Akutagawa
A petición de: ichisan_13
Advertencia: ninguna
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—A sus servicios —la fémina hizo una cordial reverencia ante el medico jefe de la mafia.
—Me impresiona su fuerza de voluntad, solo dudara unas semanas, a lo mucho un mes. Suerte con ello —dijo Ougai refiriéndose a la personalidad tan fuerte de tratar de Akutagawa en la última frase.
— ¿Podría decirme como luce mi futuro novio? —bromeo _____, Ougai sonrió negando con la cabeza.
—Te darás cuenta de quién es cuando lo veas.
—Entiendo, gracias por la atención prestada —volvió a hacer una reverencia y se fue por donde había entrado.
Pareja de un mafioso por un mes, espero que no quiera matarme.
_____ anduvo por los pasillos del edificio en busca de quien le podría facilitar la ubicación del chico. Al final encontró a un hombre que iba caminando al lado de una muchacha de cabello rubio. Se acercó a la chica.
—Disculpen mi interrupción, estoy buscando a Akutagawa Ryunosuke ¿Saben dónde puedo encontrarlo? —a la mujer rubia le brillaron los ojos de celos y desconfianza ¿Quién era esa y porque motivo nombraba a su Sempai?
Akutagawa tosió.
—Soy yo ¿Quién eres y que quieres? —contesto de manera tosca, olvidando por completo que su jefe le había comentado con anterioridad que una mujer lo buscaría. A _____ no le gusto el tono en que le hablo pero aun así procedió a presentarse adecuadamente.
—Mi nombre es Hayashi _____, seré su pareja durante un mes —Akutagawa la miro desganado. Higuchi por su lado seguía ardiente de ira ¿Pareja, su Sempai con pareja? Esa mujer no era ni un poco digna de él, al menos creía Higuchi. Oh no, cuanto sufrimiento le traería esa joven a su Sempai.
—Ah eres tú, está bien. Te recogeré a las ocho en la sala de la mafia —indiferente a lo que la chica pudiera responder el azabache siguió con su camino al lado de su guardaespaldas que iba pegada a él celosamente. _____ se quedó con la boca abierta a punto de decirle algo. ¿Y dónde demonios quedaba la sala de la mafia?
Otra vez, anduvo por los largos pasillos del edificio en busca de su salvación, a mitad de su camino algo exploto a su lado, sacando un grito de su boca. Por puro reflejo se hizo para atrás, de la habitación humeante salió un chico con pinta de científico loco riendo a carcajadas.
— ¡Funciono! He creado la mejor bomba de limón —la oji verde mostraba la más pura muestra de horror en el rostro. Jamás imagino que la mafia estuviese tan mal de la cabeza. Kaiji noto a la joven —. ¡AH una dama! ¿Cuál es su nombre?
— __-_____ —tartamudeo.
—Maravilloso ¿No le parece a usted majestuosa la forma del limón? —de su bata saco una bomba en forma de limón. _____ se pegó a la pared.
—Eh... si muy perfecta. ¿Sería usted tan amable de guiarme a la sala de la mafia? —pregunto con miedo de que el tipo lanzara esa bomba de limón.
—Yo encantado, está en el cuarto piso. Sale del elevador y dos pasillos a la derecha —sin decir más volvió a meterse en la habitación. ____ huyo con la información.
Finalmente la chica encontró la sala, se adentró en ella y espero un poco a que se le bajaran los nervios, más tarde y sin darse cuenta se quedó dormida en uno de los sillones abrazando una almohada.
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Despertó en su cama, arropada y con una almohada diferente entre sus brazos. A su lado se dormía pacíficamente su falso novio, le daba la espalda y con ello podía admirar todas las cicatrices en la desnuda espalda del chico. ____ se levantó de la cama, no le hizo falta mirar la hora para enterarse de esta, 4:30 a.m. Hora habitual en la que se despertaba sin necesidad de alarma, producto de una rutina que venía siguiendo hace años.
Acostumbrada a la oscuridad y sin desear despertar a Akutagawa de su placentero sueño se vistió con la ropa habitual para realizar deporte, agarro su celular del escritorio y fue directamente a la cocina a preparar el desayuno de ambos, comió el suyo y dejo el de Akutagawa en el microondas para que pudiera calentarlo junto a una nota pegada en la mesa que dictaba:
"Salí a correr, espero no necesites algo que ocupe mi presencia.
Con cariño _____."
Su mano flaqueo al escribir la última frase, ese bastardo seguía rondando en su cabeza. Agarro aire, hora de superar a ese cabrón. Ay no puedo ni engañarme yo misma. Ya tres semanas de haber roto con aquel bastardo, la trataba mal y estuvo a punto de llegar a la agresión física solo que la pelirroja se dio cuenta antes y rompió con él, lo extrañaba. Pero muy en el fondo sabía que su vida se encontraba mucho mejor sin él. Procedió a limpiar la sala, _____ se ruborizo notoriamente por el hecho de pensar lo que tuvo que ver Akutagawa al llevarla a la cama. Más que sala parecía chiquero. Qué vergüenza. Media hora paso en la que la oji verde pudo irse a correr tranquila.
A eso de las siete regreso a su hogar. El azabache seguía en la cama, despierto y leyendo. Portaba unas gafas para vista cansada, el libro que traía en mano era de Natsume Soseki, autor que ____ desconocía por completo, al contrario de Akutagawa a quien le brillaban los ojos al leer (o puede que solo sea el reflejo del sol en los lentes). El joven vestía un pantalón negro ceñido al cuerpo, una playera de manga larga color vino y su abrigo. Akutagawa no pareció percatarse de la llegada de su falsa novia, por lo que ____ tuvo que saludar.
—Estoy en casa —susurro tirándose a la cama boca abajo, se encontraba con sus prendas hogareñas después de haberse quitado la playera empapada en sudor.
—Bienvenida —el chico cerró el libro no sin antes dejar un separador entre las hojas de este. Dejo el libro a un lado de él, saco su celular y busco el mensaje de su jefe en Whatsapp. Lo leyó en voz alta con la intención de que su pareja lo escuchara—. Porque sé que tú no sabes mucho de relaciones aquí te dejo unos consejos para ayudarles a que su relación sea creíble. Número uno.- la base para una relación sólida es la comunicación y confianza, todo esto conlleva a tolerancia, protección, cariño y demás sentimientos que no estoy dispuesto a decirte por mensaje. Número dos.- El contacto físico es clave para la credibilidad, tanto en público como en privado ustedes deberán demostrarse que se aman, con besos, abrazos, caricias, roces casuales y cualquier otro tipo de afecto que se les ocurra. Número tres.- Les recomiendo a ambos que se tomen este día para conocerse, hablen de ustedes como si fuesen grandes amigos, procuren dormir juntos y hacer cualquier actividad que sea posible juntos. Suerte a ambos.
La pelirroja escucho el mensaje con atención mientras miraba el rostro del chico. Observo cada detalle de su rostro, su carencia de cejas, lo oscuros y misteriosos que se veían sus ojos a través de esos lentes y al mismo tiempo lo hermosos que se veían con pestañas tan largas. Su cutis con apenas algunas cicatrices imperceptibles y tan pálida que en algunas partes de su cuerpo se apreciaban su venas. ¿Algo tan bello podía llegar a matar? Pues sí, parece que sí.
—Tu jefe es bueno dando consejos, hagámosle caso —la chica se sentó y se puso cara a cara con el mafioso. Agarro ambas manos del chico, que al tacto se sintieron frías, rasposas y quizá con algún que otro cayo, entrelazo las manos de el con las de ella—. Yo te platicare mi vida hasta el día de ayer y tú me platicaras la tuya, claro si no te molesta. Empiezo yo.
_____ le contó que había nacido en Croacia, su padre había muerto en la guerra y su madre residía en Seúl, Corea del Sur. Que ella trabajo como militar en el cuerpo de sanidad pero debido a una herida y posteriormente una enfermedad se vio obligada a volver a Yokohama, le hablo acerca de su ex novio, con el cual había durado ya cinco años de relación y hasta pretendían casarse, cosa que no resulto por lo ya antes mencionado.
Por otro lado a Akutagawa le costó un poco más hablar, al final le conto que nunca conoció a sus padres, creció en la calle junto a Gin y no fue hasta que Dazai lo recogió que pudo empezar una vida un poco digna, hablando económicamente porque laboral y moral pues... le hablo de las veces que Dazai lo trataba cual perro que no merece ni un hueso y de ahora había logrado superar a el moreno. Le conto de su relación con Higuchi y con Chuya quienes eran los más cercanos a él.
Pasaron la tarde hablando de sus hobbies, gustos y disgustos. Por ejemplo _____ conoció el odio rotundo a las mandarinas, los perros y a un tal Atsushi o Jinko como a él le gustaba llamarle, descubrió su amor por la caligrafía, por ciertos autores y por los higos. Akutagawa aprendió que la chica odiaba con todo su ser el café, el sonido de los autos y a los niños pequeños en general, le gustaba el té sin azúcar, las flores y cualquier cosita pequeña y linda que llamara su atención. Ambos conocieron un poco del otro, la chica seria, educada y sincera, el chico serio con fuertes problemas para demostrar sus sentimientos.
Esa noche juntos prepararon la cena y durmieron juntos, ahora ambos cómodos —ya que la noche anterior Akutagawa casi moría de un infarto al ver que necesitaba dormir con la chica—, pero no todo acaba allí, les quedaban semanas de relación.
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—Umh, ¿Qué sucede? —murmuro entre sueños el azabache. Eran las diez de la mañana, la chica necesitaba despertarlo.
—Sucede que ya es tarde, vamos a surtir la despensa. Lo acordamos ayer ¿Recuerdas? —Akutagawa se giró sobre el colchón y un segundo después abrió los ojos. La escena frente a él le hizo sonrojarse hasta las orejas. _____ se encontraba muy, muy cerca de su rostro—. Ryunosuke ¿Sabes besar? —el susodicho guardo silencio y se sonrojo más si es que eso era posible.
—N-no —tartamudeo. En ningún momento de sus veinte años de vida había tocado los labios de una mujer. Entonces _____ se alejó de golpe y se recostó a su lado.
—Lo agregare a la lista de cosas que debo enseñarte —Akutagawa puso cara de horror y ofensa al mismo tiempo ¿Cómo que enseñarle?
— ¿Lista? ¿Qué lista? —inquirió con seriedad, vamos del ya que al él no le gustaba ser incluido en cosas sin su permiso. Mucho menos si se trataba de algo que incluía a una completa desconocida.
—Lamento no haberte dicho, supuse que te opondrías y no te dije. He notado que te cuesta las interacciones sociales en ciertos aspectos, por eso quise hacerla.
Naturalmente Akutagawa se molestó, tampoco le gustaba que le ocultaran cosas. El chico sin mediar palabra se levantó de la cama y fue directamente a bañarse, la chica noto su molestia por lo que no le habla hasta casi el final de las compras cuando vio (de entre todas las especias y dulces) varias bolsas de higos apiladas entre sí. Casi de manera inmediata se acercó por un par de estas, Akutagawa quien regresaba del pasillo de lácteos con leche y yogurt natural en mano miro a la chica desde lejos. La vio observando los higos con arrepentimiento, suspiro. Es trabajo, solo trabajo. Pensó, tan solo debía aprender a besar.
Akutagawa paso el resto del día fingiendo que no sabía nada de los higos, esperaría a que ella le dijera. De todos modos la molestia e indiferencia de Akutagawa no cambio mucho la relación que llevaban en eso tres días, no solían hablar, lo mucho que llegaba su contacto físico eran roces o de vez en cuando una caricia, Akutagawa era más de palabras que de acciones muy notorias, porque atención, preocupación, de vez en cuando comunicación y este tipo de cosas las cumplía al cien. Unas horas después de haber comido la chica llego al lado de él sin ningún tipo de interés aparente solo se recostó en la cama mientras veía a Akutagawa leer, escribir, dibujar o cualquier otro tipo de actividades que no involucraran moverse, a veces solo se quedaba un rato recostado mirando a la nada pensando en sabrá dios. Por las tardes en que no trabajaba solía ser muy perezoso.
_____ le observaba intranquila como queriéndole decir algo. Finalmente reunió el valor suficiente y le extendió aquella bolsita con higos a modo de disculpa. Akutagawa dejo su libro de manera casi inmediata deseando no haberse visto muy obvio al querer probar los higos.
—Lo siento —murmuro. El azabache acepto con todo el gusto del mundo los higos. Al ver la cara de alivio y aflicción de su supuesta novia no pudo evitar sentir un poco mal, ella solo trataba de mejorar la credibilidad de la relación.
—Está bien, también fue mi culpa. Dejare que me enseñes lo que hay en la lista — incluso si eso incluía besar.
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Una semana de novios y Akutagawa seguía negándose a besar, no le daba repulsión ni nada por el estilo, todo lo contrario. Lo ponía increíblemente nervioso el solo hecho de pensar en ello. ____ por otro lado trataba de darle tiempo pero ¿Quién mierda se iba a creer esa relación si ni un beso se había dado? Sí, hay muchas maneras de demostrar el amor, pero ¡Ya en serio!
La chica encontró la manera perfecta de besarlo.
—Akutagawa —llamo la pelirroja alargando la última a. El chico no se molestó en mirarla estaba entretenido en mirar los planos de una misión—. Vamos a ver una película.
El chico siguió ignorándola, en realidad ni siquiera la escuchaba, de verdad estaba muy concentrado en la misión. ______ al no ver rastro de atención metió su cabeza entre los papeles y la cabeza de Akutagawa, en ese preciso instante antes de la reacción posiblemente desfavorable de parte del moreno la oji verde le robo un beso, el chico se quedó pasmado por pocos segundos hasta que por propio instinto (quizá humano) le siguió el beso, si bien se encontraban en una posición un tanto incomoda eso no era ningún tipo de impedimento para disfrutar el beso, ambos lo disfrutaron cada quien a su manera, Akutagawa probablemente por su primera vez, una experiencia magnifica y _____ que sintió como aquel beso llenaba el hueco vacío que su ex novio había dejado, al separarse se miraron a los ojos.
Dicen que los ojos hablan lo que el alma calla y en ese caso la frase va de la mano con su situación. Ninguno de los dos pares de orbes expresaba verdadero amor, mientras que en los de Akutagawa se podía apreciar cierto brillo en los de la chica ilusión, una falsa ilusión pues tenía conciencia suficiente que solo estaba usando ese tipo de sentimientos para ocultar el vacío que el otro chico dejo con anterioridad. Bueno, uno no se puede enamorar de alguien en una semana.
— ¿Y bien? —pregunto ____. El ojo gris no supo que responder, tan solo se tapó la cara para ocultar el creciente sonrojo de su rostro—. ¿Qué géneros te gustan?
Una hora y treinta y tres minutos después _____ se encontraba llorando a moco suelto sobre el sofá mientras Akutagawa le daba cariñitos en la cabeza, con el entre cejo fruncido. O sea ¿Por qué demonios lloraba por la muerte de un personaje ficticio? El no valoraba la vida humana, mucho menos la ficticia.
Al poco rato dejaron de lado las películas y se fueron a hacer el tonto en los sillones. Akutagawa se encontraba de cabeza sobre un sillón cuando la pelirroja le saco una foto, la cual puso de fondo de pantalla. Al ver esto el chico hizo exactamente lo mismo con ____ mientras estaba distraída.
— ¿Esta es la cicatriz de tu herida en la guerra? —comento el más alto de los dos recorriendo con su dedo índice la fina línea que se dejaba ver sobre la delgada playera blanca que siempre usaba al estar en su casa. La chica asintió.
—Fue un francotirador, deseaban erradicar a los médicos con la intención de evitar la sanidad y ahorrarse tiempo —____ se cubrió el abdomen ocultando la cicatriz, pues esta le avergonzaba—. ¿Qué hay de ti? ¿Puedes hablarme de tus cicatrices?
—En realidad, tengo bastantes. Las más graves que me hice fueron en la explosión de un barco, cuando Jinko se escapó.
____ se sintió sumamente triste de repente, tanto así que volvió a soltarse a llorar. Entre sollozos le pidió perdón a Akutagawa cada dos por tres.
—Lo siento, es que tú y tu historia, son tristes y creo que eres una persona a la que le falta mucho cariño y comprensión —se sinceró, como siempre y abrazo al chico un buen rato. Akutagawa no dijo nada en todo ese tiempo que estuvo siendo abrazado, le embargo un sentimiento similar al de la chica, tristeza. Tristeza por sí mismo.
—Está bien, todos somos tristes —murmuro el oji gris. Con movimientos torpes y pausados poso su mano derecha sobre la mejilla de la chica, acaricio sus cabellos y el planto un beso en la comisura de los labios. _____ abrió la boca y luego la cerro, así hasta que termino de procesar que él le acababa de dar una muestra de afecto voluntariamente.
_____ se le quedo viendo enternecida. Recostó su cabeza en el pecho de Akutagawa y al poco rato ambos se quedaron dormidos. 4:30 de la mañana _____ se despierta como siempre, nota que Akutagawa no está con ella y que además, está en su cama. La peli roja lo busco por todos lados y no lo encontró, se privó de salir a correr y de cualquier otra cosa, no haría nada hasta tenerlo de regreso. Al cabo de dos horas Akutagawa regreso con la mitad de la cara vendada, ____ se preocupó notablemente por él.
— ¿Y eso? —inquirió corriendo hacia él.
_____ se dedicó a curarlo y ver por su comodidad mientras Akutagawa se dedicaba a contarle la misión.
Eso sucedió una dos o tres veces en la semana, algunos días ____ llegaba muy fatigada del trabajo y el pelinegro le cumplía todos los caprichos que se le antojasen y estuviesen al alcance de su mano y viceversa.
Dos semanas como pareja.
La tercera semana iniciaba y para festejar que la misión progresaba con facilidad y aires de ser cumplida con éxito _____ saco a Akutagawa de la cueva en que se había convertido su casa y se lo llevo a pasear por Yokohama, siempre con precaución pues el mafioso, como su profesión lo dictaba, no era una persona muy ordinaria al momento de salir a la calle. Ambos se pararon en un parque, buscaron un árbol y se echaron a platicar un rato.
Akutagawa noto como la oji verde miraba de reojo a un puesto de crepas callejero.
— ¿Quieres una? —murmuro con la voz amortiguada por las piernas de la chica, pues se encontraba acostado boca abajo en las piernas de la chica, aunque de vez en cuando levantaba la cabeza y miraba a su falsa pareja.
—Ah... si por favor —el peli negro se levantó y fue por una crepa del sabor preferido de la chica, el cual ya se sabía. Fresa.
Al regresar noto dos cosas, una: ____ parecía fascinarse con un simple detalle y dos: dos hombres vestidos de negro casualmente los vigilaban a diez metros. Por un lado se sintió conmovido por ver como a su novia le brillaban los ojos.
Y pensar que te puedo comprar una mansión.
Y por el otro lado como el buen perro de la mafia que resultaba ser se puso alerta y se llevó a la pelirroja a otro lado.
— ¿A dónde vamos? —preguntó al mismo tiempo que era jalada de la muñeca, sin explicación alguna.
—En la casa te explico, finge normalidad —la chica se enderezo y comenzó a caminar como normalmente lo haría, pegándose un poco al hombro derecho de su contrario y tomándolo de la mano.
Una vez pasado el parque y ambos dentro de la comodidad de su casa ____ soltó la mano del chico y le pidió explicaciones.
—Un par de hombres nos estaban vigilando —sentencio el chico. ____ abrió la boca y la cerro.
—Algo tuvo que alertarlos —murmuro a pelirroja. Poso su mano derecha en su mentón en pose pensativa.
—Sea lo que sea debemos ser más precavidos, desde mañana te llevare y recogeré a tu trabajo.
—Ah, yo también quiero ayudarte —Akutagawa la vio con socarronería.
—No creo que puedas hacer mucho, esa gente es peligrosa y sin una habilidad eres un blanco bastante fácil —dijo como se lo hubiera dicho a un peón de esos que manejaba a su conveniencia. ____ se cruzó de brazos.
—Está bien, pero recuerda que trabajamos juntos.
A las seis de la tarde ya tenían su rutina concluida y estaban listos para dormir, si a las seis de la tarde debido a que, como ya se dijo, ____ se levantaba a las cuatro y media y así podía dormir ocho horas y media. A menos que trabajara porque en ese casi dormía seis o cinco.
Al despertar Akutagawa despertó con ella, algo bastante nuevo, pues el solía levantarse a las siete o después para irse a trabajar.
—Es muy temprano ¿Qué pasa? —pregunto tallándose los ojos para desperezarse.
—Iré a correr contigo —la oji verde volvió a abrir la boca sorprendida.
—No creo que aguantes.
—Hare lo que pueda —dijo y se levantó de la cama con dirección a su ropero, busco entre sus ropas un conjunto de ropa deportiva.
— ¿Tienes ropa deportiva? —inquirió la chica aun sorprendida. Pues incontables veces había visto los conjuntos de ropa de su pareja y en ningún momento se le ocurrió que tuviera algo similar, siendo que aparte el chico era muy delgado y su cuerpo tenía un aspecto un tanto enfermizo.
—Sí, Gin me la regalo hace tiempo —desde el fondo del armario saco unos shorts y una camiseta de tirantes ceñida al cuerpo. La oji verde procedió a cambiarse con su ropa que había preparado la noche anterior, una vez ambos cambiados (lo cual hicieron frente al otro sin pudor alguno) se sirvieron botellas de agua y desayunaron algo ligero. Media hora después ambos salieron caminando.
En el transcurso del camino hasta la pista ____ fue explicándole su rutina de calentamiento y enfriamiento y cuanto corría aproximadamente.
— ¿Cinco kilómetros en dos horas? —ella asintió al mismo tiempo que entraba a la pista para correr.
—Exacto —la pelirroja tomo aire. Se puso en posición y echo a correr al poco rato. Akutagawa intento seguirle el paso pero por obvias razones no pudo. Al final de los cinco kilómetros Akutagawa estaba a desfallecer.
—Ah... ya no puedo... —murmuro antes de dejarse caer al suelo. ___ rió.
—Te lo dije, anda volvamos a casa.
Casi arrastrando a Akutagawa regresaron a casa. Una vez allí se bañaron y Akutagawa llevo a ____ a su trabajo.
—Paso por ti en la noche.
Y así fue, en la noche pasa por ella, y por primera vez pudo presumir a su supuesto novio a sus amigas. La pelirroja subió a su coche.
— ¿Por qué tus amigas gritan tanto?
—Dicen que eres muy guapo, umh.
Akutagawa no dijo nada el resto del camino. La última semana transcurrio sin contratiempos, comenzaron a bañarse juntos, Akutagawa mejoro rápidamente en sus ejercicio, ambos iban en venían juntos del trabajo, todo estaba perfecto hasta que termino.
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—Finalmente, fue todo un éxito. Muchas gracias por tu ayuda ____-san —dijo Mori, se levantó de su escritorio y estrecho su mano con la de ella, Akutagawa se sorprendió.
—No te lo dije pero en el pasado mi padre fue su superior y el respeto se conserva de generación en generación.
Akutagawa apretó los labios. Hora de recoger sus cosas.
Las maletas estaban listas y en cuestión de minutos el carro de la mafia pasaría a recogerlo. Tocaron la puerta, Akutagawa fue a abrir pensando que era su transporte. En su lugar encontró a un chico de cabello castaño, ojos almendrados y de aspecto musculoso. Akutagawa hizo una mueca de asco, el chico lo imito.
— ¿Y tú? —Dijeron los dos al mismo tiempo.
—Soy el ex novio de ____ —el pelinegro obvio sus palabras señalando las flores y los chocolates en sus manos—, quisiera pasar a verla.
—Soy el novio de _____, no puedes pasar a verla —al chico casi se le caen las cosas de la mano.
— ¿Qué? ¿Ella me cambio por ti? —Akutagawa asintió con una sonrisa de suficiencia.
—Parece que tiene mejor ojo ahora —desde el fondo de la casa se escuchó el grito de ____ "¿¡Ya te vas!?". El chico no respondió, por lo que ____fue hacia la entrada. Akutagawa agarro al chico con Rashomon y lo mando a volar por los aires, él pobre desgraciado término sobre el capo de un auto medio inconsciente.
—Ay ¿Por qué hiciste eso? La misión ha terminado —la pelirroja tenía la boca tapada por el susto.
—Te mereces algo mejor que ese idiota.
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