Escenario XI
¡Escenario!
Advertencia: se tratan temas sensibles, si no estás preparade te pido que te retires. El resto póngase una playlist triste.
Inseguridades pt.1
Atsushi
Estrías
Las cicatrices son marcas de guerra, pero ¿Qué hay de las estrías? Mirarse al espejo se convertía en una osadía cada noche, cada mañana, cada de que se desvestía. Le gustaría girar en el espejo como una bailarina hermosa y notar una piel tersa y perfecta. Pero no podía. Porque había estrías en su espalda, en sus glúteos y en sus caderas.
Odiaba esas marcas más que cualquier otra inseguridad. Desde niña, su madre le había dicho que no era normal que una niña de su edad tuviera estrías. Lo era, solo que ni su madre ni ella estaban listas para esa conversación y eso le trajo problemas desde chica.
La primera vez que se habían burlado de ella había sido en la clase de deportes, luego de que se le subiera la playera de la espalda. Sintió un dolor en el pecho similar a un golpe en el estómago, pero no lloró, no quería verse más débil de lo que ya creía.
Una niña no tiene estrías, eso es solo para señoras.
________ se jaló la piel de la cadera y frotó allí donde las estrías tenían un lugar permanente, a sabiendas de que no se irían, suspiró tapándose con la bata, solo que antes de hacerlo, el tigre blanco estaba entrando a la habitación después de bañarse y al darse cuenta de que la chica estaba todavía medio desnuda, salió corriendo. Ella se llevó una mano a la boca y cubrió su cuerpo lo mejor que pudo, si Atsushi la había visto ¿Qué iba a decir?
¿Vomitaría del asco? Probablemente no, pero el terror que ______ se tenía a si misma y a sus estrías era la suficientemente grande como para creer que un ángel como él vomitaría del asco. Tal vez él ya lo sabía y por eso no había tenido su primera vez, tal vez solo estaba con ella por compromiso. Siempre que se besaban solos, temía que Atsushi metiera mano y sintiera los surcos que las estrías le dejaban, que no sintiera un perfecto glúteo o una espalda como la de una modelo.
Ella se diría mil veces que las estrías eran naturales, y si ella tuviera pareja aceptaría sin dudar que tuviera estrías, porque las personas tienen estrías y son hermosas. ¿Por qué las de ella no lo eran? Si decía que eran hermosas, ¿Por qué tenía miedo de que Atsushi se alejara al saberlo? Entonces no eran hermosas y solo se trataba de una barrera para no caer perdida en la desesperación; no servía de nada encontrar modelos con inseguridades, porque ella no era famosa, no le llegarían mil mensajes diciéndole que tenía mil atributos más, y si ella se los decía, era solo para mentirse.
Se vistió y se sentó en la cama para respirar e intentar calmarse, cuando Atsushi entró. Todo era producto de su cabeza o Atsushi tenía cara de pasmo y asco, _______ se arrellanó en la cama cubriéndose con las sabanas para que no mantuvieran una conversación antes de dormir.
—¿Qué tienes? ¿Te sientes mal? —preguntó moviéndola ligeramente. Ella aguanto las lágrimas.
—Perdón... —susurró y se tapó hasta la cabeza para que no la viera llorar.
—¿Perdón por qué? —Sonaba asustado y solo entonces volteó a la chica y le quitó las sabanas de encima con expresión consternada.
Lo observó, con su sedoso cabello blanco cayéndole por la cara y sus ojos heterocromaticos brillando de duda. Y él la observó a ella, las curvas de su carita redonda y sus ojos cristalinos, el cabello revuelto y las mejillas rojas. Atsushi la abrazó a pesar de no saber que le pasaba, nunca tenía las palabras exactas para consolar a alguien como Dazai-san, pero estaba dispuesto a escucharla toda la noche y a llorar con ella si así lo necesitaba.
—Yo sé que... —_______ se sorbió los mocos—. Te gusta mucho mi cara porque no tiene imperfecciones y... mi cuerpo no es así...
Al chico no le costó comprender de que hablaba, porque había visto su espalda más de una vez cuando se había agachado, él ya lo sabía.
—Por supuesto que no es así —chistó él tomándola de los hombros para que le mirara a la cara—. ¡Obvio que no es así _______-chan!
—Mi cuerpo no es perfecto, no quiero que me veas desnuda y te decepciones.
—¡Tu cuerpo es perfecto! —ladró el tigre, zarandeándola por los hombros. La desesperación se reflejaba en sus ojos—. Yo no estoy buscando un cuerpo estereotípico, estoy buscando una mujer, una mujer real.
» Tú eres perfecta _______-chan, quiero que seas consciente de eso. Las estrías son normales, no eres una muñeca y eso esta bien. A todas las personas a las que les importas jamás te criticaran por algo tan sencillo como eso, ¿De qué les sirve saber que tienes o no estrías? ¿Eso define que tan buena eres?
» Solo a ti te importa y si a alguien más le importa al grado de que te deje, entonces no vale la pena, date cuenta de que las personas así no sirven y las criticas te las pueden sudar porque eres hermosa. Te ayudare a superarlo, solo si tú quieres, y te apoyare en todas tus decisiones, no importa si quieres operarte para quitarlas. Si eso te hace feliz, hagámoslo.
Agarró aire y la abrazó con todas sus fuerzas. ________ aspiró su aroma a jabón, relajándose con ello. A pesar de ser delgado, Atsushi daba los mejores abrazos porque siempre estaban cargados de sinceridad. ¿Cómo había podido dudar de él?
—Si mi palabra no es suficiente para ti, permíteme demostrártelo.
Y dicho y hecho, la tumbó a la cama.
Kunikida
Nariz
En todo momento, con todo el mundo, trataba de que jamás le vieran de perfil porque le daba miedo de que soltaran algún insulto referente a su nariz. Comentarios despectivos como los de sus padres o sus amigos; los amigos se insultan entre sí, claro, ¿Pero que pasa si ella no quiere llevarse así con ellos? Entonces tendría que decirlo, y no podía, porque temía que le dijeran que no aguantaba nada. Solo que ella no estaba diseñada para aguantar nada, porque nadie debe aguantar estúpidos comentarios que la hacían sentir insegura.
La luz iluminaba su cara y los lentes para vista cansada se le resbalaban por el sudor, ante sus ojos, pestañas y pestañas de operaciones como la rinoplastia se hacían notar como espinas en un cactus. Tan peligrosas para un globo. Desde que trabajaba, se había concentrado en ahorrar para una operación, porque nadie quería a una mujer con la nariz de tucán. ¿En que cabeza cabía que las narices así fueran bonitas? En la de ella no, y seguro que en la de Kunikida tampoco.
Burlas y burlas se acoplaban en su cabeza, un vertedero de cristales rotos que la empujaban al centro hasta aplastarla y hacerle las suficientes heridas como para que también se lo creyera y ella misma tomara los cristales para herirse. Porque eso había aprendido, y lo que se aprende se aplica para toda la vida.
—¿Qué estas haciendo? —Una barbilla se posó en su coronilla, y unas manos grandes le tomaron las suyas, transmitiéndole calor. A pesar de todo, se encogió en el sillón porque de seguro Kunikida ya había visto todo. De todos modos, no era un secreto, pero no quería que se diera cuenta de que le causaba inseguridad, no quería que él también la lastimara sin querer.
El rubio analizó la pantalla, _______ no pudo observar la expresión que tenía, se temía que fuera de asco o sorpresa, o cualquier otra cosa que indicara desagrado. Sintió que le apretaban las manos y se las llevaba a la boca con delicadeza, besando cada nudillo con sus labios resecos por el frío. La fémina bajo la vista y rezo porque no soltara alguna estupidez. Kunikida le acarició el rostro e hizo girar la silla.
________ lo miró a los ojos porque esa era la única manera en que su nariz no se veía tan mal, en que no temía que dijeran algo. Sus manos la tomaron por el rostro y acariciaron todas sus curvas, la barbilla, la mandíbula, los cachetes, la curva de sus ojos y por último su nariz; ella lo detuvo y alejó la cabeza.
—No me gusta.
—Lo sé —exclamó él y se agachó a la altura de la cabeza de _______ —Y estoy listo para hacer que la ames.
—No puedo... —susurró con tanta seguridad que la voluntad de Kunikida flaqueó—. Y no me digas esas cosas, cuando en tus cincuenta y ocho requerimientos jamás apareció una mujer de nariz aguileña.
El rubio tosió llevándose una mano al cabello.
—Porque era estúpido al creer que existía una mujer perfecta, tal vez existe pero ahora no me importa. Porque tú eres mi mujer ideal, no importa si piensas que tu nariz es fea, yo creo que es hermosa y el mundo no está preparado para aceptarlo.
» El mundo se basa en estereotipos, en cánones de belleza, todos creen que es lo correcto y lo hermoso, ¿Y para qué? ¿Dónde dice con exactitud que así deben de ser todos? La diversidad existe, tú existes, no necesito a nadie más y nadie te puede reemplazar por una cosa así. Mírate al espejo y di que eres hermosa, aunque no te lo creas, en algún momento lo harás.
» Esta bien si piensas que es imposible amarte así, a veces es tanto que sucumbimos a los comentarios ajenos. ¿Qué tan fea crees que eres? Tú, solo tú. No me digas las opiniones ajenas. Dime las tuyas. ¿Estás segura de que eres horrenda o solo porque todo el mundo te lo dijo automáticamente te lo crees? Si es así, lo podemos arreglar, si no puedes, siempre habrá ayuda externa.
» Estoy a favor de que te operes, si así lo deseas, si te hace más feliz. No pienses que dejaras de ser natural solo por eso, a nadie le importa, solo a ti, hazlo por ti y no por el que dirán. ¿Eres feliz operada? Hazlo, estaré para ti, y si te quieres quedar así, te apoyare y te hare que te ames. Podemos hacerlo juntos, pero es importante que empieces por ti, porque eres tú antes que todo.
» Cuando estés sola —y no digo que lo estarás— únicamente tú serás tu compañía, no entiendo cuan horrible puede ser quedarse solo y terminar insultándote porque odias esto o aquello en lugar de pasarla bien contigo misma. Borrare esas creencias que tienes.
________ estaba llorando, mientras el rímel le corría negro por las mejillas. Kunikida se las limpió y acarició su rostro. Se acercó y antes de besarle, preguntó:
—¿Puedo?
Ella asintió y él le beso la nariz con cuidado, _______ inclinó su cara y lo besó. El rubio la cargó, ella enredando sus pies en su cintura y sus manos en su cuello, Kunikida frotando su espalda y besándole la cara. Ambos se tumbaron en el sillón.
—¿Cuánto dinero tienes para la operación?
________ le dictó las cifras y Kunikida accedió a pagar el resto de la operación. Planeaba casarse con esa persona, y si quería hacerla feliz, lo haría a costa de todos los malditos comentarios. Estaría dispuesto a dar la vida por su felicidad.
Dazai
Miedo al abandono
En su mirada siempre había algo parecido al miedo. Una sensación constante de opresión en el pecho, algo que no le dejaba estar tranquila ni siquiera a la hora de salir o estudiar. Se trataba de dos manos que aplastaban su corazón hasta casi asfixiarlo por tener la constante ansiedad de que algo malo le pasaría. El desasosiego del futuro, el presente y el pasado. ¿Quién te ha hecho tanto daño para que creas que todos te abandonaran?
Dazai la miraba desde lejos, parecía tan asustada y ausente que dolía. Si en algún momento se preguntó que pasaba por su cabeza fue en ese, no por las noches mientras la veía dormir, sino por las tardes junto a sus amigos cuando reía y un brillo de miedo parecía cruzar sus ojos como una estrella fugaz. A veces entendía el miedo, otras veces no. Y él no era la mejor persona para hablar del abandono, cuando su único amigo se había ido. Pero Dazai siempre estaba dispuesto a hacer lo posible por verla feliz. Incluso si tenía que meterse en terrenos muy turbios.
Mirarse todos los días al espejo y decirse a si misma que no tenía nada del todo malo, era parte de la rutina, pero en el momento en que veía a sus amigos, todo se iba al caño. De repente se quedaba atrás del grupo, de repente sus risas se quedaban apagadas en su cabeza, los temas de conversación parecían menos interesantes de lo que eran. Iba retorciéndose las manos y la cabeza, pensando que de la nada todos ellos se darían la vuelta y le dirían en voz alta que era suficiente, que solo estaban con ella por conveniencia, que le daban lastima. Todo se trataba de un teatro.
Tal vez ni siquiera encajaba allí y todos estaban hartos de sus miedos, su tristeza, sus pensamientos obsesivos, que tal vez se trataba de una carga y nada más. ¿Los había decepcionado? ¿Estaba mal tener diferentes gustos? No, no lo estaba, pero la gente nunca esta preparada para salirse de su zona de confort. Al salir con ellos, al verlos alejados, siempre temía que la abandonaran, que hicieran planes sin ella y poco a poco le fueran excluyendo del grupo hasta que la vieran como una desconocida.
Se quedaría sola, ¿Quién escucharía sus audios a las tres de la mañana riéndose sola? Conseguir otro grupo de amigos ni siquiera parecía una opción viable, con lo mucho que le costaba abrirse a gente, que su grupo se fuera de la nada, ellos podían utilizar todo lo que sabían de ella como una burla, una humillación.
Por eso siempre tenía miedo.
—_______-chan —susurró Dazai acercándose desde atrás mientras ella derramaba lagrimas de frustración—. Sé que estas asustada, que tienes miedo. Pero no hiciste nada malo, tú no eres el estorbo que crees que eres, tu familia no piensa eso, tus amigos tampoco. Yo no pienso eso.
» Eres una estrella, y sé que dentro de ti lo sabes. No pienses que eres la única con tristeza, con gustos más allá de lo común. Todos tenemos un trasfondo y estamos llenos de inseguridades, de otra manera no seriamos humanos. ¿Sabes que pienso de todos eso chicos que te abandonaron antes? Que son unos idiotas, porque no se tomaron la oportunidad de conocer a alguien tan genial y delicada como tú.
Las manos delgadas del suicida rodearon el cuerpo de _______ atrayendo su espalda a su pecho, abrazando con sus piernas el estomago y los muslos. Dazai le hizo piojito hasta que se calmó y le escuchó llorar hasta la madrugada, cantándole una canción de cuna para que no sintiera la soledad como un peso más. Porque no estaba sola, solo estaba demasiado triste para darse cuenta.
Porque el miedo y la tristeza siempre le habían cegado la vista. En realidad, nunca nadie la iba a abandonar, si tan siquiera comenzara a ver la vida de otra manera.
—La gente nos abandona tarde o temprano, sea por una cosa u otra. Quizá no cumples sus expectativas, pero ¿Qué pasa con tus expectativas? Si la otra persona no las cumple, abandonarlas es lo mejor ¿No? Pues así piensan los idiotas que solo te necesitan por interés. No importa cuantas veces les preguntes a tus amigues o a tu familia si te quieren, si ellos siguen reafirmándolo, debes quedarte y disfrutar el presente.
» No quiero que pienses en el futuro, porque no sabemos que hay más allá. Concéntrate en el ahora, tal vez mañana mueras y te iras con el permanente miedo de que te abandonen. Es momento de que te vuelvas egoísta y empieces a pensar en ti y no en ellos. Haz lo que te gusta, porque hay miles de personas iguales a ti, que tienen miedo y las vas a encontrar.
El castaño depositó un beso en la coronilla de la muchacha y la acurrucó entre sus brazos y las mantas.
—Estoy aquí, puedes sentirme abrazarte todas las noches, puedes venir y llorar las veces que quieras conmigo, porque soy tu sol y tú eres mi sol. Y mírate, estas aquí, has sobrevivido a todo, eres fuerte, eres poderosa, incluso si crees que no puedes, entonces recuérdame. Quiero vivir en tus pensamientos, siempre que creas que es suficiente. Piensa en mí, porque yo estaré para animarte en cada una de tus peleas.
Ranpo
Inteligencia y rendimiento académico.
Mirando a sus compañeros, no sentía la presión que sentía en su hogar. Con su familia sobre sus hombros, casi aplastando su cabeza contra sus tareas y sus exámenes, sintiendo la presión de sus ojos sobre los números rojos que le entregaban todos los días. Un solo tache lograba hacerla sentir el ser más inútil del mundo, por cosas tan estúpidas reprobaba los exámenes.
Matarse todas las noches estudiando no le servía de nada si al día siguiente teniendo una pizarra en frente y una hoja con miles de ejercicios, olvidaba todo. Su corazón latía a mil y por su frente sudaba mares que la ahogaban entre conocimientos revueltos. ¿Por qué todos sus compañeros parecían mover los lápices a la velocidad de la luz y ella se quedaba allí atascada? ¿Era demasiado tonta? No, pero tampoco estaba lista para aceptarlo. Solo quería irse a casa y llorar durante horas por sentirse el ser más inútil de la tierra, incluso si había alguien con peor notas, esto no se trataba de ese alguien, se trataba de ella y su rendimiento académico.
Le presionaron tanto que ahora no puede vivir sin sacar una nota perfecta. Más de alguna vez se pregunto si por sacar menos de un cien, sus padres la dejarían de querer, si era suficiente para ellos, no para ella, para ellos. Porque entonces, si era suficiente para ellos, lo era para ella, aunque llorara en el baño por la presión, por más que tuviera ojeras de no dormir luego de estudiar. Escuchar un "bien" de su familia la complacía.
¿Qué pasaba entonces si no llegaba con notas perfectas a casa?
Más de alguna vez se habían reído de ella en la escuela, cuando los profesores la pasaban al frente a resolver una pregunta, se reían porque no respondía rápido, porque le temblaba la mano, porque tartamudeaba, porque respondía mal. Por todo eso y más le hicieron creer que se trataba de alguien tonto, sin mucha inteligencia ni futuro. ¿Sacar una nota alta? Cuestión de coincidencia, ella no era inteligente.
Inteligente según la sociedad, según el sistema educativo. Pero, ¿Cuántas veces has orientado a alguien en un tema que desconocía? ¿Cuántas veces has respondido una pregunta cuando ni tú creías saber la respuesta? No se trata solo de memorizar y luego olvidar, no es lo que tengas en la boleta, no lo que diga el resto, porque seas capaz de analizar un problema rápido no quiere decir que seas un Einstein.
—¿Qué es eso de allí? —inquirió el pelinegro apareciendo furtivamente a su lado—. Oh... tus calificaciones.
________ arrugó los papeles y los lanzó contra la pared, gritó de desesperación y lloró en silencio. Ranpo la observó antes de darle un abrazó. ¿Por qué no era tan inteligente como Ranpo?
—No eres tonta —fue lo primero que dijo—, ni te atrevas a decirlo o pensarlo. No lo eres. Y esta bien si quieres un descanso, eres pequeña y alguien así no puede ir todos los días a una escuela de ocho horas, tener vida social, ser feliz y rendir un diez en todas las materias. Son tonterías, no eres una maquina de memorizar y no me importa si tus padres creen que sí porque entonces iré a tu casa a gritarles que son unos malditos idiotas y que me muestren sus calificaciones para que así te puedan echar en cara lo que ellos quieren.
» No necesitas estar a la altura de nadie, eres lo mejor que hay en la tierra. ¡Que importa si hay otras chicas con cuerpos bonitos, excelentes calificaciones y grandes amigos! No eres ellas, eres tú y eso te hace especial. Esos pequeños errores que parecen abominables son tu chispa, date cuenta que de nada te va a servir todo lo que estás viendo en la escuela. ¿Quién te va a preguntar como se calcula la x?
Ranpo la tomó de la barbilla y la hizo levantar la cabeza.
—Mírame a los ojos y di conmigo —demandó—. Soy inteligente, no por lo que diga mi familia, sino porque yo lo creo. Solo necesito la aprobación de mi mente.
—Y la de mi familia... —susurró ella bajando la cabeza.
—No, no la necesitas. Crees que sí porque te sientes vacía y piensas que sus sonrisas orgullosas valen la pena más que tus horas de sueño o tu salud mental. ¿Qué harán tus papás cuando enfermes? No pueden seguir exigiéndote lo mismo ¡Por que no eres una maquina! Quiero que lo repitas hasta que te canses, grítalo en tu cuarto o grítaselo a tus padres. No me importa si no puedes, hazlo, por que uno nunca esta lo suficientemente listo para afrontar la vida, por eso hay que hacerlo antes de arrepentirnos.
» Puedes tomar mi mano cuando te sientas débil, puedes recordar mis palabras siempre que estés al borde del colapso. ¡Estoy para ti! No estas sola, no es una lucha infinita, inténtalo, grítaselos, rompe ese maldito molde en el que estas atorada porque eres un ser humano poderoso y capaz. No quieres la aprobación del sistema educativo, solo necesitas pasar con el mínimo.
El de ojos verdes acarició la cabeza de la menor, y pronto se encontraba jugando con su cabello para mantenerla tranquila. Ella lo abrazó, como abrazaba su almohada todas las noches al pensar que se trataba de él. Haría caso, quizá no estuviera lista, pero no podía seguir así.
Incluso si necesitaba la ayuda de sus amigos. Las cosas serían distintas.
Tanizaki
Muy sensible
Llorar de todo cuando era pequeña no era raro, a nadie parecía extrañarle, nadie le miraba raro, ni la criticaba. Eso cambio cuando creció. Llorar por la mínima cosa que le pasaba, resultaba raro para todos, le tachaban de dramática, exagerada, de querer llamar la atención y dar pena, por eso, llorar parecía un pecado para sus ojos, se volvió tan opresivo que pronto encontró el llanto como una debilidad, algo que la hacía ver como un ser vulnerable del que todos se podían aprovechar y nunca nadie le desmintió esa afirmación.
¿Desde cuando mostrar sus sentimientos se había vuelto objeto de burla? Se trataba casi de un pecado, todos mirándola con muecas, desagradables comentarios la hacían querer enterrarse en la tierra como un avestruz y jamás salir. Que si era demasiado sensible, que si lloraba por todo o no lloraba por nada ¿Cuál era su maldito problema? ¿Es que acaso no tenían algo mejor que hacer que hacerle la vida imposible? Tenía que esconderse en los baños para poder estar tranquila, los brazos de sus amigos le servían como refugio cuando las cosas iban mal.
Y de repente le decían exagerada. No lo era, solo se trataba de alguien con un corazón muy puro, de sentimientos tan lindos que podían opacar a cualquier estrella y personas así son difíciles de encontrar. La humanidad no esta lista para la pureza que esas almas traen consigo, ni esas almas para la podredumbre que el mundo siempre tiene como primer plato.
A veces deseaba meterse en un hueco dentro de la tierra y allí poder tener su propio espacio para llorar en paz sin que las paredes tuvieran ojos para juzgarla ni boca para hablar mal de ella. Cuando se sentía sola, cuando algo salía mal, llorar del coraje o llorar por llorar. Llorar es normal y es humano. No debería temer por llorar, pero estamos tan acostumbrados a juzgar todo lo que se nos pasa por en frente, a fijarnos más en lo que hace el resto que en nosotros mismos que no nos damos cuenta que destruimos vidas y creamos inseguridades.
No se trataba de algo fuera del mundo, reprimir emociones nunca se trato de algo malo y soltarlas tampoco. Pero más de una vez sintió que así era, que todos la mirarían como bicho raro al llorar por que algo no le salía mal. Bueno, no es tu vida, no te metas. Sería mejor si miraras a otro lado y te concentraras en lo tuyo, llorar no es malo. Abrazar cuando te sientes mal tampoco lo es, que te sentimiento un video no lo es. Se trataba de un ser humano precioso, no una maldita exhibición para que la mires.
Y allí se hallaba, arrinconada en su habitación luego de que notara las millonadas de tarea que tenía por delante y que probablemente no le entendía a ninguna tarea, pero en fin, que llorar era su único consuelo. Cuando el pelirrojo escuchó los sollozos apagados decidió intervenir entre la puerta y ella.
Lagrimas corrían por sus mejillas, mientras intentaba reprimirlas sin éxito alguno, para ella llorar se trataba de una seña de debilidad, de que podían acercarse y burlarla como quisieran porque los que lloran son débiles. Tenía miedo de que alguien más le viera llorar como siempre lo hacía y que se burlara de ella. Tal vez Tanizaki lo hiciera, la juzgara con la mirada, le dijera cosas feas y la abandonara porque no estaba dispuesto a tratar con una llorona como ella. Él quería una señorita, no una niña.
Cuando Tanizaki se posó frente a ella con una ligera mueca de desconcierto, sus sentimientos más internos le gritaron que por favor, parara de llorar, pero no lo hizo. El chico no hizo amago de acercarse por temer a cagarla, pero no hizo falta porque ________ lo abrazó.
—Lo siento, sé que soy una exagerada y que de nada me sirve llorar —susurró ella.
—Yo jamás dije que fueras una exagerada —respondió Tanizaki acariciando su espalda—. Yo creo que esta bien.
» ¿Sabes cual es tu ventaja? Puedes llorar, lo creas o no, hay tantas personas que no saben como llorar, que no sienten la necesidad de llorar por mucho que el corazón les duela. Somos un pequeño tanque, guardamos y guardamos cosas, cuando ya no hay suficiente espacio es momento de sacarlo, saber llorar esta bien. Siempre es necesario deshacerse de la carga externa, puedes sentirte libre cuando lloras, espero que tú nunca sientas esa pesadez en el alma por no poder expresar lo que sientes.
» Debes dejar a un lado los comentarios externos, porque llorar no es nada del otro mundo. Eres especial porque sabes como hacerle y sientes lo que muchas personas no sienten. Está bien si necesitas un abrazo o un hombro para llorar, o una habitación vacía para hacerlo, y si no puedes obtenerlo, no debes reprimir tus sentimientos. ¿Te han dicho que uno nunca llora por lo que debe llorar en el momento? Quizá tuviste demasiado peso en tus hombros que llorar es tu único método. ¿Crees que esta mal?
_______ asintió.
—Pues voy a demostrarte que no.
Kenji
Cuerpo sin curvas
Mirar videos de outfits se había convertido en una tortura, la gente con sus cuerpos moldeados y sus curvas prominentes opacaban el rectángulo que llevaba como cuerpo. Había intentado encontrar algún youtuber con un tipo de cuerpo similar, pero nada, todo se trataba de gente con verdaderas curvas. Incluso en algún momento deseó estar llenita para así al menos tener un poco de curvas, y por mucho que intentara hacerlo la cosa es que no subía de peso y cuando lo hacía, la grasa se iba a su estomago y no a las partes que ella quería.
Cuando se desvestía inevitablemente su mirada iba a su cuerpo rectangular. Sus piernas se separaban sin carne para proporcionar una bonita cadera, las costillas iban hasta lo que se suponía debía ser su cintura —que no había— y tenía que conformarse con verse como un rectángulo. No había cadera, cintura o mulsos gorditos. ¡No había nada! Si se miraba de lado, la cosa iba de mal en peor, ni trasero que modelar o pecho que sacar. Las veces que había intentado sacarse nudes terminaba botando todas las fotos porque ninguna le complacía lo suficiente.
En ropa interior, se sentaba a llorar.
Probaba métodos para obtener un trasero grande, se desvivía haciendo ejercicio esperando ver los resultados tan deseados hasta que pronto se cansó, porque ella necesitaba resultados rápidos, algo que la hiciera sentir mejor al instante, no algo por lo que tuviera que esperar meses y meses. Estaba desesperada. Su prisa se convirtió en un torbellino de inseguridades y defectos que encontraba cada vez que se miraba al espejo. Podía tratarse de la misma inseguridad, pero los complejos aparecían como una enfermedad en la piel.
Quizá no estaba lista para aceptar que los comentarios le afectaban más de lo que pensaba, pero era verdad. Alguna vez tenía que escuchar los comentarios de sus amigos, declarando que preferían a una mujer curvilínea antes que, a una delgada, que preferían el pecho grande o un buen trasero o unas caderas prominentes. ¿Dónde quedaba ella entonces?
Resultó mucho más dolida cuando la persona que le gustaba dijo que prefería unas buenas caderas, señalando así la foto de una mujer con grandes atributos. Lo peor sucedió en su primera vez, ella perfectamente podía confiar en el chico, pues ninguno de los había hablado nunca de sus preferencias físicas y mientras más convivían mayor era el enamoramiento de ella; solo que las cosas resultaron fatales para ella. Horrible fue su sorpresa cuando a los pocos días de tener sexo, su pareja la dejo, argumentando que prefería un cuerpo llenito, no un palo de escoba.
Su miedo aumentó noche tras noche observándose al espejo, detallando outfits que no podría ponerse por no tener un cuerpo bonito. Los pantalones le quedaban holgados de las caderas, los tops parecían cuadrados en su cuerpo y siempre tenía el temor de que al caminar la gente la mirara y se riera por lo poco que podía tener para atribuir. La opinión del resto empezó a tener tanta importancia que pronto perdió su propia capacidad para opinar de su cuerpo.
Cambio a ropas holgadas, solo para que le dijeran que estaba llenita y que por eso usaba ropas de ese tipo. Le hubiera afectado si fuera cierto, pero como no lo era, los comentarios empezaron a resbalarle como aceite. Entonces ¿Toda su vida tendría que ocultar su cuerpo del resto del mundo? ¿En que momento podría lucir algo bonito?
—¡_______-chan! —Kenji entró a la habitación de la chica con una sonrisa y las pecas brillándole como si de un sol se tratase. Llevaba una caja en manos—. ¡Feliz cumpleaños!
________ sonrió, complacida de que su amigo fuera el primero en darse cuenta de la fecha tan especial que acontecía ese día. Aceptó sin rechistar el regalo, preparada para abrirlo mientras Kenji la incitaba a hacerlo, alegando siempre con una sonrisa que esperaba que le gustara. Y la decepción y el miedo surgieron al abrir el regalo, notando que se trataba de ropa y no cualquier tipo de ropa, sino un conjunto pegado. Su sonrisa flaqueó y dejo de lado el regalo.
—Muchas gracias Kenji-kun.
El muchacho sonrió y extrajo las prendas.
—Pruébatelas —Entonces, la voluntad de _______ se hizo trizas, no había nada que le diera más pena que probarse ropa y tener que modelarla frente a alguien.
Un miedo más allá del que yo puedo relatar en estas líneas, la invadió y su cabeza empezó a trabajar para sacar excusas que no lastimaran al pequeño. Tenía miedo de que él se decepcionara al ver su cuerpo, porque más que otra cosa, ella gustaba de Kenji a su corta edad y no quería que él tuviera una opinión tan baja de su cuerpo.
—¡No te preocupes! —anunció Kenji levantando los brazos—. Sé que te asusta tu cuerpo y tienes miedo del que dirán, por eso investigue un poco para encontrar ropa que se adapte a tu cuerpo. Compre un pantalón a la cintura que te hará ver cintura y un top ajustable, y una sudadera por si te sientes insegura. Realmente estaría agradecido de que vieras que eres muy bonita y todos los cuerpos son perfectos. No necesitas ser una modelo, necesitas ser tú con todo y tus inseguridades.
Fukuzawa
Encontrar defectos por todos lados
Entender que todas las personas son diferentes no era algo que estuviera entre sus planes y nunca lo estaría. En cambio, cada vez que se miraba al espejo salía con una nueva inseguridad. Que si su cabello, que si su estómago, sus ojos, su cadera, el color de su piel o algo tan simple como sus uñas. Todo la acomplejaba y la convertía en una maraña de nervios y miedo a ser juzgada. Cuando en realidad, nadie notaba sus pequeñas inseguridades, porque solo ella sabía que estaban allí.
La gente perfectamente lo podía ver como algo normal. Lastima que ella no sabía.
¿Desde cuando mirarse al espejo se convirtió en una tortura? Si un día ella se miraba y sonreía diciendo que se sentía bonita, al día siguiente volvía a sonreír y encontrar que sus dientes estaban chuecos o amarillos, o que un lado de su labio se levantaba más que otro. Otro día encontraba atractivo su cabello, pero sus piernas no parecían querer cooperar, encontraba la piel reseca o los vellos muy gruesos.
Se reía y creía que su risa resultaba molesta, incluso si nadie le miraba o decía nada. Estaba tan llena de complejos hasta el punto en que ella sola se convirtió en su propia inseguridad. Sentirse atrapada dentro de una pecera que se llenaba con inseguridad todos los días y beberse el agua intoxicada de pensamientos pesimistas resultaba aterrador y cansado para una mente pequeña como la de ella. Temía por su estabilidad emocional más que por otra cosa, porque no quería terminar dañándose a si misma.
Se encontraba mal o se encontraba bien, o ninguna de las dos. Podía sentirse una perra empoderada o sentirse un pedazo de mierda sin futuro, o ambas, porque podía encantarle su cabello y odiar su cintura. En algún momento del día mientras pasaba el rato con sus amigos encontraba su voz demasiado chillona o cuando se cruzaba con algún grupo de adolescentes de su edad, temía por su aspecto, aunque se acabara de ver en un espejo.
Lo supo hasta que lo investigó, su baja autoestima la estaba consumiendo como el sol al agua, no lo dudó y solo lo aceptó, resignada a que no podría hacer nada para cambiarlo, estaba lista para dejar de intentarlo, de aceptarlo y vivir con ello —si es que se podía vivir con eso—. No se creía con la fuerza suficiente como para luchar por salir de ese hoyo sin fondo, tal vez y solo tal vez tuviera que pedir ayuda externa, pero tampoco sabía a quién.
Cierto platino se llevó una mano al cabello para echarlo hacía atrás, abrió la puerta de su casa a la espera de encontrarse con el abrazo de su pequeña, esa vez, solo lo recibió una desanimada _______. Llevaba su pijama y el cabello largo tirando en una coleta, pero no parecía contenta, el rostro se le antojó apagado y sin ganas. Comenzó a preguntarse que andaba mal y porque ella parecía tan indispuesta a contarle lo que sucedía, no la iba a obligar, pero necesitaba saberlo o algo malo podía ocurrir con la integridad de su niña.
En la cena no se atrevió a hablar, solo se dedicó a observar con minucioso cuidado los hábitos que su hija mantenía al cenar, para ver de que se trataba. Cuando entendió que probablemente fuera algo mucho peor de lo que imaginaba, se aventuró a entrar a la habitación de ella justo cuando la chica se iba a dormir.
—________ —le llamó acercándose a la cama en la oscuridad. Sabía que lo mejor sería mantener las luces apagadas porque si resultaba que ella quería llorar, a ______ no le gustaba que la vieran llorar—. Sé que te pasa algo. ¿Por qué no cenaste bien? ¿Qué tienes?
—Nada —respondió de inmediato la otra, decidida a mantener la boca cerrada.
—No me mientas. Sabes que puedes decirme lo que quieras, yo no te voy a juzgar.
Y era cierto, únicamente _______ no estaba lista para aceptar que necesitaba ayuda en voz alta, en su lugar, solo quería desaparecer en su cama, hacerse bolita y llorar hasta quedarse dormida. Sus pequeñas barreras se derrumbaron en cuando Fukuzawa le acarició la cabeza y la abrazó, por eso odiaba los abrazos, porque la hacían llorar y ella no quería llorar.
—No me gusta nada —empezó moqueando de poco en poco—. Nada de mi cuerpo o mi carácter, pienso que todo está mal y que me gustaría ser otra persona, quiero cambiar porque nada me gusta, pero no sé cómo. Me siento perdida.
—Yo... —El hombre dudó—. No soy muy bueno en estas cosas, pero... puedo conseguirte terapia, puedo ayudarte a amarte, mañana no trabajo y podemos ir a donde quieras y hacer lo que quieras. Si quieres cortarte el cabello, pintarlo, comprar ropa, arreglarte las uñas, hagámoslo. Puedes cambiar si quieres, a mi no me importa, tú lo necesitas, hazlo por ti y levántate porque esto no es eterno, no intentes ser alguien más, sé tu misma, necesitas tiempo para conocerte.
» Esta bien si crees que necesitas un descanso, o si cambias tu apariencia o tus hábitos. Pero no lo hagas por nadie más que por ti, si alguien no valora lo que eres, entonces no necesitas gustarle, ni siquiera lo intentes. Sonríe, porque te ves bonita cuando lo haces.
Ola muy buenas tardes. Nada más para avisarles que las mujeres irán en un escenario aparte pq si no se hace muy largo el capítulo y luego se enfadan. Y ya. Fin del comunicado.
Tuve mucho miedo de publicar esto porque no sabía cómo lo iban a tomar o si les iba a gustar la manera en que trato las inseguridades así k sooo, que pase lo que tenga que pasar.
Les amo. Muak✨
Por cierto, olvidé decirles que la entrada de buenas noches se va a quedar allí cada de que se sientan mal pueden ir a desahogarse y aquí también 💖
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top