« Un agradable cambio »
ෆ
Dos noches después, Phuwin estaba cruzando la puerta del personal en la parte trasera de la tienda, cuando el camión del proveedor de cerveza arribó en la zona de descarga y almacén.
- También pensé en la opción de contratar a alguien más. - El señor Gun suspiró; firmaba el comprobante de entrega sujetado a un portapapeles, mientras Phuwin organizaba cada caja de la mercancía que los operadores terminaron de bajar. - Puedo perfectamente hacerme cargo de dos turnos, pero no quiero dejar a P'Off tanto tiempo solo en casa. Es terriblemente llorón cuando está enfermo...
Pero Phuwin no estaba escuchando, estaba distraído, y se movía involuntariamente. El pensamiento sobre lo que vió cuando revisó las cámaras de seguridad, lo atravesó inesperadamente.
Quieto, el hombre lo miraba dormir irresponsablemente. Phuwin no iba a mentir, los primeros segundos fueron inquietantes, pero luego... cuando el hombre cuidadosamente tomó sus cosas, e intentó colocarlo de forma que estuviera cómodo... No, no. Phuwin movió su cabeza a los lados. Presentar esa tarea fue como haber hecho trampa. No debió quedarse dormido. Menos mal no había entrado ningún otro cliente a la tienda durante esa hora.
¿Vendrá hoy? Una pregunta constante y que estaba molestándole.
¿Qué debería decirle cuando lo viera de nuevo? No es que Phuwin estuviera esperando eso, pero... La repentina ausencia del hombre le hacía sentir extraño, ansioso.
El señor Gun le agarró el hombro, y Phuwin casi brincó. - ¿Sí, jefe?
Gun sonrió suave y paciente. - Nada, nong. - Lo soltó, luego de unas palmaditas. - Hemos terminado aquí. - Más tarde, su jefe se fue, y Phuwin manejó el turno como habitualmente.
Pronto sería medianoche. Phuwin no sabía qué estaba esperando. Incluso, más temprano, un cliente le había mirado raro cuando saludó con demasiado ímpetu tan sólo escuchar la puerta doble abrirse.
Exhaló resignado, sin percatarse del cliente que recién entraba.
Entonces, una botella de vino de arroz aterrizó en el mostrador. Phuwin alzó la mirada, y sus cejas subieron.
Con su acostumbrada cara impasiva, y su mirada fría y penetrante, el hombre estaba... ahí. Su entrecejo se contrajo, como si hubiera visto algo extraño. - ¿Vas o cobrarme o no?
Phuwin parpadeó. - Ah, sí, sí. - Recibió una tarjeta... estándar. Bien. Le lanzó vistazos furtivos mientras registraba la compra. - No había venido, señor. - El hombre se mostró extrañado, pero interesado, de alguna forma. - Disculpe, eso fue entrometido. Ay, cobré mal esto...
- Olvídalo. ¿Te fue bien con tu tarea?
- Eso... Sí. - Phuwin le regresó la tarjeta. - Gracias. Supongo. Pero...
Pasaron algunos segundos, incómodos, de silencio.
El hombre exhaló, y agarró la botella. - Adiós, Phuwin.
- ¡O-Oiga, señor! - Ojos cafés interrogaron a Phuwin. - Usted... ¿Cómo sabe mi nombre?
El hombre observó a Phuwin. ¿Siempre tenía que mirarlo tan profundamente?
- Está en tu uniforme.
Phuwin revisó su camisa con cierre, y tuvo la sensación de reír histéricamente. - Ahh, sí. Cierto. - Notar el asomó divertido en la mirada del hombre fue un agradable cambio indarvetido en su... inexpresividad.- Err, entonces... Estoy en desventaja. Sería justo que yo supiera el suyo.
- ¿Justo? - Phuwin asintió fervientemente. El hombre respondió y...
- ¿Pond? ¿Sólo Pond? - El hombre asintió, y se alejó. Ok. Suficientemente justo. - ¡Encantado de conocerle, señor Pond!
No fue necesario que Pond dijera nada cuando al girarse, sus ojos se suavizaron enfocados en Phuwin.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top