Capítulos 3
La policía incompetente obviamente no había encontrado rastro del responsable de irrumpir en la habitación de la pequeña y acabar con Noir. Después de todo, ¿qué encontrarían contra un ser como ese?
Tantos años en Nevermore y seguían existiendo seres que sorprendían y aterraban, incluso para la familia Addams, existían monstruos sin conocer.
Aquella noche Wednesday había tenido la visión, justo lo que había soñado Yoko. No hizo falta investigación alguna de su parte, sabía que era, después todo, siempre supo que esté día llegaría.
— Mi pequeño escorpión— dijo Homero al acercarse a su hija para abrazarla, aunque esta seguía sin ser fan del contacto físico más allá de su hija o Enid.
—Padre, madre— observa a la última mencionada —, gracias por venir— dijo.
Morticia contornó su rostro en una caricia antes de decir.
— Wednesday — la nombrada toma las manos de su madre alejándolas de su rostro, pero no soltándolas.
Con los años, la relación madre/hija floreció como una flor del desierto, pese a las tormentas, se mantuvo firme. Dicha relación entre ambas, mejoró aún más al nacer la pequeña Perséfone, Wednesday comprendió la maternidad y recibió a su madre entre brazos.
— Mi niña, los Addams siempre estaremos los unos para los otros.
Mientras decía esto, del auto salían Pugsley y el adolescente Pubbert, los años los habían hecho crecer, heredando la altura de Morticia. Ambos habían amado a su sobrina de un modo que ningún Addams comprendía (o tal vez sí). A diferencia de cuando ellos eran niños y Wednesday los retaba y torturaba en diversión, ellos cuidaban de todo mal a su sobrina, como si la luz del sol pudiera apagarse un día si ella era lastimaba.
— Hermana — dijeron ambos a la vez, y la abrazaron sin su consentimiento.
Y aunque la pelinegra no les devolviera el abrazo, todos sabían que ella amaba a sus hermanos.
— ¿Cómo está ella? — pregunta Pugsley.
Por un momento una sombra se refleja en el rostro de la Addams y sus ojos irradian ira, la cual con una respiración profunda logra controlar.
— Estará bien— eleva la barbilla y mira a su familia — ¿Los otros? — pregunta por el resto de la familia.
— Vienen en camino, el tío Fester estaba por el Amazonas cuando lo contactamos, estará llegando en unas horas— respondió Pubbert.
Sin más que decir ella comienza a caminar hacia la casa con su familia siguiéndola. Largue sabía lo que debía hacer con el equipaje.
Al entrar Enid los recibe con un abrazo a todos. Los Addams la habían acogido como una más, y el que la familia estuviera aquí era un alivio a su corazón.
— Mi girasol, resolveremos esto— le dice Morticia y besa su frente con cariño.
Enid siente su pecho oprimirse, pero sabe que madre tiene razón, siempre la tiene.
Con una sonrisa les da paso a todos a la sala de estar, donde se encontraban Yoko y Divina.
— Oh, las jóvenes amigas de nuestro sol, están aquí— dice Homero con su carisma.
— Estábamos de paso cuando sucedió— dice Divina e intenta sonreír.
— Y nos quedaremos tanto como necesiten, ayudaremos en todo lo que podamos— concluye Yoko, después de todo, es la madrina de Kore —. Esa maldita caja de colmillos verá por las malas el error que cometió— al decir esto, el siseó de sus colmillos se sintió en la habitación, reflejando lo enojada que estaba por lo sucedido.
— Bien, bien, evitemos la tensión en la habitación por ahora— interviene Pugsley —¿Dónde está?
Y antes de que alguien pudiera responder, todos miraron hacia el pasillo que iba a la cocina. Rápidos pasos se sintieron hasta que llegó la pequeña cabello azabache con una sonrisa que opacaba el brillo de la Luna.
Al verlos a todos allí frena su paso apurado y abre sus ojos por la sorpresa.
— Ven aquí pequeño renacuajo— Pugsley abre sus brazos y sin nada más que decir la niña corre en su dirección riendo.
Al llegar a él, este la eleva en el aire y la hace girar haciéndola reír traviesamente.
—Pugsley, no la tomes solo para ti— se queja Pubbert.
— Tíos — ríe la niña —. Kore los extrañó— dice con su alegría característica e intenta abrazar a ambos al mismo tiempo, haciendo que el mayor de los hermanos tuviera que moverse.
Esto es visto por todos los demás, quienes sonríen y sienten su corazón inundado de amor...menos Wednesday, ella solo se limita a revirar sus ojos.
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(...)
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Eran las 12:55AM y la casa Addams estaba en silencio. La niña estaba dormida desde las 8PM y todos habían decidido esperar a la aparición del ente.
Morticia realizó junto a Wednesday una sección de espiritismo, pero no dieron con el espíritu que buscaban, solo las almas de aquellos que habían muerto años atrás en aquel lugar.
La familia se había dispersado por la zona y la casa para estar a la espera del ente, Enid había retado a Wednesday en que estaría en la habitación con la niña, viendo la determinación de sus ojos, la pelinegra no pudo oponerse.
«¿Debía hablar sobre lo que sabe?» «Su visión había sido hace años, podría haber cambiado, tal vez el destino había dado un giro»
— Wednesday— la voz de su madre la saca de sus pensamientos y tragando toda emoción inquieta se gira para encararla.
— Sabes que no hay forma de que no me haya dado cuenta, ¿verdad? — fue más una confirmación que pregunta.
— ¿Qué sabes sobre esto? — la mayor toma su mano al preguntar.
.
[Cinco años atrás.]
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— Hermana — la pelinegra siente la voz de su hermano llamarla, pero está tan absorta en lo que sus ojos ven que no reacciona hasta que las lágrimas se deslizan por su rostro.
Se inclina hacia el bebé y lo toma con tanto cuidado que se siente fuera de lugar, como si no estuviera siendo la misma Wednesday Addams de siempre.
Por lo que parecieron dos segundos para los demás Wednesday se detuvo, para ella...fue más que eso.
.
—¡Mamá! — ese grito la hace girar.
Ya no estaba en el ritual. Era una habitación oscura, ni siquiera ella con su vista bien desarrollada podía definir sus alrededores, siquiera su propio cuerpo, aunque podía tocarse. Era una visión.
— ¡Mamá! — ahí estaba el grito una vez más.
No reconocía la voz, nunca en su vida la había oído. Era la de una niña, una muy asustada.
La luna de pronto brilla e ilumina el lugar, y se encuentra en un bosque. No ve nada raro a su alrededor y se sorprende un poco al observar a una niña entre las sombras. De unos seis años, cabello largo y negro, piel pálida y unos ojos tan azules que le recordaron a los mismos de la niña con la que había estado soñando.
La niña estaba llorando a todo pulmón, pero no se escuchaba nada. Repentinamente señala hacia ella asustada y en ese justo momento sintió los escalofríos que hacía años no sentía.
De repente unas garras la agarran por sus hombros desde atrás y tiran de ella haciéndola caer de espalda, pero nunca llegó a tocar el suelo, la caída seguía mientras su alrededor volvía a la oscuridad.
Movió sus manos, desesperada, buscando con que agarrarse, cuando una mano toma la suya. Era Enid, desde una ventana.
— Salva a nuestra hija— y al decir esto algo tira de Enid haciéndola soltar a Wednesday y llevándola a caer una vez más —¡Ker viene a por ella! — es lo último que escucha gritar a su esposa.
Aprieta sus ojos y al abrirlos se encuentra de frente y demasiado cerca de un ser, cuyo gruñido le hiela la sangre. Era poco humanoide, de cabeza deformada, sin ojos y con enormes dientes afilados, teniendo extremidades deformadas, y garras tan afiladas que Wednesday sintió el filo de estas apenas le rozaron el rostro.
—Vida por vida Addams, la deuda será cobrada pronto.
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— Hermana, Enid — es lo próximo que escucha Wednesday habiendo regresado al lugar del ritual.
Parpadea con los ojos llenos de lágrimas y se da cuenta no solo que estaba de vuelta, sino que se había movido sin siquiera recordarlo.
Tenía a su esposa a su lado y a su familia al frente. Los ojos de sus hermanos brillaban llenos de amor por la niña que tenía entre sus brazos.
— Ella es hermosa — escucha decir a Pugsley y reprime la mueca que iba a hacer por la palabra que usó.
Ella baja la mirada y observa sus ojos...eran esos ojos...y sonríe dejando de lado la visión por un momento. Su hija...era su hija.
— Es...— volvió a hablar Pugsley.
— Perséfone.
.
[...]
.
—Wednesday— Morticia coloca una mano sobre su boca.
Sus ojos se habían abierto en el momento en que la joven Addams, le mostró con sus poderes psíquicos su visión de la diosa Ker.
—Esto no puede ser Wednesday— Morticia eleva un poco su voz y sorprende a su hija —. Una deuda con ella, es una muerte segura.
Al decir esto el reloj marcó la una de la mañana.
— ¿Sabes quién es? — pregunta Wednesday, aunque realmente no debería sorprenderle.
Ella investigó, obviamente lo había hecho. La diosa de la muerte violenta, un ser oscuro, con dientes y garras rechinantes sediento de poder. Pero lo que nunca encontró, fue información sobre la deuda que aquella visión le informó. Los Addams siempre pagaban sus deudas, era parte de quienes eran.
— He oído sobre ella, incluso hay una leyenda sobre una deuda de sangre en la familia Addams, pero no tiene sentido, los Addams siempre pagamos nuestras deudas, por eso nunca se le prestó atención— y eso mismo había pensado Wednesday.
Pérdida en sus pensamientos por un minuto, su cuerpo comenzó a moverse antes que su mente reaccionará, por el grito proveniente de la habitación de Kore.
El llanto de la niña hizo que todo Addams de la zona, Yoko y Divina corrieran hacia la habitación.
Al abrir, la pelinegra que fue la primera en llegar, se encontró con Enid transformada en lobo sin Luna llena, sangrando por un costado, pero protegiendo a su hija.
La niña lloraba agarrando el pelaje de su madre del lado de la puerta y frente a la gran ventana de la habitación, una de las muy pocas cosas por las que Wednesday Addams ha sentido terror.
Justo por donde entraba la claridad de los focos fuera de la casa, en el centro de la ventana, se encontraba Ker, diosa de la muerte violenta, a punto de arrancarle la vida a los dos seres que más amaba Wednesday, y no había nada aparentemente que pudiera hacer para evitarlo.
Pese al temor, el ver a los dos amores de su vida en peligro, Wednesday avanza con dos cuchillos en manos, ¿de dónde los había sacado? Solo la Addams lo sabía.
El gruñido de Enid para detenerla no es suficiente para evitar que avance.
Al quedar entre su familia y la diosa, Morticia entra con Homero a la habitación y tras ellos le sigue Yoko y Divina.
—¿Qué quieres con mi hija? — pregunta Wednesday señalando con un cuchillo al ente.
Ante la pregunta solo se vieron todos y cada uno de los dientes del ser, sin dar respuesta directa.
— Responde o acabaré ahora mismo con tu exist...— y sin poder terminar de decir lo que decía, detuvo su habla al sentir ambas garras enterrándose en sus brazos.
— ¡Mamá! — gritó la niña llorando.
— ¡Wednesday! — gritaron los demás.
Antes de alcanzar oír algo más, Wednesday torció su cuello hacia atrás, poniendo sus ojos en blanco, mientras era abordada por una visión.
.
—Mary— siente el nombre y parpadea confundida.
— Mary Addams, ¿me estás prestando atención?
Y en ese momento Wednesday se dio cuenta, que estaba viendo el pasado.
NOTAS:
Capítulo más corto que los anteriores.
¿Por qué si Wednesday lo sabía no dijo nada? Pues...
1. No estaba segura de si ese día llegaría realmente. Y no estaba del todo segura que lo sucedido días antes tuviera algo que ver con esa visión.
2. Drama...jaja
Gracias por leer ♥ ¿Alguna teoría?
PD: El siguiente capítulo ya está siendo escrito pero considerando que estaré quedándome en un hospital para cuidar de un familiar, no sé que tanto podré escribir.
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