PARTE 6
Una vez que los niños fueron acostados en sus improvisadas camas, Ary y Joshua se unieron a Anaís y Elías que hablaban acerca de adonde debían ir. Ambos tenían familia en las montañas, pero ninguno sabía cómo llegar o si sería seguro hacerlo. No tenían cómo saber si los cazadores ya habían dado con la ubicación de las decenas de familias nórdicas, que vivían desde hace más de medio siglo entre las escarpadas, y prácticamente inaccesible montañas. Ni Elías o Anaís habían estado alguna vez allí, la poca información que tenían era por las cosas que sus familias les habían contado. Joshua no estaba feliz con el rumbo de la conversación y lo cierto es que Ary tampoco, ella no tenía idea como había sido la vida de esos muchachos mientras vivieron en Seinaj, pero dudaba mucho que se pareciera a la suya, y no estaba dispuesta a repetir la experiencia. Había vivido los primeros años de su vida al interior de la hacienda Leppala, y no se le había permitido jamás salir de allí, hasta el día que ella y su madre dejaron la gran casa. Después vivió con su madre en esa pequeña casa, allí no fue todo malo, la verdadera pesadilla vino después. Vivió aprisionada en una casa por Nisa y augusto sin poder salir a ningún lado excepto al convento, mientras pudo ir, después estuvo al cuidado de los Dávalos y tampoco se le permitió vivir libremente, luego fue llevada a la hacienda de William, donde tampoco fue libre de decidir si quería estar allí o no, y aparte de todo eso, estaban los golpes e insultos de varios vampiros. Ary estaba segura que ninguno de los que estaba frente a ella en esos momentos había sido encerrado en una prisión para dejarlo morir, tampoco había sido golpeado e insultado como ella.
Ahora que los vampiros ya no estaban gobernando su vida, o los cazadores persiguiéndola, pues estaba muerta, Se dijo que no tenía intención alguna de ir a encerrarse por voluntad propia a un lugar tan apartado como las montañas. Estando en un lugar tan apartado, también terminaría por someterse a la voluntad de otros, y no estaba dispuesta a volver a pasar por lo mismo. Por primera vez, Ary era libre de decidir que quería hacer con su vida, y no iba a desperdiciar esa oportunidad por tener miedo a tratar de salir adelanta por su cuenta, sin embargo no se atrevía a dar su opinión, no se sentía en confianza con esos jóvenes. Se había acostumbrado a estar rodeada de gente mayor y de carácter complicado, además eran inmortales y sus preocupaciones no tenían nada que ver con las de estos jóvenes. Estos muchachos eran casi de su edad y parecían ser simpáticos pero ella se sentía extraña y fuera de lugar, no sabía cómo tratarlos. Solo Joshua le daba algo más de confianza, pero ella se había vuelto bastante desconfiada, ya no veía a las personas como antes. Ya no eran todos buenos a sus ojos, ya no esperaba encontrar amabilidad y honestidad en los que la rodeaban, ahora esperaba la mentira, los secretos y después el golpe.
Cuando vio a Joshua negar con la cabeza ante la sugerencia de su hermana de iniciar el viaje a las montañas, Ary supo que a él tampoco le gustaba la idea de Anaís. Estuvo a punto de intervenir, pero no fue capaz de hablar. Cuando Joshua vio su inquietud, la integró a la conversación y le preguntó qué opinaba de lo que estaban hablando, Ary lo pensó durante un instante y les dijo que no tenía intención alguna de ir a las montañas a esconderse como si no pudiera vivir libre y sin temores en cualquier otro sitio, les dijo que ninguno de ellos tenía porque seguir huyendo, para los cazadores y vampiros estaban muertos y seguramente la villa había sido destruida por el fuego. Nadie los estaba buscando, ni tendría razones para buscarlos jamás. Podían empezar una nueva vida en cualquier lugar, siempre y cuando fuera apartado de las grandes ciudades y pueblos muy concurridos. Si iban a buscar un lugar donde establecerse debía ser en el campo. Tenían suficiente dinero para comprar un terreno pequeño y construir una casa donde todos pudieran vivir, pero si andaban de un lugar a otro pagando hospedaje y comida pronto gastarían todo su dinero y no tendrían nada para empezar de nuevo. Elías estuvo de acuerdo al igual que Joshua, y ambos se mostraron muy entusiasmados con la idea de Ary de tener un lugar propio donde vivir. Solo Anaís se opuso a la idea pues el no ir a las montañas significaba que ellos tendrían que arreglárselas por si solos para salir adelante y se consideraba aún muy joven para tener esa responsabilidad, pero no tuvo más que acatar la decisión que la mayoría eligió. Buscarían un lugar alejado de las ciudades, y allí construirían su casa e iniciarían una nueva vida. Y sería sin miedo a los cazadores, o a los vampiros. Aquella noche Ary durmió tranquila y libre de preocupaciones por primera vez en mucho tiempo. Lo sucedido en Seinaj y con los vampiros aún estaba presente en su mente. Pero todos ellos la creían muerta, y vio aquella tragedia como una oportunidad para empezar de nuevo. Su madre le haría falta por siempre, pero tenía a sus hermanos con ella y ellos serían el mejor recuerdo de su madre que tendría. Siguieron su camino sopesando sus opciones, tratando de dar con el lugar correcto para establecerse, pero ninguno les parecía adecuado. Les parecía que había demasiada gente en todos lados. Antes de entrar a la siguiente ciudad, Anaís, que parecía disfrutar incomodando a Ary con sus comentarios, le sugirió que cambiara su nombre y su manera de vestir, también su peinado. Había vivido con vampiros mucho tiempo y les sería fácil reconocerla, además tendría que salir poco del lugar en el que vivieran o ellos podrían seguir el rastro de su olor y dar con el grupo y asesinarlos a todos. Ary pensó en la manera que había escapado, y en lo furiosos que debieron haber estado los vampiros cuando se dieron cuenta. Los que primeros vinieron a su mente fueron Tristán y Dante. Se estremeció al pensar en sus furiosos rostros y lo que le harían si la encontraban. A pesar de saber que Anaís le decía esas cosas para molestarla, por haber convencido a su esposo y a su hermano para no ir a las montañas, no dejaba de tener cierta razón. Acepto el morral con ropa que Anaís le entregó y empezó a revisar las prendas que allí había. Eran bastante sencillas y muy grandes para ella. Odiaba las cofias, pero se dijo que era necesario usarlas, pues su cabello siempre llamaba la atención. Antes de bajarse de la carreta, Anaís le sugirió también cambiar su nombre, su apellido sin duda era conocido en todos lados, si ella decía ser una Leppala, estarían todos muertos o de camino a ser llevados ante los cazadores. Ary quiso decirle que no era tan tonta para dar su nombre y apellido verdadero, pero se contuvo de contestarle como quería, y solo le dio las gracias por su sugerencia. Joshua miró molesto a Anaís, pues había sido testigo en varias ocasiones de los desagradables comentarios de su hermana hacia Ary. Pero afortunadamente, Ary no caía en sus provocaciones.
Al bajar de la carreta, Ary le dijo a Joshua que su nombre ahora era Emilia, y era la mamá de Argos y Franz. El muchacho la miró como si hubiera dicho una locura, pues se veía demasiado joven para ser madre de dos niños. Miró su delgado y poco desarrollado cuerpo y le dijo que si quería decir que era la madre de los niños debía verse distinta. Ary se miró a sí misma y luego lo miro a él esperando que se explicara. Joshua al darse cuenta que ella no entendía a qué se refería, le dijo que se veía muy chica de todos lados, ella lo miró aún más extrañada y se miró nuevamente, siguió sin entender a qué se refería. Joshua miró hacia otro lado y vio a un grupo de mujeres con niños que veían de lavar ropa. Le dijo a Ary que mirara a esas mujeres y viera como debía verse una mamá. Ary conto siete mujeres, y todas se veían muy diferentes a ella, había delgadas y más rellenitas, algunas altas, otras más bajas e incluso una era tan baja como ella, pero todas se veían con “curvas” como les llamaba Luka y Ángelo. Y todas tenían más busto del que ella llegaría a tener en su vida. Se miró nuevamente y entendió a que se refería Joshua. Se volvió a subir al carruaje mientras él la esperaba pacientemente al otro lado de la puerta. Al cabo de media hora Ary salió por fin, y por la expresión en el rostro de Joshua parecía haberlo hecho bien, él le extendió la mano y la hizo girar en el lugar. Por un instante Ary peso en Luka, pues él siempre la hacía girar de esa manera. Se tragó un sollozo ante aquel recuerdo y se dijo que debía sacarlos de su mente, ellos ya no eran parte de su vida, y jamás lo volverían a ser. Joshua arreglo un mechón de cabello que escapo de su cofia y aquello no hizo sino que traer más recuerdos a su mente. Franz siempre le ponía una flor en el cabello cerca de su oreja, y le decía que ella era la flor más bella de todas. Las demás solo servían para resaltar su hermosura. Bajó la mirada cuando las incontrolables lágrimas empañaron su vista. Joshua la abrazó rápidamente y lamento haberle traído recuerdos que la entristecían. Un carraspeo a sus espaldas los distrajo y se encontraron con Elías a unos pasos de ellos y a una muy molesta Anaís un par de metros más atrás. Ary se alejó de Joshua y le dio las gracias, luego se volvió hacia la carreta para sacar a los niños para entrar todos juntos al lugar donde pedirían alojamiento. Sería la primera vez que Ary dormiría en un lugar así. Y la primera vez en mucho tiempo que dormiría en una cama, lo mismo que Joshua. El muchacho se sobaba las manos ante la idea de tirarse sobre una cama y dormir a sus anchas. Ary lo miraba y reía, Elías también, pero Anaís solo negaba con la cabeza y miraba con fastidio a todos lados, al parecer el lugar no era de su agrado. Pero era lo más seguro. Cazadores y vampiros estaban acostumbrados a los lujos y a ser tratados con preferencia. Si ellos querían pasar desapercibidos, debían buscar lugares modestos para no llamar la atención y que también fueran económicos para no seguir gastando demasiado dinero en hospedaje.
Estuvieron dos días en esa ciudad. La gente de ese lugar no confiaba en los extraños pues en el pasado habían ocurrido cosas extrañas con los recién llegados. Nadie les dio una explicación de que cosas extrañas habían ocurrido pero a ellos se les ocurrieron unas cuantas. Sobre todo al pasar por fuera del cementerio y ver la cantidad de tumbas que había. Si uno miraba con atención se daba cuenta que el cementerio era tan grande como la ciudad, y había muy pocos habitantes vivos para la gran cantidad de casas que había en el lugar. Sin duda la habían pasado bastante mal.
Se marcharon rápidamente de la ciudad y se negaron a buscar hospedaje en alguna de las tres ciudades que se encontraron después. Decidieron detenerse solamente en los pueblos, nada más de ciudades. Sin embargo días después se vieron obligados a entrar a una ciudad y buscar alojamiento allí, pues una de las ruedas del carruaje les estaba dando problemas y los estaba retrasando. Los caballos también debían ser reemplazados. Los animales estaban exhaustos, se merecían un buen descanso y abundante comida. Al entrar en la ciudad les pareció que tenía bastante vida, mas de la que ellos hubieran querido. Se veía mucha gente por las calles, y carretas entrar y salir de la ciudad en varias direcciones. Los jóvenes se sintieron incómodos desde el primer segundo pero tenían que pasar la noche allí. Antes de bajar de la carreta Ary les recordó a todos su nuevo nombre y que por ningún motivo fueran a nombrar Seinaj o sus alrededores. Si preguntaban de dónde venían, debían nombrar a alguna de las ciudades que habían pasado los días anteriores. Elías y Joshua fueron los encargados de buscar un lugar donde dormir y luego fueron a buscar quien les ayudara con la reparación de la rueda del carruaje. La pensión se veía bastante mejor que las otras en las que se habían quedado. La mujer que los atendió al llegar era risueña pero su mirada decía que nada se le escapaba. Su nombre era Josefina y atendía el lugar ayudada por sus dos hijas, Leonora y Adela además de un hijo que ayudaba en otros quehaceres. El lugar era bastante grande y concurrido, pues no solo era pensión, también se atendía a los viajeros que solo querían tomar desayuno, almorzar o cenar. El lugar estaba lleno cuando el grupo entro para ir a sus cuartos. Ary sintió pánico al ver tanta gente, pero Elías la tomó del codo y la hizo avanzar rápidamente entre las personas que estaban al pie de la escalera. Una vez que llegaron al tercer piso se sintieron más tranquilos. Ary entró junto a Anaís y los niños a un cuarto y Elías y Joshua al que estaba frente al de ellas. A pesar de la preocupación del grupo por el lugar en el que estaban, todos durmieron increíblemente bien esa noche. No despertaron hasta pasadas las diez de la mañana. Elías despertó a las muchachas, y como cada día antes de abrir los ojos, Ary rogó que todo hubiera sido una pesadilla y terminara cuando abriera los ojos. Pero para su pesar, cada vez que los abría se daba cuenta que todo era cierto y la pena se apoderaba de ella, se negaba a llorar y recordar el horror de todo lo que había ocurrido, pero era casi imposible no pensar en todo lo que le había pasado.
Después de desayunar salieron a recorrer el lugar para distraerse un poco, Ary jamás había visto un lugar como aquel. Había comerciantes que venían de varios pueblos y ciudades a vender cosas a Annaus, que era algo así como una ruta muy frecuente para viajeros y comerciantes. Ary no entendía nada de esto pues era la primera vez que estaba en un lugar así. Mientras vivió con sus padres ella no salía a ningún lugar. Mientras vivió con los Dávalos, solo salía para ir a estudiar y nada más. Cuando vivió con los otros vampiros tampoco salió a ningún lado, hasta el día en que huyo. No tenía idea como era la vida fuera de los lugares en los que había vivido. Mientras miraba unas hermosas telas de colores que ella solo había visto en la casa de los hermanos Dávalos, y en la casa de William, sintió una presión horrible en el pecho, y a los instantes después su corazón empezó a latir aceleradamente. Un miedo sin sentido se apodero de ella y supo enseguida que algo andaba mal. Fue hasta donde estaba Elías y le dijo que debían volver a la pensión en ese instante. Al llegar vieron cuatro caballos atados y en las monturas la insignia de los cazadores. La primera idea fue salir corriendo de aquel lugar pero Anaís y los niños estaban adentro y Joshua con el hombre que estaba reparando la rueda. Ary casi no podía sostenerse en pie, su corazón parecía que estallaría de un momento a otro, en lo único que pensaban era en Luka o Tristán para defenderla, incluso llamó a William varias veces en su mente. Cundo oyó el inconfundible gruñido de rabia de Tristán casi se desmayó. Elías se paró frente a ella y Ary se oculto en su pecho para que los que pasaban no se dieran cuenta del mal estado en que estaba, o que la fueran a reconocer los cazadores. En ese momento, cuatro jinetes vestidos con los abrigos largos que ellos reconocerían en cualquier lado, salieron de la pensión y pasaron por el lado de ellos mirándolos distraídamente. Antes de que los hombres montaran sus caballos, los jóvenes entraron a la pensión tratando de verse normales y relajados, Ary no lo logró pero había tanta gente yendo de un lado a otro que nadie se fijo en ella. Al llegar al cuarto se sentó en la cama y trató de calmarse pero no fue capaz, por más que respiraba, no parecía haber suficiente aire para sus pulmones y temblaba sin control. Se deslizo de la cama al suelo y llevo sus rodillas al pecho, apoyo la frente en sus rodillas mientras trataba de calmarse. La puerta abierta del cuarto fue lo último que vio antes de desmayarse.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top