Capitulo "veintinueve"
Ha sido un primer día de mierda. El peor de todos, tenía grandes esperanzas para estas vacaciones y todas se han hechos trizas. Me dolía mucho que nada de lo que tenía en mente fuera la realidad.
Rebeca.
Sabía que era ella, sino por qué reaccionaría tan mal cuando Dan la mencionó. La curiosidad por conocerla se hacía cada vez mayor.
Incluso llegué a pensar.
¿Qué tiene ella que no tenga yo?
¿Por qué nunca logré que se sintiera de esa forma conmigo?
Quizás el hecho de que solo me vea como una hermana influya mucho. Nunca me verá de otra forma. Si tendría que describir como me sentía diría que del uno al diez me sentía un mil. Dolía y mucho, el corazón lo tenía roto, perdí el apetito y la sensación de que en cualquier momento podría romper en llanto aumentaba mientras los minutos pasaban.
Las paredes de mi habitación eran mi muro. Sentía que aquí adentro podría dejarme sentir todo, apenas cruzará la puerta tendría que fingir que estaba perfectamente y no quería eso. Necesito mi tiempo para procesar.
¿Cómo diablos le digo a mi corazón que deje de sentir?
¿Cómo le digo que él no es para mí? ¿Qué todo lo vivido había sido un sueño que jamás llegaría a hacerse realidad?
Sabía que me iba a costar dejarlo ir. Pero a partir de ahora las prioridades cambiaron. Ya no serían "Unas vacaciones para enamorarlo", serían "Unas vacaciones para sanar".
Primero lloro, me estreso y me frustro pero sabía que al final iba a salir de esta. No sabía cómo dejarlo ir, como dejar de sentir, como pretender avanzar aún teniéndolo a unos cuantos metros de distancia pero lo lograría, ya encontraré la forma de seguir; no como si nada, sino a pesar de todo.
Abro los ojos y fijo la vista en el techo. Mis intentos de dormirme han sido en vano. Estiró la mano y agarró mi celular.
Una y veintidós de la madrugada.
Dejo salir un suspiro y me levanto. Coloco mis pantuflas y camino hasta el borde de mi ventana. Las vistas de esta habitación no eran las mejores pero al menos podía mirar las estrellas y la gran luna llena que resplandecía en el cielo.
Mi momento se ve interrumpido por una pequeña piedra choca en la pared justo al lado de la ventana. Mis ojos recorren los alrededores de forma rápida. Hasta que noto una pequeña sombra en una de las ventanas de la casa vecina.
La distancia no era mucha, pero tampoco estábamos los suficientemente cerca como para hablar, despertaría a toda la casa si le gritara.
Me enfado y cierro la ventana pero justo antes entra otra bolita y me da justo en los senos. La agarro y me percató de que no son piedras sino cacahuates. Lo agarro y vuelvo a abrir la ventana y se la devuelvo con todas mis fuerzas.
¡Qué se joda!
Yo solo quería tener mi duelo en paz, tratar de llorar lo suficiente para mañana salir y hacerme la fuerte. Pero todo se vió interrumpido por un cacahuete y el misterioso humano que lo lanzó.
Ni siquiera sabía que alguien había comprado la casa vecina, lleva varios veranos sin ser ocupada. Me asomo nuevamente y miro a través de los cristales sin abrirla y ya no está la sombra.
¿No me puedo estar volviendo loca cierto?
Se lo qué vi. ¿Y el cacahuete? Tuvo que salir de algún lado.
Me dejó caer en la cama y por sin segundo me alegré de que sucediera lo de antes, por unos minutos mi pecho dejó de sentirse oprimido y con ese vacío. Mi mete se centró en él misterioso vecino y dejé de pensar en todo el drama amoroso que estoy viviendo.
Supongo que tengo que decir...
—Gracias chico cacahuete.
(…)
Bajo las escaleras sin muchos ánimos y en la cocina me encuentro con Dan.
—Buenas tardes bella durmiente. —bromea mientras me alcanza un vaso con jugo. —¿Viniste a vacacionar o a dormir?
Miro el reloj de pared de la cocina y este marca la una de la tarde. Ni siquiera recuerdo a qué hora me logré quedar dormida. Esto de tener mal de amores es una mierda.
—Me siento como si tuviera una resaca.—digo sentándome y bebiendo el jugo que tenía en la mano. —Me duele todo.
—¿Mala noche?—asiento.—Pues si no veniste y pareces que tienes resaca, prepárate para el amanecer de mañana porque hoy nos vamos de fiesta, recuerda que hay una apuesta que tengo que ganar.
Lo menos que quería era ir a una fiesta y ver a Andreu tratando de ligar con todas las chicas que se le crucen.
—No tengo ánimos de fiesta.
—De eso nada. No acepto un no por respuesta. —se ríe y me riega aún más el cabello. —¿Desde cuándo te has convertido en una niña aburrida?
—Desde ayer.—parece meme pero es anécdota.
Recuerdo al chivo de anoche. O supongo yo que sea un chivo por la sombra fue lo que intérprete. No creo que sea una chica, o al menos tendría que ser una musculosa. En un porcentaje estoy 97% segura de que era varón.
—¿Sabes si hay inquilinos nuevos en la casa de al lado?—este niega.
—Hasta dónde sé no, no he visto a nadie. —levanta los hombros de forma desinteresada. —Años anteriores nadie ha venido ahí.
—Si lo sé, solo que...
Iba a contarle lo que me pasó cuando el timbre suena.
—Ahora vuelvo. —me dice caminando para abrir la puerta.
Termino de beber mi jugo y me levanto para ir a mi habitación a cambiarme, lo menos que quería era tropezarme con Andreu.
Que por cierto.
¿Dónde están los demás?
No tuve tiempo de irme cuando Dan aparece nuevamente con unas flores en la mano.
—Son para ti. —las tomo en mis manos sorprendida. Veo que tiene una pequeña nota con mi nombre por fuera y la leo.
"Espero que este detalle llenen esos ojitos tristes de felicidad"
Quedo anonadada ante la situación. ¿Quién podría ser? Tenía que ser él.
El chico cacahuete.
—Te han sorprendido pero bien.—comenta Dan con una leve sonrisa. —¿Quién es el chico? Te lo tenías bien escondido.
—No sé quién será. —digo, pero si que sabía. Tenía que ser él.
—Bueno al parecer un admirador. —asiento sin saber procesar mis emociones.
Se supone que debería estar feliz. Cuántas veces deseé que me regalaran flores, Miles de veces soñé con Andreu haciéndolo. Y ahora que realmente ha pasado, no sé cómo sentirme.
—¿Dónde están todos? —cambio inmediatamente el tema.
—Todos se han ido a disfrutar las vacaciones, solo una pequeña dormilona se quedó en casa.—sonríe.
—¿Y tú?—pregunto curiosa. —Yo te veo aquí ¿O estoy hablando con un fantasma?
—Soy un fantasma señorita Linares.—ambos reímos. —Tambien salí, pero regresé rápido no quería que despertarás y te encontrarás sola.
Lo miro con ojitos de amor. Realmente se preocupa mucho por mi y siempre está cuando lo necesito.
—Gracias.—dejo que mis brazos rodeen su cuerpo y así permanecemos por unos segundos mientras miro las flores sobre la meseta.
¿Quién serás chico misterioso?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top