Dazai

A petición de: AritaClames

No es el tiempo, es la persona.

Era de noche, quizá de madrugada. La ciudad estaba quieta, el sonido de los grillos y la luz de la luna filtrándose alrededor de aquel callejón, le daban a Dazai una sensación de nostalgia, casi tristeza. Extrañaba a su amigo, pero sabía que siempre iba a llevar una parte de él. Así que, de un modo u otro, aquello aminoraba la carga que llevaba perforándole la espalda.

Dazai había pensado que unirse a la mafia le causaría algo más que aburrimiento, cuando era más chico, de ver tantos documentales se preguntó si no había nacido con el cerebro de un psicópata y su destino no era ser un asesino serial. Aquella era una de las pocas experiencias de joven que le podían sacar una sonrisa.

Se escuchó a si mismo bajando las escaleras de Lupin, se vio a si mismo sentado en el medio, vio a Oda y a Ango, compartiendo su último trago. Dazai creyó que podría salir corriendo del bar cuando sintió que le oprimían el pecho con fuerza. A veces, si podía ser humano.

Ignoro su pesar, y sus instintos más blandos pidiéndole a gritos que no se castigara de esa manera, pero, de todos modos, era terapéutico, y cada día lo recordaba y se aseguraba a si mismo que en vez de dolerle tanto el pecho, le recordara tal y como había sido. Porque Oda habría querido eso.

No la noto hasta que le pidió una copa al bar-man. Estaba a un asiento de él, como si respetara el lugar de Oda, aunque en el fondo sabía que no era así, pero podía pensarlo. Ella estaba totalmente cubierta, la cubría una pesada gabardina negra, no era como la suya o la de Akutagawa, porque esa llevaba hombreras, fácilmente podía ser la de un hombre. Incluso el cuello lo llevaba hasta arriba. El cabello le llegaba unos centímetros debajo del hombro, Dazai sospechaba que las ondas eran naturales.

Estaba mirando su celular, y parecía muy absorta en lo que sea que tecleara.

La chica había pedido primero que Dazai, pero a Dazai no tardaron ni cinco minutos en darle su bebida. Fue entonces que la chica bajo el celular y lo miro.

Había pretendido ignorarlo toda la noche, no estaba allí para quedarse mucho tiempo y tampoco pretendía coquetear. Pero, en ese momento ya no pudo ignorarlo mucho más. La había visto, y ella a él, más específicamente sus ojos.

No era como si lo hubiera visto antes, al menos, a él no, pero su mirada sí. La había visto una vez, tan solo una, pero había bastado para comprender como se sentía. No iba a decirle algo específico, y tampoco se iba a ir sin decirle nada y dejar allí al tipo de la mirada muerta.

—Ey —fue lo primero que se le ocurrió, el muchacho parecía muy concentrado en sí mismo, el mirar el hielo de su bebida, la madera de la barra, y no miraba a otro lado, como si intentara no voltear a ver algo que no quería, y toda su postura indicaba que podría estar conversando con alguien, pero no había nadie, además de ella y el barman—. Quizá debería replantearse lo que va a hacer, o lo que hizo. ¿Sabe? No se le ve muy contento.

Dazai desvió la mirada. Podía parecer amable con esa media sonrisa que el decido, pero _____ estaba más concentrada en sus ojos que en su mueca de afable.

—Quiero decir, piense lo que está haciendo, piense todo lo que hizo. No importa si no se arrepiente de nada, creo que encontrara un rumbo diferente. Tal vez... solo necesita sentarse consigo mismo y... preguntarse, ¿Estoy bien?

El teléfono de la muchacha sonó, contesto la llamada rápidamente. Se bebió su copa como si fuera agua y se levantó.

—No debería resignarse a lo que es ahora.

Subió las escaleras, Dazai observó su espalda. Llevaba tacones, y aun así era muy pequeña. Aun con la gabardina se notaba que era curvilínea. Dazai alzo las cejas, la cotilla dentro de él floreció.

Termino de beber, y se retiró a su casa. No durmió, como solía ser. El rostro de la mujer rondaba su cabeza, y luego lo sustituía el de Oda. ¿Estoy bien?

Espantó el pensamiento, por supuesto que estaba bien. La mujer no podía leer mentes, pero lo sintió así, y le gustase o no, lo puso a pensar. Solo un rato, aquella pregunta sonaba más a un ¿Soy feliz? No, por supuesto que no lo era, y era consciente de eso, y no se iba a detener a replanteárselo solo porque una desconocida se lo había dicho. No tenía tiempo para eso.

Frustrado consigo mismo, recurrió a lo más bajo y tomo unas cuantas pastillas para dormir.

En la mañana, a pesar de estar ocupado leyendo su libro del suicidio, decidió dejar de ignorar las palabras de la mujer, y se lo pensó. No, no estaba bien, no era feliz. ¿Y no que debía resignarse a ser lo que era? No estaba conforme con su vida, y eso lo llevaba a ser lo que era, a no ser feliz, ¿Eso había querido decir ella? ¿Qué si estaba conforme?

—Dazai, ponte a trabajar —murmuró Kunikida. Y sorprendentemente, se puso a trabajar.

Aburrido con su vida, y recién reflexionado consigo mismo, fue al bar de nuevo, con la mínima esperanza de ver de nuevo a la chica. En parte porque era una cotilla y en parte porque necesitaba beber, otra vez. En su defensa, nunca se estaba lo suficientemente ebrio. Lastimeramente, no encontró a la chica, así que solo bebió.

Y al día siguiente, también fue. Prácticamente toda la agencia se había quedado patas arriba una vez que se había puesto a trabajar, y sí, él también estaba sorprendido, pero no era la gran cosa. Así que, aburrido y todo, fue a beber.

Esa vez, sí que la encontró. Como siempre, el bar estaba vacío a esas horas. Ella estaba a un banco de él, de nuevo, como si respetara el lugar de Oda. Tenía una copa de líquido carmesí al lado, mientras leía un libro.

Uno de fantasía, un género bastante extraño para leer en un bar mientras se bebe vino. Osamu suspiró, nunca le había costado a hablarle a ninguna mujer, y esa no era la excepción, pero, aun así, de un modo u otro, pensaba que sería diferente, pero no podía hacerse ilusiones. Ningún tipo de ilusiones, él no era así. Cuando la chica bajo el libro, y le dio un trago al vino, Dazai aprovechó y se presentó.

—Dazai Osamu —dijo, lo suficientemente alto para que la chica lo oyera.

Sus grandes ojos café oscuro voltearon a verlo, podrían confundirse con negro y eso agregaba un toque de misterio. La chica mostro una diminuta sonrisa.

—_____ —respondió. Dazai no lo dudó ni un segundo y se cambió de banco.

Tomo las manos de la chica entre las suyas, se inclinó para besarlas. Y con aquella voz melodiosa y para nada fingida, susurró:

—Oh bella dama, ¿Aceptaría cometer suicidio doble con mi persona? —y entonces, la pelirroja rio. Una risa tan sutil como delicada.

—Estoy segura de que eso debes ganártelo —Dazai se irguió, con la boca formada en una perfecta O, luego de procesarlo, una deslumbrante sonrisa inundo su sombrío rostro. ¿Alguien estaba aceptando su propuesta? ¿¡Alguien de verdad!? Estaba que no le cabía la felicidad en el pecho.

—¡Oh flor de loto! ¡Mi bella dama! ¡No sabes cuánto te lo agradezco! —la chica soltó otra risa, antes de poner su pequeña palma en la cara de Dazai y alejarlo e ella.

—Te dije que debías ganártelo, nada está asegurado. Y con halagos no lo harás —la cara de Dazai era un poema, pero luego asintió frenéticamente como un perro.

Se puso serio, se pasó una mano por el cabello, levantando algunos mechones dejando a la vista más de su perfecta cara, y con la mirada picara le dio una sonrisa seductora a la chica.

La chica lo miro sin expresión, y luego levantó una ceja.

—La seducción tampoco funciona —le respondió, volviéndose en su banco y continuando con su lectura.

Dazai parpadeó, sin poder creérselo. Bueno, su belleza, ni sus métodos para engatusar habían servido. Quizá un amarre... si podía encontrar un brujo. Antes de ponerse a pensar en cual brujo conocía, se dio cuenta de que conocía el título de la novela. Decidió ponerse un poquito más serio, y se puso a hablar de ello.

—Leí ese título cuando era más chico —_____ alzó una ceja, interesada.

—¿El título solamente? —Dazai negó, con una sonrisa. Era una mujer ingeniosa.

—La verdad es que, fue uno de los pocos libros de ese género que leí. No es mi género preferido —murmuró. La oji café finalmente bajo el libro y se puso a escuchar al chico.

—Entonces tenemos algo en común, te ha gustado mi libro favorito —la portada de aquel libro, además de llevar un título y diseño bonito contaba con la estampilla de "Edición limitada".

—Me alegra tanto tener gustos en común con esta bella dama —no iba a dejar de halagarla, era parte de su toque.

—¿Qué géneros prefieres, entonces?

—Bueno, las novelas históricas, clásicas y políticas son mis preferidas —____ trato de disimular lo mejor que pudo su cara de: "¿Política? Dime que no hablas en serio, por favor"

—Tengo tiempo libre, si no te molesta hablarme un poco de ello —la mujer se acomodó bien, quedando completamente de cara a Dazai.

Llevaba un blusa cerrada y pegada, y Dazai lo noto. Era casi plana, pero eso carecía de importancia, porque para él todas las mujeres eran hermosas. Los ojitos de Dazai se iluminaron, y como un niño chiquito se puso a hablar de política a diestra y siniestra. La mujer no lo interrumpió en ningún momento, entendía perfectamente los temas, y, además, no quería matar la ilusión del chico con una pregunta. No lo conocía, pero casi estaba segura de que pocas veces lo iba a poder ver así de emocionado, por lo que, prefirió escucharlo hasta que la saliva no le dio para más.

Cuando terminó, la ilusión en los ojos de Dazai tardó algunos minutos en irse, _____ estaba contenta. La primera vez que lo había visto en el bar, parecía demasiado abatido, muy sumido en alguna miseria dentro de su propia cabeza. No conocía la sensación, pero había visto como se veían unos ojos muertos, y ella, muy a su pesar no había podido hacer nada. Si al menos podía ayudar a aquel joven, estaría contenta.

—Debo irme, Osamu. Mañana podemos seguir hablando, si te parece —Dazai sonrió, cual ángel.

—¡Por supuesto! Estaría encantado —se levantó del taburete, él había pagado la bebida de ella, y por lo visto, también tenía la intención de pagar el taxi.

La chica se lo negó amablemente, Dazai no se fue hasta que ella se subió al taxi. Nunca había estado tan feliz de ir al bar en cuatro años. Esa noche, debía admitirlo, era de las más interesantes.

Habían estado reuniéndose durante una semana, platicaban cerca de dos horas o a veces menos, debido a que la chica trabajaba. Dazai no sabía dónde, pero sus opciones estaban muy limitadas para un trabajo nocturno. Así que, finalmente, después de una semana reuniéndose, decidió preguntarle.

—¿Oh? Soy psiquiatra, hago guardia en las noches y atiendo a los pacientes nocturnos —Dazai asintió, sí, ya lo sospechaba. Sobre todo, por la manera de hablar de la chica, y su mirada analítica.

—Debe ser muy perturbador trabajar allí.

—Lo más fuerte, creo yo, son los gritos a mitad de la noche, y las cosas que algunos me cuentan.

—Debes tener un estomago muy fuerte —la chica sonrió, apartando la mirada y dándole un trago a su jugo.

—En realidad, me acaban de transferir. Estoy tratando con un paciente muy perturbado, y a veces es muy difícil dormir con todo lo que cuenta, y los gritos que da —terminó por decir, en un susurró—. El hospital está por aquí, por eso vengo a tomar algo.

Dazai casi se bebe el alcohol de sopetón al darse cuenta de lo que estaba pensando. Y de un modo u otro, no le estaba agrandando, no del todo.

—¿Y tú? Siempre hablamos de mí, tú ni siquiera me has dicho donde trabajas.

Dazai alzó las cejas, a las mujeres siempre les encantaba hablar de sí mismas, y a veces tardaban muchísimo en darse cuenta de que no sabían nada o casi nada de su interés amoroso, por supuesto, que Dazai aún no tenía claro si la chica era un interés amoroso o no.

—Soy detective.

—¿Privado? Nunca pensé en encontrarme un detective por aquí. Estoy sorprendida sinceramente.

—Bueno, no me consideraría privado. En realidad, trabajo para una agencia, somos un conjunto de detectives —la chica asintió, entendiendo el punto. Después se puso una mano en la barbilla.

—Como detective, ¿No debería descansar? —la oji café adopto una expresión de horror—. ¿No estoy interrumpiendo tus horarios? Oh por dios, si es así, deberías habérmelo dicho.

Una sonrisa en eyesmile se postro en el rostro de Dazai, ____ sintió como era bendecida por los ángeles. Aquel tipo era demasiado guapo para ser real. Dazai tomo las pequeñas manos de ____ entre las suyas y las beso delicadamente.

—Estoy tan feliz de que te preocupes por mí. Pero, veras, sufro de insomnio.

La boca de _____ hizo la trompa de pato, lo que le causo gracia a Dazai.

—Eso tiene sentido, ¿No afecta tu desempeño en el trabajo? —el castaño negó.

—En realidad, a mi compañero le molesta mucho que no trabaje, pero, siempre doy los resultados que desean, así que no le veo el problema —se encogió de hombros. La mujer solo pudo asentir.

Llevaban una semana viéndose, no era la gran cosa y ella no se dejaba conquistar fácilmente, pero aquel chico le estaba poniendo un verdadero reto, lo cual, lo hacía mucho más interesante de lo que le gustaría. Además, ¿Qué clase de detective tenía un historial en una de las mafias más peligrosas de Yokohama? Exacto, ninguno. Aquello era sumamente interesante.

—Y dime... si no te molesta decirme claro. ¿Qué te llevo a ser detective? —una sonrisa amarga avivo en el rostro de Dazai, recordando aquella cruel escena con Mimic.

—Tenía un amigo... que me ayudo a ver, en donde pertenecía. Estoy cumpliendo sus palabras —así que era eso.

—Lamento lo de tu amigo. Si te sirve de consuelo, creo que a él le agrada lo que estás haciendo.

Después de eso, Dazai cambió radicalmente de tema con la primera cosa que su ingeniosa mente pudo sacar, _____ no comentó nada más al respecto, se notaba que aquel hombre no estaba listo para seguir hablando de eso, ¿Con una desconocida? Mucho menos.

Volvieron a verse la semana siguiente, y la siguiente, y la siguiente de la siguiente, hasta que un día, _____ le cancelo. Cuando Atsushi vio a Dazai levantarse de su sillón y responder una llamada se recordó a si mismo que Dazai también tenía celular, pero ni siquiera lo usaba y si contestaba, tenía que ser algo muy importante.

—¡Flor de loto! ¡Hermosa mía! ¿Cómo estás? —Kunikida despegó su rostro de la computadora, mirando con extrañeza a Dazai. ¿Estaba hablando con una mujer...?

—Osamu, hola. ¿No te molesta que hoy no podamos vernos? Tengo que trabajar desde esta hora, ¿Nos vemos mañana? —aquella voz era tan melodiosa, le llenaba los oídos y estaba seguro de que, cualquier cosa, incluso una estupidez o una sentencia de muerte sonaría esplendida en su boca.

—Claro que no bella. Nunca podría molestarme con alguien como tú, el amor de mi vida, jamás. El solo hecho de pensarlo me quema las entrañas —al otro lado de la línea, ____ sentía que su corazón se derretía, mientras que una sonrisa risueña se postraba en su rostro.

—No es necesario que exageres tanto... pero me alivia que lo tomes así. En fin, nos vemos Osamu.

—¡Espera! ¿Vas a trabajar toda la noche también? ¿No es eso sobre explotación? Oh mi cielo, no es posible que te hagan esto. ¿No quieres que vaya a verte?

Un sentimiento parecido a la calidez y el gozo de probar tu comida favorito aminoro en el pecho de _____. El solo hecho de que su interés amoroso le preguntase tal cosa hacía que su pecho se calentase y las supuestas mariposas revolotearan en su estómago. Se sentía querida, y sentía que podría pasar toda su vida aguantando a Dazai.

—Aprecio mucho tu gesto —soltó, con una sonrisa del otro lado—. Pero estaré ocupada todo el día... y la noche, no te preocupes, te mantendré informado.

—Flor de loto... no te esfuerces demasiado ¿Sí? —Dazai mandó un beso—. Cuídate.

Y colgó.

Kunikida y Atsushi se miraron entre sí, y luego a Dazai, y luego otra vez ellos. Y como si estuvieran sincronizados preguntaron:

—¿Estabas hablando con Nakahara?

La cara de Dazai se transformó en una de asco.

—¿Qué? —un momento—. ¡No estamos en un fanfic soukoku!

Dazai pensó en ir a bar, pero más tarde se lo replanteó, se sentiría muy solo el ir nada más porque sí, cuando en realidad estaba esperando a _____, que no llegaría. Así que, solo se quedó postrado en su ventana, pensando en aquella mujer de grandes ojos cafés. Tenía un problema muy grande consigo mismo. En realidad, siempre tenía problemas consigo mismo.

La noche siguiente, Dazai no pudo evitar ver las enormes ojeras que _____ llevaba en el rostro. Algo dentro de si se removió. Se acercó lo suficiente para dejar un delicado beso en la mejilla de la chica y darle un ligero abrazo.

—No has dormido bien ¿Verdad? —la chica mostró una ligera sonrisa—. Oh flor de loto. Tuviste que habérmelo dicho, podríamos vernos otro día.

—Está bien, puedo soportarlo —pero no podía. Soltó un largo bostezo, Dazai solo la miro con condescendencia—. ¿Umh? ¿Dazai...?

El susodicho solo dejo el dinero de su bebida antes de tomar a la chica. Paso sus brazos por debajo de la espalda y piernas de esta, y acomodando su cabeza en su pecho. ______ se acurruco, pasando sus manos por la nuca de Dazai. Simplemente recargó su cabeza entre su brazo y pecho. Dazai sonrió.

—¿Sabías que el cerebro tarda uno punto cinco segundos en decidir si está enamorado o no?

—Sí... escuche algo así... —_____ no estaba del todo consciente.

Había dejado que la calidez de Dazai la acunase, brindándole seguridad entre sus brazos, y pudiendo oler ese reconfortante perfume masculino. Solo quería quedarse con él el mayor tiempo posible.

—Bueno, pues eso tardo mi cerebro en enamorarse de ti —una sutil sonrisa apareció en el rostro de ____.

Salieron del bar, y Dazai cobijó a la chica con su gabardina. Después, con la misma sonrisa, dejo un cálido y sencillo beso de pico en los rosados labios de la chica. 





Ola.
Perdona si no cumple tus espectativas.
¿Cuanto miden?
Yo 1.54 jsjs:(
Bueno, bai. Tengo examen al rato y no he estudiado.

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