Escenario III
A petición de: _Aoi_Pervert_
Advertencia: ninguna.
— ❦ —
¿Cómo reaccionarian los de la Agencia al saber que su novia es virgen en pleno acto de procreación?
↪αтѕυѕнι
Ah pero míralos, que inocentes. Mirándose sin saber muy bien que hacer.
—¿Te sientes cómoda? —pregunto el chico. La muchacha asintió nerviosamente, Atsushi no la notaba cómoda—. ¿Segura?
—Solo que... —vacilo—. Es mi primera vez... y... —el chico tigre se quedó de piedra. Igual era la suya, lo cual aliviano un poco sus nervios, no era el único sin experiencia.
—No te preocupes —soltó con una sonrisa floja—, si quieres lo dejamos para otro día, cuando te sientas lista. Yo no tengo problema.
—No, no. Está bien, quiero seguir —hablo esta vez de una forma más segura. Atsushi asintió, un tanto feliz. _____ le sonrió para mantenerlo tranquilo, a él y a ella misma.
Atsushi procedió a acomodarse mientras ella se quedaba tranquila sabiendo que su novio no le ocasionaría ningún daño. Al menos ni intencionalmente.
↪∂αzαι
Dazai es un lujurioso de primera, todo un Don Juan. Aunque por supuesto es todo una nube de caramelo con su novia, él ya sabía que eras virgen por lo que tuvo especial cuidado antes de llegar a la parte central de tener sexo.
— ____ —la llamo, la chica giro la cabeza prestándole total atención a su novio. La miraba con rostro serio por lo que era, literalmente imposible ignorarle.
—¿Si...? —murmuro por la excitación y por el miedo. Digamos que Dazai la tenía grande.
—No te voy a lastimar ¿Okey? Solo dime si te duele —la chica levanto ambas cejas. Ella no recordaba haberle dicho que era virgen. Pese a la duda asintió, pues igual no era una novedad que Dazai supiera las cosas antes de que se las dijeras.
Todo iba de manera correcta, pero entonces justo en ese preciso momento, a centímetros de tu entrada lo detuviste.
—¿Qué pasa? —te pregunto. La chica trago duro, no podía resultar tan malo. Una, dos...
↪кυиιкι∂α
Perfectamente planificado, como debía ser toda su vida. Pero no, esa noche no. ¡Suficiente de planificaciones! Y que mejor manera de arruinarle los planes a su novio que diciéndole a último momento.
—Ey Kunikida —vale, había que aclarar que al lado de Kunikida su novia se veía como la viva imagen de una pervertida, siempre llenándolo de caricias, de besos y abrazos atrevidos y salidos de la nada. Por lo que Kunikida nunca se había detenido a pensar si su novia aún conservaba su virginidad.
—Umh —respondió el, estaba por allí entre tu cuello dejando chupetones.
—Antes de que sigamos —comento la joven con duda, ya se sospechaba la reacción de su novio, Kunikida paro de marcar territorio para volverse hacia ti, te miro—. Tengo algo que decirte.
—¿Justo ahora? ¿Qué es?
—Yo... bueno... es mi... —no lograba articular palabras.
—¿Tu qué? ¿Tu primera vez? —dijo el al azar. ____ asintió. Kunikida se puso tieso, oh por dios ¿Y si le hacía daño sin querer? Le sorprendió bastante.
—¿No te molesta? —Kunikida negó.
—Lo haremos solo si tú quieres pero no te ves del todo segura —la chica negó.
—No, me siento segura —es entonces cuando su novio procede a lo suyo. Tres minutos tarde.
↪яαиρσ
Si a Dazai no se le puede ocultar mucho imagínate al mejor detective del mundo, mucho menos. Él ya sabía y se lo dijo mucho antes de que ella siquiera lo pensara.
—Ne, ____ ¿Cuándo me lo dirás? —inquirió con tono lascivo.
—¿Decirte que? —susurro con una mano en la boca. Ella ni siquiera había pensado en cómo decirle.
—Que eres virgen —canturreo con voz ronca en su oído. La fémina se sonrojo a más no poder, tapándose la cara con ambas manos.
Rampo se las retiro, atrapándolas detrás de su espalda.
—En realidad, yo si pensaba decírtelo —admitió—. Solo que no sabía cómo.
El pelinegro sonrió.
—Es una suerte que tengas un novio detective —es una suerte. _____ suspiro—. Seré delicado, caramelo.
Si, caramelo, porque te comería.
↬тαиιzαкι
Era similar a Atsushi, solo un poco. Pues convivir con la loca de su hermana que se la pasaba toqueteándolo pero ojo su hermana no era su novia. Y estaba nervioso, imagínate como se pondría cuando supiera.
—Oye Tanizaki —farfullo la chica. El susodicho detuvo sus tímidas acciones. La miro con la cabeza ladeada.
—¿Quieres que me detenga? —_____ negó.
—Solo que es mi primera vez y estoy algo nerviosa —Tanizaki se puso pálido. ¿Qué significaba aquello?
¿Era algo bueno? ¿Era algo malo? ¿Cómo debía actuar en ese momento? ¿Seguiría igual? ¿Le diría que no?
Respira, respira se dijo a sí mismo.
—¿En- entonces lo dejamos? —ella negó.
—Sigamos —aclaro más tranquila.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top