oda

tw: male! reader, poquita violencia. relación homosexual.

¿un beso bastaría para enamorarte?



Si no estaba bebiendo en el bar, estaba mirando a sus niños, sino estaba en la mafia desactivando bombas o por el contrario, estaba en la comodidad de su sencillo aunque acogedor hogar, disfrutando de una buena lectura teniendo la música como acompañante. Siempre estaba de humor para la naturalidad de la música clásica, acomodándose a la perfección sobre sus oídos como si hubiera nacido para ello.

En otras ocasiones, donde lo clásico sonaba demasiado clásico, recurría a otros géneros no menos agradables. Le gustaban por igual, y los había conocido por uno de sus niños, que se lo mostró vitoreando sobre lo genial que sonaba aquel tipo y como quería parecerse a él. Hacía hip hop de un modo casi hipnotizante, y de algún modo, allí estaba.

Genuinamente contadas las ocasiones en que le parecía agradable melodías tan ruidosas y estridentes para el oído, una especie de magia le corría en las venas a esas personas y se la transmitían a él cuando se sentía más animado. De su consumo no tan frecuente aparecieron aquellas típicas publicidades producto del algoritmo vigilante en el sistema de red, productos, más música de otros artistas, pese a que solo le interesaba ese único artista.

En una de esas ocasiones, saltó a la luz el anuncio para un concierto que daría junto a su banda en un club. Odasaku se detuvo a alzar la ceja, llamó su atención que la entrada fuera tan barata. Al no ser su tipo de eventos tan solo alzó la ceja y pasó de largo la publicación.

Por desgracia, y aunque su mayor interés no recaía en asistir a un concierto de dicha índole, su jefe sí que tenía algo para darle relacionado con el club. Pues resultaba y resaltaba que la mafia financiaba dicho club como su tapadera especial para el tráfico de armas y cosillas ilegales que solo las mafias hacen. Odasaku no hizo más que asentir y aceptar su viaje al club, pues prontamente alguien parecía estar realizando movidas que le quitaban a la mafia sus buenos adecuados ingresos, y pese a que Mori lo había dejado pasar como un buen acto de caridad, no le temblaba la mano si tenía que matar a alguien.

A Odasaku tampoco.

Caída la fantabulosa noche, las luces neón saltaban por el cielo, virando de un lado a otro en movimientos frenéticos. Odasaku, de momento, estaba accediendo por la misma entrada que los artistas, dado que, de hecho, iba vestido como uno de los guardias de seguridad asignados a la banda dentro del club.

Influx resultaba ser una banda pintoresca, era la primera vez que se detenía a verlos. Asylium, su vocalista principal, dotada de una candente voz y un atractivo que hacía mirarlo más tiempo del permitido socialmente. Roy, la compositora y otra vocalista también era una muchacha atractiva de cabellos azules flamantes y Strexx, brillaba por su atractivo de la realeza. Los tres charlaban animadamente mientras él los guiaba hasta la sala donde debían esperar, de allí, él simplemente se desviaría por otros pasillos a realizar su encargo, y jamás los volvería a ver.

―La nueva canción será un éxito ¿no? ―prorrumpió Asylium, de nombre y/n, inclinándose hacía sus amigos―. Oye, ¿tú nos escuchas? ¿O sabes quienes somos?

―As, no lo hostigues ―reprendió Strexx, estirando la mano hacía su amigo y jalándolo de aquella camisa brillosa medio abierta que llevaba sobre la blusa de red que dejaba ver todos los tatuajes de su cuerpo.

―¡No lo hostigo! ―se giró hacía él―. No te hostigo ¿verdad?

Odasaku, que tenía el camino libre y sabría lo que pasaría seis segundos en el futuro, se mantuvo callado, frunció el entrecejo y cruzó el brazo en el camino del grupo. Strexx, que era la voz sensata, se giró al guardia.

―¿Qué pasa? ¿Hay algo malo?

Sí, lo había. En lo que le pareció un segundo, abrió la puerta de la sala que tenía al lado, empujó al trio dentro y se metió con ellos, cerró de un portazo al tiempo que la explosión se expandía por el pasillo. El lugar retumbó, Roy pegó un chillido y Odasaku solo tuvo que esperar a que su intercomunicador sonara.

―Oda ―clamó Nakahara―. Cambio de planes, saca a la banda de aquí, uno de ellos es hijo de uno de nuestros socios. Si muere, estamos muertos, yo me encargo del resto.

―Bien, a tus órdenes.

―En cinco minutos un helicóptero llega por la vista oeste, nos vemos, y suerte.

Un clic y todo murió. Odasaku se giró a los desconocidos no tan desconocidos. Strexx abrazaba a Roy, Asylium lo miraba entre el susto y la consternación. Guardó la calma.

―Nos vamos, hay un atentado en el club. No van a poder presentar ―explicó―. Tienen que seguirme.

―No, claro que no ―replicó una Roy muy asustada.

―No hay tiempo, el helicóptero viene en camino.

―Vamos chicos ―espetó Asylium, y Odasaku se alegró de que alguien obedeciera o tendría que haberlos tomado en el hombro.

―¿¡En serio le vas a creer a este tipo!? ―bramó Strexx siguiendo a su compañero.

Asylium no respondió mientras le seguía el paso a Odasaku, quien constantemente debía girar el rostro a ambos lados con el arma en mano, adelantarse y detener bruscamente a la banda. y/n se giró a sus amigos, que lucían perplejos detrás de él. Les hizo una seña para que se callaran.

―¡Odasaku! ¡Es una trampa! ―Dazai se acercaba rápidamente detrás del grupo.

Jaló consigo a Roy y Strexx y los puso detrás de él, como si su menudo cuerpo hubiera sido capaz de protegerlos un mínimo.

―El helicóptero no vendrá, lo derribaron ―agarró aire, pues había corrido mucho―. Tienes que venir conmigo, Chuuya nos está esperando.

―Va- ―Odasaku se paralizó―. ¡Dazai lárgate!

El hombre rodeó con su cuerpo a y/n y disparó contra las sombras del escenario. Cuando giró el rostro ni Dazai ni los otros chicos estaban. Abrió fuego. y/n se pegó a la pared cuando Odasaku lo soltó, tenía una capacidad casi sobrenatural para esquivar los disparos de ese grupo de hombres y todos les atinó un tiro en la cabeza. El chico se arrastró por la pared hasta encontrar una puerta, giró la perilla y se metió dentro.

Arrugó la nariz al percibir el intenso olor a detergente, la música seguía retumbando incluso en las paredes. Sus propias melodías hacían que la sangre le corriera más rápido, se regazó contra la pared. La puerta se abrió y pegó un gritito.

―Calla ―exclamó Odasaku, cerró y atracó la puerta con un trapeador―. Tendremos que esperar aquí hasta que esos bastardos se vayan, no puedo correr el riesgo de que te maten.

y/n lo observó en la oscuridad, descargó sus cartuchos y metió unos nuevos. Odasaku se deshizo de su estúpido disfraz hasta que solo la camisa con las sobaqueras basto, se echó el cabello sudoroso detrás.

―¿Cómo te llamas? ―inquirió y/n con una sonrisa nerviosa.

―Oda ―respondió este, sin mirarlo, tenía la vista clavada en la puerta, y un arma en la mano.

―Esto es por mi papá ¿no? Sabía que estaba metido en negocios malos... ―susurró jugando con los anillos de sus dedos.

Odasaku le lanzó una mirada, volvió la vista a la puerta, frunció el ceño y luego se alejó de esta. Se recargó en la pared, apenas respirando lo suficientemente lejos de y/n para no incomodarlo. Era un espacio muy pequeño para dos hombres de su tamaño.

―Mi único encargo es protegerte, no tengo ni idea de quien es tu papá ―replicó, le puso seguro a su arma―. Ponte cómodo, vamos a estar un tiempo aquí.

―Ah... no es como que haya mucho espacio para eso ―de su boca escapó una burda risa. Otra gruesa risa se oyó en la habitación, y/n alzó el rostro sorprendido―. No eres guardia de seguridad ¿verdad? Te he visto.

―¿En serio? ―Oda alzó una ceja.

―Sí, eres mensajero de la Port Mafia, vas a casa de mi papá de vez en cuando ―y/n se encogió de hombros―. Sabía que algo andaba mal desde que te vi, nunca había tenido la oportunidad de acercarme a ti.

Odasaku, que miraba la puerta, volvió la vista al chico de mirada oscura y media coleta. Al contrario de sus amigos, su cabello de distintos tonos violetas parecía ser natural.

―Tienes un rozón ―exclamó de repente el muchacho y le quitó la sangre de la mejilla con un delicado roce. Apenas lo percibió.

y/n sacó de su pantalón una bandita que le puso delicadamente. Oda cerró los ojos y soltó un suspiro ante el suave tacto de las manos del chico contra su rostro tenso y rasposo por la barba. y/n olía a una colonia que lo mareaba, y su respiración estaba tan cerca que, si abría los ojos, juraría que no se resistiría.

El chico se separó entonces, le sonrió con calidez y volvió a pegarse a la pared mirando un punto a la deriva.

―Sí los escucho.

―¿Eh? ―y/n se giró a verlo, y Oda pudo jurar que esos ojos lo llamaban.

―Preguntaste si los escucho, si los escucho.

Los ojos oscuros de y/n brillaron.

―¿En serio? ¿Cuál es tu canción favorita?

―ZKH94 ―contestó el hombre, desabrochó dos de los botones de su camiseta, empezaba a encerrarse el calor dentro.

―¡Esa la escribí yo! ¡Y la compuse! ―el chico susurró en un grito, entonces sacó su celular y se lo extendió al hombre―. Tienes un número ¿cierto?

―No puedo involucrarme con personas del trabajo ―espetó tajante el otro.

―Oh vamos, nadie sabrá que te mensajeas conmigo, y a mi papá no le importa lo que haga con mi vida mientras no revele públicamente que soy gay ―y/n se encogió de hombros e insistió con el celular.

―¿Eres gay? ―preguntó y aceptó el celular. y/n asintió.

―¿Tu no?

―No me definiría como gay, pero me gustan los hombres tanto como las mujeres ―y/n parecía muy interesado―. Aunque siempre prefiero que sean más pequeños que yo.

―¿Por qué? ―inquirió el chico ladeando la cabeza. Oda se lamió los secos labios antes de responder.

―Supongo que me gusta protegerlos, eso es todo.

Entonces, y/n estalló en risas silenciosas. Odasaku frunció el ceño pero terminó sonriendo.

Las siguientes dos horas mientras se volvía seguro salir, volcaron su aburrimiento en charlas triviales acerca de tonterías que, en su mayoría, carecían de importancia. Ninguno pregunto por el pasado del otro, y, aun así, de alguna manera, podían entenderse de formas en las que pocos se entendían. No necesitaban saber la historia del otro para mirar a través de sus ojos, podían saberlo por la manera que sus ojos se clavaban de formas distintas en los mismos lugares, la forma rígida de los hombros de Oda, el brillo aniñado en el semblante de y/n.

Habían estado riéndose en silencio, hasta que sus mismas risas cesaron y solo quedó la música reproduciéndose una y otra vez. y/n tomó aire, alzó la mirada a Oda, que la volvía a tener clavada en la puerta. El chico lo repaso armoniosamente, su perfil lucía casi delicioso en la oscuridad pues su mandíbula se marcaba tanto que y/n estaba tentando por besarla. Era un hombre muy masculino e imponente, justo como le gustaban.

―Oye... ―susurró, dio un paso adelante y eso bastó para cortar la incipiente distancia entre ellos. Oda volvió la vista.

Encontró los ojos oscuros del chico contra los suyos, que emitían un fulgor azul apenas visible. Bajó la vista a sus labios, de pronto se le antojaron apetitosos, abultados y pálidos. Oda no permitió que se alejara de él cuando se acercó a su rostro.

Cubrió su cintura con la mano y lo atrajo a él, y/n sonrió antes de que lo besara. Probó el sabor de sus labios, que eran mentolados, los sintió cálidos y amables contra los suyos. Apretó la cintura y/n y llevó su otra mano al rostro del muchacho, su piel era suave.

y/n se inclinó contra el tacto de la rasposa mano de Oda, abrió la boca y él otro no perdió tiempo para meter su lengua. Odasaku tenía un ligero sabor a cigarro que le supo a gloria, enredó sus dedos en el cabello rojizo del hombre impidiéndole partir cuando el beso se volvió más profundo.

En un instante, Odasaku lo rompió pero no lo soltó. Tenía una ligerísima sonrisa en el rostro.

―Besas muy bien.

―Gracias, soy besador profesional ―sonrió y/n sin quitarle las manos de los hombros. Oda alzó una ceja.

―Debes haber besado muchos hombres en tu vida ―replicó con media sonrisa. y/n se la devolvió.

―Muy pocos en realidad ―una sonrisilla coqueta atravesó su rostro―. Pero aprendo rápido.

―Eso es bueno, porque tengo una experiencia muy limitada con hombres ―Oda subió su mano desde la mejilla del chico hasta sus cabellos violetas y los apartó de su rostro.

―Estaría encantado de enseñarte.

Hubo un zumbido en la oreja del pelirrojo. Llevó su mano al audífono.

―¿Odasaku? ¿Sigues allí? ―exclamó la voz de Dazai.

―Aquí sigo.

―Pudimos neutralizar la situación, están yendo a recogerlos ―Oda suspiró―. ¿Están heridos?

―No, estamos bien, gracias Dazai.

―Todo por mi buen amigo,¡nos vemos! 

y/n escuchó un golpe en su ventana, frunció el ceño y giró el rostro. Oda estaba colgado de esta con una bolsa en la mano y una sonrisa que se le contagió enseguida, el chico corrió a abrirle con una sonrisa que nadie podía borrarle. Pese a llevar un año saliendo, no había nada más que emocionara así a y/n, exceptuando la música. Oda se coló en la habitación con una gracia digna de mercenario, le extendió la bolsa al chico.

―¿Qué es? ―preguntó.

―Una hamburguesa, dijiste que tenías antojo de una pero no podías salir porque estabas a punto de reunirte con el grupo ―exclamó, le dio un larga repasada a su novio―. En pijama.

―¡Estaba a punto de cambiarme! Suguru dice que no me lo tomo en serio si voy en pijama ―alzó las manos con exasperación, luego se lanzó a la hamburguesa―. ¿No quieres acompañarme?

―No estoy seguro de caerles bien ―Oda se sentó en la enorme cama del chico donde habían compartido tantas noches―. Strexx me taladra con la mirada cada de que puede.

―Bueno, es que Su-su es un poquitito sobreprotector, pero le caes bien, solo no quiere me hagas llorar. ¡Y Roy te adora!

Oda cerró los ojos con una sonrisa, estaba un poco cansado por el trabajo. Al final terminó aceptando ir con él.

y/n se estaba terminando de alistar cuando escuchó a Oda reírse. Giró el rostro.

―¿De qué te ríes?

―Nada, nada. Me acorde cuando nos conocimos ―Oda sonrió y le abrió los brazos a su novio, que se dejó caer en su regazo―. Dazai se volvió loco cuando te despediste de un beso en la mejilla.

y/n sonrió a la par entonces, por supuesto que lo recordaba con nitidez. También recordaba haber tenido miedo de enviarle un mensaje pasados los días para hablar con él, pese a haberle mandando un traje de diseñador junto a un reloj, una colección de libros edición especial que había mencionado vagamente en su platica, varios pases a zonas VIP con los mejores curíes del mundo y algunos millones para los niños que cuidaba. Quizá se había pasado un poquito... o no, es decir, salvó su vida y era terriblemente guapo, se lo merecía.

También recordaba el miedo que le había dado visitar a los niños de Oda, pese a que llevaba el auto cargado de regalos para cada uno primero había querido ganárselos con su pura personalidad nerviosa. Sin embargo, cuando uno de los chiquillos lo reconoció, todos saltaron en vítores y le pidieron hasta el cansancio que les hiciera un mini show, aunque al final Oda los calmó pero y/n les prometió darles un show privado como regalo de cumpleaños.

Había sido un año muy fructífero en su relación.

y/n se recostó en su hombro, cerró los ojos y comenzó a arrullarse.

―Oye, oye, de pie ―exclamó Oda palmeándole la mejilla―. Vamos, tienes que ir a una reunión.

―Ayy, no quiero ir ―se quejó aferrándose al cuerpo de su hombre―. Quiero quedarme todo el día contigo a dormir, por favoooor.

―No, o Strexx me matara.

Oda se puso de pie, cargó a y/n consigo hasta la camioneta.

―Eres muy cruel ―y/n hizo un puchero cuando el hombre lo puso sobre el asiento trasero.

―Me amas de todos modos ―respondió el otro con una sonrisa. y/n también sonrió.

―Sí, eso es cierto. 

uncanny | wuserpoe





¡helouuu! bienvenidxs a esta sección ¡preguntale al autor!

estara apareciendo cada que se me de la gana, así que aprovechenla ahora, puedo preguntarme de lo que sea, siempre que no sean datos personales estare encantado de responderlas. y de paso dejenme algunas ideas para el proximo one-shot con algún personaje del que no haya escrito tanto. 

y oigan, ¿no uno de ustedes me había pedido un smut de este señor? im pretty sure...

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