Escenario IX.I
A petición de: TraviesosAtravesados
Advertencia: lo mismo jaja.
Ellos siendo infieles
Akutagawa
El shock había sido tal, que pensó que era mentira. Pero, Akutagawa no hacia bromas, y menos en ese tono.
—No... No hablas en serio ¿C-cierto? —______ se tallo los ojos—. Dime que mientes.
Akutagawa resistió el impulso de ir a abrazarla, secarle las lágrimas y sobarle la cabeza. Decirle que todo estaba bien, que él estaba allí, pero no podía. Apretó los puños a sus costados, y suspiró.
—Hablo muy en serio. Estuve con ella por... —no tuvo el valor de decir el resto. Sabía que había sido suficiente con eso, más que suficiente.
—Termíname... —murmuró ella. Akutagawa sintió que el corazón se le estrujaba.
—Terminamos ______.
La chica había tomado sus cosas, se había subido al carro, y nunca volteo hacía atrás. Akutagawa exhalo, y las lágrimas le resbalaron sin querer. Habría preferido cualquier cosa menos esa.
"Termínala. No puedes estar con ella, es el enemigo". Y él solo había cumplido las ordenes, ni siquiera había intentado debatir con Ougai. No tenía caso, y aun si no tenía caso, podría haber hecho
algo.
Chuuya
La felicidad recorría cada centímetro de sus venas. Llevaban planeando eso meses, ¡Y por fin! ¡Habría un mini Chuuya o una mini ella en sus brazos! Serían una feliz familia, o eso pensó.
Lo encontró a las afueras de su trabajo, compartiendo un cálido abrazo y un beso con una de las trabajadoras de allí. Sintió su corazón resquebrajarse, y la prueba de embarazos y los ultrasonidos pesarle demasiado.
Sin embargo, no se detuvo allí. La furia recorrió sus venas. Apretó con fuerza las cosas, se acercó al pelirrojo. Con un empujón quito a la chica y le lanzó las cosas a la cara.
—_____ ¿Qué? —pero la chica ya se estaba alejando. Chuuya recogio los papeles.
Y lo vio. Su corazón se encogió, y su mirada se amplió. Fue a buscarla, incluso mando a sus subordinados, pero nadie la encontró. Y a la semana se enteró, que el mismo día se había largado de Yokohama.
Dazai
No era la primera vez que eso sucedía. La chica le había tolerado dos, dos infidelidades, pero eso, era el colmo.
—Lárgate de mi casa —Dazai se negó, intentó acercársele.
Pero la chica fue más rápida y le soltó una cachetada.
—¡Te deje pasar dos de tus putos teatros! ¡Lárgate de aquí! —Dazai no se movió, ni se inmuto—. ¡YA!
Dazai se dejó caer de rodillas.
—No, no por favor —suplicó—. Yo te amo, más que a nadie.
Ella lo golpeó con el tacón.
—Eres un maldito mentiroso, siempre dices lo mismo —ella retrocedió.
—_____, por favor. Te amo, como no te imaginas —Dazai levantó la vista, su único ojo visible estaba cristalino. Pero ella ya no iba a volver a caer.
Solo la usaba, lo sabía, y no lo quería admitir. Era suficiente. Ella se agachó, y lo abrazó. Sus manos viajaron a su nuca, y antes de que Dazai lo pudiera advertir, ______ azotó su cabeza contra el piso.
—Repítelo otra vez y te juro que no vas a vivir.
Odasaku
ÉL NO LAS PUEDE ENGAÑAR PORQUE YA ESTA MUERTO.
(Excusa genérica para no sufrir).
Tachihara
Que le confesara que pertenecía a los Perros Sabuesos no había sido suficiente para él, porque directamente después, le soltó que estaba saliendo con uno de los Perros desde hacía tiempo.
Era todo el paquete completo.
—No sé porque, no me esperaba menos —la muchacha suspiró—. Supongo que...
—¿No vas a decir nada? —_____ sonrió, dolida.
—No te atrevas a compararme contigo —él rodo los ojos. _____ inspiró hondo y contuvo las lágrimas.
Al menos, él había tenido el coraje de decírselo, y le estaba agradecida. Sabía de su bisexualidad, aunque no creyó que eso sucediese, se las venía oliendo.
Una risa histeria salio de su boca.
—Eres un desgraciado. Pero está bien... —Tachihara solo había asentido, y se había dado la media vuelta. Ondeando aquella capa de los Perros. La chica gruño.
Mori
Que tuviera una Sugar Baby la saco tanto de quicio. Enfrentó a Ougai a la cara, pero él había sido tan indiferente y cruel con ella. Desde que se habían conocido, estaban comprometidos por la fuerza, no era una novedad.
Solo que, ella estaba enferma del corazón. Era vieja, y se alteraba con facilidad.
Se había alterado tanto, que al golpear a Mori, el corazón se le paralizó y ella tuvo que aferrarse a su corbata para no caerse. Pensó que Mori la sostendría. Sin embargo, él despegó cada uno de sus dedos con una lentitud cruel, y con paso silencioso, se alejó, dejando que el cuerpo cayera frente a él.
—Oh demonios... —terminó por murmurar Mori, viendo como ella todavía intentaba aferrarse a la vida—. Querida _____. Lo siento mucho.
Ola ¿Cómo están?
¿En sus países ya reanudaron los labores?
Al rato les subo el último c:
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