Capítulo Veintinueve

El sueño siguió avanzando, llevándola unas horas más adelante en esa misma mañana. No podía dejar de resultarle extraño cómo este era casi idéntico a lo que le sucedió hacía ya unos años. Ese día de clases, llegó a su final y, entonces, se vio en su casa; se encontraba lista para descansar y para —como pudiera hacerlo— comenzar a tomar valor. Eran las doce del mediodía y almorzó, ya, un poco más despreocupada, al menos de forma general. Sus pensamientos ya no eran tan profundos como antes y el tiempo casi dejaba de ser un impedimento, pues era difícil que se aburriera del mismo modo en que le había sucedido con anterioridad.

Por su parte, la tarde no estuvo nada mal, puesto que la televisión consiguió distraerla casi por completo; solo quedó en ella lo que planeaba hacer, pero había dejado de ser un asunto tan molesto, quizá porque se sentía segura en el hogar. Más allá de todo, era algo que iba a pedirle a Denise, pues la curiosidad ya había llegado a su punto límite, sin embargo, quería hacerlo más tarde. De algún modo se sentía algo cansada y prefirió descansar un poco más.

El recuerdo se hizo presente, incluso, en los dibujos animados que vio en esa oportunidad. Lo primero que llegaba a su mente era haber visto "Doug" y "Ren y Stimpy", que la mantuvieron entretenida durante un buen rato. Luego, entrando en el atardecer, siempre solía ver algún anime que pasaban, que en ese caso era el de Sailor Moon y, cuando no faltaba mucho para que llegara el anochecer, terminaba de ver un nuevo capítulo de "ALF", que siempre era capaz de sacarle unas cuántas sonrisas; amaba siempre que aparecía ese extraterrestre peludo, simpático y tremendo como solo él mismo podía ser. Por lo general, lo veían en familia y pasaban un momento tan divertido como muy pocos. Damián, al igual que yo, nunca nos perdíamos un solo capítulo de Dragon Ball o de Yu Yu Hakusho. En tanto, ella, se decantaba por otros tipos de series, como aquella donde la protagonista es una niña con ojos verdes que tiene la misión de capturar cartas en las que se ven involucrados ciertos misterios y poderes sobrenaturales.

Sin embargo, en el momento en que los programas solían ir a los cortes publicitarios —o cuando llegaban a su culminación, para cederle el turno al show que le seguía—, sus pensamientos volvían de nuevo, como si aquello se tratara de algo de vida o muerte. Pese a que se encontraba en un estado mucho menos imaginativo y con el tiempo que parecía deslizarse de una manera ágil —pero elegante y divertida a su modo—, sabía a la perfección que, si no se lo confesaba en aquella oportunidad, no sería capaz de hacerlo nunca jamás. Era consciente, además, de que si no hacía aquello, esa especie de extraño secreto, le terminaría haciendo muchísimo daño. Era algo que tenía guardado en lo más profundo de su corazón y de sus memorias, como si se tratara de una enorme promesa que debía cumplir a como diera lugar, como si fuera un increíble tesoro que se encontrara allí, enterrado entre tantos otros recuerdos, como si fuera un botín pirata el cual no tiene que ser hallado, más aún que eso, como algo precioso que "no quiere" ser hallado. No podría llegar a decir qué tan doloroso podría llegar a ser, pero tenía la suma certeza de que sería algo por lo cual sufriría como nunca lo había hecho en toda su vida y, además, era muy probable que aquello le dejara una gran y terrible cicatriz —y, tal vez, alguno que otro de aquellos enormes traumas— no física, sino psicológica. Tal vez se tratara de un tipo de vacío existencial, como si hubiera podido hacer algo, que no lo hiciera y luego se arrepintiera de ello. De alguna forma increíble, llegó a la imperativa y repentina conclusión de que, si no hacía nada de lo que había planificado para evitar aquello, jamás volvería a ser la misma niña; creyó que algo habría de romperse muy dentro de sí y no podría dar marcha atrás, pues sería algo tan deplorable como irreversible.

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