One Shot




El pequeño corria entre las cavernas de  Waterfalls, siempre buscando a la gran heroína Undyne.

Ese día fue algo distinto solo por un pequeño descubrimiento, algo que llamó su atención, era un objeto brillante, y rectangular, parecía un juguete. El pequeño miró alrededor para ver si ese objeto no le pertenecía a nadie, pero no encontró ningún otro monstruo por allí, así que lo tomo y se fue con el objeto.

Mientras recorría el camino a casa, no se dio cuenta que en realidad lo que lleva es una camara que vigila el lugar

Desde el otro lado de la pantalla, justo en el laboratorio de Hotland, Alphys se percató de esto.

—N-no, ¿q-ue hace?, tal vez la cámara es b-bastante llamativa... debo r-recuperarla— Mientras ella decía esto, pudo observar hacia donde se dirigía el pequeño, era una casa descuidada, parece que lleva mucho tiempo abandonada.

Tiempo después.

—!Nos vemos humano!— Un pequeño monstruo corre apresurado. Sus pies salpican los charcos que la lluvia ha dejado, pasando por una estatua que deja escuchar una hermosa melodía, sin dejar de pensar en su nuevo amigo que ha dejado seguir su camino.

Esa mañana creyó que sería un día aburrido como la mayoría de las veces, sin éxito de ver a su gran heroína, pero que mas podría esperarse de un monstruo el cual podría ser ignorado fácilmente por su tamaño, a pesar de esa idea nunca se rendiría ya que su héroe Undyne jamás lo haría, recuerda bien lo que ella una vez dijo a uno de sus compañeros de la escuela;


"Chico debes seguir y dar lo mejor de ti, a pesar del duro camino que recorras".


Era algo que siempre tenía presente, incluso lo había anotado en un papel, que siempre guarda consigo como si fuera un tesoro.

Era tarde, y salió de sus pensamientos, tenía que cruzar toda la zona hasta el nevado Snowdin donde los ciudadanos no paraban de hablar de un posible humano, mientras otros afirmaban que habían hablado con él, el chico sonrió sin dejar de caminar, al ser su amigo de quien hablan.

Una vez fuera del pueblo, cruzó el puente que está en la entrada del pueblo, hasta llegar al otro lado viendo a los guardias caninos acariciándose la cabeza unos a otros.

El pequeño monstruo se quedó mirando aquella escena, mientras se adentraba en el frondoso bosque hasta llegar al río, donde se detuvo empezando a sentir el frío que calaba hasta sus huesos, se encogió un poco para mirar los árboles.

Fijo su vista en uno de los troncos para poder ver un bulto de nieve, caminó hasta el bulto y con su pata quitó un poco de la nieve y dejar a la vista una angosta tabla de madera.

Busco el otro extremo de la tabla para empezar a empujarla hacia el río, cambiando a empujarlo con la cabeza o con los pies.

—¡Ya casi!— después de un gran esfuerzo, logró hacer un camino sobre el río para poder cruzar sin problemas.

Antes de pasar miró atrás una vez más el desolado bosque para dedicarse a cruzar, escuchando el crujir de la tabla a cada paso que daba. Una vez que paso al otro lado quitó su puente improvisado y en seguida lo dejo detrás de otro árbol.

Siguió caminando hasta perder de vista el río y llegar a una vieja casa de madera podrida, los vidrios de las ventanas y las tablas que sostenían la casa estaban rotas, algunos escombros en el suelo cubiertos por la nieve, la chimenea de piedra estaba caída dejando una gran abertura a la vista, los colores estaban opacos, sucios, no eran tan brillantes como en Snowdin, y la puerta se habría y cerraba con el aire mientras se escuchaba el rechinido y el golpe constante al cerrarse.

—¡Mamá!, ¡Ya llegué!— el pequeño se quedó quieto frente a la puerta y cuando el aire la abrió, entro a esa casa con una gran sonrisa, evitando los hoyos del suelo, las telarañas, los escombros de tablas caídas que  atravesaban lo largo de la pequeña casa, teniendo que agacharse para pasar.

El pequeño fue a la cocina para ver un caracol de juguete en una mesa de madera podrida, el rostro del pequeño se ilumino y se acerco con una enorme sonrisa, como si no se diera cuenta de las condiciones en que vive.

—¡Hola mamá!— saludó al juguete.

—Solo fui al pueblo— seguía mirando el juguete y cambio un poco su expresión en silencio.

—¡No mamá!, No me metí en problemas— desvío su vista a otro lado, como si alguien le estuviera regañando

—De verdad no miento— lo dijo en voz baja, para levantar su vista de nuevo hacia el caracol, como si le estuvieran hablando

—No tengo hambre— se quedó en silencio un momento, mirando el caracol

—No mamá, mejor me iré a dormir— y se despidió del caracol dándole un beso, salió de la cocina para pasar de nuevo por abajo de una de las tablas para ir a las escaleras, empezó a subirlas con cuidado brincando los escalones rotos, hasta llegar al segundo piso, donde el frío era más fuerte, camino por el pasillo a un cuarto sin puerta lleno de nieve, la ventana estaba destrozada, había cuadros rotos, tablas salidas y un enorme agujero en el piso, pero en el fondo se podía apreciar un viejo colchón sucio y húmedo, con los resortes salidos y el relleno de fuera.

El pequeño caminó por la orilla del agujero, hasta el otro extremo, donde sacudió un poco el colchón para acostarse boca arriba, mirando el oscuro techo de la gruta a través del agujero que hay en la casa.

Su rostro cambio a uno más triste, sentía en el fondo de su alma el anhelo de que su madre algún día saliera de esa cocina para arroparlo y contarle un cuento para dormir, que salieran juntos como antes, tenía el fuerte sentimiento de que ella tal vez ya no lo quería. Pero siempre que ha querido hablar de eso, ella no le dice la razón.

Cerro sus ojos para hacerse bolita, buscando el calor en su propio cuerpo, empezando a sentir el aire frio del exterior, respiro muy profundo.

Su cuerpo se empezó a sentir cada vez más ligero, el frío fue disminuyendo, dejando de sentir su cuerpo temblar, hasta perderse entre un oscuro sueño.

De pronto entre esa oscuridad vio un fuerte destello de luz que lo deslumbró.

Podía escuchar muchas voces murmurar al mismo tiempo, muchas de ellas conocidas, pero cada minuto que pasa, era como si le arrebataran algo.

¿Que está pasando?.

Abrió sus ojos, viendo siluetas a su alrededor, siluetas que no reconoce y esas voces, trataba de entenderlas, parecían confundidas al igual que el. Ya no reconocía quienes eran.


¿Dónde estoy?.


Entonces fue que vio un alma de un rojo intenso, llamo su atención, como si fuera algo o alguien importante, pero no podía recordarlo, aun así se sentía preocupado, su alma le decía que está en problemas y que debe ayudarlo.

¿Que sucede?



Y en cuestión de minutos, todo cambio, sintió paz, estaba feliz.

Una voz se escucha, por alguna extraña razón no la comprende, solo sabe que algo está pasando, algo importante.

"Frisk"


Escucha entre la nada, y aún no comprende que pasa, la oscuridad vuelve y de nuevo se pierde entre ella.

...

...

...

—¿Monsterkid?— escucha una voz femenina

—Monsterkid, des,despierta— no puede abrir los ojos.

—¡Oh¡, ¡Dios mío!, Mons...terkid— de nuevo empieza a sentir mucho frío.

—¡Está helado!— siente su cuerpo temblar.

—¡Despierta!— siente como algo frio cubre todo su cuerpo y no le permite moverse

Abre sus ojos, viendo una borrosa sombra frente a él, el pequeño trata de moverse, apenas logrando levantar su rostro para poder ver mejor

—Monsterkid, me alegra que estés bien— el pequeño vio como ella le cubría del frío, sintiendo un cómodo calor

—¿Señorita Alphys?, Otra vez vino— la reptil sonrió nerviosa y ahora ella estaba temblando de frío sin su bata

—Yo...yo no podía dejarte sólo en esta casa abandonada— El chico se confundió.

—Pero no estoy sólo, mi mamá está en la cocina— Alphys suspiro, sabía que se refería al juguete que está abajo.

—Bueno, yo... yo, venía por ti, así que toma tus cosas— el pequeño se levantó del colchón de un brinco, mientras Alphys empezaba a caminar hacia las escaleras

—¿A dónde vamos?— el pequeño corrió tras de la científica y bajo brincando los escalones rotos con la bata de Alphys puesta

—Iremos a mi laboratorio, será un lugar más cómodo mientras conseguimos una casa en la superficie— el niño se emocionó, por fin vería las estrellas y jugaría con... ¿Frisk?...

Cierto el humano, su amigo, por alguna razón ahora sabe su nombre y sabe que está bien, que lo podrá ver de nuevo aún que era confuso.

—¿Mamá también puede ir?— Alphys giró hacia la cocina viendo ese juguete en la mesa y solo asintió. El pequeño fue corriendo por su mamá saltando las tablas rotas, cuando Alphys recordó la bolsa que traía, caminó a una mesa rota y la tomo para girarse y ver a Monster con el juguete en su boca

—¡etoy lito!— Alphys sonrió y tomo el juguete entre su brazo izquierdo como si de un ser vivo se tratara

—Yo lleva...ré a tu mamá— el pequeño se alegró y fue cuando vio la bolsa de colores rojo y azul que Alphys tenía en su mano

—¿Que es eso?— la científica le extendió el regalo y el pequeño pudo ver unas pequeñas ropas de rayas

—Crei que con esta pijama podrías dormir más cálido y no tener frío— Monsterkid se asomó dentro para ver la ropa

—Es un regalo de Undyne y mío— en cuanto escuchó eso, se impresionó, no podía creer que su heroína le diera algo, no después de enfrentarla para defender a su nuevo amigo

—Tal vez en la superficie podamos conseguir más ropa para ti— Alphys seguía hablando, sin notar como el pequeño tenía un brillo en sus ojos

—¡Alphys apresúrate que los demás nos esperan!— la reptil se giró a la puerta donde Undyne se asomaba. Así que la científica jalo suavemente al pequeño para pasar por debajo de los escombros que estaban a medio caer hasta llegar a la puerta.

Undyne al poder ver mejor a ambos monstruos se quedó callada al reconocer al chico que estaba con Frisk

—¿Ese es el niño que se quedará con nosotras?— Alphys asintió y el pequeño no sabía cómo actuar frente a a su idolo.

Mientras la guerrera no podía creer que ese niño viviera solo en esas condiciones. Recordaba que lo llegaba a ver qué  la seguía, pero jamás noto que estuviera viviendo así.

—¡Undyne, Alphys tenemos que irnos antes de que el humano termine de despedirse de todos— había otro monstruo que se quedó mirando a Monsterkid.

—¡Hey!, ¡¿qué tal niño?!, Yo soy el Gran Papyrus, el esqueleto más cool que puedas conocer, Nhyeheheh— el chico sonrió al ver al esqueleto.

—¿Todo listo?— hablo Undyne, Alphys asintió y se encaminaron de regreso hacia el río, una vez que se vieron frente a su fjerte corriente, Undyne invoco una lanza de luz tomo a Alphys levantando la del suelo.

—¡Espera Undyne!— haciendo caso omiso se impulsó clavando la punta de la lanza entre la nieve y pudo pasar al otro lado del rio, donde Undyne dejó caer una Alphys asustada.

—¡Supera eso Papyrus!— el esqueleto al ser retado, dio una sonrisa heroica

—¡Nadie es mejor que el Gran Papyrus!— Acepto al invocar su ataque especial, y con una sonrisa decidida volteo hacia Monsterkid

—¡¿Que te parece si les demostramos de que estamos hechos?!— el pequeño emocionado asintió, así que Papyrus cargo al niño. Retrocedió un poco para correr y clavar entre la nieve el hueso y poderse impulsar con fuerza, Monster  grito de la emoción, pero por la misma fuerza al estar casi del otro lado la bata de Alphys cayó al río.

—¡Espera, se me cayó...!— Papyrus no alcanzo ni a voltear, al ver que Monster se jalo y cayó al rio, al tiempo que el esqueleto cayó en la orilla del otro lado del rio.

—¡Papyrus!— La corriente empezó a jalar al niño y Papyrus aun no lograba reaccionar,

—¡Monsterkid!— El esqueleto escucho los gritos y al ver como el pequeño se lo lleva la corriente este empezó a nadar.

Undyne en ese momento se quito su chaqueta, tirando la al suelo, para aventarse al agua, pero Alphys la detuvo

—¡No puedes ir!— la monstruo trato de jalarse, no podía dejar a esos dos, siendo la líder de la guardia real, no al tratarse de su amigo.

—¡¿Que haces?!— Alphys se había aferrado con fuerza a su amiga

—¡¿No ves que están en problemas?!— pero ella se negaba a soltarla

—¡Te congelaras si entras al río!— ella presionó sus dientes, tenía razón, no podía, apenas entre se ahogaría por la hipotermia que podría darle. Así que cargo a Alphys y empezó a correr tras de Papyrus y Monster esperando poder hacer algo.

Mientras Papyrus, aún con el frío nadaba lo más rápido que podía viendo a Kid luchando por mantenerse a flote

—¡Ayúdenme!— apenas y lograba gritar una palabra.

—¡El gran Papyrus esta aquí, no te asustes!— seguía luchando contra el frío y la corriente, viendo que el pequeño ya no podía mantenerse a flote, en ese instante el esqueleto invoco un hueso para alcanzar al niño quien se sostuvo con su boca, de esta forma Papyrus pudo jalar a Monster hacia el y sostenerse de la orilla con el niño en sus brazos.

—¡¿Están bien?!— Papyrus asintió a la preocupada Alphys y Undyne

—Que alivio que esten bien— Alphys temblaba no solo por el frio si no por el susto que había tenido, mientras su amiga tomaba al niño para sacarlo del agua y así Papyrus pudo salir del rio de igual forma

Ambas secaron al pequeño y lo cubrieron del frío, mientras Monster miraba a Papyrus levantarse con un profundo suspiro, el viento soplo haciendo volar su gran bufanda, su traje relucía brillante ante una pose mas que heroica, incluso le parecía verlo mas grande. En ese momento encontró a un nuevo héroe, pensando solo una cosa. Quería ser como él.

—¿Cómo te sientes niño?— Papyrus acaricio la cabeza de Monster, notando que este le miraba extraño.

—¿Bien?— el esqueleto no entendió la respuesta, viendo que tanto Undyne como Alphys empezaron a reír. Ella conocía esa mirada, y estaba felizpor su amigo.

—Bueno, al parecer estamos cerca de Snowdin, este camino nos llevará— Undyne asintió al escuchar a su amigo para avanzar al frente con la científica, y mientras tanto Monster no se despegó de Papyrus y tampoco dejaba de verlo.

Al llegar al pueblo Monster se quedó de pie frente al árbol de Navidad, los demás lo notaron y este les sonrió a todos.

—¿Puedo quedarme un rato?, Quiero ver a Frisk— Los adultos se miraron unos a otros

—No creo que sea un problema— hablo el esqueleto, mientras Alphys le miraba

—Podemos dejarlo un rato mientras vamos con los demás al castillo— con esas palabras Alphys aun no estaba segura, pero al ver los ojos del pequeño que despedía una suplica, no pudo negarse mas

—Esta bien, yo ven...dre por ti en un rato— el pequeño accedió y vio como se fueron.

Ahora se encontraba esperando ver a su amigo, mientras miraba la dicha en los rostros de la gente a su alrededor, sus ojos llenos de paz, armonia pero principalmente de esperanza, podia ver a la guardia canina reunida con una criatura extraña y mas grande que ellos, riendo y acariciandose las cabezas. el pueblo, se veía mas alegre que nunca.

No podía esperar mas para poder hablar sobre lo que había pasado esa noche después de separarse pero principalmente del increíble Papyrus a quien ahora tanto admira.



F I N



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Gracias por leer...

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