Kunikida

Advertencia: ninguna

— ❦ —

Corría por las calles de Yokohama, apretando su bolso azul contra su pecho.

¿Cómo era posible que fuera tarde el primer día de clases?

Ya se imaginaba los sermones de la profesora de Química, era una versión de Cruela de vil más gorda, vieja y arrugada. Prefería morirse antes de llegar y verle la cara. Solo para corroborar lo tarde que iba reviso la hora en su celular.

7:10 a.m

Posiblemente morir quemada era mejor que llegar a esa hora a la escuela, en su distracción tropezó con una cuña salida de los azulejos que cubrían la calle. Como reflejo soltó el bolso que salió volando para poder sostenerse, estaba de rodillas y con las manos estiradas apoyándose. Inhalaba y exhalaba con rapidez tratando de recuperarse; busco con la mirada su bolso lo ubicó en las manos de un chico rubio que lo miraba con extrañeza.

Se levantó y camino hasta el chico.

— Gracias por recojerla — le dijo, el Megane por fin hazlo la cabeza y la miro.

Al conectar miradas se dio cuenta de que la conocía, la había visto en algún lado pero ¿Donde?

— Aquí tiene — titubeó al dársela.

Ella le sonrió amablemente y volvió a correr como alma que lleva el diablo.

Terminaba su jornada escolar y su castigo, odiaba a su profesora.

— Fueron quince minutos... — murmuraba entre dientes.

Se atrasó dos horas por culpa de la maestra, ahora iba tarde también a casa, vivía sola aunque sus padres siempre le recomendaron que no lo hiciera por su seguridad o qué sé consiguiera un novio o guardaespaldas pero para ella ambas cosas eran una perdida de tiempo. La noche comenzaba a caer y las calles a sumirse en oscuridad.

— Tch — maldecía por lo bajo.

— Maki _____ — la llamo un hombre de aspecto fuerte e intimidante.

Frunció el ceño, pocas personas sabían su verdadero apellido y aquellas que lo sabían eran muy importantes o muy peligrosos. Noto como el hombre la miraba y se echó a correr.

En el camino envío un código de alerta a su padre, que solo ella y el conocían. Al doblar hacía la derecha dos automóviles negros de atravesaron y bloquearon su camino.

— ❦ —

— Dazai, bastardo. Levantate, tenemos un caso — el nombrado puso su libro a la altura de su boca cubriendo la mueca de disgusto.

— ¿A esta hora? ¿Es muy importante? — Kunikida miro con molestia a su compañero que ni siquiera se había movido de su cómoda posición.

— Es un secuestro.

— A nosotros no nos asignan secuestros — dijo el castaño, se giro sobre el sillón dándole la espalda al rubio.

— Es la hija del primer ministro — sentenció Kunikida con voz seria.

Dazai tuvo que dejar toda su pereza de lado y atender el caso, con la información proporcionada por Ranpo no tardaron en irse.

— ¿Qué tenemos? — Dazai ojeo los documentos de manera rápida procesando la información.

— Maki _____, diecinueve años, estudiante. Cabello (c/c)  cobrizo y ojos (c/o) —resumió.

— Déjame ver — Kunikida le quitó los papeles y observo la primera hoja, una donde se encontraba una foto de la chica.

A Kunikida le entró un pequeño estado catatónico, era la chica de la mañana, la del bolso azul. Ahora tenía sentido de donde se le hacia conocida, la había visto una o dos veces en televisión, quería decir algo, sin embargo para cuando reacciono ya se encontraban cerca del lugar.

El edificio en cuestión parecía desértico, en medio de varios terrenos abandonados y sin un alma. Ya dentro se dieron cuenta de la falta de vigilancia que este poseía lo cual hacia que el dúo sospechara más. Al doblar a la derecha por el pasillo comenzaron a escuchar voces.

— ¿Qué opinas? ¿Vendemos sus órganos o la prostituimos? — tras escuchar eso llantos y gritos se abrieron paso.

— ¡No por favor! ¡Haré lo quieran! — Kunikida identificó aquella frágil voz como la de la chica.

— ¡Cállate! — se escuchó una fuerte bofetada estallando contra la mejilla de la chica.

Ambos detectives se echaron a correr en dirección de los gritos, entraron derribando la puerta. El la habitación se encontraba la chica y dos hombres usuarios de habilidad, Dazai actuó rápido al ver como esos dos hombres usaban sus armas y comenzaban a disparar, _____ se había encogido sobre su lugar y Kunikida le cubría la espalda a Dazai. Terminaron con los dos hombres más rápido de lo pensado, a los detectives les sorprendió lo fácil que fue.

Dazai sabía que aún no terminaban, pero no dijo nada. Dejo que Kunikida sacará a la chica y le brindará apoyo moral.

— Tranquila, todo está bien — ella se aferró más al pecho de Kunikida, sollozaba y respiraba irregularmente.

— Gracias... — ni bien pudo terminar la oración, cuando su cuerpo se derrumbó en brazos de Kunikida.

Alterado busco algún indicio, encontró una herida de bala en la espalda de la chica. Moore con horror al causante de ello, alguien habia muerto frente a él, cosa que no se permitía.

— ¡No, no!

— ❦ —

— ¡Kunikida! ¡Despierta! — rogó su novia. Zarandeaba a su novio quien parecía tener una pesallida.

El hombre dejo de gritar al ver el rostro de su novia, en carne y hueso. Lucía angustiada y apenas podía apreciarla debido a la falta de luz, aquella pesadilla había sido tan vivida que las lágrimas no pudieron evitar salir al verla. Le abrazo con fuerza, enterró su cabeza en el cuello de la chica. _____ le daba leves palmaditas en en la espalda y jugaba con su cabello.

— Fue una pesadilla — seguido de eso depósito un beso el la frente de su novio.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top