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Un día la caja de música interpreto: Tili tili bom
Esta historia contiene algunos temas oscuros tales como el suicidio, el asesinato de un niño, autolesiones, la posible insinuación de abuso infantil, sangre, tortura, abuso sexual, ahogamiento, ser enterrado vivo y obviamente fantasmas.
Si puedes manejar esas cosas, sigue leyendo. Sin embargo, esta historia solo se tornará más retorcida a medida que se desarrolla. Has sido advertido.
Uncanny
Prólogo
Marrón. Sería el último color que el pequeño niño de cabellos oscuros recordaría antes de morir. Marrón, como los ojos de su mejor amigo. Y si así debía terminar todo para el pequeño Kubo, lo aceptaría, después de todo eso hacen los amigos, ¿Cierto?
Escucho esa voz de nuevo, la odiaba, solo significa que saldría lastimado de esa visita. Cada vez era menos consiente del tiempo que pasaba ahí, realmente no sabía ni en donde se encontraba y después de lo que parecieron años no tenía la fuerza necesaria para escapar ¿Ahí moriría? Seguramente, lo único que esperaba era poder mantener su mente centrada en el recuerdo de Leo, si ese era su último momento de vida quería recordar algo de lo más hermoso que ocurriera en su vida, no quería que lo último en su mente fuera aquello que ahora causaba un terror indescriptible en su ser, aquella voz diciendo...
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-Oh vamos pequeño pajarito canta para mí.
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Él esta ahí observando desde el rincón más oscuro de su habitación, el miedo recorría el cuerpo de Leonardo San Juan cuando aquellos huecos oscuros en el lugar donde debían estar los ojos de aquel ser parecían estar viéndole detenidamente, sin parpadear ni desviar su atención de él.
Lo había visto toda la noche en aquel rincón, nadie más parecía verlo ¿se estaba volviendo loco? Es probable y aún esperaba que así fuera. Prestando un poco de atención a aquel ser pudo notar que se trataba de la sombra de un hombre corpulento con tres agujeros en su cuerpo. Noches atrás había visto un par de sombras diferentes que le mantenían despierto durante la noche. Esta vez no sería la excepción, aún teniendo a Kubo durmiendo a su lado la silueta permanecía ahí de pie, observándolo desde su lugar con una sonrisa retorcida plasmada en un su oscuro rostro, al abrir sus "labios" un liquido negruzco sale de ellos manchando su barbilla y su pecho.
Leo se oculto en sus sabanas al escuchar un grito agonizante de parte de esa criatura, parecía más un gruñido de un animal. Escucho pasos acercándose a ellos, cerrando los ojos con fuerza empieza a murmurar, tartamudeando como solía hacer, una canción de cuna en un intento de regular su respiración que estaba demasiado agitada.
"E...estrellita ¿don...donde estas? me pre...pre...pregunto que serás..."
Tan tonto como sonaba aquello, parece funcionar para el pequeño niño castaño de tan solo siete años. Comenzaba a calmarse, sujetando la mano de Kubo por debajo de la cobija tejida de su abuela Toñita, había dejado de escuchar los inquietantes y pesados pasos de aquel ser, todo podría haber sido solo un mal sueño sino fuera por la mano huesuda que se aferra en su muñeca, abrió los ojos de golpe para ver cómo aquella sombra que había visto repetidas noches se encontraba frente a él a espaldas de Kubo, sujetándole con fuerza haciendo que Leo tuviera que reprimir un quejido para no asustar a su amigo.
-S͙͙͈̻͍̅н̝̖̻͎͕̘ͥ̑н̦̳ͧ̅.̳̯͎̞̣̚.̝̩̀ͦ͐͌̌͌.͙͇̰̺̏̄ͥє̥̱̺̌͋ѕ̠ͦ̓ͅт̣̼͖ͧα͔͛̌ ̼ͥ̒̏̍ρ̳͇̦ͤͥͮ͆ͥσ̺̲͉ͅͅя̳̮̤̥ͣ̐ ̙́ͣͦq̻̝̮ͥυ̯͓̻̱̩̬є͂ͨ̐ͪͮ∂̘̥͚̩͉̎̉α̥̗̿̃͐͌я̮̬̯̉̈ѕ̥̹͕̟ͭͪє̯̹̀͗ͮ̒ ͍̲͕ͦͦ̏ͥ∂̦̑ͭ͑̀σ̠̑ͧͭ̾̐ͯ͒я͇͊͂ͅм͖̎̒̈́ῖ̥͇͔∂̻̦͇͍̓σ͙̫̍ ꓕn qԍpԍʁᴉɑƨ 𝒹͎͖̣ͨ̏𝑜̼͇̰̃𝓇͚͓̹̠͈̈𝓂̜̌ͪ̊̿͊𝒾̤̻ͩ𝓇̭̮̼ ̗͍̯͎̾̓͂ͭ𝓉̻͓͉̳̝̑̐ͨ𝒶̭̠̭̒͂̈́̈́𝓂̜ͧͫ̏𝒷̹̘̣͂̃̍ͬ̅𝒾̳̭̺̻͒̍ͤͧ𝑒̘͙͕̓𝓃̭͓̖̘̗ͭ̏
Su voz se convierte en un susurro inentendible aquel ser que poco a poco adquiría la nítida silueta de un hombre adulto con apariencia casi fantasmal. Aquellas palabras sonaban extrañas, Kubo ya estaba dormido ¿A qué se refería entonces? No podía saberlo en aquel momento, solo años después recordaría con cierta inquietud aquella palabras dichas por aquella siniestra y familiar voz.
El agarre en su muñeca se volvió más fuerte haciéndole sentir como aquellos dedos atravesaban la piel de su brazo, sintiendo un tirón en su cabeza su visión comienza a volverse oscura, mientras su cuerpo deja de obedecerle en su mente se muestra, por medio de breves flashes, imágenes como si quisieran contarle algo, una siniestra y sangrienta historia. Vio frente a él a uno de los frailes más queridos en aquella ciudad conocida como Puebla de los Ángeles, niños riendo llamándole "padresito" siendo el tierno apodo que le caracterizaba, seguido de sangre...mucha sangre proveniente de los tres agujeros que las balas dejaron en el cuerpo de Fray Godofredo, una siniestra e inquietante sonrisa extendiéndose por los labios del fraile y sus ojos lentamente cerrándose.
-¡Leo! ¡Despierta, Leo!- los gritos de Kubo y de Toñita San Juan se escuchan por toda la habitación, ¿acaso estaba dormido? No, solo se encontraba viendo una esquina de la pared sumergida en la oscuridad, repitiendo una y otra vez lo mismo: "1, 2, 3, murió..."-¡Leo! ¡Por favor! ¡Leonardo!
-¿Qué... qué pasó?-el tartamudeo de Leo hizo que Toñita dejará de sacudirle como había está haciendo por al menos cinco minutos, su pequeño estaba bien.
-¿Qué pasó Leo? De repente te levantaste y solo observabas esa esquina.-cuestiona Kubo, su voz tiembla como si temiera a la respuesta, estar en esa situación sin saber que más hacer para que su amigo reaccionará realmente le había asustado.
-Esta muerto...1...2...3 di...disparos... aquí- señala su frente, pecho y estómago, lo hace sin apartar las vista de la criatura escondida en la esquina. Solo él podía verle.
-¿De que hablas? ¿Quién te dijo algo tan horrible?-Toñita se estaba imcomodado por la actitud de su nieto, eso se notaba en su voz, logrando que el pequeño mexicano comenzará a sollozar.
-Ven aquí,-Kubo notó las lágrimas que amenazaban con salir de los ojos de Leo, decidió acercar a su amigo a su pecho antes de acariciar con ternura los suaves cabellos castaños del niño más pequeño-todo estará bien, yo estoy contigo y siempre lo estaré.
Por alguna razón aquello no le tranquilizó, las palabras iban cargadas con un peso incomprensible para ambos,era una promesa qué les debía dar calma y consuelo, un breve instante de paz ante la inminente llegada de la tormenta.
Ninguno pudo moverse, sintiendo la sangre helada al escuchar una voz, la última que querían escuchar en esos momentos.
-¡Media noche, atención, atención! ¡El fraile franciscano Godofredo ha sido encontrado muerto frente a la imagen de la virgen de Guadalupe, tres disparos son la causa de muerte se desconoce la hora de la muerte! ¡PRECAUCIÓN EL ASESINO SIGUE SUELTO EN LAS CALLES! Reporte del clima...
-1, 2, 3 disparos lo mataron.-murmura Leo viendo a la silueta frente a él, logrando finalmente dar una forma concreta a lo que veía.-Fray...
Tanto Toñita como Kubo se quedan un instante observándole sintiendo la habitación más fría de lo que recordaban, ¿en que momento se había abierto la ventana?
Un gruñido sale de los labios del fantasma cuando la puerta de entrada en la parte inferior de la casa se abre de golpe, por supuesto nadie más que Leo lo escucha.
-Bueno niños...-aún con la voz cargada de miedo, la abuela de Leo intenta calmar a ambos pequeños-ya es muy tarde, vuelvan a la cama. Todo estará bien, iré a ver quién es.
Con algo de miedo los dos niños asintieron con la cabeza, temiendo por ser dejados en la oscuridad después de aquel momento tan aterrador para ellos, aun así la compañía del otro parecía reconfortante. De nuevo en la cama que ambos compartirían por la noche, el silencio se hizo presente hasta que el ojo de Kubo se cierra finalmente, dejando a Leo solo en la oscuridad de la noche.
Leo suelta una risita viendo a Kubo dormir, siempre había sido así: el primero en hacer o vivir las cosas era Kubo, Leo solo le seguía y alentaba. Y así estaba bien, Leo sabía que ser tan miedoso le impide seguirle el ritmo a Kubo, pero no importa después de todo siempre está él esperándole en la meta, anhelando ver el café de sus ojos.
Así termina la noche, con el frío recorriendo su cuerpo y las siniestras palabras que el fraile había dicho a Leo. "Él ya esta dormido" no era una pregunta, y no parecía referirse a aquel momento, ¿una advertencia tal vez? Espera solo ser paranoico por lo que ocurrió aquella noche, pero el sentimiento de soledad que llena su corazón en ese instante le hace difícil creerlo. Minutos después solo escucho la voz de su abuelita diciendo que su hermano había llegado a casa, eso lo tranquilizó un poco. Con miles de dudas en la mente finalmente logró conciliar el sueño, ignorando por completo la penetrante mirada que la sombra oscura en la esquina le dedicaba.
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¿Habría sido un error darle aquella advertencia a un niño que no la entendería? El fraile no lo sabía, pero quería protegerle.
Leonardo San Juan fue, durante su tiempo en vida, casi un hijo para él, no quería abandonarlo en la muerte y tras descubrir que él niño es capaz de ver a los muertos...no podía hacer más que advertirle, aún si no podía revelarle lo que hay detrás de esa advertencia.
Solo esperaba haber hecho lo correcto, solo el tiempo diría si aquella noche habría valido la pena.
No es posible juzgarlo, no había forma de que fray Godofredo supiera lo que habría de ocurrir al día siguiente.
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