Escenario XI.I

Advertencia: autolesión, autocritica, lenguaje vulgar, temas sensibles. Si no estas preparade para esto, te pido amablemente que te retires. El resto puede agarrar pañuelos para llorar. 

Inseguridades pt.2

Akutagawa 

Problemas con la ropa

Se quejaba de su cuerpo y mal habito de comer, pero a los cinco minutos iba a buscar algo que saciara su estrés y ansiedad y por eso quería enterrar la cabeza en la pared y no volver a ver la luz del día. Lamentablemente no podía quedarse encerrada en su cuarto para siempre, su deber era salir a la escuela y lidiar con los estresantes maestros y sus horribles compañeros, sumándole a eso las tareas estúpidas que le dejaban. Soltó un mini grito de frustración mientras hacía malabares para poder colocarse la falda del uniforme correctamente.

Se miró al espejo de cuerpo completo que adornaba sus purpuras paredes, dio una vuelta solo para cerciorarse de que, en efecto, no se notaba que tuviera mucho trasero, en cambio se notaba que tenía unos gorditos muslos los cuales se veían asfixiados por las calcetas. Gruñó y se puso el suéter holgado que llevaba siempre para ocultar la mayor parte de su cuerpo. Se colgó la mochila y anduvo hasta la escuela.

Su perdición llegó en el momento en el que su compañero mancho todo su uniforme con café, en ese momento, el suéter se le pegó al cuerpo y todos admiraron lo que ella tanto se esforzaba por ocultar. No había suficiente trasero, el escote de la camisa quedaba ridículo con su pequeño pecho, sin embargo, las calcetas le apretaban y la falda no quería cerrar por la cadera. Sus brazos eran demasiados delgados como para que ella quisiera quitarse el suéter y además, algunas zonas de su piel eran de otro color, como las rodillas, los codos o la entre pierna.

Por eso siempre usaba pantalones holgados, suéteres o algo que le cubriera, incluso si se moría de calor. Rápidamente corrió al baño, se metió al primer cubículo que vio libre sin advertir que su pareja le había visto, por lo que, fue una sorpresa cuando alguien toco la puerta y escuchó la voz rasposa del pelinegro.

—¿Qué paso? —inquirió desde fuera al escuchar sollozar a la muchacha—. ________...

Como respuesta solo obtuvo el suéter todo empapado, Akutagawa lo olió y lo dejó de lado luego de darse cuenta de cuál era el problema. Suspiró al acercarse a el grifo de agua y empezar a lavar lo mejor que podía el suéter para así poderlo dejar secar en el sol de la azotea. Mientras tanto intentó que desahogara allí mismo.

—Puedes contarme lo que sea, no hay nadie en el baño —Inmediatamente Akutagawa le puso pestillo al baño—. Te escuchó.

________ alargó una mano para salir y abrir la puerta, cuando lo hizo su primera reacción fue abrazar a su novio. La segunda fue verle a los ojos y llorar a moco tendido.

De niña, la habían acostumbrado a vestir vestidos lindos, valerinas, shorts y blusas lindas, y con el tiempo las cosas, así como su cuerpo, fueron cambiando. Para empezar, tuvo un desarrollo tardío, mientras en la secundaria la mayoría de sus compañeras querían lucir el escote de la camisa y lo bien que lucía su suéter desabotonado, ella se quedaba en el fondo con su pecho plano, su cuerpo rectangular y su pequeño trasero. No podía lucir ropa bonita porque carecía de los mismos atributos que la convertían en bonita, jamás pudo lucir un vestido con la misma seguridad que sus amigas o un short o una ombliguera o algo que mostrara piel.

Nada de nada.

Al entender la situación, Akutagawa no supo que hacer, no era especialmente bueno con las palabras y se imaginaba que sus acciones no dejaban muy en claro lo mucho que él amaba el cuerpo de ella. Así que, en ese momento, quedo petrificado. Agarró aire desde lo más profundo de su corazón para cargarla y que ella enrollará sus piernas en su cintura. Lentamente acarició su cabello.

—Ya, ya, puedes llorar todo lo quieras pequeña —El muchacho sopesó sus palabras para que fueran dichas con cuidado—. ¿Por qué quieres ocultarte? No eres un maniquí para andar modelando la ropa como en Victoria Secret, eres una persona y estas hecha de amor y personalidad, tú físico es solo una envoltura de tu alma. No eres más ni menos por tener poca o mucha cintura, si tus codos son más morenos o tus caderas parecen inexistentes.

» Yo sé que la gente se acerca más a ti cuando eres atractivo, cuando tienes un buen cuerpo. Lo sé, pero a ti no debe interesarte eso, porque me tienes a mí y yo a ti y mientras así sea no vas a estar sola. Si te sientes segura en ropa holgada, úsala, nadie debe decirte nada por la forma en que te vistes, porque eres alta diosa y nadie me va a hacer cambiar de opinión.

Para ese momento, se le ocurrió la mejor —estupenda, maravillosa— idea que jamás pudo haber tenido. Tomo a ______ de los muslos y la hizo pegarse contra la pared para besarla con todo el cariño que era capaz de expresar en sus acciones. Besó sus manos, sus codos, rodillas, muslos, abdomen, pecho y cintura. No lo hizo con morbo, lo hizo porque ella lo necesitaba y cuando él la necesitara a ella, estaba seguro de que ella se entregaría en cuerpo y alma para hacerlo feliz.

Entonces él quería hacer lo mismo con ella.

—Tu cuerpo es hermoso, porque es tuyo, esta amoldado por ti y contiene toda tu esencia como si fuera una maquinita.


Chuuya

Lonjitas

A la hora de sentarse sucedía o la hora del baño, pasaba lo mismo. Verse desde sus propios ojos parecía convertirse en una dismorfia total. Quería arrancarse los ojos. Se veía desde arriba y observaba ese bulto en su estómago sobresalir, no es que estuviera embarazada, no, se trataba de grasa y esa era la peor parte. Al estar totalmente de pie, la gente no lo notaba o quizá no se advertía demasiado.

Todos aseguraban que se trataba de alguien delgada, pero ella sabía que no se trataba de una persona estéticamente delgada ni de una persona estéticamente gorda. Por lo que no podía quejarse de estar gorda porque todo el mundo le diría que estaba flaca. Solo ella, que se veía desnuda todos los días, tenía el derecho de juzgarse con odio.

Se miró al espejo y se tomó la barriga, empezó a jugar con ella como si fuera una cara y luego la soltó para mirarla con odio. Después de eso, se puso la sudadera.

No podía darse el lujo de usar ropa apretada o pantalones que le llegaran debajo del ombligo porque si no, las llamadas llantas hacían su mágica aparición y la cagaban. Al sentarse, incluso si no llevaba ropa apretada, temía que sus lonjitas se notaran por encima de su ropa o que, si alguien la tomaba desprevenida por atrás y la tocara, se diera cuenta de que efectivamente, no se le hacía ningún tipo de cintura y en su lugar los rollitos hacían acto de presencia.

Miraba a sus amigas, sobre todo a su mejor amiga, quien lucia un abdomen plano y una cintura hecha por dios, no quería compararse con ella pero inevitablemente lo hacía y terminaba odiando su cuerpo mucho más de lo que ya. Y no lograba entenderlo, si ella tuviera pareja o sus amigues tuviesen rollitos, ella les ayudaría a amarlos porque para _______ los rollitos resultaban tan hermosos como el pecho o el trasero para un chico. Los amaba, excepto los suyos.

Anhelaba un abdomen plano y lo anhelo aún más cuando Nakahara se convirtió en su pareja, porque entonces descubrió que al chico le prendían los abdómenes planos y lo quiso por él, no por ella, por él. Quería igualarlo, es decir, había visto a Chuuya sin camisa, y por supuesto, no podía esperar menos de un mafioso por lo que le llegó la incesante necesidad de darle un cuerpo que se mereciera al chico. Un abdomen plano, una cintura de avispa, un gran trasero y buen pecho, solo que, no tenía prácticamente nada.

Todavía se preguntaba que le había visto Chuuya para terminar confesando sus sentimientos, a veces pensaba que era una apuesta o estaba jugando con ella, siempre, siempre su ansiedad ganaba. Dejó salir un sollozo antes de pasarse la navaja por la piel.

No los contó ni lo quiso hacer, solo tomo una toalla y se secó la sangre antes de irse a acostar.

Al día siguiente, en el momento en que Chuuya entró a su cuarto con muy mala cara y la navaja en la mano, supo que la había cagado. Creyó que el pelirrojo la mandaría al infierno allí mismo rogándole que se largara a su casa para nunca más volver, pero en su lugar, Chuuya dejó la cuchilla en la mesa, intentó relajar el rostro y antes de darse cuenta, él estaba llorando.

Lloraba porque se sentía un mal novio al no poder detectar que su pareja estaba mal y que necesitaba ayuda. Entonces, ________ también lloro y entre lágrimas le explico porque lo había hecho y que sabía que estaba mal, que necesitaba ayuda de un segundo o tercero. Nakahara la abrazó y hundió la cabeza entre su cuello, poco a poco bajó hasta su estómago y alzó la playera, allí las vio. Cortadas de punta a punta.

El llanto de ambos aumentó.

Aquel muchacho de ojos azules no le pidió que le explicara porque, sabía cuán difícil era ordenar la mente luego de un ataque así y, sobre todo, si ella no quería abrirse aún, él no la forzaría.

—Yo quiero gustarte... —exclamó ella limpiándose los mocos—, pero me estresé y tuve un ataque.

—¿Qué estás diciendo tonta? ¡A mí me gustas así! Yo no te escogí por tu cuerpo, jamás lo haría, nunca jamás. ¿Para qué quiero una envoltura que se va a marchitar? Eres mi pareja, no una prostituta que vende su cuerpo. Yo quiero una pareja, no un muñeco restirado. Tus rollitos son hermosos y te lo voy a repetir las veces que lo necesites, hasta que te lo creas.

» Eres increíble, un pedazo de cielo, aunque creas que tu personalidad es horrible, a mí me gustas así y necesitas la aprobación de nadie más, ni siquiera la mía. Necesitas la tuya, quiero que te trates como a una amiga, que te digas que tus rollitos son hermosos, como a tus amigues. Si quiere trabajarlo, hagámoslo. Pero si crees que necesitas ayuda de un tercero para recuperar tus fuerzas antes que todo, lo haremos. Los dos juntos, no estás sola.

» Refleja tu dolor en mí, úsame como tu almohada para llorar y abrazar, porque eso es lo que somos. Cuando nos necesitemos, estaremos juntos, dándole soporte al otro. No necesitas tener un cuerpazo o un abdomen plano, yo no te elegí para eso. Recuérdalo por favor, te amo así. Y haremos que te ames tú también.


Dazai Dark Era

Muslos

En Japón, los cánones de belleza podían llegar a perforar hasta en las mentes más sólidas. ________ era una de ellas y por desgracia, estaba llorando al mirarse las piernas. La habían rechazado por tener los mulsos demasiado gruesos, aquel chico quería una novia no un mastodonte.

Mientras la brisa le calaba hasta en los huesos, sus lágrimas eran secadas una y otra vez por el dorso de su mano y sus sollozos acallados para que el silencio permaneciera, incluso si no había nadie allí. Cuando su llanto se aplacó, volvió a casa, aplastando el borde de su falda con fuerza y bajando la cabeza para que nadie le viera, incluso si era de noche y las calles estaban vacías.

Lloraba por muchas razones, porque ella jamás creyó que le fueran a rechazar de una manera tan inhumana, no pensó que esas palabras tan dolorosas saldrían de su boca y que le pegarían con tanta fuerza. ¿Cómo pudo ser tan tonta? ¿Era ella o el resto del mundo estaba mal? La respuesta era obvia, pero para una mente atormentada como la suya, darse cuenta le tomaría varias sesiones terapéuticas. Tristemente, no tenía tiempo para un terapeuta.

Saludó a su madre rápidamente antes de subir a su cuarto para seguir ahogándose en desgracia. Allí no recordó que cierto castaño de vendas iría a visitarla en la noche. Tras el atentado escolar que hubo en su anterior escuela, ella había sido salvada por aquel misterioso chico que con expresión cercana a la muerte le pidió que tuviera cuidado y de la nada, las visitas nocturnas empezaron.

Dazai le miró con expresión seria, antes de meterse totalmente en el cuarto de la chica, tomo asiento a su lado y la abrazo por la espalda con la misma intensidad con la que molestaba a Chuuya. No era de hablar mucho, ni mucho menos de expresarse en voz alta, pero sabía que ella lo necesitaba, lo necesitaba a él como un apoyo, y él seria su apoyo siempre que estuviera perdida entre la vida. Porque nunca más iba a estar sola.

En silencio, el castaño la arrulló hasta que su llanto ceso, le dio caricias por el cabello hasta que sintió la tibia mano de ella acercarse a la suya y tomarla, pidiéndole en una silenciosa propuesta que parara. Entonces, ella le devolvió la mirada y pudo verle por completo.

La luna bañaba sus facciones como si lo besara con dulzura y cuidado, al girar el rostro para verla, la luz entró directamente en su único ojo y lo hizo brillar casi como si fuera a llorar por ella. ________ se limpió las lágrimas y bajo la cabeza para verse las piernas con inseguridad, en ningún momento pensó que sus piernas tuvieran algo malo, por supuesto, ella estaba llena de inseguridades, pero una más solo le hacía querer morir.

Para ese entonces, Dazai ya había entendido cual era el problema, se agachó y cargó las piernas de _______, metió su cabeza entre ellas y besos sus gorditos muslos mientras bajaba con delicadeza y dulzura las calcetas tan apretadas que usaba, Dazai le apretó los muslos y recargó su cabeza en ellos. La chica le acarició el cabello.

—No sé qué decir... no soy muy bueno en estas cosas, pero escúchame, por favor. Tus muslos son hermosos, no necesitas unas piernas delgadas, no cuando tienes carne, buena carne. Amo tus muslos, jugar con ellos y apretarlos, son demasiados tiernos y si quieres pueden ser sexis. Tus muslos son solo una señal de que estas saludable y que no necesitas a nadie más, solo a ti misma para decirte todos los días que tus piernas son jodidamente hermosas y poderosas.

» Puedes llorar conmigo, jamás te juzgare, cuéntame cada una de tus inseguridades, yo estoy listo para abrazarte cada vez que lo necesites. Seguiré cada uno de tus cambios y te apoyare en ellos siempre y cuando no atenten contra su seguridad, porque tu cuerpo está hecho para los cambios, y si te gustan delgaditos o regordetes, haremos que sean de esa manera.

________ se sorbió los mocos, tenía miedo de que Dazai subiera más allá de su falda, porque su entrepierna estaba ligeramente oscurecida y eso también le causaba problemas. Pero era normal, después de todo la melanina no es algo que se pueda controlar y quien no estaba listo para apreciar la belleza de los tonos de piel, mejor que no abriera la boca.

—No necesitas la aprobación de alguien más, solo la quieres porque no tienes la tuya, trabajaremos en la tuya como si fuéramos a hacer ejercicio. No somos seres inmortales, vivimos para morir y si algo no te parece, hay que cambiarlo lo antes posible porque la vida es una y no vas a estar sentada todo el rato lamentándote de la vida de mierda que te toco vivir. Toma tu mochila y sal a la calle, porque yo estaré allí para cuidarte y en cada palabra, en cada acción, sabes que mi presencia estará contigo.

» Soy tu mejor amigo ahora. Estaré en tu corazón siempre que te sientas sola. Abrazaras una almohada al pensar en mí, porque la soledad y el miedo será lo último que pienses conmigo aquí.


Odasaku

Miedo a ser juzgado por tus gustos

Las reuniones familiares eran la peor parte de su vida. El pecho se le tensaba, sus pulmones pedían a gritos aire y su cabeza un descanso, pero ninguna de las dos cosas eran posibles. Debía ir vestida con la mayor "normalidad" que sus ropas le ofrecieran, debía sonreírle a sus primos y tíos incluso si estos le lanzaban miradas despectivas por la espalda.

Se recluía en sus audífonos y bajaba la cabeza ocultando su rostro con el cabello, esperaba que nadie se le acercara para hablar o entonces empezaría a titubear y quedaría como una estúpida. Además de rara, estúpida.

Soñaba con que llegara el día en que se fuera a vivir lejos, que nadie le dijera nada por su forma de vestir, por los estampados o aretes, incluso por el color de su mochila, que nadie se extrañara al encender la pantalla de su celular y encontrarse con un wallpaper de anime. Anhelaba que las miradas desaparecieran, que los ceños fruncidos y las muecas se nublaran a través de una neblina. En sus sueños, los enfrentaba, hablaba con la cabeza en alto y no titubeaba, si a la gente no le parecía que se fuera a la mierda. Lástima que solo se quedara en eso, un sueño.

No podía atreverse a refutar ni un poco, porque se trataba de una adolescente, y los adultos siempre tienen la razón. No puedes contradecirlos porque automáticamente te rebajan a un niño sin conocimiento y argumento, solo por ser tus mayores creen que están en todo su derecho de hablarte como quieran y mangonearte hasta el llanto. No conocen la palabra llamada respeto y, sin embargo, es lo que más piden. ¿Cómo podría aquella pequeña creatura debatir con hombres y mujeres conservadores en una sola mesa? Uno contra veinte, no me parece muy justo, pero es así en cada mesa, con cada adolescente que desencaje, con cada nueva tendencia y opinión.

No es tan fácil como piensan, ¡Es normal que estén en sus celulares! Es el único sitio seguro, donde nadie les juzga con la mirada, no es porque les de pena socializar, es porque no vale la pena. Quería gritarles que no todo se trataba de sus estúpidas ideas, si su música sonaba muy fuerte es porque no quería escuchar al mundo, si sus ojos se pegaban a una pantalla era por protección y defensa. Su única obligación no es solo estudiar, es luchar día a día contra el mundo y sus críticas, sentirse perdidos alrededor de la vida, no encontrar un lugar exacto donde permanecer porque se sienten excluidos de todas partes. ¿Y si la persona que amas esta al otro lado del mundo o no existe? ¿Cómo le explicas a un adulto eso? Solo te dirán que busque a alguien que puedas tener, ¿Por qué debemos conformarnos con eso? No hay problema en aspirar a más, pero nos han criado con tantos tabús y miedos, nos encerraron en una burbuja conservadora.

No pueden esperar que seamos el futuro cuando ni siquiera sabemos que es tener salud mental. Se sentía sola y perdida, aplastada por todos los temas tan estúpidos que trataban en las comidas, ese día, no era la excepción. Incluso si Odasaku estaba allí, sosteniendo su mano debajo de la mesa.

Odasaku llevaba el ceño fruncido desde hace un buen rato, conocer a la familia de su pareja resultaba una experiencia sumamente desagradable y lo estaba notando, ahora entendía los nervios, las quejas y excusas para no ir. Todas esas personas estaban aplastando su relación y a la pobre chica con sus palabras y sus miradas, y él no estaba preparado para permitir eso, sin embargo, si algo le molestaba más que cualquier cosa, era que su pareja llorara y eso estaba por hacer, lo sabía por como temblaba su mano.

Entonces, el pelirrojo se levantó bruscamente de la silla.

—Todos ustedes —los señaló y el silencio le hizo compañía, como un espectador más—. ¿Cómo se atreven a decir que toda la mierda que sueltan es una broma? No pueden pedir respeto cuando ustedes no lo dan, se les olvida que ________ también es humana y siente cada una de sus mierdas como agujas, así como ustedes piden silencio cada de que se habla mal de ustedes, deberían callarse cuando saben que están haciendo. ________ no es un juguete para su diversión, no crean que por tener solo diecisiete no siente toda la porquería que dicen.

» Es un ser humano increíble, solo que ninguno de ustedes tiene la suficiente capacidad intelectual para darse cuenta. No porque sean familia les da derecho a cernirse sobre ella, es más, ustedes ni siquiera merecen compartir el mismo espacio con _________. Es un ser de luz tan perfecto en medio de toda esta asquerosidad. Todos ustedes, y lo digo por ________, váyanse a la mierda. No quiero volver a saber nada de ustedes.

Dicho y hecho, Odasaku tomó sus cosas y arrastró a ________ fuera. Allá, en la tranquila oscuridad que les ofrecía la calle, él se inclinó sobre su cuerpo y le limpió las lágrimas con el pulgar.

—Jamás volverán a tratarse así, yo me voy a encargar de eso. Todo lo que haces, todo lo que te gusta es increíble porque solo tú sabes darles un enfoque especial a las cosas. Las cuentas con tanta pasión que cualquiera podría enamorarse y yo soy el afortunado. Te amo, gracias por ser fuerte ante todas las adversidades. No estarás sola nunca más.


Tachihara

Cabello

Suplicarle al señor que tuviera consideración para que al despertar su cabello estuviera lacio, era la única parte que sabía, que jamás se cumpliría. La que sí, era despertar con la maraña de pelos que llevaba encima de la cabeza y tener que lidiar con ella cada mañana. Soltó un chillido de agonía al verse al espejo, luego suspiró para meterse a bañar.

Lo que más odiaba de sí, era lo que más le hacía resaltar. Tener un cabello negro que se tragara el noventa y nueve por ciento de la luz, sumándole a eso que se le enredara con cada movimiento, que se esponjara ante la lluvia o la humedad, todo eso y que fuera quebradizo. El mundo no le quería ver feliz por ningún motivo, porque no solo dijo que su cabello iba a ser una mierda, sino que también le agregó el hecho de que no fuera completamente lacio ni completamente chino. Resultaba ser la bizarra combinación de ambos.

Al cepillarlo sufría terribles jalones que le arrancaban unos bueno cabellos, tantos que estaba pensando seriamente en comenzar una peluca o algo por el estilo con semejante cabello. Hizo lo posible para quedar presentable en la reunión con sus compañeros de la escuela, se ató el cabello en un chongo e intentó que luciera sofisticado y no una bola amorfa. Lo consiguió, a medias. Porque cuando salió del establecimiento donde vivía escuchó algo tronar y su chongo se desmoronó en bucles de cabello que cayeron sobre sus hombros y espalda, se llevó las manos a la cara con enojo y volvió adentro del apartamento. Quería arrancarse cabello por cabello.

Buscó estilos que pudiera imitar, pero su cabello era tanto, tan poco moldeable, que lo único que ocurrió esa tarde fue que tomo las tijeras y le dio con todo su enojo al manto negro que le cubría la cara. Uno tras otro, mechones color petróleo caían al suelo con una gracia demasiado delicada para ser propios de un cabello como ese, parecía como si el propio cabello se estuviera tomando un descanso.

Había otras opciones, sí, lo sabía, alaciado permanente era una, pero no contaba con el dinero suficiente y su madre jamás aprobaría eso porque alegaba siempre que echaría a perder su bello cabello. ________ siempre le miraba con molestia, por supuesto, como ella no tenía que lidiar con eso todos los días.

En su arranque de estrés, se cortó hasta dejarle el cabello por la oreja. Luego, tiró las tijeras al suelo, escondió su cabeza entre los hombros y lloró para desahogarse, porque necesitaba una mano, algo de cariño, que alguien le dijera que su cabello no estaba tan mal, porque solo así conseguiría levantarse, aunque fuera un poco.

Dentro de las paredes de su escuela, siempre hubo burlas al respecto, si las paredes hablaran contarían todas las cosas que una vez sus oídos habían interceptado y clavado en su corazón como espinas venenosas. Le intimidaban, porque todas esas palabras se cernían sobre ella como torres. Las personas que día a día convivían con ella soltaban burlas e insultos con el único fin de reírse entre ellos, pero ¿Cuántos años de terapia, cuantos llantos silenciosos le iban a costar a ella? Y todo era por su jodida culpa. Ojalá murieran.

Tachihara entró a la habitación con el único fin de descansar hasta que el sol saliera, pero sus planes se vieron truncados en cuando divisó el cabello negro en la entrada y lo siguió como caminito hasta que sus ojos llegaron a la figura tirada en el suelo, llorando. Entonces se hincó a su lado. No necesitaba preguntar cuál era el problema, lo sabía, pero jamás creyó que le afectara tanto.

—Está bien, está bien —acarició su cabeza y metió sus dedos entre los cabellos—. Puedes desahogarte aquí, seré tu lugar seguro, no diré nada y jamás hare que te sientas afectada. Escúchame ¿Puedes escucharme? Ahora puedes compartir tus penas conmigo, tal vez tú creas que no son importantes para mí o que son muy mínimas, si son importantes para ti, lo son para mí. Todos tenemos inseguridades, pero ¿Sabes que es lo mejor? Que quizá solo tú las notas. No somos seres estereotípicos, somos perfectos, porque estamos hechos a nuestra manera.

» Esta bien si quieres cortar tu cabello, o alaciarlo permanentemente, eso no te hace menos natural, no es que tu imagen vaya a ser falsa. Tú sigues siendo la misma, el mismo ser perfecto que conocí. Esto, esto de aquí —Él tomo su redonda y cachetona cara entre sus manos y pellizco sus mejillas—, es hermoso y es solo un envoltorio. Tu esencia no cambia, tu personalidad no cambia y al demonio, es tu físico y puedes hacer con el lo que te venga en gana si te hace sentir mejor. Al final de cuentas, si a ti te gusta, es más que suficiente.

Tachihara la ayudó a levantarse, le tomó por los hombros y fue a ayudarle a que se sentara en la cama.

—Ahora vamos a la peluquería a que te arreglen el corte y haremos todo lo que tu quieras. El cabello se hizo para experimentar, el cabello crece, así que a darle mamita. La vida es un riesgo.


Kajii

No sentirse suficiente

Podía gritarle al espejo, podía estrellar sus puños contra el vidrio y encajarse las astillas en los nudillos, podía llorar y morder la almohada para acallar sus sollozos, incluso había pensado en tirarse por la ventana, como en las películas, tener un final digno y mandar todo a la mierda. El problema es que no funcionaba de nada, porque su dolor seguía latente en su pecho, parecía que sus costillas se esforzaban en apresar su corazón hasta hacerlo explotar, y el silencio era abrumador, porque en el silencio no había silencio, no encontraba la reconfortante paz que se supone el silencio debía darle, no, sus pensamientos tenían que estar rondando en su cabeza como pájaros enjaulados, picoteando cada barrera y pidiendo clemencia.

Constantemente se sentía atrapada en sí misma y sus pensamientos. Y temía —sobre todas las cosas— que su mayor problema alejara a los que más quería o que ella misma los alejara, con sus inseguridades, con su miedo. Volverse indiferente para ocultar su más grande problema era otra de esas cosas que le hacían sentir insuficiente. En todo momento, incluso mientras estaba en casa y tenía conversación normal con sus amigos por teléfono, saltaba en su cabeza la duda de si en cualquier momento le dirían que era suficiente, que no podían seguir fingiendo su amistad; incluso siempre trataba de complacer a sus amigues para no verse afectada noche tras noche por la incesante presión de que le iban a dejar, de que todo era un cuento o solo estaban allí por pura lastima.

Porque no era suficiente para ellos.

O para nadie.

Ni siquiera para sí misma.

¿Qué estaba mal entonces? ¡Todo joder! Todo estaba mal dentro de sí, se consideraba una masa de depresión y ansiedad con más problemas de los que su espalda podía tolerar, no poseía ningún talento, ninguna habilidad social, algo que le hiciera destacar en su grupo. Era de esas personas que se quedaban hasta atrás si no había suficiente espacio en la banqueta porque no se creía a si misma digna de ir con el resto, incluso si todo el mundo le decía lo buena que era. De nada le servía, cuando pensaba que todo era dicho para quedar bien.

Por supuesto que se sentía rara en medio de un grupo de chicos cool, sentía que a cada paso ella era dejada atrás, como un juguete viejo en una caja. ¿Por qué siempre ella? ¿Por qué no podía pasarle a otra persona? En su cabeza estaba tan arraigada la idea de que jamás iba a ser suficiente, que difícilmente alguien la haría desaparecer. Desde niña siempre hubo alguien mejor, alguien por arriba de ella, y, por lo tanto, era el segundo lugar, nunca primero, siempre segundo o tercero; hay motivos de sobra por los que sentirse mal, por los cuales es mejor doblar las rodillas y dejarse caer al suelo, los hay, los hubo y los habrá.

Era muy pronto para perderse, pero era suficiente, para su cuerpo, para su mente.

Desde que sus padres le habían dicho que sus calificaciones no eran suficientes, desde que su grupo de amigos le abandonó argumentando que les aburría, desde que supo que su talento no se comparaba con el del resto, que no era tan buena como creía. ¿Cuánto más tenía que dar? ¿En qué momento su mente diría lo que haces es suficiente? Solo quería aprobación y que alguien se quedara a pesar de las adversidades.

Kajii lo haría.

Y lo demostraría.

—Tienes espacio y tiempo, nunca es tarde. Eres joven y las cosas malas no duran para siempre, sé que puede parecer mentira, que no quieres echarle ganas, que estas cansada, pero la ciencia nunca se ha rendido y de una u otra manera le han encontrado explicación hasta a los fenómenos más estrafalarios, pero han pasado por miles de fracasos y logros, y no quiere decir que sea mejor o peor que otras ciencias. Se como la ciencia, nunca te rindas. —El castaño abrazó su cuerpo, apoyándolo contra el de él, en un pequeño y tranquilizador vaivén mientras tarareaba a una canción—. Si eres como la ciencia debes entender que no estas hecha para todas las personas, no todas sabrán apreciar la hermosura que llevas dentro, y eso te hace superior. Eres superior porque eres compleja y exacta y estas tan llena de prejuicios que te has perdido a ti misma, no sabes en que eres mala y en que no, pero ¿Sabes qué? El mundo aún no se acaba.

» Yo estoy aquí, no seré un gran psicólogo ni mucho menos una máquina que te dará todas las respuestas que quieres, porque soy humano, pero puedo ser tu amigo, puedo ser tu luz cuando te sientas perdida, puedes abrazarme y llorar. No estamos solos, incluso si la distancia nos separa, hay llamadas, hay mensajes y las personas que quieres y que te quieren siempre estarán dispuesta a oírte, porque todo lo que dices es arte, no es basura, no son problemas que no importan, es tu sentir.

» ¿Quieres oírlo no? Te lo diré. Eres suficiente, y siempre lo serás, porque las personas cambiamos todos los días y no hay un solo momento en el que nos quedemos como estamos. Somos seres humanos, nos destruimos y nos reconstruimos, es parte del proceso. Ahora repítelo tú, cuando algo se repite lo suficiente, se convierte en un hecho.

Kajii se separó y le dedicó una cálida sonrisa.

—¿Quieres limonada? Te voy a traer limonada.


Hirotsu

Altura

Si le ponían en un auditorio con el resto de personas con la altura promedio de su país, ella destacaría por una cabeza o dos y sería el centro de atención, cosa que no quería y prefería ser comida por los demonios de The Promised Neverland antes que otra cosa. Por suerte, nunca le habían puesto en un auditorio, pero si en una fila. Desde niña le empezó a tocar siendo la última de la fila, la que participaba al final por ser la mas alta y las cosas no cambiaron con el tiempo, nunca llegó alguien más alto a quitarle su lugar, al menos no en la fila de niñas.

Recibía miradas de los niños, desde sus asientos, miradas indiscretas y muecas burlonas, haciéndole sentir un pedazo demasiado grande de carne, como si sus piernas se estiraran metros y sus manos pesaran lo mismo que una tonelada, podía sentir como encorvaba la espalda para reducir su estatura, una vez su madre le había descubierto buscando audios subliminales para reducir altura y talla de zapatos, otro día se encontró a si misma buscando cirugías para reducir el tamaño o incluso ejercicios, porque la desesperación estaba comiéndole la cabeza.

Las burlas se le filtraban en las orejas como gusanos de tierra arrastrándose al fondo de su cerebro para comerse todo lo bueno que en ella había y nublarle la cabeza con sus comentarios demás y adjetivos despectivos. Le daba pena ir a las tiendas y tener que buscar tallas enormes de ropa porque las diseñadas para cuerpos femeninos no le entraban. Detestaba ser alta porque nunca le traía nada bueno.

Le tocaba estar hasta atrás en las fotos y era muy delgada por naturaleza, así que le llegaban más insultos, llamándole palo de escoba, espagueti, poste, entre otros más que prefería no recordar. Incluso una vez le habían encerrado en el baño mientras sus compañeras gritaban que se trataba de un monstruo y los monstruos no asistían a la escuela, pero todo le pasaba porque había crecido más rápido que el resto y no era su culpa. Sin embargo, pensaba que sí.

Por eso, cuando Hirotsu le invitó a comprar ropa porque necesitaba nueva después de haberse quedado sin uniforme en la mafia, ________ se había negado rotundamente poniendo mil excusas por delante antes que tener que ceder. Por desgracia, no podía verle la cara de estúpido a un veterano como Hirotsu, así que el hombre simplemente le había tomado de la muñeca y arrastrado al centro comercial donde se gastarían una buena parte de su dinero. Mientras estaba en el vestidor, pedía a gritos silenciosos que un meteorito le cayera a la tienda para que no tuviera que salir a decirle al hombre que las tallas escogidas eran muy pequeñas.

Y no por su peso, sino por su altura.

—Oí mocosa, será mejor que te apures. El jefe quiere vernos temprano —anunció desde el otro lado de la cortina con voz monótona, mientras ________ hacía mil berrinches en el vestidor.

Finalmente suspiró y extendió toda la ropa.

—Hirotsu-san, soy muy alta para estas cosas.

Finalmente, salieron juntos del vestidor sin ropa porque no había de su talla, en el fondo de su corazón una parte de ella estaba destrozada porque Hirotsu era como un padre, y el hecho de que supiera que no le gustaba ser alta, le rompió el corazón.

—¿Eres tonta cierto? —exclamó él encendiendo un cigarrillo—. Yo sé que es difícil encontrar ropa de tu talla, pero no por eso tienes que tirarte de un barranco. Cualquier idiota que te rechace por ser muy alta tiene serios problemas de autoestima y necesita terapia y tú no eres un psicólogo personal ni un centro de rehabilitación gratuito como para estarle escuchando todos los días quejarse de lo mismo. Ser alta no es un problema, el problema es la gente mierda que siempre tuviste que aguantar y es hora de que les digas alto.

» Porque no eres un receptor de malas vibras y lenguas venenosas, no eres ni más ni menos por ser alta o chaparrita. Ambas cosas traen sus ventajas y puede que sea duro, pero no puedes modificar tu genética, en su lugar deberías intentar encontrarle los beneficios, no te voy a apoyar en tu decisión de operarte porque las cirugías reductoras de tamaño son muy peligrosas, en su lugar puedo ayudarte a mejorar y conseguir que te tengas el amor propio que te falta.

» Para eso están los amigos ¿No? —exclamó dándole una ultima calada al cigarro y tirándolo en el tacho de basura más cercano.

» Piensa que eres una hermosa jirafa con un mundo nuevo que recorrer y tienes la ventaja de ver todo desde una mejor perspectiva. Animo mocosa.


Mori

Hips Dips

Se miraba en el espejo (ese espejo está maldito, hay que quemarlo), intentaba sonreír y decirse a si misma que estaba bien, que nada podía salir mal y que nadie notaría ese pequeño detalle, pero si bajaba la vista terminaba por querer llorar porque no soportaba tener que vivir con esos jodidos hoyitos en su cadera. Estaba consciente de que era normal, algo que su fémur tenía y no podía deshacer pero ¿¡Por qué no había podido nacer como una de las privilegiadas de dios con su cadera perfecta y redonda!? Odiaba tanto esa parte de sí.

Estiró el vestido de la parte de la cadera para ver si por lo menos se le dejaban de notar tanto, solo que no dio resultado porque se trataba de un vestido sumamente pegado que sus padres le habían comprado hacia años y aun le quedaba; ahora lo tenía que utilizar para la fiesta de la mafia y para ir a ver a su amante —casi marido— Mori Ougai. No quería que él pusiera sus manos en sus caderas y notara que no podía pasar la mano sin sentir una hendidura, no era perfecta y detestaba eso, sobre todo porque sentía cierta presión cuando se trataba de un hombre mayor. Ella era solo una veinteañera.

Giró en su lugar para por lo menos opacar su desgracia con el buen trasero que se cargaba, se suponía que la cadera debía seguir la línea del glúteo y en su lugar estaban esas cosas llamadas hips dips que sentía que le arrebataban todo su atractivo físico, —probablemente ni siquiera Mori con sus ojos expertos lo notara—, pero ella no lo sabía y tampoco le importaba. Quería verse perfecta esa noche, no solo para él, también para si misma.

Suspiró antes de dejarse caer al sillón rojo, tal vez tuviera que usar otro vestido o salir de fugitivamente a gastar su sueldo en otro vestido, sí, eso haría, se levantó decidida a salir por la ventana y que su primo Chuuya la ayudara a bajar para poder escapar.

Se quitó los tacones, lista para saltar cuando la puerta se abrió súbitamente y una figura alta y de negro entró imponentemente a la habitación, la figura miró a _________ a punto de escaparse por la ventana y frunció el ceño, en un claro desconcierto. La pobre se dio por rendida y volvió al sillón, cruzó las piernas elegantemente para que no se notaran sus hendiduras y esperó a que Mori le preguntara porque carajos estaba a punto de saltar del edificio.

—Entonces ¿Me vas a decir porque escapabas? —exclamó Drácula acercándosele como un depredador se le acerca a su presa. _________ se encogió contra el sillón, esperando que él no hiciera lo que creía que iba a hacer.

—Yo ah... iba a comprar otro vestido —susurró ella bajando la cabeza hacía sus piernas con algo de pena. Mori alzó las cejas.

—¿Media hora antes del evento? Pero que atrevida —Él le echo una mirada rápida, la cogió del brazo e hizo que se levantara para darle una vuelta rápida y un vistazo al vestido. Mori no le encontró nada de malo por lo que decidió preguntar.

________ se llevó las manos a las caderas y señaló los hips dips aun sin subir la cabeza y gravemente avergonzada, claro que no quería que él se enterara y ella se lo estaba señalando como en bandeja de plata. Mori soltó una risita ligera que provocó las lagrimas en su rostro maquillado, allí iba la parte que no le gustaba, su amante siendo cruel y descarado con ella, lo que no tenía que hacer porque le iba a doler como los mil demonios.

En su lugar, Mori se agachó, se hincó y besó sus hips dips con dulzura, cero morbo y nada de deseo sexual, él las amaba así.

—No necesitas darme explicaciones, sé cuán difícil es para ti salir y que la gente note esto, no te preocupes. A mí jamás me van a desagradar porque sé que son naturales y no eres menos o más sana por tenerlas, solo eres tú y eso esta bien. No sé si te lo dije pero a mí en todo caso me parecen muy sexis y creo que deberías lucirlas con orgullo porque no eres un robot hecho para ser perfecto. También esta bien si quieres taparlas ahora, hazlo, si te sientes segura, con el tiempo te iras acostumbrado y será más fácil para ti mostrarlas. Nadie más que tú misma te estas exigiendo belleza.

» Yo siempre he sido partidario de que tu opinión y nada más es la que cuenta, porque después de todo eres tú a quien te tienes siempre y debes estar en armonía contigo misma para continuar viviendo.

» Ahora agarra tus cosas, que vamos a comprar otro vestido. 








OLAAAAAA. Llego la hora de llorar señorites. Me alimento de sus lagrimas así que por favor, lloren lo que tengan que llorar. 

No sabía si debía expresarme aquí con ustedes, pero creo que es justo ya que ustedes se desahogaron en los comentarios sabiendo que yo los leería y otras personas también, así que me parece justo que ustedes también sepan mis inseguridades. Bueno, bueno, mi mayor inseguridad es mi piel, quiero decir, toda mi piel. 

Siempre he considerado que mi piel es como un mapa (y por tanto todo mi cuerpo), ya que esta lleno de cicatrices, celulitis, estrias, vello, lunares, manchas y diferentes tonos de piel. No creo que sea hermoso en absoluto porque muchas de estas cosas me acomplejan, como el vello, las cicatrices más que nada por lo que significan, tampoco me gusta tener los codos, rodillas y entre piernas más oscura que el resto de mi piel. 

Tampoco me gustan mis manos ni mis pies porque no me parecen bonitos. Me frustra mi altura porque quiero medir más y por supuesto, mi abdomen porque no es plano, tengo grasita en el abdomen bajo y no me gusta, siempre que me siento mi organismo se amplia y así no parece que tenga cintura. Soy un desastre en general. 

Otra cosa que me acompleja mucho, pero que no tiene nada que ver con mi cuerpo, es lo que escribo y mi personalidad. Me considero alguien bastante horrible, con decirles que soy Oikawa y Dazai kinnie, y con referente a lo que escribo, recientemente inicie una relación con un chico que me acepta tal y como soy, pero lo que pasa es que él piensa que escribo mis propias historias con mis propios personajes, no que me dedico a escribir fanfics para hacer feliz a un grupo de personas hormonales con baja autoestima y que de por si son hermoses, yo realmente no sé como explicarle que escribo fanfiction, no sé si se lo va a tomar bien o no, o me va a creer inmaduro y yo lo aprecio mucho como para que crea eso de mí. A la fecha solo le he mostrado mis historias independientes con mis propios personajes pero si él un día me dice que quiere ver mis libros publicados, yo no sabría como reaccionar. 

Ideas de como decirle xfa.

Y ya eso. Les amo. Tomen awa, besitos. Muak.

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