Fukuzawa II

Fukuzawa Swap!

Suspendido. Por dos semanas.

Los suspiros de alivio resonaron por toda la Agencia, tanto que hasta al propio Dazai le molesto ligeramente que quisieran deshacerse de él con tanta rapidez, pero estaba feliz porque ese había sido su cometido desde un principio, todo para ir a la mafia a repartir bolsitas de droga y causar estragos. Y antes de eso, él tenía una ultima victima y tenía que hacer que la suspensión valiera la pena.

Por eso, esa mañana, fue hasta su cajón y saco la ultima bolsita de droga que tenía para la Agencia, al lado de la caja de la Agencia se encontraba la de la mafia y más atrás la de las ratas y alguno que otro chico del Gremio. Todavía tenía mucho trabajo.

La misma mañana fue a recoger sus cosas, con el mejor rostro de seriedad que su felicidad le pudo proporcionar. Cuando fue a despedirse del director, sus hábiles manos dejaron caer el contenido de la droga en el agua para el té del presidente. Y finalmente se aventuró a la salida reprimiendo la risa de maldad que quería brotar.

Dazai cerró la puerta al tiempo que Fukuzawa daba el primer sorbo al té.

Y la risa brotó.

La silla era demasiado cómoda para su gusto, estaba inquieto y no encontraba un porque razonable. No era como si tuviera la energía de un chico de diecisiete años y por más que le gustara, el tiempo pronto le estaría cobrando su merecida factura. Aun así ¿Por qué estaba tan inquieto? Dazai no estaba, la Agencia estaba tranquila.

No sabía que, pero algo iba mal.

Saboreó los restos de té en sus labios y suspiró.

Algo iba mal.

—________—La secretaria y amante del presidente levantó la cabeza saliendo rápidamente el ensimasmiento que llevaba tratando de controlar desde la noche pasada. Ni siquiera había dormido bien pensando como iba a ir hasta Croacia para ver a su padre que estaba enfermo.

Esperaba que el presidente no la hubiera llamado más de dos veces o entonces se daría cuenta y tendría que decirle.

—¿Sí presidente? —Fukuzawa suspiró, se moriría antes de hacerle entender a _______ que no lo llamara presidente en la privacidad—. Ah lo siento. Yukichi.

—¿De qué era el té?

—Té negro de durazno.

—Umh, me supo raro.

_______ se levantó y agarró el vaso con el contenido. Pero antes de poder tomárselo y valer madre, Fukuzawa la detuvo.

—Estoy seguro de que Dazai le puso algo. Voy a llamarlo.

_______ le hizo el favor de pasarle el teléfono. Fukuzawa marcó el numero de su empleado que se sabía de memoria, pero nadie contesto. El platino frunció el ceño.

—Lo apagó. Entonces fue él. Es posible que sea esa droga que ha estado esparciendo. No creí que llegara tan lejos.

—¿Estas bien con eso? ¿Necesitas algo?

—Estoy bien ahora. Podría esperar un poco. Quédate conmigo de todos modos.

La mano de Fukuzawa atrapó el delgado brazo de la chica y la arrastró con él hasta sentarla en su regazo. Luego la jalo del cabello con un poco de rudeza y la enredó entre la tela de su yukata y sus brazos. Enterró la cabeza entre el cuello y el hombro y se deleito con las lonjitas que podían hacerle a la chica cuando se sentaba. Además, olía a vainilla y eso lo tranquilizaba.

Si podía estar tranquilo todo el día, la droga no lo afectaría demasiado.

—Me quedare así —susurró en su oreja. _______ asintió tratando de ocultar el escalofrío que quería recorrerle el cuerpo.

Tragó y tomo la mano de su pareja. Venuda y un poco arrugada, pero grande, firme y de dedos largos. Un instante después que pareció una hora, Fukuzawa había apoyado la barbilla y la cabeza adecuadamente en el cuerpo de la chica y se encontraba dormido.

_______ dejo escapar un suspiró. Intentó deshacer la tensión de su cuerpo y se acomodo con él en aquel pequeño espacio. Fukuzawa no solía dormirse en el trabajo, nunca en realidad pero entendía que la droga afectaba al usuario dependiendo de su resistencia a las drogas y su personalidad.

Al poco rato ______ no sentía las piernas de lo incomoda que estaba. Así que hizo su mejor esfuerzo para no despertar al hombre y se quito. Dejo descansando la cabeza y le dio unas cuantas caricias para que siguiera durmiendo, luego tomo la tetera y vació todo el contenido en el lavabo. Lavo las cosas y maldijo a Dazai.

—Ahhh —se estiró al salir de la oficina. Naomi se le acercó.

—¿Y el presidente? Tiene una reunión con Mori.

—Oh, se me olvido... El presidente esta dormido.

—¿Dormido? —Naomi alzó las cejas y ladeó la cabeza—. ¿Está bien?

______ asintió para no alarmar a nadie y para que Kunikida no entrara en modo automático y pusiera toda la Agencia de rodillas, estaba bastante tranquilo ese día y lo estaría durante las dos semanas siguientes.

—Sí, no te preocupes. Yo asistiré por él.


______ tragó y se armó de valor una vez más para entrar a aquel restaurante. Pero cada vez que ponía un pie dentro todo el valor se iba al demonio y sentía como si Ougai le sonriera y la arrastrara al infierno con ella.

Casi podía verlo diciéndole: Ven ______-chan, ven. Mientras hacia las manos hacia adelante como un cangrejo.

—Mori-san —______ hizo una reverencia. Le gustan menores de doce, le gustan menores de doce. Tu tienes treinta y seis. Igual y me mata...

—_______-chan. ¿______-chan? ¿Dónde esta Fukuzawa-dono?

—Oh... eh... eso. Tuvo problemas de causa mayor.

—¿Y te mando a ti en su lugar? Que situación. ¿Verdad?

Mori se estiró para tomar la mano de _______ con la evidente intención de molestar a la individua. Claro, lo hubiera hecho de no ser por la espada que le rozo la garganta y amenazó con cortarle mechones de su sedoso cabello.

—Hazte a un lado idiota —gruñó mostrando los dientes. Mori soltó una risita.

Fukuzawa tomo asiento al lado de la mujer. Aquella espada desencajaba totalmente a como iba vestido. Mom jeans, tenis, playera blanca y una camisa a cuadros fajada que casi nunca se ponía. ¿Qué donde habían quedado sus ropas orientales? Bueno, no lo sé.

—Ese estilo le queda bien —dijo Mori con algo de socarronería en la voz.

—Oh por favor. ¿Venimos a hablar de ropa? Estoy seguro de que no.

—¿Qué te pasa hoy? Estas muy... no-Fukuzawa.

—Lo que me pase no te incumbe. Y te voy a pedir que no vuelvas a tocar o dirigirle la palabra a _______. Un bicho como tú no puede hablarle.

—Esta bien, esta bien. Comencemos.

Terminada la reunión los planes de Mori eran obvios y los de Fukuzawa no. En lugar de haberle prestado la atención que tenía que prestarle a la reunión, lo único que hizo fue pedir platillo tras platillo sin cansarse y darle su aprobación o desaprobación a Mori mientras _______ se encargaba de mantener al mafioso en su lugar y que no empezara a querer azotarle la mesa a Fukuzawa en la cabeza.

—Lo mato. Te juro que lo mato.

—Inténtalo viejo.

—¿¡Viejo!? ¡Soy cinco años más joven que tú!

—Yo por lo menos no tengo que teñirme el cabello de negro cada quince días —chistó dejando la brocheta de carne a un lado y lamiéndose los labios para retirar la salsa—. Mi cabello es así y me veo fabuloso.

—Yukichi... creo que es momento de irnos.

—¿Y huir como un cobarde? —comentó con una sonrisa—. No esta entre mis opciones, gracias. Aunque tal vez tengas razón, estoy lleno.

Fukuzawa se levantó empujando ligeramente la silla con media sonrisa.

—Trato cerrado, hasta luego.

Mori iba a quejarse cuando Fukuzawa ya estaba arrastrando a ______ fuera del lugar riéndose de la cara de Mori. El mafioso apretó los puños y también se levantó, dispuesto a irse.

—La cuenta —el mesero hizo una reverencia. Mori parpadeó al ver la cantidad de dinero. Él solo había pedido un vaso de agua.

—Puta madre Fukuzawa.


—¡Ay mira que bonito! —Fukuzawa señaló al gato que estaba dormido en medio de los arbustos del parque por el que pasaban—. ¿Verdad _______?

______ suspiró. Fukuzawa la había llevado caminando a diferentes lugares donde abundaban más los gatos y allí le había dado de comer a algunos. _______ no llevaba tacones por suerte.

—Ven —Fukuzawa llamó al gato haciendo pspsps. El gato por supuesto accedió, Fukuzawa se sacó un bocadillo del bolso y se lo dio al gato.

Una gran sonrisa se posó en su rostro cuando el animal se dejo acariciar.

—¿Podemos llevárnoslo? Di que sí.

—Yukichi no. Ya tenemos uno.

—Pero... pero...

—Pero nada.

—Bien —Fukuzawa dejo ir al gato y abrazo a la menor con suavidad, apoyando la barbilla en su cabeza—. Te quiero.

—Yo también.

—Vamos a casa.

—Tienes trabajo.

—¿A quien le importa el trabajo? Vamos, vamos. 




Ola. He terminado con la Agencia. Sigue el capitulo especial de preguntas y respuestas, luego sigue la mafia y los extras que como ya saben son Poe, Fyodor y Nikolai. Estoy pensando en agregar a Ango, idk. Sin embargo, Fyodor ira hasta el ultimo porque trae "premio" pongale. 

Adivinen de que va. Les doy permiso.

Luego, hare algun escenario porque tengo ideas para muchos.
Ah cierto, ya publique los chats en Twitter 😔🔫 

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