esa noche que llegó a su casa, por lo visto, el narcótico había sido mucho más potente en un organismo como el de él, por lo que no fue una absoluta sorpresa verlo llegar con una sonrisa picara e intensas ganas de hacer el amor.
—Bienvenido —volvió a murmurar _______ con el enfado en cada una de sus silabas. Odasaku la ignoró mientras se quitaba la ropa y se quedaba únicamente en camisa y pantalón. Pasándose la mano por el cabello, el pelirrojo se sentó al lado de ella.
—¿Ya se te bajo el genio? —preguntó haciéndose la enfadada para que el de zafiros captara la indirecta.
Indirecta que no fue captada.
—Ya —respondió con sequedad, encendiendo un cigarrillo. _______ volteó los ojos, pero no dijo nada.
A Odasaku no le costó nada ponerse a juguetear con las hebras negras de la mujer a su lado, unos cuantos jugueteos bastaron para que ella se recostara en sus piernas y él pudiera atacarle los labios como si de la última comida sobre la faz de la tierra se tratase. Y es que, los labios de la chica eran adictivos. Eran delgados, rasposos y agrios.
Le encantaban.
—Hoy voy a destrozarte en la cama.
Dicho y hecho. Eso fue lo que hizo con el cuerpo de la joven de veintisiete años.
—¿Lista para el tercer round? —inquirió el joven apagando la colilla de su cigarro.
—No. Al demonio.
El Dazai del dos mil veinte fue a dormirse con el alma en la boca y los recuerdos atorados en las pestañas.
Ola buenas noches. Nomás paso para avisarles que el fanfic de Fyodor ya está publicado. ¿Van a llorar? Si. ¿Va a haber giros de trama inesperados? Sí.
Y otra. Por allí vi que están denunciado la cuenta de Asigiri por lo que está pasando en el manga. Espero ustedes no hagan eso. Porfa😔👍🏻.
Podremos ser el fandom más horny y enfermo que hay, pero no somos tóxicos.
Edit pendejo: ¿Quieren especial Halloween? Y si es así, ¿De qué quieren que trate? Suelten ideas
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