El desierto
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Perpleja, Aome se esperó una discusión furiosa, pero eso fue todo. Antes de poder evitarlo, Sesshomaru subió en el auto y se alejó. Koga se reunió con ella en ese momento. Aome seguía pensando que Sesshomaru ni siquiera sintió el enojo suficiente como para perder la cabeza. Quizá vio lo que quiso ver. . . el pretexto
para terminar con su matrimonio.
-Aome, no se qué decir -murmuró Koga.
-Al abrazarte así... bueno, perdí los estribos por un momento.
Aome estaba furiosa. ¿Que Sesshomaru no tenía confianza ni respeto por ella? Lo malo es que estuvo demasiado lejos para ver que se molestó con Koga, para oír sus palabras de irritación.
-¿Qué vas a hacer? -insistió Koga.
-. Me siento muy mal. Es mi culpa. Si hay algo que yo pueda. . .
-Nada. Sólo es una tormenta en un vaso de agua. Olvídalo. De todos modos regresaré a casa en unos
cuantos días .
pensó que Sesshomaru había entrado por la puerta trasera después de estacionar el auto fuera de vista. ¿Qué hacía espiándolos, por qué no avisó su llegada? Sólo un beso, y la condenaba sin dejarla defenderse y quería un divorcio.
Al entrar por la puerta principal, encontró que el vestíbulo estaba lleno de rosas blancas.
-Llegaron hace media hora -anunció Ayame.
-- ¿Qué no son hermosas? Vaya que Sesshomaru tiene estilo.
-¿Sesshomaru las envió?
Aome tragó saliva. A no ser porque Koga estaba presente, se habría echado a llorar.
Ahora le parecía increíble pensar que alguna vez estuvo enamorada de Koga.
-¿Y quién más?
Ayame miró la palidez de su hermana con curiosidad.
-Quizá no llame mucho por teléfono, pero vaya que sabe usar el lenguaje de las flores.
Por favor, permanezcan sentados.
Dijo la azafata mientras Aome ; trataba de ponerse el aba sin dar codazos al pasajero a su lado.
-¿Esta señora... es Su Alteza Real?
Cuando Aome terminó de ponerse el aba, vio a Seif y a Raoul junto a la azafata. ¿Por qué los guardaespaldas de Sesshomaru la esperaban en un vuelo comercial? Aome había llamado antes a palacio, pero Medir le dijo que Sesshomaru estaba ocupado en un lugar del desierto llamado Jebel Kaddish. Aome anunció la hora en que el vuelo llegaría al aeropuerto de Jumani.
-¿A dónde vamos? -preguntó al salir del avión.
-Al avión.
-¡Acabamos de bajar del avión!
No obtuvo respuesta. Su ansiedad creció. La condujeron alrededor de los edificios del aeropuerto. Llegaron
ante una pequeña avioneta.
-Deseo ir al palacio .
declaro Aome.
-Princesa ir con príncipe Sesshomaru.
Seif le hizo señas de que subiera al avión como si tratara de subir a una
oveja reacia a un camión.
-Vuelo largo, debemos partir. . . pronto
Sonrió.
Aome subió con su maleta. Seif y Raoul no pronunciaron una sola palabra más. El piloto le indicó una
banca adornada con un cojín mientras que los dos guardias permanecían en la pista de aterrizaje. Sesshomaru todavía estaba en el desierto. ¿Acaso quería verla en un sitio más privado que el palacio? ¿O acaso le dio instrucciones al piloto de que la lanzara del avión sin paracaídas? Aome, contrólate, se ordenó. Te enfrentas a una batalla real, no a tu ejecución.
El vuelo fue interminable. Cuando aterrizaron, estaban rodeados de un paisaje rocoso. Jebel Kaddish era un
punto desolado, lleno de dunas.
El piloto gritó algo y Aome se volvió. Tuvo que protegerse los ojos del sol para ver a los hombres que se
acercaban, montados en camellos. El polvo que levantaban casi le impidió ver al jinete en el semental
negro que cabalgaba en medio. Al acercarse, rodearon el avión. Eran beduinos austeros, pero orgullosos de su raza.
Marzouk se encabritó, reaccionando a la tensión de su jinete- Unos ojos dorados la miraron con intensidad
insoportable. Aome sintió que se ahogaba bajo el aba, tampoco podía romper esa mirada. El piloto saludó a Sesshomaru y, mortificada por que éste no la saludara, Aome fijó la vista en el suelo. Un beduino tomó su maleta y la ató a un camello que transportaba carga. Otro hombre hizo que un camello que tenía una litera en el lomo se arrodillara. Sesshomaru bajó de Mazourk y se acercó al fin a Aome.
-Mira, no esperaba fanfarrias, pero. . .
Más Polly fue interrumpida cuando Sesshomaru la levantó en brazos y
la colocó en la litera. Eso provocó muchas sonrisas y Aome lo miró indignada.
Se pusieron en marcha. El ritmo del camello dejó de marear a Aome cuando comprendió que debía
relajarse.
De pronto, al bajar por una colina, llegaron al campamento. Eran veinte tiendas negras y fogatas. Ya Obscurecia y a Aome le dolían todos los músculos. No entendía por qué fue llevada allí, pero se alegraba de
que hubiera terminado la jornada.
Al bajar de la litera, Aome reconoció a los dos sirvientes de palacio
que se inclinaron ante ella. Sesshomaru la llevó a la tienda más cercana y la hizo entrar. Un muro interior de pieles y cuentas llevaba a una especie de cama baja llena de tapetes y colchas. Aome se sentó allí de inmediato. Sus piernas temblaban demasiado.
-Quítate el aba. Sólo las ancianas se ocultan el rostro aquí.
Aome obedeció y alzó la mirada. A pesar de la actitud sombría y malhumorada de Sesshomaru la invadió una inmensa emoción. Nunca antes fue tan débil frente a él. El silencio era una tortura.
-Di algo .
-Aléjate de mi vista -replicó, tenso y frío.
-Por lo menos escucha lo que tengo que decirte .
Aome le impidió salir.
-Grita todo lo que quieras -se burló-. Con cada hora que pase te arrepentirás de la insolencia que te alentó a desobedecerme.
Retrocedió al oír la amenaza.
Sesshomaru se alejó. Aome miró a su alrededor. Había sólo lo básico y eso no la sorprendió. Sesshomaru no se vanagloriaría de su riqueza allí. En un rincón estaba una radio y dos lámparas de petróleo. Detrás del muro divisorio, encontró provisiones y una segunda puerta. Sabía que la puerta daba a la sección frontal de la tienda que estaba reservada a los hombres para que tomaran café junto a la fogata.
De afuera provenía el olor de comida cocinándose.
No podía ignorarla indefinidamente, ¿o sí? Pero quizá eso quería Sesshomaru. La esposa más cara del Medio Oriente le dio mínimas satisfacciones. De una u otra forma, riñó con él todos los días de su matrimonio. Si Sesshomaru hubiera fingido que duraría para siempre, quizá Aome ya se entendería con él ahora. Pero, mientras que ella reaccionaba con sus
emociones, Sesshomaru reaccionaba con sus principios. No le habría podido mentir.
¡Qué tonta fue! Incómoda y nerviosa, lo desafió para protegerse ella misma. Casi fue un juego tratar de suscitar una reacción emocional en Sesshomaru. Este no la quería a su lado. Pero, de seguro, cuando supiera qué pasó con Koga, lo entendería. Era sólo una tormenta en un vaso de agua.
Mahmoud le llevó un platillo hecho a base de carne y arroz y una taza de leche y Polly comió con avidez.
Mahmoud se apareció con una palangana de agua. Aome se lavó como pudo y se vistió. Frunció el ceño al ver que el elástico de la falda le apretaba la cintura. Su madre tenía razón, estaba subiendo de peso.
Intentaba leer una revista cuando vio una larga sombra. Levantó la vista.
-Deberías estar en la cama. Levantaremos el campamento antes del amanecer.
-¿Podemos hablar ahora? -vio que Sesshomaru se empezaba a desvestir.
-No tengo deseos de hablar .
Su expresión era sombría. Aome sintió una fuerte jaqueca. Ya había abierto su maleta y estaba viendo que sólo un largo camisón sería lo adecuado para estar en el desierto en donde las mujeres estaban cubiertas de la cabeza a los pies. Aome dejó a un lado el camisón y dudó.
-Estaba llorando y me consoló. Me besó.. . yo no lo besé a él.
Sesshomaru maldijo en árabe. Aome sintió que sus ojos se llegaban de lágrimas de frustración. Tensa, empezó a desvestirse. Nunca fue más consciente de la desnudez de Sesshomaru.
Unos dedos impacientes le quitaron el camisón antes de que pudiera ponérselo . Al ver los ojos
incandescentes de Sesshomaru, el terror la invadió.
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Feliz día de san valentin!!!!!!!!!
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