Escenario
A petición de: ichisan_13
Advertencia: ninguna
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Dazai
— Vamos ___-kun, no puedes obligarme a pagar toda tu ropa — la chica freno en seco, logrando que Dazai chocara con su espalda y al mismo tiempo temiera por su vida. Cuando hacia eso solo significaba que la chica estaba enojada, muy enojada —. Eh... ¿___-kun?
La chica se volvió de golpe quedando a tan solo centímetros de pecho de Dazai debido a su altura.
— ¡Quemaste todo mi ropa! Si Kunikida tuvo piedad yo no Dazai. Ahora, andando no tardan en cerrar las tiendas — le jalo del cuello de la camisa y se lo llevo arrastrando. Mientras Dazai solo podía pensar en cuantos meses de su sueldo terminaría de pagar la ropa de su compañero.
Llegando a la primera tienda Dazai no pudo evitar centrarse en la chica de la caja registradora, era hermosa ¿Aceptaría hacer suicidio doble? Debía averiguarlo. Aunque estuvo más de media hora mirando de reojo a la joven —sin poder ir hacia ella debido al agarre de ____— pudo notar que estaban en una tienda para chicas. ¿Chicas? ¿Qué demonios tendrían que hacer en una tienda de chicas? Solo había una posibilidad pero no podía ser cierto, si llevaba años trabajando a su lado, casi desde que entro a la Agencia.
— ____-kun ¿Qué significa esto? — titubeo al hablar dando una vuelta rápida por la tienda y las prendas que la chica llevaba colgando del brazo.
Oh su dinero y oh por dios. Independientemente de los tonos que ella escogía (los cuales la mayoría eran tonos neutros, negros, blancos, grises, cafés o verdes muy apagados, de vez en cuando alguna variación), todos y cada uno de ellos eran prendas de chica: shorts, camisas, playeras, sudaderas, faldas y mucho más que Dazai no alcanzaba a comprender debido al aturdimiento y a que no tenía ni mínima conciencia de la ropa. Él tan solo se conformaba con su ropa de trabajo y algunos pantalones, camisas y abrigos extras; y las vendas, nunca son suficientes vendas.
— ¿El que Dazai? — pregunto desinteresadamente al tiempo que se probaba una chaqueta.
— ¿Eres una chica? — le costó hablar, no podía aceptar semejante cosa.
— Umh, si ¿Por qué...? — se giró sobre su lugar y camino hacia la caja.
— No puedo... — tal era su sorpresa que incluso estando frente a la chica que le lanzaba miradas discretas y se mordía el labio había olvidado el suicidio doble, ahora solo se centraba en su compañero, bueno su recién compañera. ____ ignoraba las reacciones de su compañero, prefería mirar con pena a la chica. Ah, pobre ilusa. Lo único que alcanzaras con el son unos hongos alucinógenos, pensó; antes de cederla la tarjeta de crédito de Dazai a la chica y recibir la bolsa.
Se encamino a la salida arrastrando a un boquiabierto Dazai.
— Cierra la boca Dazai, se te meten las mocas — con aquello el castaño reacciono y por instinto dijo:
— ¿Aceptarías hacer suicidio doble conmigo? — ____ golpeo su frente.
— Te dije que cerraras la jodida boca y camina más rápido. Las tiendas de lencería cierran más temprano.
Akutagawa
— ¡Ah no jodas! ¡Fue la mejor explosión del puto año! — grito la peliblanca.
— Eres ruidoso — murmuro Akutagawa caminando a la par de la chica, mientras ella bailaba y brincoteaba alegando que había sido el mejor trabajo del año; cosa que decía con cada trabajo más emocionante que el anterior; Akutagawa caminaba sin mucha gracia y con ganas de borrarle la sonrisa a golpes. Se podría decir que eran polos opuestos y así llevaban trabajando años, solo que ____ tenía más tiempo y era ejecutiva.
— Lo se compañero mío, soy ruidoso, enfadoso, estúpido, altanero, sádico, enfermo mental, enano y ¿Qué más? Ah sí, un bastardo e incluso me hablas como si fuera un chico — se quejó en voz alta, haciendo un mohín se colgó sobre la espalda del más alto.
Rashomon la retiro inmediatamente.
— Eres un chico, y todo lo demás y un grosero — dijo apresurando el paso con la esperanza de que se cansara y lo dejara en paz, al contrario, corrió hacia él y se le planto enfrente.
— ¡Que no soy un chico! — Akutagawa le puso una mano en la cara y la aparto de su camino.
____ se quedó atrás, estaba decidida a demostrarle que se equivocaba y ya sabía cómo.
— ❦ —
Ese fin de semana su padre adoptivo había organizado un viaje a la playa, todo fríamente calculado por ella y Elise. Tan solo les basto con hacerle un puchero y accedió.
— ¡Akutagawa te toco en el tres! — Grito Chuuya a la distancia, estaban repartiendo automóviles, a los ejecutivos les tocaba en el mismo que al jefe mientras que a los subordinados de clase más baja le tocaba separarse — ¿Dónde está ____?
— Dijo que estaría en un segundo — mascullo el pelinegro pasando al lado de su superior.
Tal y como dijo ____ salio un segundo después, luciendo una bonita falda a rayas azul marino con blanco y un top a juego con unas sandalias totalmente azules. Su cabello blanco resaltaba sobre todo lo demás, largo y brillante. De pura curiosidad Akutagawa volteo y se quedó inmóvil sobre su lugar, eso tenía que ser falso. Gin se le acerco.
— Parece como si nunca la hubieras visto así, anda entra, tendrás más tiempo para admirarla en la playa. Entra al auto — a empujones Gin logro hacerlo entrar. No le cabía en la cabeza aquello.
— ¿Por qué tan sonriéndote ____? — inquirió su jefe y padre al verla acercarse al auto.
— Logre ver algo muy interesante.
— ¿Qué viste?
— Una expresión en el rostro de Akutagawa — su sonrisa se amplió más.
— ¡Vaya! Sí que es interesante.
Chuuya
— ¡Bájame ya! — gruño molesta la fémina. Llevaba media hora de cabeza y comenzaba a marearse.
— Devuélveme mi sombrero — dijo el petiso mirando con regocijo a la chica, le dio un trago largo a su copa de vino. Como estaba disfrutando de ver el escenario.
Desde el otro lado de la habitación se escuchó un grito: "¡Chuuya nos vamos!" él nombrado bufo y dejo caer a su compañera al suelo. La dejo inconsciente y no se fijó antes de salir.
Al llegar todo ensangrentado y cansado todo lo que quería era irse a su casa y dormir todo lo que pudiese pero Ougai pensaba diferente.
— Chuuya-kun que bueno que llegaste — su jefe entrelazo los dedos poniendo una expresión que cualquiera podía tomar a mal —, encontramos a ____ inconsciente en tu habitación y no ha despertado. Me gustaría saber el porqué.
Oh mierda, ahora si le tocaba fuerte. En un segundo quiso inventarse una historia y contársela a su jefe pero recordó que no sabía mentir y prefirió hablar con la verdad. Por más absurda que sonara.
— ____ y yo estábamos peleando, él se llevó mi sombrero y yo lo colgué del techo. Cuando salí no puse atención al dejarlo caer — finalizo tragando saliva. Ahora tenía miedo.
— Ah Chuuya, sabes lo frágil que ____ puede llegar a ser. Ve a darle una vuelta y ver si despierta — el chico asintió y salio casi corriendo de la oficina de su jefe. Soltó todo el aire y fue a toda prisa a ver a ____ no porque le interesase solo quería quitarse ese peso de encima.
Una vez en enfermería fue a la habitación de la chica, no la encontró en la cama, tan solo encontró las sábanas blancas revueltas y la bata en ella además de una venda cualquiera al lado de la bata. Agudizo el oído para escuchar un canto tranquilo en el baño y las gotas de la regadera golpear el azulejo, cantaba Derniène Danse una canción en francés, Chuuya jamás pensó que cantara tan bonito y que su voz se pareciese a la de una chica.
La música paro y el agua también, un minuto más tarde ____ salio en ropa interior haciendo un baile extraño. Apenas afuera se dio cuenta de la presencia de Chuuya y le aventó la venda en la cara, tal cual como si fuera una toalla mojada en el trasero. Aquello dejaría una marca, al instante Chuuya se giró, atónito. No tenía paquete pero si pechos.
— Pervertido ¿Quién te ha dicho que puedes entrar a la habitación de una dama mientras esta se baña? — dijo con recelo.
— ¿Y yo que mierda iba saber que eras una mujer? Si tienes el cabello corto y siempre andas con ropa holgada, así no pareces señorita. Ougai me mando a ver si ya estabas despierta. Veo que ya — con aquello último se tallo la mejilla que había quedado roja.
— Umh — fue el único sonido que emitió.
— Sabia que no era gay — murmuro muy por lo bajo Chuuya, que ya se temía que su orientación sexual hubiera cambiado de la nada.
— ¿¡Que dijiste!? — grito y Chuuya salio corriendo antes de que recibiera más que un vendazo.
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