Capítulo "Dieciocho"
La fiesta está bien, no hay tantas personas como esperaba pero me gusta más así.
—Dan ven vamos a por unas bebidas.—lo jalo y vamos a la barra.
—No debemos beber demasiado.—retuerzo los ojos mientras me doy un sorbo del cóctel que me prepararon.
—Relajate hombre, no andas manejando. —por la música debemos hablar un poco alto para podernos entender. —Hay muchas chicas lindas vete a liarte con alguien.
—¡Dale suave con el alcohol Ame!—me quita de las manos el baso y lo pone sobre la barra.
—Ok, como digas. —levanto las manos en son de paz.
Miro a mi alrededor para ver si veo a Andreu pero al parecer no ha llegado. Mirando un poco más noto que la mayoría se está quedando en traje de baño.
—Dios.—murmuro. No sabía que la fiesta era en la piscina.
Paso mi vista por el vestido blanco de hilo que traía, me veo tan ridícula con este conjunto ancho en medio de esta fiesta. Bueno de todos modos no pienso bañarme así que más da.
—Ahora vengo voy al baño.—le digo Dan en el oído.
—¡Voy contigo!—me grita y niego.
—No hace falta, date una vuelta. Regreso rápido.
Salgo totalmente sin rumbo porque no tengo ni puta idea de dónde queda el baño. Supongo que en la parte de arriba. Así que subo las escaleras llegando a la planta superior.
Entro por la primera puerta que se me apareció en el largo pasillo. Es una habitación muy bonita y tiene un gran librero. Sé que soy un poco atrevida pero no podría perder la oportunidad de echar un vistazo a alguno de los tantos libros que ahí se encontraban.
—Las ganas de orinar pueden aguantar, necesito mirar este.—susurro para mí misma mientras tomaba en mis manos un libro azul, la portada era realmente hermosa y llamativa. Y si bien dicen: "no juzgues un libro por su portada" pero definitivamente está te daba ganas de leerlo.
Oigo voces en el pasillo ya que acá riba la música no se hace tan tormentosa. Suelto el libro sobre la cama y me escondo detrás de una puerta que había en la esquina de la habitación.
Miren he dado con un baño. Me dispongo a orinar cuando las voces se oyen más claras y perfectamente juraría que venían de la habitación que estaba justo detrás de la muerta en que yo me encontraba. Me vuelvo a colocar el blumer, se me quitaron las ganas de orinar del tiro.
—Es que es tan amable y atento.
—Solo te quiere engatusar, solo hay que verle la cara se ve que es un Playboy.
—No, él es diferente yo lo sé.
—Solo quiero que no te hagas ilusiones, ni siquiera te ha dado a entender algo solo te trata bien. ¿Te has puesto a pensar si solo quiere una amistad?
—No, pero en la cena fue todo muy bonito y hablamos de muchas cosas...
—Cris, no quiero volver a verte sufrir por ningún otro idiota.
Hato cabos y me percato que estoy escuchando la conversación de la fulana. ¡La llevó a comer! No puedo evitar sentir una extraña sensación en mi estómago. ¿Cómo salgo de aquí ahora?
—Lo se y te prometo que no me volveré a dejar manipular por nadie más. —ellas continúan su conversación con la cual yo no estoy nada interesada en escuchar. Bueno si.
—Vale, entonces cambiate que la fiesta nos espera. —se oyen unos pasos y luego el crujido de una gaveta al abrir.—Toma pasa al baño y ponte está trusa.
¡Mierda! Tengo que hacer algo.
Siento como los pasos se van acercando cada vez más así que decido dar la cara y abro la puerta.
—¡Ah!—gritan ambas chicas.
—Lo sientooo, subí en busca de un baño y pues entre sin permiso y luego ustedes llegaron y no sabía qué hacer.
—¡Menudo susto me has dado!—comenta Cristal con la mano aún en el pecho y la trusa en el suelo.
—¿Y quién eres? No me pareces conocida.
—Soy...
—Ella es la amiga de Andreu.—me interrumpe la castaña recogiendo la trusa del suelo. —¿Te ha invitado el?
—Emm, si y su hermano también está aquí. —sonrío incómoda.
—A vale no hay problema solo que no me comentó nada. —me responde mientras la pelinegra solo se limita a mirarnos. — Que te diviertas. —dice con una sonrisa.
—Podrías no mencionarle a Andreu nada sobre la invitación es que es muy apenado por esa parte.—trato de fingir un sonrisa pero no me sale.
—No te preocupes y si lo vez dile que dentro de poco bajo. —termina por decir mientras se mete al baño.
—Bueno, yo me voy.—digo en dirección a la pelinegra y salgo de ahí lo más rápido posible.
Bajo las escaleras y voy directo a por un trago necesito aliviar mis tensiones. Con mi vista de alcon lo identifico enseguida y sin dudarlo dos veces fui directo a él y le dejó caer mi bebida en la camiseta que traía puesta.
Ash!—gritó apenas la bebida tocó su espalda. Alza la vista y se me queda mirando. —¡Enana!
—¡Ricitos!—me hago la sorprendida. ¿Qué haces aquí?
Yo metida bien perra adentro de mi papel con cara de yo no fui.
—Eso te pregunto a tí.—dice alzando una ceja y pasando su mano por la espalda.
—Lo siento tanto no te vi, deberías quitarte la camisa, ven dame yo te la limpio un poco.
—No te preocupes de todos modos ya estaba haciendo calor.—me responde dejando al aire su abdomen y tirando la camisa sobre uno de los muebles.
—¡Ey! Te he estado buscando.
—¿Hermano?
—Hermano. ¿Qué haces aquí?—dice Dan sorprendido en lo que yo aprovecho y disimuladamente sigo mirando su pecho.
—Es la fiesta de una amiga, no imaginé verlos aquí.
—A Ame también la invitaron así que aquí estamos. —reacciono y decido introducirme en la conversación.
—Exacto, una amiga me pasó la ubicación.
—Hey chicos qué alegría ver que vinieran.—dice Cristal uniéndose a nosotros y dejándome un pequeño guiño de ojos cuando éstos no miraban.
—Esta fiesta está aburrida. —la pelinegra comenta acercándose con una bandeja llena de bebidas.—¿Jugamos verdad o reto?
Todos nos miramos pero nadie dijo nada.
—Delen, no sean aguafiestas además ya quedamos pocos.—insiste.
—¡Yo me apunto!—emocionada la castaña agarra un vaso de ron y bebé un poco.
—Claro juguemos de todos modos estamos entre conocidos. —dice Dan agarrando también uno de los vasos.
Me miran a mí para ver que opino.
—¿Por qué no? —termino resignandome.
—Vamos a la piscina ahí estaremos más a gusto.—comenta Andreu.
Todos seguimos sus pasos y nos acomodamos en la parte baja de la piscina. Yo me quedo sentada en el borde solo dejando caer en el agua mis pies, ya que no traía traje de baño. La pelinegra invitó al juego a otro muchacho que se encontraba ya en la alberca.
Me quedó mirándolo mientras se acercaba y era un moreno bastante atractivo, le doy unos veinte años.
—Bien, pongamos las reglas del juego.—comenta la pelinegra que aún no sé su nombre ni me interesa saberlo. —Solo pueden pedir verdad tres veces las demás sólo retos, para él que no quiere cumplir el reto debe estar cinco minutos encerrado en mi habitación con la pareja que le haya tocado. ¿Entendido?
Todos asentimos.
—Bien ¿Quién empieza?—comenta el recién llegado.
—Cristal.—indica la trigueña.— ¿Verdad o reto?
—Reto.—dice risueña.
—Debes besar sensualmente el cuello de uno de los presentes.
La castaña sin muchos preámbulos se acerca a Andreu y comienza a besar su cuello.
Esto fue una muy mala idea. Agarro el baso de ron que tenía en la manos y cambiando mi vista me doy un trago largo.
—Continuamos. —habla nuevamente la fulana. —El hermano de Andreu. ¿Cómo te llamas?
—Dan, mi nombre es Dan.
—¿Verdad o reto?
—Reto.
—Debes escoger a alguna de las presentes y darles un beso tipo novela. —todos nos quedamos mirándolo a él, se queda pensativo por unos segundos y luego comienza a acercarse a la trigueña.
Era algo obvio que la escogería a ella, porque solo estamos nosotras tres. Y estaba entre la Cristal y la pelinegra, pero si respeta un poco a su hermano obviamente no elegiría a Cris.
Menudo beso se han dado, parece y se tuvieran unas ganas de años. Mientras ellos dan su función yo miro disimuladamente a Andreu a estado callado desde que comenzamos el juego.
—Bien sigo yo.—comenta Dan aún con sus labios rojos.—Ame ¿verdad o reto?
—Verdad.—respondo sin el mínimo interés para seguido de eso darme otro sorbo de alcohol.
—Ya has desperdiciado una verdad.—dice la trigueña y yo asiento.
—¿Estarías con alguno de los presentes?—lanza Dan su pregunta y mi respuesta salió sin preámbulos.
—Si.—todos me miran y yo apenas me doy cuenta de lo que acabo de hacer, me doy otro trago y trato de arreglar la situación. —Con el moreno.—señalo al chico del frente el cuál me mira risueño.
Nadie dice nada y yo ni siquiera los miro a la cara. Solo sigo con el juego como si nada.
—Trigueña, tu turno.—ella levanta la vista. —¿Verdad o reto?
—Reto obviamente y me llamo Cheila.—asiento sin mucha importancia ya que su nombre no era de mi interés.
—Debes besar a Cristal. —suelto sin pena alguna. A mí parecer esta es lesbiana o bisexual puedo incluso jurar que está enamorada de su amiga, lo bueno de ser una persona observadora es que te das cuenta de muchas cosas.
—No pienso besarla. —reclama enseguida la castaña pero el silencio de Cheila afirma aún más mi sospecha.
—Si no cumplen deben estar cinco minutos encerradas y se perderían el juego. —levanto mis hombros.—Reglas son reglas.
—Cris, solo es un beso, no tiene importancia. —justo como lo pensé la pelinegra insiste.
Yo solo dejo que ellas tomen su decisión mientras bebo un poco más, ya me estoy sintiendo los tragos. Un mareo hace que mi vista se opaque un poco por unos segundos
—Ok, pero sin lengua. —acepta la castaña.
Miro a Andreu nuevamente pero este ya me estaba mirando a mí. No se por qué está tan callado, siempre es de los primeros en hacer desmadres.
—Andreu ya te toca. —dice Cheila volviendo a su lugar. —¿Verdad o reto?
—Reto.
—Como Ame me puso un reto bien fuerte creo que merece lo mismo ¿no? —se me queda mirando y luego a él. —¡Besala!
—No pienso hacerlo.—los dos hablamos al unísono.
—Pues a mi cuarto cinco minutos, las reglas son fáciles o cumplen o cumplen.
Este ni siquiera me ha mirado solo sale de la piscina y me estira la mano.
—¡Vamos!—indica. Dejo que el me guíe pero al parecer él levantarme rápidamente ha Acho que el alcohol se me suba un poco a la cabeza.
—Yo puedo sola. —digo separando nuestras manos.
Se me hizo difícil subir las escaleras mientras todo el piso daba vueltas pero lo logré.
—¿Estas bien?—me mira extraño.
—Estoy perfectamente. —empujo la puerta de la habitación en la que me había colado antes. —Ven entra a nuestra prisión. —río a carcajadas mientras me dejó caer en la cama.
—Enana estás borracha. —niego con mi dedo.
—No lo estoy, solo que estoy feliz. —vuelvo a reír. —¿Tu eres feliz?
—Ven te daré una ducha, estás muy borracha. —comenta tratando de levantarme de la cama.
—¡Qué no! —me suelto de su agarre. —Quiero hablar.
—¿Si hablamos me prometes que dejaras que te dé una ducha?—sonrío.
—Lo prometo por mis donas de chocolates favoritas. —enfoco cómo puedo mi vista en él y está sonriendo.—¿Te da gracia mis donas? —pregunto con voz triste.
—Me da gracia lo infantil que puedes llegar a ser. —veo que se recuesta a mi lado en la cama. —Es lindo, me gusta que seas así.
Me giro un poco para quedar frente a frente con él y nuestros ojos se observan mutuamente.
—Sabes que los ojos siempre dicen la verdad. —balbuceo.
—¿Qué dicen tus ojos?—me pregunta sin apartar su vista de mi.
—Dicen que te desean.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top