Nikolai
TW: smut. masturbación femenina y masculina. montar muslos. digitación. leer con fondo negro. fem! reader
my girl
Siseó para sí mismo en el gimnasio del casino. Sobre él se había instaurado un dolor de cabeza terrible, que ingenuamente creyó encontrar la manera de calmarlo yendo a ejercitarse un poco. Un intento tan vago que le valió el doble de dolor.
Se dejó caer sobre la banca, mirando las mancuernas de 20 kilos con aburrimiento, indeciso se cogió el cabello y lo ató en un chongo revuelto antes de decidirse por abandonar el establecimiento y meterse a la ducha. Era de madrugada.
Arrastró los pies hasta su baño, se quedó de pie mirando la bañera con aburrimiento. Llevaba semanas siseando en silencio cual serpiente, un mal humor reptaba sobre sus hombros con perezosa calma, negándose a abandonarlo mientras se filtraba por todos sus poros. Nikolai estaba cada día peor, y todos lo notaban.
Incluso él mismo, aunque se negara a aceptar una décima del decadente estado de ánimo en el que estaba sumido cual infierno. No se necesitaban verdaderas explicaciones, desde que YN tomó sus cosas y se marchó a esa estúpida misión Nikolai solo había encontrado refugio en el gimnasio y pasarse los días encerrado durmiendo.
Actitudes tan excéntricas estaban cansando día con día a sus compañeros, y sin la única mujer en ese peculiar hogar la situación iba a pique.
—Voy a arrancarme el corazón y enviárselo joder —berreó el peliblanco.
Desató su moño, y se deshizo de la playera y el pans gris, metiéndose al agua. Cerró los ojos dejando que el calor de la bañera hiciera su trabajo relajando sus músculos. Tan pronto como se relajó, su cuerpo se adormeció y cayó dormido.
—Oh vaya —susurró una voz recargada en el marco de la puerta mostrando una boba sonrisa de burla—. Con que aquí estabas.
Una risilla nasal se le escapó, desvaneciéndose tan pronto como el sueño de ella. Había planeado tomar un baño y meterse a la cama con Gogol apenas llegara, pero había terminado encontrándoselo allí.
Paseó la punta de sus dedos por el rostro inmaculado del hombre, el inicio de sus cejas se arrugó de manera inconsciente ante el tacto. YN reparó en la cicatriz surcando su ojo izquierdo, tan acaparadora en su bello rostro besado por la luna. Acarició esta con el pulgar, mientras una sonrisa meliflua se colaba por sus labios, tan atestada de amor que bien podría no caber en su rostro moreno.
—¿Qué haces, mi niña? —masculló Gogol, impulsándose para salir del agua, que estaba fría después de tiempo.
—Perdón, no quería despertarte —la chica dio un paso atrás, permitiendo que el enorme cuerpo de su pareja emergiera del agua.
YN apartó la vista de inmediato, abandonando el baño para permitirle privacidad. Lo cierto es que las interacciones más íntimas estaban reservadas a un futuro incierto en el que claramente la chica no se molestaba en pensar debido a lo poco ética que se sentía al pensar en su pareja de ese modo. Incluso si este hacía comentarios de lo más sugerentes.
—¿A dónde vas? —gruñó el peliblanco.
Acarreó sus manos empapadas de agua sobre el cuerpo de la contraria, tomando con fuerza su cintura. YN chilló, repentinamente asustada por lo que sea que fuere aquello que Nikolai podría tener entre manos. Aquel hombre daba miedo cuando se proponía algo.
—Te extrañe muchísimo —canturreó Gogol. Enterró la cabeza en el cuello de la otra.
Apenas le permitió dar un respiro pues pronto su tibia lengua chocó con su cuello bruscamente. Lamió con fuerza y dejó besos regados que prontamente darían paso a algo más.
—Gogol —se quejó, separó su cuerpo apenas permitiéndose dar un paso atrás cuando el hombre volvió a tomarla con posesividad reflejada en sus rudas manos.
Sintió la respiración del contrario con una voracidad prepotente y descomunal, aparentemente tan deseoso de estar en ella como se lo imaginaba. Nikolai jaloneó la mandíbula de YN, atacando sus belfos con maestría y hambre. Y por supuesto, fue allí cuando la chica se perdió por completo y decidió dejarse hacer por aquel hombre que amaba.
Atrapada por la sensación de calor que subía en su vientre como las firmes manos de Nikolai presionando con firmeza su cadera y su cintura. YN finalmente se tomó el tiempo de recorrer el cuerpo desnudo del hombre.
Bajo las sombras que la luz de la luna proyectaba colándose por la ventana, no necesitó mucho de su imaginación para darse cuenta de los atributos de Nikolai. El pecho esculpido por cicatrices borrosas en su blanca piel daba paso a la musculatura de sus brazos y piernas. Y dios, ella sabía que tenía grandes muslos, pero jamás asumió que ese tamaño.
Se ahogó con un jadeó, mientras Nikolai le daba permiso de admirar cuanto quisiera su cuerpo, pues la manera en la que sus ojos oscuros viajaban grabándose detalles poco comunes lo prendía de un modo en el que no tenía idea.
Pero había algo que necesitaba, y era poseerla; con tanta fuerza que terminara gritando su nombre para que todo el casino la oyera. Él había estado muriendo por ella durante años, hundiéndose en sueños húmedos y autocomplaciéndose tantas veces que le dolía tenerla en frente y no poder tomarla.
—Déjame tenerte mi niña —demandó en voz baja.
Con sus labios acarició el lóbulo de la oreja contraria, arrastrando la punta de su lengua por el cuello y dándole mordidas lejanas en las clavículas. YN se quejó en un gemido, posando las manos en la espalda de Gogol para encontrar soporte. Los músculos de Gogol se tensaron exquisitamente bajó su tacto.
—Mierda —gruño—, sabes tan bien. Joder, déjame follarte, por favor, por favor.
En medio de un gemido, YN dio un breve asentimiento que llevó al hombre al borde de la locura. Con un movimiento antinatural empotró a la chica en la cama, hundiendo su rostro en los labios ajenos. Aquellas hebras de plata empapadas se regaban por su espalda y caían sobre la chica. YN lo cogió de la nuca, incrementando la intensidad.
En medio de la desesperación Nikolai se deshizo de las prendas ajenas tan rápido como pudo y no dudó en hundir el rostro en las tetas de la chica. Se entretuvo largo y tendido sobre ellas, su lengua jugando con ellos en un frenesí propio de él. YN arqueó la espalda enterrando sus uñas en la espalda del otro, buscando soporte ante los interminables espasmos que estaba sufriendo.
Cerró las piernas, apretándolas para poder experimentar un poco de placer en la zona desatendida. Leyendo sus pensamientos, Nikolai bajó una mano hasta los pantalones de su chica. Arrastró los dedos por su intimidad tras remover el pedazo de tela que estorbaba.
Separándose de sus pechos, Nikolai volvió a sus labios. Permitiéndose sentir las pequeñas manos calientes de YN recibir todo su cuerpo con deseo, pasándose por las líneas de sus cicatrices y allí donde sus músculos formaban cuadros en su abdomen. Lo adoraba, y no sabía cuánto lo necesitaba hasta ese momento.
Dos dedos jugaron con la tela de sus pantis, apenas dándole una probada de lo que vendría solo porque le gustaba la idea de hacerla suplicar.
—¿Dónde? Dime donde mi niña —ronroneó en su oído—. Dímelo para hacerte feliz.
Nikolai no se detuvo a oírla cuando entró jugando con su clítoris, llevando las yemas rasposas de sus dedos a sus labios y haciéndola perder la paciencia.
—Más abajo —gimió la chica—, más fuerte.
—¿Quieres que los meta? —murmuró.
Con la mano libre apretó el muslo de la contraria obligándola a abrir las piernas.
—No te oigo.
—S-sí, hazlo, por favor —chilló, se llevó las manos a los pechos, dándose el placer de pellizcar sus pezones y ahogarse en gemidos y placer.
Nikolai no se tardó mucho más, dando una estocada bestial y provocando un grito en la chica. Sus dedos resultaban ser mucho más largos y gruesos de lo que pensó. Gogol azotó su cuerpo con estocadas duras y precisas mientras se dedicaba a besarla y marcarle el cuerpo de mordidas.
—Gime para mí, mi niña —murmuró contra su oreja—. O no voy a dejar correrte.
Acatando sus órdenes, YN dejó salir aquello que Nikolai tanto le pedía y ella se obligaba a reprimir.
—Así, así —pequeñas lagrimas acumulándose en sus ojos—. Mgh. Más.
Le permitió tener un orgasmo, sorprendido por lo rápido que lo consiguió. Pero por supuesto, no iba quedarse allí, ni remotamente. Su erección palpitaba con fuerza contra su estómago, volviéndose más dolorosa con cada segundo que escuchaba los bonitos gemidos de YN salir. Llevó sus dedos a su boca y los lamió, disfrutando del sabor mientras compartía una lasciva mirada con la chica.
—An-antes de que hagamos eso —farfulló YN—. ¿Puedo hacer algo?
Nikolai empujó sus brazos contra la cabeza de la chica, aprisionándola. Sus hebras plata golpeando el cuello chupeteado de la otra. Nikolai ladeó la cabeza, interesado por esa nueva iniciativa.
—Claro mi niña ¿qué es?
—Quiero montar tu muslo —pidió por lo bajo, apartando la mirada del rostro ajeno a las piernas de este y su pene erecto.
Brotó una risa ronca desde lo profundo de su garganta. Nikolai se sentó sobre la cama cogiendo a la chica por la cintura hasta alzarla y dejarla sobre su muslo. YN se acomodó, gimiendo de inmediato ante el contacto de la piel del chico en su clítoris.
Tomó soporte desde sus hombros, moviendo con fuera sus caderas sobre el muslo del hombre, dejando una notoria mancha de humedad. Nikolai extendió sus manos para meterse entre los pechos de YN, permitiéndole jugar tanto como quisiera con su muslo, pues él podría ser atendido después.
—¿Te gusta hacer esto conmigo?
—Mucho, muchísimo —gimió YN llevando su mano hasta el pene del peliblanco.
Nikolai echó la cabeza atrás en cuanto hubo contacto con su miembro, creyéndose incapaz de disfrutar tanto con un toque tan simple. Iba a volverse loco.
YN alcanzó su glande, dando círculos mientras batía de arriba abajo. Observó el rostro de Nikolai tirado contra la cabecera, su manzana marcándose peligrosamente en su cuello limpio con cada ronco gemido y gruñido que brotaba de sus labios rojos.
Terminando de montar su muslo se acercó a su cuello, besando y tironeando de la piel con fuerza para marcar aquello que le pertenecía.
—Mi niña —gruñó—. Ponte en cuatro.
uncanny | wuserpoe
sí, si va a haber parte dos. dios mio no saben el jodido frío que hace y me estoy congelando los dedos escribiendo esto.
también quería escribir un smut de Teccho. maybe. y uno de sigma jaja.
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