Capítulo 17 "Ilusión"
Caminaba entre los árboles mientras seguía a Leo, su humor había empeorado al no responder su pregunta en la laguna, pero no podía; porque aún no confió en ese chico que me pone los nervios de punta.
Miré al frente sintiendo el enojo del rubio, su rígida espalda se movía entre las ramas y árboles. Aún me sentía mal por no poder confían en Leo, pero él tampoco lo hace conmigo, es más que obvio que sabe más que yo pero se niega en compartir lo que piensa y yo no voy a dar mi brazo a torcer.
Después de nuestra charla muda a los pies de la laguna, se levantó y caminó al otro extremo del puente rojo, sin decirme nada lo seguí; y hasta ahora no hemos dicho ninguna palabra.
—Leo —pero el chico no se detuvo, solamente apresuro el paso—, te estoy diciendo la verdad...
—No me importa
—No te enfades, no sé lo que está pasando
—¿No sabes lo que te pasa? —Leo grito molestamente.
—Pu-pues...
—Deja de hablar entre dientes
—Tú sabes muy bien que no se nada
—¿Y tanto presumes de tu inteligencia?
—Esto no tiene nada que ver con lo que pasa
—Al contrario, debes de tener al menos conocimiento de tu cuerpo —Leo se me acercó—, las marcas en tu tobillo, ¿Ahora me vas a decir que no sabías que las tenías? Cuando las ves muy bien todos los días
—Eso —revolví mi cerebro para encubrir mi ignorancia sobre el tema, además de no querer revelar nada, aun—, e-es... —lo miré mientras la ira fluía de él—. Un tatuaje
—No jodas —Leo se giró sobre sus talones, evidentemente molesto—, eres una maldita mentirosa ¿Y te quejas de mí? cuando nunca te he mentido
—En eso estas muy equivocado, me has mentido desde el día en el que nos conocimos, no sé nada de ti, no me quieres decir lo que sucede, ni nada de...
—Eso es incorrecto, no es lo mismo mentir que ocultar la verdad
—Claro que lo es y por supuesto que me has mentido, me dijiste que no sabías que era lo que me pasaba, cuando es evidente que conoces de esto —Leo soltó una carcajada al momento en el que caminaba nuevamente-, no, no huyas hasta que terminemos de hablar
—Ya acabe
—¡Pues yo no! —Caminé más a prisa—. Y ya es hora de que hables
—¡Esta bien! —Leo se detuvo, casi chocaba con él pero me detuve rápidamente—, ¿Quieres que hable? ¡Pues hablaré! —La mirada de Leo era dura—, ¿acaso quieres escuchar como todo es tu culpa?, de cómo poco a poco todo se ira a la mierda
Mi sangre heló todo dentro de mí.
—No... —lo que decía Leo no podía ser verdad, pero aun así logró vaciar el calor en todo mi cuerpo.
—¡Oh, sí! —La crueldad llenaba la voz del rubio—. Todo esto es tu jodida culpa. —Y sin más siguió caminado.
—¡Ya estoy cansada! —Esta vez mi grito hizo girar al chico, mi garganta dolía mientras las lágrimas salían de mis ojos—. No sé cuáles sean tus problemas y ni me interesan, pero yo ya estoy cansada de todo esto, ¡De todo!
—¡Y crees que yo no! —Bien, ahora somos dos los que gritamos—. Sé que me crees el causante de todo lo que te rodera, pero temo decirte que no sé un comino de tu situación, ¿Y realmente crees que si yo soy el que hace todo esto? Si fuera así, yo estaría a salvo, sin embargo también temo por mi vida y de los que me rodean, yo también tengo que cuidar mis espaldas y ¡También estoy cansado de todo esto! —El pecho de Leo se agitaba velozmente, mientras que mi corazón se desbocaba de miedo—. Y pensar que todo es por tu culpa, mi vida era mejor antes de que llegaras a este maldito pueblo, lo empeoraste todo
—No —mi voz se perdió en su ira, mi corazón crujió al verlo despreciándome como ahora—, no dejaras que crea todo esto, no dejare que supongas que tengo la culpa
—No estoy suponiendo, ¡te estoy culpando directamente!
—¿Pues sabes qué? —Dije llorando, al saber lo tanto que me despreciaba el chico—. Prefiero mil veces perderme y morirme, a estar un segundo con el chico que me culpa de algo que no hice
Caminaba rápidamente y realmente creí que al pasar a su lado iba a detenerme, pero no lo hizo, simplemente me dejó internarme en el bosque, dejó que me perdiera, prefirió dejarme llorando a consolarme y eso hizo que la rabia me invadiera.
¿Cómo era posible que me doliera tanto el hecho de que me culpara? Qué creyera que le causo tanto dolor, qué me desprecie y qué me mire con rabia; como era posible qué yo lo dejara entrar, qué yo comenzara a sentir algo hacia él.
Las lágrimas no se detuvieron al recordar lo que me rodea, y aunque sabía que no era la locura la que me esperaba en ese túnel infinito que temía, lo que pasaba era mucho peor; desconocía totalmente lo que ocurría y sabía que no se iba a detener fácilmente.
No sabía por dónde caminaba, ni donde me encontraba, no me fije que vía seguía Leo, simplemente quería alejarme lo más posible de él, no quería volverlo a ver.
Pero ahora me riño internamente, tengo que manejar más mi temperamento o me puede costar la vida, tal como ahora, al no saber por dónde ir lo más posible es que me pierda en este denso bosque.
Pero al adentrarme a él descubrí hermosos paisajes, los árboles que abundaban allí eran muy fascinantes, la luz del atardecer se filtraba entre las hojas más altas, el aire era dulce y la brillante melodía del aire al pasar por las ramas era reconfortante. Podía fácilmente vivir aquí para siempre, sabía ahora porque mis padres tenían la cabaña, tan alejado de la enfermedad de la ciudad y estar cerca de lo sano del bosque.
Respiraba tranquilamente dejando que el viento se llevará mis lamentaciones, las lágrimas ya no caían por mis mejillas. Al cabo de un tiempo sentía que ya había pasado por aquí, conocía las flores que había en el suelo, en los arbustos y en las ramas. De una u otra manera... ya sabía dónde estaba.
En un costado de mi casa.
¿Pero en qué momento, llegué aquí?
Seguí caminando hasta la entrada, podía verla desde adentro del bosque, pero también a dos desconocidos. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al ver las siluetas de dos hombres, estaba a nada de dar media vuelta y salir corriendo del lugar, pero decidí caminar un poco, quería saber quiénes eran esas personas.
Llegué a los límites del bosque, podía ver claramente la entrada de mi casa, mi corazón latía rápidamente al tratar de distinguir a los dos sujetos y fue entonces cuando el escalofrío de mi espalda desapareció. Uno de los hombres me saludaba energéticamente mientras que el otro solo miraba a mi dirección.
El miedo fue suplantado con la confusión y la rabia, el chico era Leo, pero el otro era Teodoro.
* * *
—Hola pequeña —la cara Leo era pura preocupación falsa—, estaba muy preocupado por ti —Leo se acercó a darme un abrazo, trate de zafarme pero me era imposible.
—¿Qué...? Suelt...
—No vuelvas a salir sola, tienes que esperarme
—¿Qué sucede señorita? —la voz preocupada de Teodoro hizo que Leo me soltara, lo miré y pude ver en su rostro la expresión de un abuelo.
—Te-Teo —fue lo único que pude decir, como podía explicar la sangre.
—¿Usted está bien?
—Si... claro que si
—Le decía al señor que solo te extraviaste un momento en el bosque —la voz antipática de Leo de hace unos minutos, ahora era calmada y comprensiva, además de confiada—, no puedo creer lo mala que fuiste conmigo, me gritaste y te fuiste dejándome solo —lo miraba incrédula, no podía creer lo que ocurría—, tuve que presentarme solo con tu padre
—Se equivoca señor —la voz de Teodoro era dulce y triste—, yo no soy el padre de la señorita Delacour, soy su mayordomo. —Leo me miró con sorpresa en su rostro.
—Él es más que el mayordomo. —Dije.
—Por su cara de sorpresa, creo que no se acordaba que vendría aquí el día de hoy
—Con que era eso lo que no recordaba —dije pensativa.
—Siempre olvidas cosas importantes, como el regreso del camino
—¿Por cierto señorita usted está bien?
—Sí, no fue nada, solo un accidente
—¿Un accidente? Recuerde que les prometí a sus padres que estaría a salvo
—Lo se Teo, pero por favor no te comportes como Gael
—Créame, si me comportara como él, en este instante estaría de regreso a casa después de haber pasado a un hospital
—Lo sé, pero no pasó nada
—¿Está usted segura?
—Pues en realidad... —estaba tan débil que dudaba guardar silencio por mucho tiempo, sobre todo con alguien que había crecido con la imagen de un abuelo, aun cuando no lo es–. Lo que sucede...
—Es lo que pasa cuando se pierde en el bosque —Leo me guiñó el ojo—, su ropa se desgarró al pasar por las ramas, la suciedad es lo que más hay en estos lugares, por eso no debe de preocuparse señor Teo, que ella está bien
Odiaba como Leo trataba de explicar todo lo que pasaba, pero en esta vez no se saldrá con la suya, es difícil hacerle creer a alguien como Teodoro algo tan complicado con escusas tan fáciles.
—Solo espero que esto no se vuelva a repetir señorita —miré crédula a Teo, su preocupación había aminorado increíblemente—, sería un problema preocupar a la señorita Any y al joven Gael, si otro día quiere explorar el bosque, no valla sola, espere a que este jovencito la acompañe, recuerde la curiosidad mato al gato
—Yo también amo ese dicho —Leo me sonrió al momento en el que ponía mis ojos en blanco.
—Espera Teo —dije al momento en el que me acercaba más a él—, no me digas que... —¿Acaso no lograba distinguir la sangre? Me acerqué un poco más pero el brazo de Leo rodeo mis hombros.
—No te sientas regañada pequeña —como odiaba que me dijera así—, Teo no te impide salir a explorar el bosque, solamente hay que tener cuidado ¿Verdad señor? —Teo solo asintió con una sonrisa mientras nos miraba a Leo y a mí consecutivamente—. Además, puede ser peor la próxima vez que vallas sola, pequeña
El rubio me miró con una gran sonrisa, al momento en el que sentía como agua fría invadía mi cuerpo.
Asustada miré mi cuerpo y mis rodillas comenzaron a temblar, ya...ya no tenía el vestido, veía como poco a poco un pequeño brillo pasaba por mí; y en su paso cambiaba mi vestimenta al uniforme de la escuela, cuando me caí por la colina.
—S-sí... —y todo se volvió negro.
Por segunda vez en esa semana, termine desmayándome.
* * *
Lo primero que sentí después de estar envuelta en oscuridad, fue la suave tela de mi cama. Me estire bajo la sabana de algodón frío, podía escuchar las notas de un violín a lo lejos y el delicioso aroma de comida recién hecha.
Suspiré profundamente al momento en el que me sentaba.
Estaba en mi habitación y se veía que ya era de noche; por mi mente se posaron las últimas imágenes que vi antes de desmayarme y asustada me miré rápidamente. Seguía teniendo el uniforme ¿Dónde quedo el vestido? ¿Qué había pasado? ¿Cómo podía cambiar de ropa así? Eso solo puede ser un sueño, una visión más, porque no podía ser tan real; al menos no es lógico.
Me quedé en silencio en la oscuridad, meditando profundamente. Y la vi, frente a mis ojos.
Tan brillante como las estrellas, tan pura como la luna y tan frágil como las alas de una mariposa. Era tan hermosa pero igual peligrosa, la vi caer lentamente hasta llegar a mi cama, frente a mí. Acerqué mi mano temerosa y ansiosa de sentirla en mis dedos; Pero al momento de rozarla se desvaneció dejando unas letras brillar por segundos.
"El tiempo pasa muy lento, pero siempre llegará el fin"
Al terminar de leer la frase, produje una maldición por debajo, un dolor increíblemente grande invadía mi tobillo, un dolor que se está volviendo familiar, solo que esta vez era más fuerte. Podía sentir como si hierro al rojo vivo marcara mi tobillo, asustada, levanté la sabana rápidamente y tuve que taparme la boca para no gritar.
Las dos marcas extrañas ya no estaban en su sitio habitual.
Ahora eran suplantadas por una línea alrededor de mi tobillo.
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