Parte 13

Al cabo de media hora Joshua salió de la pensión en compañía de Laura y hablaron con los hombres que seguían aguardando afuera. Laura pidió a los que estaban allí que llevaran a la pensión a las familias que vivían más alejadas del pueblo, ella los recibiría a todos, y una vez que estuvieran allí verían como se las arreglarían con el espacio. Había muchos viajeros en su comedor, pero estaba segura que no todos se quedarían hasta el anochecer, algunos solo habían pasado por un desayuno caliente, y los que habían llegado durante la noche, lo habían hecho solo para resguardarse de la lluvia.
La cantidad de gente en Grebanu había aumentado considerablemente durante los últimos meses, pero nada se comparaba a la muchedumbre que llegó cuando el circo hizo su aparición en el pueblo. Por suerte ya había pasado la bataola que causó la llegada de los circenses, y todo estaba volviendo a la normalidad, y los habitantes de Grebanu lo agradecían, pues siempre habían sido un pueblo tranquilo y poco conocido y estaban bien con aquello.

Joshua se marchó junto con el grupo de hombres y se separó de ellos al llegar al camino que conducía a la granja. Al llegar a casa les conto lo que estaba pasando e inmediatamente empezaron a preparar sus cosas para salir de allí sin más demora. Al salir de la casa al patio, Ary miró hacia el bosque y rogó que todo saliera bien. Miró a su alrededor y se dijo que no quería perder a su familia o su casa. Sabía que los vampiros no debían estar contentos con el poco público que iba a sus funciones, y con la indiferencia de la gente hacia ellos. De alguna manera, sabía que las muertes de la noche anterior eran un castigo para Grebanu por haberlos desairado, y sabía que el castigo no había terminado. Iban a asesinar a más personas, muchas más. Se preguntó qué harían al llegar la noche y ver las casas abandonadas, acaso irían directamente al pueblo y atacarían a todos los humanos que había allí. Pensó en Nimrod y estuvo segura que él lo haría, y si Leland era como él, seguramente también, pero ambos tenían una gran debilidad, le tenían pánico y odio al mismo tiempo a las adivinas nórdicas. Cerró los ojos y se abrazó a si misma preguntándose qué hacer para sacar a los vampiros de allí, se cubrió la cara con ambas manos y después las pasó por su cabeza mientras pensaba como evitar la masacre que ocurriría al anochecer. Miró hacia atrás y vio a los nórdicos esperando nerviosamente por ella. Los niños ya estaban al interior de la carreta junto con Anaís, que estaba más pálida que nunca.

Ary miró una vez más hacia el bosque y suspiró, por favor dios, ayúdame a salvar a esta gente, pensó Ary mientras iba caminando hacia el grupo. Cuando llegó al lado de los demás ocultó la espada que se veía a un lado de la montura y entonces se le ocurrió una idea, miró a Joshua y a Elías y les sonrió. Ary sacó la espada de la montura y la ensarto en la tierra en medio del patio para que fuera visible desde todos lados, luego entró en busca de las viejas cantimploras y las dejó sobre la tapa de madera que cubría el pozo. Después corrió hacia el establo y le puso la montura más elegante que tenían a uno de los caballos y lo dejó atado cerca de los bebederos. Luego fue hasta la casa y corrió al cuarto donde estaba el fogón. Sacó con cuidado una de las tablas del suelo y abrió uno de los cofres que había escondido allí. Sacó un par de crucifijos de plata y varios anillos y los guardo en el cinto de su vestido. Volvió a acomodar todo y puso un par de baldes con agua sobre la tabla suelta. Vertió toda la esencia de vainilla en el agua caliente y removió las brasas para que mantuvieran caliente el agua. La casa estaría pasada a vainilla, si los vampiros entraban, el olor sería tan fuerte que difícilmente darían con el olor de ellos, subió rápidamente al segundo piso y fue al cuarto de Anaís, revolvió sus cosas hasta que dio con el sombrero negro con el velo que cubría el rostro, tomó el poncho negro de Joshua y el poncho gris de Elías. Salió de la casa sin más demora y dejó el poncho negro sobre la baranda del corredor y luego enrolló el crucifijo alrededor del mango de la espada. Para ese entonces los tres nórdicos ya sabían que estaba haciendo. Una vez que terminó le hizo una seña a Elías y este subió a la carreta enseguida. Joshua y Ary montaron sus caballos, miraron hacia atrás, y se veía claramente la espada y el crucifijo. Si un vampiro se acercaba a la casa sin duda también verían todo lo que ella había dejado allí.
Una vez que dejaron la granja Ary y Joshua se fueron al lado de la carreta y Ary les dijo lo que tenía en mente. Todos asintieron nerviosamente y admiraron el coraje de Ary, pues sabían cuánto le temía a los vampiros y aun así estaba dispuesta a enfrentarlos con tal de salvar a la gente de Grebanu. Sabían que ese plan era su mejor opción para detener a los vampiros y que la gente del pueblo siguiera sin conocer la existencia de los inmortales.

Antes de entrar al pueblo, Ary se metió a la carreta y se cambió de ropa. Se quitó la cofia y soltó su cabello, lo peinó hacía un lado y Anaís le ayudó a acomodarse el sombrero y el velo sobre el rostro. Era imposible reconocerla con aquel aspecto. Limpio sus botas hasta dejarlas brillantes y guardo una daga en una de ellas. Alisó su blusa y la puso dentro de la falda que Anaís le había entregado. Por primera vez desde que llegara a Grebanu, Ary no usaría varias enaguas y un vestido extra para verse más gruesa, tampoco tendría puesta la cofia con la que todos la habían visto siempre. Esta vez entraría al pueblo luciendo su verdadera figura y su hermoso cabello suelto. Sacó una de las espadas y la puso dentro de la funda de cuero y luego la ató a su cintura. Se puso el poncho en el brazo y miró a Anaís para que le dijera si se veía como una cazadora. La Nórdica afirmó enérgicamente mientras la miraba de pies a cabeza, le deseo buena suerte y le extendió la mano. Ary le pidió que cuidara bien de los niños, y si las cosas salían mal, ella, Elías y los niños se tenían que ir de allí enseguida y no podían volver. Anaís se llevó las manos al pecho y le dijo con voz temblorosa que todo saldría bien. Ary asintió con la cabeza y le dio un rápido abrazo, al alejarse le dio un puñado de anillos y le dijo que eran muy valiosos, si los vendían a un verdadero conocedor de su valor, recibirían una buena suma de dinero. Anaís recibió las joyas y tragó duro, pues ya no estaba tan segura que todo saliera como lo habían planeado. Ary vio su angustia y le dijo que no se preocupara, todo saldría bien. Anaís volvió a asentir y Ary bajó de la carreta. Cuando los hombres la vieron se quedaron con la boca abierta y se miraron entre ellos. Ary se sintió un poco mejor ante aquello, rogaba llamar la atención de los demás también, así el rumor que Joshua y Elías esparcirían por el pueblo y su presencia allí, llegaría a oídos de los vampiros. Tenían solo horas para hacer que los vampiros se fueran de Grebanu.

Ary se despidió de los hombres y les deseo suerte. Sabían lo que tenían que hacer si las cosas no salían como habían planeado. Vio la carreta y a Joshua alejándose y rogo que todo saliera bien. Espero la media hora que habían acordado y entonces entró al pueblo. Al principio nadie se fijó en ella, pero conforme se acercaba a la plaza del pueblo las personas empezaron a fijarse en ella. Hizo que el caballo caminara lentamente por el lugar y luego fue hacia la pensión. Las personas se preguntaban quién era, porque llevaba el rostro cubierto y porque llevaba una daga y una espada consigo. Todos murmuraban acerca de ella mientras se dirigía a la pensión.

Una vez que bajó del caballo, se dirigió al interior de la gran casa e inclino la cabeza ante las personas que encontraba en su camino y que se quedaban mirándola fijamente. Vio a Joshua unos metros delante de ella y él le asintió levemente con la cabeza. Ary fue en busca de Laura y una vez que llegó al lado de ella la saludo en italiano y le pregunto si tenía una habitación disponible. La mujer no había entendido una sola palabra, lo mismo que los que estaban escuchando disimuladamente. Joshua se acercó casualmente a las mujeres y la saludo en italiano, y era lo único que sabía decir. Ya habían planeado todo de camino al pueblo. Laura fue a preparar un cuarto para su extraña clienta, mientras Joshua se quedaba con ella y le mostraba el lugar. El crucifijo de plata que Ary llevaba en su cuello y el velo en su rostro era lo primero que veían las personas cuando la miraban, las murmuraciones eran inmediatas. Ary rogaba causar la impresión que quería para que el rumor llegara a los vampiros, especialmente a Leland.

Al entrar al comedor, Ary miró a su alrededor y entre la gran cantidad de personas que había allí, dos hombres llamaron su atención, eran los únicos de piel tan oscura, jamás había visto a otra persona con ese color. Ary le hizo un gesto a Joshua y él miró enseguida hacia los hombres sentados al final del comedor. Ary los miró durante unos instantes y los vio llevarse un tenedor con comida a la boca, en ese momento se relajó, pues eran humanos. Le dijo a Joshua que la guiara hasta la mesa al lado de ellos y una vez que se sentara le preguntara su nombre y lo que estaba haciendo allí. Después le ofreciera algo de beber y fuera a hablar con Elías o Laura para averiguar quiénes eran. Sabía que los vampiros tenían humanos que trabajaban para ellos, eran sus esclavos, y sabía que seguramente no eran tratados de buena manera por este clan. Miró a los hombres mientras iba hacia ellos y sintió lastima,  pues si eran quienes pensaba, como esclavos de esos vampiros sus vidas debían ser un calvario.

Al llegar a solo un par de metros de los hombres, estos repararon en ella y se quedaron mirándola fijamente, ella inclinó la cabeza ante ellos y se sentó en la mesa que estaba a menos de dos metros de ellos. Miró de reojo a los hombres y los vio observándola y luego juntándose más entre ellos para hablar. Vio las cicatrices en sus rostros y cuello, sus manos también estaban marcadas. son esclavos se dijo, Ary, seguramente están aquí para ver que ha pasado después de las muertes y desapariciones de la noche anterior. Miró a su alrededor y vio a varias personas sentadas en sus mesas observándola de tanto en tanto. Joshua la miró con algo de recelo, pero Ary asintió levemente para que siguiera con lo acordado. Esos hombres cerca de ella, era lo que necesitaban para asegurar el éxito de su plan. Ellos llevarían la noticia de su llegada, directamente a los vampiros.
Era perfecto.

_ Benvenuta signora, como stai? dijo Joshua nerviosamente

_ Molto bene grazie, contestó Ary, y agregó, yo hablo su idioma, no es necesario que hablemos mi lengua.

_ muy bien señorita, buenas tardes, que la trae a Grebanu, preguntó Joshua, y se aseguró de levantar la voz lo suficiente para que los hombres de la mesa continua lo escucharan, pero no el resto.

_ Supe sobre las horribles muertes que ocurrieron durante la noche pasada y viene enseguida para tratar de evitarlas, pero desgraciadamente no alcancé a llegar antes de que ocurrieran, tampoco pudimos evitar que esos hombres fueran alejados de sus familias. Pero por suerte ya estamos aquí, y estamos listos para evitar que ocurran más desgracias como esas.

_ ¡No comprendo dijo Joshua! Quien es usted y como supo de las muertes antes de que ocurrieran. ¿Conoce a los responsables? Preguntó el nórdico fingiendo estar alterado.

_ Conozco a los responsables contestó ella. Mi nombre es Aryela Leppala, soy la hija de Markkus Leppala, y soy una vidente nórdica, vi las muertes de esas mujeres y sus hijos mucho antes de que ocurrieran, y vi el rostro de los asesinos, por eso estoy aquí. Sabemos dónde están, y estamos listo para atacarlos al atardecer, mi padre, mis hermanos y el resto de nuestra gente ya está lista para ir por ellos. En mi visión vi como era yo, quien acababa con el líder de ese horrible clan de demonios.

_ ¡demonios! exclamo Joshua, bastante asustado.

_ Bebedores de sangre contestó Ary, pero no tema hoy dejaran de existir, dejaremos que el pueblo los queme y vengue la muerte de sus seres queridos. El mismísimo papa le ha dado la orden a mi padre para no dejar a uno solo de esos demonios con vida. Los asesinaremos a todos.

Repentinamente, Ary se puso de pie y los dos hombres dieron un brinco, lo mismo que Joshua. Ary le pidió que le indicara hacía donde estaba la cocina y dejo que el nórdico la guiara. Sin más demora, se encaminaron lejos de allí, y al llegar a la salida del comedor se separaron, Joshua salió rápidamente y fue hacia el establo para ponerse el poncho negro, un sombrero y cabalgar a una de las salidas del pueblo. Elías ya estaba listo vestido de la misma manera y apostado en otro lugar del pueblo. Ary se quedó parada a la entrada de la pensión, aguardando por los hombres que sabía saldrían corriendo de allí en cualquier momento, para ir a advertir a sus amos. Cuando los hombres estaban a un par de pasos de la salida, Ary les salió al camino y ellos retrocedieron enseguida, Ary negó con la cabeza y ellos se quedaron inmóviles. Se acercó a ellos lentamente y les dijo que había visto sus muertes y eran igual de horribles que las de los vampiros. Retrocedió un par de pasos y se hizo a un lado para que ellos pasaran. Los hombres no se hicieron de rogar, pero cuando iban pasando por su lado, Ary les dijo hasta pronto, disfruten sus últimas horas de vida, mi padre y yo estamos ansiosos por cortar sus cabezas con nuestras espadas, pero primero vamos a hablar acerca de sus amos y ustedes nos van a decir absolutamente todo. Los hombres jadearon de miedo y dieron otro paso atrás. Ary se acercó aún más a la muralla y les hizo una reverencia y la mantuvo hasta que ellos pasaron por su lado y salieron despavoridos de allí. Cabalgaron en dirección contraria para alejarse de Grebanu en vez de ir a avisar a sus amos, pero Joshua y Elías los estaban esperando para asegurarse de que fueran directo a los vampiros. Cinco minutos después pasaron a toda velocidad por el pueblo en la dirección correcta, Ary inclino la cabeza cuando pasaron frente a la pensión, y los hombres espolearon violentamente a los pobres caballos para hacerlos correr más deprisa.

Ary se llevó la mano al pecho y rogó que todo saliera bien. Ya no había marcha atrás, en menos de una hora los vampiros sabrían que ella estaba en el pueblo.

Joshua y Elías entraron en la pensión minutos después, y Ary se dejó guiar por Joshua al segundo piso. Le entregó la pequeña bolsa con monedas de oro y entró al cuarto para descansar un rato. Ahora solo debían aguardar.

El nórdico le entregó la bolsa con las monedas de oro a Laura y le dijo que eran de parte de la mujer extranjera para asegurarse de que nadie la molestara mientras estuviera allí. A Laura le brillaron los ojos al ver las monedas y le dijo a Joshua que no había ningún problema. Nadie molestaría a la señorita Leppala.

Joshua se juntó con Elías cerca de la cocina y prepararon una bandeja para Anaís y los niños y otra para Ary. Una vez que llegaron de vuelta, se prepararon algo de comer y se fueron a sentar al comedor a la misma mesa que habían ocupado los hombres del circo.

Ninguno de los dos habló mucho, aún tenían en la mente el recuerdo de los hombres galopando despavoridos para alejarse de ellos una vez que les salieron al paso y les mostraron las espadas. No podían creer que ellos hubieran pretendido ser cazadores, ser parte de los desgraciados que asesinaron a sus familias, amigos y a todos los que conocían. Miraban a las personas que andaban por el lugar sin tener idea de lo que estaba sucediendo y luego se miraban entre ellos.  Rogaban que todo saliera bien. Ninguno estaba seguro de ser capaz de derrotar a un vampiro, pero sabían que iban a tener que intentarlo si llegaban a verse en la necesidad de defenderse. Agradecían internamente por tener a Ary entre ellos, pues de lo contrario no tendría posibilidad alguna en contra de esos demonios.

***

_ Vienen dos caballos cabalgando rápidamente dijo Fobos.

_ Así es, contesto Deimos. Y si no me equivoco son los esclavos que Leland envió al pueblo para averiguar que está pasando después de lo sucedido anoche.

_ Por sus caras no creo que traigan buenas noticias bromeo Fobos. Su hermano asintió con la cabeza y se rio.
A su parecer los humanos eran todos unos estúpidos. Y los esclavos de Leland lo eran aún más, su líder había jugado tanto con sus mentes que ya no se sabía si estaban cuerdos o no.
Siguieron observándolos desde la copa de los árboles hasta que los tuvieron al alcance, antes de que pasaran por el lado de ellos, los vampiros descendieron de los árboles y se pararon en medio del camino y espantaron a los caballos y estos lanzaron a sus jinetes de sus monturas. Los vampiros se reían a carcajadas mientras los aporreados y aturdidos hombres se intentaban poner de pie como fuera, su único pensamiento en esos momentos era advertir a su amo acerca de los cazadores, de la adivina nórdica y de la trampa que les aguardaba al atardecer.

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