Fyodor

Era la tercera vez que el programa fallaba, o que ella lo cerraba por accidente. Demonios, estaba desesperada, solo quedaba media hora para entregar el trabajo. Y necesitaba entregarlo, o podía reprobar.

Frustrada, apagó el equipo y pidió permiso para ir al baño, aguantando las lágrimas. Detestaba llorar por estrés, al llegar al baño, no lloró, sino que se tranquilizó y se mojó la cara. No llores, no llores.

Fyodor, por otro lado, estaba terminando su trabajo. Demasiado bien hecho, por supuesto, era el más inteligente de la clase, y no solo de esa, de todas. Y lo que tenía de inteligente lo tenía de serio, juzgado de dar miedo por las constantes miradas de desdén a su grupo y alguna que otra risa sutil. Prácticamente no hablaba con nadie, y tenía un aspecto enfermizo que aumentaba las ganas de alejarse de él, nadie se sentaba a su lado, salvo _____. Ella no le tomaba demasiada importancia. Solo se hacían compañía, y sus compañeros se preguntaban, ¿Cómo es que la chica más sonriente y linda del grupo terminaba sentada al lado de él? Y no con alguno de ellos.

Fyodor había notado rápidamente la ausencia de la chica, y ya habían pasado cinco minutos. También notó su computadora apagada, y desde antes, como había estado batallando para terminar el dichoso diagrama de flujo, pero el programa hacía que las cosas se movieran solas. O al menos, así lo creía la oji café, todo para no aceptar que era una terrible mierda en informática.

Fyodor dio clic en "Enviar" y su trabajo fue recibido en el Gmail del profesor. Sin ser notado, se movió de puesto, y encendió el monitor de la chica. Checó si podía recuperar los archivos perdidos, y en efecto, si pudo. No podía culpar a la chica por no recuperarlos, ella no sabía, pero él sí, era excelente hackeando computadoras. Una vez recuperado el archivo, se dispuso a terminarlo, no faltaba mucho. Le puso lo que la chica ponía, colores y diferentes tipos de letras en el archivo.

Fácilmente escucho los refunfuños de su compañera en el pasillo. Se cambió de lugar y esperó, mientras oía algo de música. La chica llegó y su rostro se ilumino cuando vio el archivo terminado. La sonrisa que puso no tuvo precio. Miro hacia los lados en busca de su salvador, pero no encontró a nadie que la mirase, y cuando miró a Fyodor, este estaba cruzado de brazos, recargado en la silla con los ojos cerrados y los audífonos puestos. Claro estaba que no había sido él, ni remotamente.

Se sentó y lo envió, el profesor alzó la vista para comprobar que de verdad había sido ella, y en efecto.

Quince minutos las calificaciones finales fueron enviadas al chat privado del grupo. La chica buscó su apellido.

Amajiki _____. Ocho.

La azabache casi soltó un grito de júbilo cuando lo vio. Aprobada, estaba aprobada.

Iba demasiado feliz, tanto que daba saltitos a la salida. E iba tan concentrada en cómo les iba a decir a sus padres que había pasado, que no se fijó, y piso su agujeta, a mitad de las escaleras. Lo último que vio antes de cerrar los ojos fueron las escaleras, a centímetros de su rostro. No sintió el golpe, por lo que abrió los ojos, y se sorprendió notablemente al sentir una presión sobre sus hombros.

Se enderezó rápidamente y miró a su salvador. Fyodor, su crush. Se sonrojó ligeramente e hizo una inclinación.

—¡Muchas gracias!

—Ten más cuidado —espetó, frío, antes de seguir bajando las escaleras—. Tu diagrama está bien hecho.

Y no mentía, la chica era la segunda más inteligente después de él, e incluso había ido a varios concursos de matemáticas, obteniendo el primer y segunda lugar.

_____ se quedó allí, procesando lo que acaba de decir. La había tocado y hablado ¡Por dios, le iba a dar un infarto! Y... espera, ¿Cómo sabía él que su diagrama estaba muy bien hecho? Un momento....

La pelinegra reaccionó al instante, se abrocho el cordón antes de salir corriendo, esperaba encontrarlo cerca. Y en efecto, estaba en la puerta, hablando con un muchacho de cabello bicolor y largo. El joven señalo en dirección de la oji café y se fue. Fyodor volteó y _____ sintió que se le paralizaba el corazón. Corrió más rápido, en temor de que él se fuera tan solo verla.

—¡Dostoyevski-san! —la chica se inclinó para tomar aire y luego lo miró a la cara. Un escalofrió le entró al ver su mirada tan desinteresada—. ¡Muchas gracias, de nuevo! ¿Qué puedo hacer para pagárselo? ¡Lo que usted quiera! ¡Incluso le puedo comprar una ushanka de aquella tienda!

Se calló inmediatamente, mierda. La semana anterior, ella había estado en una tienda rusa, comprando dulces e informándose de que le gustaría al ruso, porque en un mes era su cumpleaños y necesitaba ahorrar dinero. Entonces, él y su amigo bicolor habían entrado a la tienda, y ella se escondió, admirando a Fyodor ver los diferentes ushanka y aceptando que no llevaba dinero suficiente.

—Eh, no es lo que piensas ¿Okey? Solo que estaba allí, por unas cosas y los vi... —estaba roja y muy nerviosa—. En-entonces ¿De qué manera puedo compensártelo?

—Una cita —seco y directo, tanto que la chica le resultó una broma—. Mañana a la una, te recojo.

Sus amigas habían asistido a su casa, para ayudarla a escoger lo que se pondría, al final, optó por un short de mezclilla, medias de red, y un top negro. No llevaba suéter porque no planeaba regresar tarde.

La una se dio, y el timbre sonó. Acudió y despidió a las chicas. Elizabeth y Diane. A _____ prácticamente se le cayó la mandíbula al verlo. En la escuela, siempre llevaba ropas holgadas y sin chiste, casi siempre en pans. Pero esa vez, llevaba unos mom jeans negros, una playera básica blanca y encima una camisa rayada abierta y medio desfajada. Además, tenis blancos, calcetas negras y cadenas en el pantalón, y encima de todo eso, solo en sus hombros una gabardina blanca. Y ay por dios, se lo quería comer.

No hablaron mucho, salvó de algunas trivialidades y risas de parte de la azabache, que recibió un mensaje de sus amigas. "¿¡Es ese?!, tiene que ser tuyo". Ellas tenían novio, y bueno, _____ salud.

Al final llegaron a un campo abierto, lugar que tu desconocías, la cosa era que, el chico se había encargado de pedir la comida antes, escogiendo el platillo favorito de la chica.

Dieron las gracias y comieron.

—Umh, Dostoyevski-san. ¿Por qué hizo mi diagrama? —el chico paró de comer, y ella temió que hubiese metido la pata.

—Fyodor, dime Fyodor —dijo en un suspiró—. Porque me gustas, y no soportaría verte llorar por una estupidez.

Sin embargo, cuando lo dijo, ella ya tenía lágrimas en los ojos, y Fyodor no supo que decir al respecto.

—¿Estas bien...? —y entonces la chica soltó su comida, y soltó pequeñas risas, mientras trataba de limpiarse las lágrimas que no paraban de fluir—. ¿_____?

—Es que... tú... jamás creí que... tú... —y seguía llorando, y riendo incapaz de controlarse.

Finalmente, Fyodor se puso a su lado y la tomo por lo hombros antes de plantarle un pico y hacer que se callara. La chica tenía las mejillas rojas, y el corazón desbocado, y la felicidad a flor de piel. _____ lo abrazó y hundió su cabeza en su pecho. Terminaron acostados en la manta, ella encima de él, y él acariciando su cabello y entrelazando sus piernas con la de ella.

Todo era perfecto.

—Te quiero Fyodor.

—Yo también te quiero —le dijo, levantándose un poco y dejando un beso en su frente.

Terminaron de comer, recogieron y, como aún era temprano decidieron ir a donde ella quisiese.

Estaba tan feliz, que no supo a donde ir, además de paseo, por allí, a donde fuese. Terminaron sentados en una banca, dándose sutiles cariñitos y hablando, hablando realmente.

—¿¡Tocas el violonchelo!? —la chica estaba muy sorprendida, no creía que alguien como él, tan serio y con cara de querer exterminar a la raza humana tocase un instrumento tan lindo.

Eso solo hacía que se enamorara más de él. El muchacho sonrió, y cerró los ojos, disfrutando del olor a coco del shampoo de _____. Estaba feliz, mucho, pero no tenía idea de cómo demostrarlo, y tampoco iba a poner incomoda a la chica. Si muy a duras penas había tenido el coraje de invitarla.

Sabía que se gustaban, no por nada ella se sentaba al lado de él, cuando nadie más lo hacía. Y tenía planeado decirle, tampoco sabía cómo, él no tenía experiencia en eso, y no iba a pasar a humillación de preguntarle a Sigma o a Nikolai. Apenas y les dijo que gustaba de la chica, y habían estado jodiendolo toda una semana.

—Sí... —respondió sereno, oliendo el perfume de la chica.

Era tarde, y ella tenía que volver antes de que sus padres llegaron de trabajar, por lo que, en el camino la chica le pidió que si algún día llegaban a consolidad una relación, le tocara una pieza.

El frío recorrió el cuerpo de la chica, por lo que, se cruzó de brazos, y Fyodor lo notó. Se quitó la gabardina y se la puso a la chica, quien se la puso. Demonios, olía demasiado bien.

—Muchas gracias —sonrió y Fyodor asintió.

Llegaron a la casa de la muchacha, la chica se puso de puntitas para dejar un beso en la comisura de los labios de Fyodor. Ella lo miró a los ojos, demasiado feliz, y Fyodor parecía estar igual, solo que no lo demostraba tanto. La chica se arrebujó con la gabardina.

—Estoy muy feliz de que correspondas mis sentimientos Fyodor, esperó que te sientas de la misma manera. La pase muy bien contigo hoy, muchas gracias por hacerme feliz —era una cursi, y de no ser porque Fyodor sabía cómo controlarse, su rostro ardería.

—Yo también la pase bien —sonrió, y _____ sintió que le iba a dar un ataque al corazón.

Y para ocultar las ganas que tenía de brincar y llenarse de felicidad, lo único que se le ocurrió a la chica fue abrazarlo. Fyodor nuevamente le acarició la cabeza.

El lunes, a la clase de ambos chicos y a Nikolai y Sigma, se les cayó la boca. Ambos habían llegado agarrados de la mano.

Su clase no acostumbraba a mirar demasiado a Fyodor, porque tenían el presentimiento de que los mataría con la mirada, sin embargo, con _____, todo era diferente. Llegaba a saludar con una gran sonrisa a todo aquel que le caía bien. Y por supuesto, que notaron su agarre.

Los comentarios no se hicieron esperar, algunos buenos, pero la mayoría eran criticones. _____ trató de ignorarlos lo mejor que pudo. Aun no era pareja, pero permanecían agarrados de la mano, y Fyodor mantenía a la chica apegada a él al sentir una que otra mirada de aquellos chicos que ya tenían el ojo en ella antes. Fyodor tampoco es que pasara desapercibido, no más.

Porque había comenzado a arreglarse, ya no iba en pans ni con el cabello todo alborotado. Y su mirada no era la misma, por supuesto, ¿A quién no le iba a llamar la atención un chico misterioso que se arreglaba y estaba guapo?

Los comentarios empezaron a molestar a Fyodor desde el segundo día. Dios, eran una sensación, _____, la perfecta chica amable y de buenas calificaciones, saliendo con un extranjero con cara de querer destruir todo el país nipón.

"¿De verdad la querrá?"

"¿Y si solo se la quiere dar?"

"Pobre chica, el tipo ni la voltea a ver"

Uno, tras otro, y tras otro. Tanto, que la chica empezó a tener cierta inseguridad. Le habían hecho lo mismo en el pasado. Y Fyodor se dio cuenta de ello, por lo que, cansado, se la llevó a rastras hasta su casa.

_____ no se dio cuenta hasta que estuvieron en la casa del pelinegro. Ingresaron y el chico le tendió un vaso de agua.

—No quiero que tomes en cuenta ningún comentario de ellos. Yo no te quiero para nada de lo que están diciendo, eres la primera, y aunque no fuese así serías la última y la más importante. No eres un objeto, y no me importa lo que el otro imbécil te haya dicho u hecho, porque era mentira. Eres perfecta y una diosa, y te quiero así —la chica no aguanto las lágrimas, solo abrazó al chico, mientras él ponía su barbilla en su cabella y le acariciaba la espalda.

Después el chico se levantó, y desapareció, regresó con un estuche.

Se sentó frente a ella, y se puso a tocar. La sensación que ella sentía no tenía manera de describirla. Era maravilloso, más que maravilloso. Perfecto.

Al terminar la tocada, se le acercó e hizo que la chica se levantara.

—¿Podrías ser mi novia?

La chica soltó un grito.

—¡Sí!

Fyodor la abrazó, y esa vez, si que se besaron bien. Más que bien. 








Basado en hechos reales, solo el primer párrafo jaja. Me caga informática:(
Además, en mi salón no hay ningún morro guapo extranjero con intenciones de destruir Japón, y, estoy en cuarentena ;;
A propósito, ¿Desde donde me leen?

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