Capítulo 4 "¿Quién... Qué soy?"

   Una manta negra de incertidumbre se posó en mi visión, la luz se perdió de mi alcance y ya no sabía si la volvería a ver, mi último recuerdo fue estar en la clase de botánica y ahora ya no sabía en dónde me encontraba.

     El miedo me comenzó a invadir, el frío se adueñó de mis huesos y la desesperación se regó por todo mi cuerpo como un veneno altamente peligroso. Ya no sabía si estaba muerta o viva, pero de algo si estaba segura, me estoy volviendo loca.

     Sabía que aún existía, pues respiraba y sentía el rápido latir de mi corazón, pero la nada era en donde me encontraba, y ese era el terror que estaba presente.

     Comencé a caminar en el aire, movía mis piernas sin sentir el suelo solido que esperaba estuviera debajo de mí, sentía que el tiempo pasaba sin que sucediera nada, mis respiraciones se escuchaban por encima del ruidoso silencio del ambiente; un fino sonido rodeaba mis oídos, mi piel sentía como la electricidad comenzaba a inundar el entorno, los vellos de mis brazos comenzaron a erizarse, sentí como el aire empezaba a zumbar creando un sonido de baja frecuencia que hacía vibrar mi sangre. Poco a poco mi visión se agrieto dejando entre ver una luz amarilla, pensaba que al volver a ver la luz me tranquilizaría después de ser envuelta en la oscuridad, pero paso totalmente lo opuesto, al ver esa luz me hizo desear estar de nuevo en la nada.

     Todo comenzó a crujir y a crear grietas causando que la luz comenzara a destruir a la oscuridad, la destrucción venia de todos lados a mi alrededor, el sonido comenzó a ser cada vez más fuerte y la luz me comenzaba a cegar; hasta que sentí como una fuerza igual a la gravedad me jalaba hacia el suelo. El sonido de mi voz no existía, gritaba pero nada salía de mi boca, solo la desesperación y el miedo a morir era lo único existente en este lugar.

     El abismo en donde me encontraba comenzó a tener estrellas que pasaban rápidamente a mi lado, y al final el pasto se lograba ver peligrosamente cerca de mí.

     Hasta que impacte en el suelo.

     El dolor era extremadamente fuerte, el choque dejo mis sentidos totalmente desorientados y el aire fuera de mis pulmones. Me retorcía en el suelo con la visión borrosa, tomando el suave pasto entre mis dedos para cerciorarme de que era tan real como yo.

     Me tomo varios minutos recobrarme de tan grande caída, el dolor aún me doblegaba y al intentar levantarme mis costillas me advirtieron que aquello realmente está pasando.

     Comencé a caminar por el desconocido lugar, era claro que era un bosque; pues había árboles, pasto, los sonidos comunes en estos lugares, un cielo totalmente estrellado, un aroma extrañamente familiar y un pequeño riachuelo. Me dispuse a seguir el agua, esperando llegar al final de este misterioso lugar, ¿Cómo había llegado aquí? Esto no podía ser simplemente un sueño pues no recuerdo haberme ido a dormir, además el golpe era tan realmente fuerte como para haberlo soñado, y los elementos a mi alrededor eran tan reales como mi propia existencia ¿Cómo pase de la clase de botánica a un bosque totalmente desconocido? Lo primero que tenía que hacer antes de contestar estas preguntas era saber en dónde me encontraba y eso lo iba a lograr llegar a algo parecido a un pueblo; y esperaba realmente encontrarlo mientras seguía el riachuelo.

      Me equivoque.

     Lo que se encontraba al final de este amplio riachuelo era una pendiente realmente grande y peligrosa, al acercarme más al acantilado la cantidad de árboles comenzaba a disminuir hasta ya no haber ninguno, a lo lejos podía observar el sol de un atardecer completamente hermoso. Al llegar a la orilla del acantilado a mis pies, podía ver una caída alta y de muerte, al final de la pendiente había un bosque frondoso y entre ese bosque había una pequeña villa llena de luces, eran iguales a esferas en conjunto pero una de ellas estaba alejada a las otras, fuera de la pequeña villa. La cascada se extendía y podía jurar que al final del acantilado caían solamente gotas muy finas, simplemente se podía apreciar una neblina al final y antes de legar a la pequeña explanada de campo algo impedía que ese gas de agua cruzara, era como si una pared invisible se atravesara.

      Era un lugar realmente hermoso, tanto que dudaba que existiera pero lo tenía ante mis ojos.

     —Mi querida niña, te vas a caer

     Asustada gire apresuradamente sintiendo como mi corazón se aceleraban.

     Ante mi había una señora de mediana edad, sus ojos grises y su piel pálida mostraba una ternura inexplicable. Me alegre al ver por primera vez a un ser humano en este lugar, estaba desesperada y con miedo a que se desvaneciera.

     —¿En dónde estoy? —mi voz estaba alterada—. Dígamelo por favor. —La desesperación salía rápidamente de mi boca.

     —Querida Roshbell, tenemos que irnos. —Me decía confundida la señora.

     —¿Cómo... me dijo?... —un cosquilleo nacía dentro de mí al escuchar ese nombre—. Creo que me está confundiendo con alguien más yo no soy quien usted dice, pero eso no es lo que importa —hablaba increíblemente rápido y totalmente desesperada—, realmente necesito saber en dónde estoy

     —Deja de jugar, la luna ya está casi lista, está a punto de salir. —La molestia se lograba percibir de la señora.

     —No estoy jugando, ya díganme en donde estoy, necesi...

     —¡Tienes que estar allí para entonces! —Se cruzó de brazos.

     —No la voy a acompañar a ningún lado hasta que me diga ¡En dónde demonios estoy!

     La señora confundida me miro extrañada y hablo en un susurro.

     —Estas en Nirtarun... estas, en casa

     El susurro se apodero de mis oídos repitiéndose varias veces haciendo que mi cabeza girara en torno a la señora, mi visión se comenzó a nublar y una sensación parecida a la que tenía en clase de botánica se apodero de mí, como si me dejase sin fuerza y a merced de cualquiera. Todo comenzó a darme vueltas dejándome mareada y sin sostén alguno.

     —Aléjate de ella. —La voz me hizo recobrar el conocimiento.

     Mi visión cambió, la noche se adueñó del cielo completamente. Volteé a todos lados tratando de comprender lo que estaba sucediendo, allí fue cuando vi que ya no estaba sola, sino que había mucha gente. Esas personas estaban vestidas con ropa tan ligera como el viento y unas varas de madera como armas, unas varas verdaderamente hermosas con grandes piedras preciosas en la punta la cual brillaba mágicamente.

     Todas esas personas miraban en guardia hacia un mismo lugar, sin saber qué es lo que estaba pasando me gire hacia ese punto y mire a un hombre en caballo. La capucha cubría su rostro sin permitirme ver de quien se trataba, la curiosidad me invadió pero también un miedo, un miedo igual a la noche en la que asesinaron a mis padres, pero ese miedo no lo sentía por parte de esa persona sino miedo a mi interior, a lo que yo podría ser capaz de hacer. El miedo si era mío pero mis movimientos no.

     Me mire y vi que tenía un vestido azul cielo de seda, tan ligero como el aire, mi cabello ya no estaba largo y rubio como el sol sino que era corto y oscuro como la noche; me quería ir de ese lugar y abandonar todos estos sentimientos que comenzaba a concebir, los cuales no me pertenecían, estos malos pensamientos que no nacían de mi sino de algo dentro de mí, algo que yo no podía ni controlar y eso me causo mucho terror, un terror a no poder detener ni lo que estaba sucediendo en mi interior.

     Mis pies estaban estáticos en el suelo y por más que quería moverlos no lo hacían, éstos comenzaron a tener voluntad propia y empezaron a colocarme frente a la señora tratando de ser como un escudo humano. Levante una de mis manos y vi mi pálida piel, estaba firme por fuera pero muerta de miedo por dentro, el miedo crecía dentro de mí porque sabía muy bien que yo no era la autora de estos movimientos, me sentía igual que una patética y triste marioneta.

     —No Roshbell -la señora a mis espaldas me rogaba que me apartara de esa persona encapuchada-, aléjate de él mi niña

     La persona montada a caballo empujo hacia atrás su capucha dejando ver por fin su tan ansiado rostro, su mirada se posó en la mía fijamente, sus rasgos eran finos y hermosos, su cabello ondulado y largo caía por sus hombros; pero lo que no encajaba con él eran sus ojos, estaban totalmente negros y algo dentro de mí, realmente mío podía jurar que el odio que nacía de él no era normal.

     Ese muchacho increíblemente familiar no podía ser capaz de mirarme con tanto desprecio.

      —Valla, valla —su voz cruel me partía el alma, mientras que un sentimiento ajeno a los míos sentía odio hacia esa persona-, aun cuando trates de hacerte la valiente no funcionara, Roshbell. —Podía jurar que su voz era más melodiosa y dulce de lo que es ahora—. Yo también tengo una misión, una misión que conoces muy bien querida —un cosquilleo comenzó a nacer en mi memoria, algo que sé que es importante—, esta misión está ligada a la tuya, ¡Tendré que matarte!

     Al gritarme mi alma se destrozó, me sentí raramente triste y esta vez el sentimiento era verdadero, pero por otra parte esta fuerza que me manipula se sentía molesta y enfadada, como si sus planes no fueran los que quería.

     Yo seguía con mi brazo levantado mientras realmente lo que quería era bajarlo he irme de ese lugar.

     —Moriparatussum, animainlignum, lignumin anima...

     Unas palabras totalmente desconocidas salían de mi boca contra mi voluntad, unas palabras que conocía y no conocía al mismo tiempo, unas palabras que sabían lo que significaban y unas palabras que extrañamente recuerdo haberlas pronunciado.

     La fuerza que me manipulaba estaba molesta al decir estas palabras, era como si fuese obligada a decirlas sin que deseara pronunciarlas. Una luz comenzó a nacer en mi pecho iluminando la oscura noche.

     —Maldita sea. —el joven bajo del caballo y desvaino su espada, se acercó velozmente hacia mí y la hundió sin remordimiento alguno.

     El dolor nació en mi vientre, sentía el filo frio del metal entrando por mi piel cortando todo a su paso, mi boca dejo de funcionar, mi brazo bajo lentamente y mis ojos miraron al vacío mirar del joven, sabía que él no sería capaz de hacer eso, la ira nacía dentro de mí, una ira totalmente ajena a mis sentimientos. El dolor seguía siendo insoportable y los gritos que quería soltar no salían, aún era una marioneta a merced de una fuerza llena de odio y rencor.

     ¿Así iba a terminar? ¿Realmente estaba muriendo?

     ¿Esto... esto fue lo que sintieron mis padres?

     Las lágrimas salían de mis ojos y eso al menos compartía con mi manipulador. El joven y yo quedamos frente a frente, él me miraba y yo a él. Poco a poco pude observar que el negro en sus ojos se desvanecía siendo remplazado a un hermoso color verde lleno de amor.

     —Perdóname —el dolor lo sentía verdaderamente, pero la fuerza solamente abrigaba rencor hacia él—, cumplí con tus deseos. —Sus lágrimas me partían en dos y el dolor en sus ojos no me dejaba respirar. El joven lloró en mi hombro mientras sacaba la espada de mí, se comenzó a levantar con increíble pesar en su ser.

     —No... —Mi boca comenzó a moverse sin mi voluntad—. Nunca te perdonare —él se giró rápidamente—. Eres un estúpido, solo me tenías que detener. —Sabía muy bien que el joven no alcanzo a oír eso, él se arrodillo junto a mí mientras que todo se comenzaba a volver muy lento.

      Él quería llegar a mí mientras que yo sentía como me comenzaba a desprender de ese cuerpo que no me pertenecía, como si mi alma se separara cada vez más de esa escena y ahora solo lo estuviera viendo desde arriba. El frío me comenzaba a separar del cuerpo mientras que el calor se quedaba en él, como si el frío me estuviera protegiendo del fuego de ira y el rencor de ese cuerpo tan similar al mío.

     La tristeza del joven me doblegaba el corazón, el alma y mi ser, mientras que el dolor de la herida me recordaba que esto no podía ser más que un sueño; aunque ahora flotando en el vacío ya no podía decir lo mismo.

* * *

     —Ya está despertando... —sentía como el vacío dejaba de existir siendo remplazado con una luz cegadora, el dolor en mi cabeza me obligo a tomarme con mis manos—. Tómatelo con calma pequeña. —La voz era de una señora de mediana edad, muy similar a la de la mujer del acantilado y me temía estar aún atrapa en aquel lugar desconocido.

      Abrí los ojos sin dejar de parpadear y quéjame por el dolor en mis músculos, trate de sentarme lentamente mientras limpiaba la humedad en mis mejillas.

     —¿Q-qué pa-so? —Mi voz salió rasposa de mi garganta, no sabía lo que estaba pasando, me senté completamente y vi que una señora con un gorro de enfermera me estaba mirando cuidadosamente con una lámpara en sus manos. Me di cuenta que me encontraba sentada en una camilla.

     —Todo va a estar bien pequeña —la señora se acercó a mí mientras me daba un algodón con alcohol—. Solamente te desmayaste y ahora estas en la enfermería

     —Pero si yo estaba en...

     —Botánica, con la maestra Friola —el dolor en mi cabeza se intensifico al tratar de recordar nuevamente lo que acaba de pasar, y al hacerlo las marcas que aparecieron en mi tobillo días atrás me comenzaron a quemar. Solamente quería irme de allí y descansar-, por suerte teníamos a Leo, fue el chico que te trajo hasta aquí, pero él tenía que volver a clases. —¿Leo? No... no sabía lo que estaba pasando.

     —¿Qué hora es? —dije confundida.

     —Solo te desmayaste 10 minutos pequeña, no te preocupes

     Mi respiración se comenzó a agitar cada vez más.

     —Me tengo que ir —dije mientras trataba de levantarme.

     —No te muevas mucho —la voz de la directora me hizo voltear hacia la puerta, estaba tal como en esta mañana, su cabello perfectamente peinado y su traje totalmente pulcro.

     —Me gustaría irme a mi casa

     —No podemos dejarte ir simplemente -su voz era calculadora—, no hasta saber qué es lo que te pasó. —su mirada me decía que no se refería a mi desmayo solamente.

     —Solamente me desmaye -no podía simplemente decirle lo que vi, se claramente a donde me enviarían—, es por la falta de alimento y sueño. —dije aunque no era del todo mentira.

     Ella me miro entrecerrando los ojos—. Claro, es normal —dijo con duda.

     —Por ello pido volver a mi casa, necesito recobrar energía

     —Por supuesto, deje que uno de nuestros choferes la lleve a...

     —No —dije firmemente, no iba a permitir que alguien se acercara a mi casa-, yo tengo mi propio automóvil

     —Pero solamente tiene 16 años

     —Poseo un permiso en esta ciudad. —dije mientras me ponía de pie impidiendo que mi cuerpo no cayera ante el mareo que sentía.

     —Está bien —dijo mientras salía camino hacia la salida—, tenga cuidado señorita Delacour, no querremos que la historia se vuelva a repetir. —me dio una larga mirada antes de salir de este lugar.

     Me fui a casa totalmente desorientada, cansada y confundida; me levante e hice el desayuno, mientras trataba de recordar lo que había sucedido mi cabeza comenzó a dar vueltas. Un ardor igual al de una quemadura nacía de mis tobillos. Lo que había pasado no era real pero tampoco un sueño y ahora no dudaría a que me estuviera volviendo loca; la voz de la señora de mi visión podría haberse mezclado con el de la enfermera, la falta de comida y sueño que me ha estado persiguiendo estos ultimo meses compensaría las cosas que vi, además de que algunos sueños son tan reales y el cerebro es muy poderoso como para no confundirme. Si lo sabré yo que mis pesadillas de pequeña y las actuales me han doblegado psicológicamente. Por eso no dudaba que me estuviera zafando un tornillo.

     Solo tenía que alimentarme sanamente tal como mis padres querían, que duerma mis ocho horas y mis niveles de estrés no excedan los parámetros normales.

     Al abrir el refrigerador me encontré con fruta realmente deliciosa, una fruta que solamente en los banquetes de los reyes se podría encontrar, una fruta que me recordaba a los de mis sueños y una fruta que sabía que no había puesto allí.

     El dolor en mi vientre me doblego, me tuve que recargar en la isla de mi cocina para no caer; asustada y con mis manos temblando levante mi blusa y con los ojos hechos platos mis lágrimas amenazaban con salir, el miedo me orillaba a gritar, un grito mudo que hizo vibrar todo mi interior.

     Negando fuertemente me obligaba a despertar, sabía que era un sueño pues esto no podía ser real, ya que podía ver una cortada de ocho centímetros de largo.

     Tal como en mi sueño.

* * *

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