Capítulo 12 "Club y visión nueva"
La clase de historia dio por terminada, una pesada clase de historia, la maestra Gilda hace que la materia sea más lenta de lo que en realidad es.
Agotada comienzo a recoger las cosas de la mesa, algunas veces los argumentos de la profesora Gilda no me convencen del todo, aunque es tan vieja que no dudo que la mayoría de ellos los allá vivido en carne propia.
Molesta me percate que olvide preguntar las clases que tengo después de Historia, ahora tenía que volver a asuntos escolares; en verdad odiaba que no tuvieran mi horario listo.
Antes de cruzar la puerta del aula fui secuestrada por un par de ojos verdes risueños.
—¿A dónde me llevas Jabel? —dije con un toque alegre en mi voz.
—Recuerda que necesitas escoger un club, por eso te estoy llevando a la sede de clubs del instituto para que elijas a uno
—Pero tengo que ir a control escolar
Jabel se detuvo repentinamente.
—¿Para qué?
—No sé qué clase me toca ahora mismo, aun no me han dado mi horario
—No hay problemas con eso, ahorita es el momento de los talleres del instituto, la mayoría de los alumnos de la escuela se van a sus respectivos clubs si es que les toca asistir, sino es así pues se van a su casa y después regresan para seguir a sus clases correspondientes
—¿Osea que no permanecen todo el día seguido en la escuela?
—Claro que no, algunos incluso tienen clases en la noche, somos muchos alumnos en el instituto por ello se tienen que repartir las horas, así como también tenemos muchos clubs —antes de darme cuenta ya estábamos caminando nuevamente—, por cierto tienes que elegir uno, el que escojas es el que llevaras durante todo el tiempo que te quedes en este lugar. —al caminar por los pasillo me percaté que muchos jóvenes salían de sus clases para caminar por el mismo rumbo que llevábamos Jabel y yo; y no puede evitar toparme con miradas lesivas hacia mí—. Va a ser algo muy difícil porque hay muchos de donde escoger
—¿Por qué todos vamos hacia este rumbo?
—Porque los talleres se encuentran en otra zona del instituto —Jabel miro a su alrededor, sentí un leve apretón en su mano y noté lo nerviosa que ahora se sentía.
—Gracias.
—¿Por qué? —dijo sorprendida.
—Digamos que no he recibido ningún acto de amabilidad desde que entre.
—En este pueblo no quieren a los extraños, dicen que traen desgracias y mala suerte.
—Por favor, eso no es científicamente posible.
—Pues mucha gente lo cree, sobre todo a los que se mudan a las casas malditas... —¿Casas malditas? Guarde silencio sin saber que decir—. Quizás hable de más.
—No, dime a que te refieres con eso.
—Créeme son leyendas de ancianos, nada más que una historia de terror para alejar a los niños de ciertos lugares —Jabel doblo por una esquina que tenía un par de puertas como las de la entrada—, llegamos al ala de talleres, te llevare hasta la sede con Dora para que te asignen un taller, pero antes tenemos que cruzar la mayoría de los clubs
Noté como Jabel evadía el tema anterior y no la presioné por ello, mientras caminábamos por un pasillo que no veía fin, leía las placas de metal que se encontraban en las puertas; Club de música, de literatura, cocina, pintura, periódico, debate, ajedrez, matemáticas, carpintería, ecología, y muchos más.
—No creí que la escuela fuera tan grande...
—¡Oh! claro que es muy grande, el instituto es el más completo en todo el estado inclusive se ha visto comparado con los mejores del país, no es por presumir pero está muy calificado
—Será una elección muy difícil de hacer
—Solo escoge en lo que te desarrolles mejor y que te guste, lo demás es fácil, la escuela comienza a evaluar tu tiempo libre que tienes fuera de la escuela y a base de eso...
Jabel hablaba sin parar y yo trataba de seguirla, me causaba mucha gracia la forma tan peculiar que ella se expresaba, me recordaba mucho a una niña inocente y llena de energía; algo comenzó a oprimir en mi pecho y comenzó a apartar la pequeña felicidad que sentía, era algo que volvía a mí en forma de recuerdo; como si el dolor no dejara que me sintiera alegre por un instante.
El tiempo parecía pasar muy lento, y ya no escuchaba nada a mí alrededor, como si todas las voces hubieran desaparecido y solo quedara el retumbar de mis latidos. Los vellos de mi nuca se erizaron y un escalofrió no abandonaba mi espalda. Mi temperatura bajó y una mala energía se adueñaba de mis sentidos al momento en el que pasaba por una puerta, al mirarla los gritos de mi madre resonaban en mi cabeza, mis ojos se abrieron aterrorizada. Desvié la mirada y ahora era yo la que jalaba a Jabel por el pasillo.
—Esto no es posible, esto no es real...
—Iridia —la mano de Jabel me sujetó más fuerte—, ¿Estás bien? ¿Sucede algo?
—No pasa nada —respiré profundamente regularizando mis latidos demasiado acelerados—, Jabel, ¿Qué hay en esa sala?
La castaña volteó rápidamente atrás y después giró.
—Solamente es el increíble club de teatro, uno de los salones con más espacio en el instituto, cuentan con un auditorio en donde presentan las obras que realizan, demasiado grande y con muchas butacas como para albergar al 60% de la población estudiantil, además de tener los vestuarios y los "camerinos" de los actores principales, como dije es uno de los más amplios, claro sin contar al club de jardinería que ocupa todo el invernadero del patio trasero y gran parte del bosque, el otro día escuche que ellos van al bosque...
¿Club de teatro? Es demasiado inusual que un lugar tan insignificante libere tan mala energía, y el hecho de que escuché nuevamente los gritos de mi madre cuando murió es más inusual ¿Por qué recordaría especialmente ese suceso?
Pero lo más extraño aquí, es la razón del por qué ahora soy muy susceptible a este tipo de ambiente, antes apenas y sabía lo que sentía y ahora puedo percibir hasta la más minina energía negativa, no hay otro motivo más que la reciente muerte de mis padres.
Espero no estar perdiendo la cordura.
* * *
—Hola Dora, veo que me has hecho caso con la gama de colores que te recomendé, claramente resalta el rojizo de tu cabello. —Jabel saludaba a la encargada de la sede de clubs.
Después de cinco minutos paseando por los pasillos de los talleres llegamos a una oficina más pequeña que la dirección pero no por ello menos fría. La señora que le respondía el saludo no pasaba de los 50 años, con la piel pálida que contrarrestaba con el rojizo y rizado cabello que llenaba su cabeza; reí internamente por su gran parecido a cierta princesa arquera de Disney.
—Hola Jabel, muchas gracias por la ayuda.
—No hay problema con eso, me alegra que te allá servido. —las mejillas de Jabel se tornaron levemente rojas.
—Por supuesto que sí, ahora ya se en que tienda tendré que comprar mi ropa —la señora le guiño el ojo a Jabel y después se dispuso a mirarme—, dime que puedo hacer por ustedes.
—Mira ella es Iridia —Jabel me tomó del brazo y me puso junto a ella—, como chica nueva no tiene ningún club y como ya sabes es obligatorio estar en uno de ellos, pues vinimos para pedir tu ayuda para saber cuáles están disponibles
Dora me miró sonriente y yo trate de hacer lo mismo pero fallé— Hola Iridia —me dijo al momento de mover su mano de un lado a otro.
—Hola, es un gusto conocerla señora. —Acerque mi mano para saludar cortésmente pero Dora me ignoro molesta, su cara se tornó roja al igual que su cabello, sus ojos me miraban como si hubiera proliferado un insulto. Confundida di un paso para atrás y me dispuse a mirar toda la oficina mientras Dora tecleaba en su computadora.
—A Dora no le gusta que le recuerden su avanzada edad —me dijo Jabel en susurro.
—No dije nada malo
—Le dijiste señora —los ojos de Jabel me miraron como si todo tuviera sentido, pero yo aún no entendía.
—¿Y?
—Ella no es casada
Y después todo tuvo sentido, me encogí de hombros obviamente incomoda
—No creo que allá mucho de donde escoger —comenzó a decir la señora totalmente molesta—, llegaste demasiado tarde, la mayoría de los talleres ya están llenos
—No hay ningún problema —dije cautelosamente mientras acomodaba un mecho rubio detrás de mi oreja—, al menos no será tan complicado escoger ahora, debe de ser un gran problema administrar tantos talleres, sospecho que casi no le queda... —los ojos de Jabel me advertía que no continuara—. Mucho tiempo
—Así es señorita Iridia —Dora se giró rápidamente—, lamentablemente no me quedo con mucho tiempo para mí, así como usted no tiene mucho de donde escoger... —me tendió un papel y un bolígrafo—, los únicos talleres disponibles son: ballet clásico, teatro, confección del vestido, periodismo y jardinería; tu escoges
Suspire y miré el papel donde me pedían mis datos y el taller que escogeré, es hora de tomar una decisión y mi única condición es que sea un club que no llame la atención.
* * *
—No puedo creer que no hayas escogido el mismo club que yo
Caminaba junto a Jabel para acompañarla a su club, yo aún no podía ir al mío y eso agradecía. Tenía que notificar a "asuntos escolares" el taller que escogía para anexarlo a mi horario personal. Temía que ese fuera otro motivo de que tardaran más en tragarme mi itinerario.
—No podía escoger el taller de confección de costura —no podía creer lo cómoda que me encontraba junto a Jabel—, a diferencia de ti, yo no tengo sentido de la moda
—Eso está muy claro —dejé de sonreír y puse los ojos en blanco al escuchar esa voz detrás de nosotras—, nadie se atrevería a vestir como una cuarentona. —sin girarme podía jurar que tenía esa estúpida sonrisa en sus labios.
—Nadie pidió tu inútil opinión, Leo —dije molesta.
—Vamos, deberías de hacerlo más seguido, quizás te ayudaría a subir de nivel
—No me interesa, gracias por tu generoso ofrecimiento —me dispuse a caminar pero no pude avanzar más, confundida deje de intentar moverme.
—No huyas tan rápido... —Leo se acercó más a nosotras y Jabel no se alejó de mí, podía sentir como se ponía nerviosa—. Definitivamente es algo que excita a los chicos pero no a mí, no trates de impresionarme
Me giré confundida
—No comprendo ni la mitad de cosas que salen por tu boca
—Tu no, pero ella sí...-. Leo señaló con la cabeza en dirección a Jabel sin dejar de mirarme a los ojos.
Volteé a la castaña y vi que su cara se tornaba de un tono rojizo, enarque una ceja en forma de duda
—Es una vulgar expresión entre chicos, si "escapas" el juego se vuelve más interesante —Jabel no pudo pronunciar una palabra más mientras miraba a Leo, pero podía comprenderlo ahora y mis mejillas se tiñeron de rojo.
—Te pido que esta sea la última vez que te expresas de esa forma delante de unas damas
—Pero si yo no veo ninguna...
Jabel soltó un sonido de lamentación al momento que me sostenía de los brazos, sin darme cuenta, caminaba hacia Leo totalmente molesta.
Leo soltó una carcajada
—No me digas que ahora te vas a defender, después de lo que sucedió con nosotros en el baño creí que tu humor sería mejor
—A mí me puedes decir lo que quieras —lo miré a los ojos fijamente, sintiendo como la ira brotaba en mí—, pero con ella no te metas
Leo miró a Jabel y borró su sonrisa, sentí como el apretón de la castaña disminuía al momento en el que me tranquilizaba, el rubio me miró con comprensión en los ojos y asintió.
—Vamos Iridia —la voz débil de Jabel se escuchaba nerviosa detrás de mí y no creo que sea por el comentario de Leo, sospecho que es más por su presencia—, no tengo que llegar tarde a clase
—Okay, entendí —dijo Leo mirándome seriamente y un segundo después volvió a poner su tonta sonrisa, sabía que era momento de huir—, me quedo muy claro lo que trataste de decir... —comencé caminar junto con Jabel—. La próxima vez reservare nuestros juegos solo a nosotros dos, mi gatita celosa.
Ya estaba lo suficientemente lejos como para escuchar alguna palabra de él, sin embargo oí lo último que dijo y me limite a negar hacia Jabel.
* * *
Molesta subí al coche dispuesta a regresar a casa, al pasar a "asuntos escolares" me notificaron que lo que faltaba para terminar mi horario era la elección del taller, pero se les olvido decirme ¡¿Cómo se les pudo olvidar algo tan fácil!? Eso hizo que mi molestia fuera colosal.
Por lo tanto ya no tenía nada que hacer, porque hoy es el día de "talleres" donde la mayoría del día se la pasan en ellos. Por suerte no tengo que presentarme hoy. Así que la mejor opción era irme a casa. Lo cual es mejor, porque sabía que olvidaba algo del día anterior.
El camino a casa estaba lleno de árboles, suspirando recordaba las palabras de Jabel "Las casas malditas". ¿Mi casa era una de esas? Pero porque la consideran de esa manera. Es claro que no es tan antigua, al menos... bueno no sé nada de ella.
Agotada esperaba con ansias llegar a casa y comenzar a organizar los papeles de la empresa de papá, ya se acercaba el día de paga de los empleados y tenía que firmar los cheques.
Además de que mi hambre comenzaba a aparecer, en mi refrigerador había un pedazo de bistec que ansió comer.
Pero no llegaba.
Por más que avanzaba en el coche, no llegaba al desvió para ir a la cabaña.
Los kilómetros si se estaban contabilizando pero parecía que no caminaba.
Miré por la ventana y vi un árbol muy peculiar, ya que era el único que estaba seco.
Seguí avanzando y después de unos minutos volví a mirar el mismo árbol.
Asustada pisé el acelerador tratando de avanzar más rápido, pero el árbol seguía apareciendo, no cabe duda que era el mismo.
Detuve el auto tratando de asegurarme que estaba todo normal, tomé el celular de mi bolso al momento en que vi caer algo por fuera del coche. Algo brillante se mecía en el viento. Puse toda mi atención a la pequeña pluma blanca que estaba acostumbrada.
No bajes
Una voz que a la vez no lo era, más bien como uno de mis pensamientos se posó en mi cabeza alertándome que no me moviera. Un ardor nació de mi tobillo obligándome a no moverlo, sea lo que fuera no quería que saliera del coche.
Molesta de vivir una vida en la que se me decía que hacer decidí no obedecer nunca más. Algo frio se posó en mi espalda, un frio que me daba fuerzas e hizo que el ardor en mi tobillo desapareciera. Abrí la puerta del coche y salí.
Caminé hasta donde la pluma cayó, la vi brillar y palpitar en el suelo, al agacharme a tomarla; un fuerte aire levantó la tierra y las hojas a mi alrededor, levanté mis brazos tratando de cubrirme del viento, era una maraña de hojas y cabellos rubios, la tierra me obligó a cerrar los ojos, la voz de un joven me alerto, el viento se intensifico sin dejarme entender sus palabras y causando mi repentina caída.
Desperté. Al levantarme sentía como mi cuerpo dolía en todas partes, como si hubiera rodado como basura a merced del viento y no dudaba que así hubiera sido.
Al incorporarme mi sangre se congeló.
El paisaje ya no era el mismo.
Mis respiraciones se agitaron y me giré para subir nuevamente por la colina por la que había caído... pero ya no estaba allí. Con el alma fuera de mí sentí como toda mi visión se movía, como si miles de imágenes pasaran delante de mí; imágenes de mis padres, de un vestido, de plumas, de una luna, brillos, de un caballo, de un chico, de mí, de... Roshbell.
Traté de acordarme de las palabras de la voz del chico que escuche segundos antes de caer.
"—Veas lo que veas, recuerda quien eres
***
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