Capítulo 10 "¡Cállate!"

     La voz, la cercanía y la protección de Leo alertó todo dentro de mí y la mirada abismal de la mujer activo mis instintos.

     Ella, las algas y esto, no... es nada normal, eso ya lo sabía de sobra y eso es lo más preocupante ¿Por qué? Simplemente porque no quiero acostumbrarme a esto, pero ya lo estoy haciendo y creo que eso es lo que más miedo me da; y al verla a los ojos todo cayó sobre mí. No hace falta ser un genio para llegar a la conclusión de que ya no solo puede ser una visión, ahora Leo está conmigo y sería demasiado al suponer que todo lo esté imaginando.

     La mujer misteriosa se acercaba poco a poco a nosotros y con cada paso su sensualidad irradiaba, sus movimientos eran muy contorneados y su mirada se entremezclaba con el odio y la altanería.

     El agarre de Leo causo que dentro de mí el calor se incrementara, especialmente en la zona de mi pecho, y en mi rostro, una sensación de calidez me invadió, algo lo cual no sabía que podía sentir y por un momento en mi mente se posó lo cerca que llegaron a estar nuestros labios.

     Levanté mi vista hacia Leo preguntándome que es lo que me está haciendo este chico, apenas lo conozco y me siento extrañamente protegida con él; de un momento a otro Leo se puso frente a mí, posándose entre la extraña mujer y yo, como una barrera humana. El calor que emanaba Leo desde su espalda me hacía comprender que al final de cuenta él no era un simple chico estúpido, sino algo parecido a un caballero moderno.

     Pero que equivocada estaba.

     —Hola hermosa. —y todo ese calor se convirtió en un gélido frío—. No tuve tiempo de presentarme antes, soy Leo —la voz del chico no podía ser más sensuak de lo que ya era, inclusive tuve que calmar mis emociones al escuchar la forma tan íntima y apasionada que le hablaba a la mujer—, ¿no te gustaría regresar a la laguna?... —La mujer se detuvo y miro fijamente a Leo—. Para poder continuar con lo nuestro

     No podía seguir escuchado esto, tenía que encontrar la manera de irme de aquí o al menos que Leo deje de hablar de esa manera tan vergonzosa. La postura de Leo irradiaba pasión y un extraño veneno paso por mi estómago, ahora tengo una nueva palabra para describir al estúpido de Leo, un maldito mujeriego.

     —Sé muy bien quien eres —la mujer por fin hablo, arrastraba las palabras de manera lenta y sonora, pero de una manera que mi mente no podía creer que fuera real—, no es fácil olvidar esa mirada altanera que todos los Florit poseen

     En eso estoy de acuerdo con ella.

     Leo se cruzó de brazos, mientras yo me recargaba en el lavabo del baño, un mareo me hacía perder el equilibrio, necesitaba aire fresco urgentemente.

     —Ay bombón, tus palabras me hieren —la voz de Leo emanaba sarcasmo puro—, pero es mejor que nuestros problemas lo arreglemos solo nosotros dos

     ¿Me quiere sacar de esto? Yo soy la que necesito respuestas.

     Y las tendré.

     —¿Qué clase de mujer eres? —mi voz salió detrás de Leo y vi que éste se ponía tenso—. No es que me interesen sus asuntos personales pero necesito saber si esto al menos es real

     La mujer me observó por segunda vez desde que llegó al baño. Un escalofrió me embargó al ver que su sonrisa se extendía dejando ver múltiples filas de dientes afilados. Leo retrocedió un poco para ponerse a la par mía.

     —Ahora no. —el rubio me susurraba al oído.

     —Soy tan real como tú lo eres de cobarde

     ¿Cobarde?

     —Disculpe pero creo que me está confundiendo con alguien más. —dije molesta mientras me ponía frente a Leo.

     —No te confundo estúpida niña, no olvidaría esos ojos de gato

     Un latido sentí en mis ojos y un flash de mi visión se posó en mí mente—. Te equivocas en todo. —pero por un momento no lo creí y ella se dio cuenta de eso.

     —No se equivoca en todo —dijo Leo mientras se ponía a mi lado—, quizás en los ojos sí, pero en lo que eres estú...

     —¡Cállate!

     Un dolor comenzó a nacer en mi cienes, algo que necesito analizar con más preocupación, podría estar sufriendo de migraña y eso no me ayuda en la escuela ni en el trabajo.

     —Pero veo que sigues siendo la misma cobarde de siempre —la mujer elevó su voz y sentía como una extraña energía brotaba de su cuerpo, algo realmente inesperado para mí, porque en mi vida había sido tan perceptiva en esas cosas—, no te basta con abandonar todo esa noche.

      —No sé de lo que hablas. —mi molestia crecía cada vez más dejando a un lado mi lógica, olvidaba que era la mujer salida de un sueño muy fumado—. No te conozco y no me conoces... —sentía como Leo se tensaba cada vez más—. Y por lo tanto no voy a dejar que una mujer de tu... especie, me hable de esa manera tan maleducada. —mi voz expresaba molestia y asco.

      —Discúlpala —intervino Leo—, es tan torpe que no sabe lo que dice

     —¡Cállate, que no estoy hablando contigo!, no todo se trata sobre ti, tienes que entenderlo por una vez en tu vida y ya déjame hablar con este intento de ser humano

     —No es hora de mostrar tus garras gatita. —la voz de Leo carecía de sarcasmo, al girar a verlo y notar que su postura era cada vez más rígida, comenzó a nacer mi preocupación, algo no está bien.

     —Cuida. Tus. Palabras —la voz de la mujer me obligo a mirar devuelta hacia ella, esta vez levantó una de sus manos y las algas en la puerta crecieron más, como si fueran las cadenas que nos mantendría encerrados en ese lugar—, perdonare tu vida si terminas todo lo que en una noche empezó

     —Por enésima vez —dije molesta—, no sé de qué diablos hablas. —pero por un motivo en mi mente se posó la escena de mi visión, la escena anterior a ser acuchillada en el vientre.

     —Creó que sabes muy bien a lo que me refiero —sus ojos azules eran cada vez más profundos y podría jurar que su piel era cada vez más liquida—, pero al ver que aun te sigues haciendo la estúpida niña egoísta, tendré que obligarte por las malas a que sigas lo que un día dejaste pendiente

     —¿Obligarme? —dije ofendida.

     —Sí, si no haces lo que quiero, tendré que acabar con tu despreciable y asquerosa vida

     Mis ojos se abrieron considerablemente, la ira brotaba de mí

     —¡¿Qué...?!

      —No hay que seguir con esto —Leo se puso frente a mi cubriéndome y mirando fijamente a la mujer, al romper contacto visual con ella, pude ser consciente de lo cerca que estaba de ir a golpearla. Mi vista se nublaba y parpadee varias veces para regresar a la normalidad, me tuve que recargar en el lavabo por milésima vez—, creo que es mejor que tú y yo nos vallamos y dejemos a esta niña fuera de esto

     —Ca-cállate, Leo.

     Ya no tenía muchas fuerzas en mí, mire a mí alrededor tratando de encontrar el origen de los sonidos de rechinidos. Quería dejar el mayor espacio entre ellos y yo, así que me moví hasta uno de los rincones de la habitación.

     —Leo Florit, último descendiente de los caballeros de la orden maldita —comenzó la extraña—, no creas que me he olvidado de ti... —la mujer se acercaba cada vez más mientras se contoneaba y su cabello espumoso se movía como si estuviera bajo el agua—. Con escudo de un cisne mítico y yelmo de plata pura e inmaculada, fondo de terciopelo azul como el mar y alma oscura como el mismo abismo, ¿Qué paso con tu familia?, ¿Ya todos se fueron al infierno? —la mujer reía sínicamente mientras Leo se ponía cada vez más molesto.

     —Tranquila bombón, creo que el orden es salir, acostarse, acostarse y volverse a acostar y ni así estarás al tanto de mi familia; porque no mereces conocerlos, por lo tanto... no te atrevas a hablar de ellos. —las últimas frases de Leo las dijo apretando la mandíbula disimulando con una sonrisa falsa.

     Los ojos de la mujer oscurecieron mientras su sonrisa desaparecía, podría ser una mujer de otro mundo pero aun así se nota que le molestaba ser tomada por un simple juguete sexual y lo que Leo dijo era una declaración de que la veía de esa forma.

      —¡Debiste de morir en la laguna...! —los sonidos anteriores que escuché se intensificaron y fue entonces que identifique de dónde venían, las tuberías—, ¡no deberías de estar respirando...! —la voz de la mujer era cada vez más espeluznante al igual que toda su apariencia, el agua se comenzó a filtrar en la habitación—. ¡¿Por qué los Florit son tan difíciles de matar?! —su voz sensual se convirtió en un grito bestial que hizo que todos los vellos de mi nuca se erizaran.

     —Sería una pena para el mundo dejarnos morir, porque somos De-Sea-Bles. Inclusive tú sucumbiste a la pasión de un Florit, que acaso ¿no lo recuerdas?

     —Leo, realmente deberías callarte. —dije al ver como las llaves del baño se rompían causando una inundación en la habitación.

     La mujer con un grito espeluznante se levantó con el impulso del agua que emergía de las llaves rotas, esto definitivamente ya no es normal y al ver la expresión de Leo me decía que todo esto si estaba sucediendo y no era cosa de solo una ilusión.

     Todo paso muy rápido, la mujer, el grito, el agua, el ataque y Leo.

     Corrí lo más rápido posible hacia el chico al ver que no se movía, se quedó totalmente estático mientras la mujer se avecinaba hacia él dispuesta a acabar con su insolencia.

     No lo pensé dos veces sino que actué instintivamente, o al menos prefiero creer eso a que lo haya hecho solo para protegerlo.

      Los dos caímos al agua que ya llegaba a un metro de altura en la habitación, nos incorporamos totalmente mojados ¿Qué hice para meterme en esto?

     Mire a Leo que me observaba un poco sorprendido y a la vez agradecido.

     "Toc, Toc, Toc"

     Volteamos rápidamente a la puerta en donde se escucharon aquellos débiles pero esperanzadores golpes del otro lado, estaba segura que alguien tarde o temprano se percataría de nuestra ausencia o simplemente quisieran entrar al baño, aunque creo que la segunda opción es la más posible.

     La mujer giró a sus espaldas y colocó más algas en la puerta y con eso mis esperanzas se esfumaron.

     Volteé a ver a Leo asustada, sin saber qué es lo que es lo que está pasando, ahora como vamos a salir de esta.

     —No tienen oportunidad —la voz suave de la mujer desapareció para ser remplazada por la voz de una bestia —, ¿Realmente creen que me van a vencer? Ustedes que son dos simples especiales de nivel TN. —¿Especiales, nivel TN? De que está hablando—. Están cubiertos de mi estado natural y aun si no lo estuvieran no tendrían ninguna oportunidad contra mí. —la mujer retrocedió junto con la mayoría del agua.

     Mi cuerpo comenzó a temblar con la anticipación de la muerte, sabía que esto era el final ¿Cómo? Bueno, al ver la gran ola de agua que se alzaba hacia nosotros ya sabía que de esto no saldríamos vivos.

     Leo me tomo del brazo y me moví hacia él— Gatita —veía el miedo en sus ojos—, antes de morir me gustaría decirte que...

     —Cállate Leo, no vamos a morir. —aun cuando lo dije no lo creí y él se percató de ello.

     Sonrió y me tomó con ambos brazos fundiéndome con él en un abrazo, no podía creer que moriría entre los brazos de Leo, aunque ahora que lo pienso no es un mal lugar para morir. Al menos lo último que sentiría sería un cálido y palpitante corazón.

     Mis tobillos comenzaron a latir, a quemar y a emanar una extraña energía que antes no sentía, era como si sangre saliera de mí y temí que fuera así. Al ver que el rostro de Leo se contraía de dolor mi miedo creció aún más. Algo nos estaba sucediendo y sabía que ese "algo" no era nada bueno.

     Pero... bueno o malo, hizo que todo desapareciera.

     Al ver que el agua no impacto contra nosotros miramos de reojo. Y nos percatamos que no había nada raro en este lugar; ni la mujer, ni el agua, ni las algas y ni siquiera el fin de nuestras vidas.

     Si no fuera porque estamos mojados juraría que todo lo anterior nunca pasó. Que solamente era cosa de una visión o un mal sueño. En el baño reinaba el silencio, salvo por mis latidos que sentí como palpitaban bajo mi pecho, mis lágrimas amenazaban con salir por el alivio que sentía en mi alma, no iba a morir, al menos no hoy.

     Los golpes que se escucharon anteriormente en la puerta, ahora también la azotaron. Una maestra término por cruzar por el umbral de la habitación, sin las algas fue fácil abrirla.

      La maestra que casi cae por la fuerza ejercida, nos miraba molesta, sorprendida, confundida y sonrojada.

     —¿Qu-é?... ¡¿Estaban haciendo!? —esto no estaba nada bien y el sonrojo en su rostro me lo advertía.

     Dos jóvenes empapados, solos en una habitación cerrada, yo solamente en short de licra con una blusa muy delgada y sin mi vestido, Leo con sus manos en mi cintura y agitado; es una escena que no nos ayudaría en nada. ¿En qué me metí al conocer a este chico?

     Leo al cabo de unos segundos me soltó rápidamente como si yo le hubiera pellizcado, pero él comenzó a agitar su mojado cabello rubio de un lado a otro de manera sensual; antes no podría creer que un alumno fuera capaz de arrancar un suspiro a una profesora madura, pero ahora al ver como Leo dejaba sin aliento a la maestra, vi los alcances que tenía Leo con sus armas de conquista.

     —Di-dije qu-e qué estaban haciendo —repitió la señora con voz débil.

     —¿No es obvio maestra? —Leo se posó en uno de sus pies dejándome sorprendida por la increíble atracción que podía causar un solo movimiento—, dos jóvenes, encerados, totalmente mojados... —la voz de Leo era muy grave y profunda—. Con el calor que ha estado pasando y lo sucio que me he sentido últimamente —las palabras arrastradas de Leo hicieron que los ojos de la maestra brillaran y que un mal presentimiento creciera en mí—, solamente le pedí ayuda a la chica nueva para que pueda mojar las zonas de mi cuerpo que no alcanzo y debo decir que lo hace muy bien

     Maldito.

     La boca de la maestra se abrió con sorpresa.

     La estúpida sonrisa de Leo se hizo presente.

     Mi ira me dejo totalmente muda.

     Y No podía pensar en otra cosa.

     Mi mente estaba en blanco, salvo por una frase.

     —Leo... ¡Cállate!

* * *

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