Capitulo 1

"El cuerpo no es más que un vehículo que utilizamos mientras estamos aquí. Lo que perdura eternamente es el alma y el espíritu."

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"-¡Mamá!- La voz de sus hijos la hizo voltear, Phillip y Angie estaban corriendo hacia ella mientras el pequeño AJ trataba de seguirles el paso a sus hermanos, sus manos se separaron del piano que estaba tocando y volteo para ver lo que sus lindos retoños querían.

-Sí, Phillip?-

-Mira lo que encontramos.- Sacando sus manos de su espalda mostro un sapo que al estar a centímetros de su nariz había croado, parpadeando vio los rostros emocionados de sus hijos y haciendo distancia con el animal les sonrió.

-¿Dónde lo encontraron?-

-Lo encontramos en un arbusto, escuchamos como hacia ruido y lo buscamos, salto en la cara de AJ grito mucho.- Su hija señalaba con una sonrisa a su hijo menor quien sonrojado hacia pucheros.

-¿Sabes si pa' terminara de trabajar pronto? Queremos que lo vea también!-

Sus palabras le habían dado un sabor amargo en su paladar, Eliza sabía que otra vez su esposo se había encerrado en su oficina para trabajar hasta tarde, incluso llevaba dos días seguidos durmiendo allí solo deteniéndose para comer.

-Creo que…-

De pronto todo a su alrededor empezó a oscurecerse, asustada quiso tomar a sus hijos pero ellos ya no estaban, la falta de sonido y ver como ahora estaba sola la dejo aún más asustada.

-¡Phillip! ¡Angie! ¡AJ!- Grito los nombres de sus hijos pero no hubo respuesta. -¡Alexander!-

Y con eso la oscuridad la consumió por completo."

-¡Ahh!- Despertando jadeo en busca de aire, su corazón corría como loco y lo único que logro recordar Elizabeth fue la oscuridad consumiéndola, respirando lo más calmada que pudo se tragó el nudo en su garganta que le dificultaba respirar, tragando saliva se dejó caer en un ruido sordo en su cama.

Esperaba no haber gritado muy fuerte, no quería que su "padre" le diera una lección solo por haber gritado en medio de una pesadilla, aun en la oscuridad de su cuarto podía sentir la sensación gélida envolviéndola y consumiéndola, su mirada fue a la ventana donde vio que aún era de noche. Tomando el edredón de su cama se envolvió en el importándole poco si era verano y la noche estaba cálida, prefería ahogarse en su propio sudor que seguir sintiendo esa horrible sensación de hielo corriendo por sus venas.

Hizo una mueca en la oscuridad sintiendo el dolor en sus extremidades y el picor de sus muñecas, tenía suerte de que los golpes no hayan sido en su cara sino no podría estar tranquila en clases. No sabía porque seguía teniendo pesadillas pero estaba segura de algo, estaba cansada de no poder dormir por más de tres horas diario.

-Malditos terrores nocturnos…- Murmuro con la cara en la almohada, su cabello rojo estaba desparramado por la cama.

Cuando volvió a abrir los ojos, el amanecer estaba empezando a salir quitándose su edredón se levantó lo más rápido posible, no tenía mucho tiempo. Abriendo la puerta desgastada de madera, vio a todos lados esperando una señal de "él" no viendo ninguna, corrió directo al baño lo más silenciosa posible.

Cada día era lo mismo, levantarse primero, ir a bañarse sin despertar a la bestia, vestirse, comer algo rápido y preparase para la escuela.

Secando su cabello ignoro las manchas oscuras que tenían su torso y espalda, y se concentró en cambiar las vendas de sus muñecas, siseando de dolor tomo el agua oxigenada para aplicarla en esos cortes y ver como empezaba a salir espuma blanca de allí.

-Ugh.- Era horrible ver eso, esperaba que esta vez pudieran sanar por completo ya que estaba cansada de sanar sus heridas, en especial esas. Vendándose y colocándose unas muñequeras que disimulaban el vendaje se colocó una sudadera negra junto con unos pantalones desgastados y holgados que eran sostenidos por solo un cinturón, tomo la gorra roja de su mesita de noche y ya estaba lista para irse.

Parecía más un chico que una chica pero era mejor evitar miradas no deseadas de la gente, más en específico de su padrastro prefería seguir siendo su saco de boxeo.

Se vio por el pequeño espejo por un momento notando lo oscuras que se habían vuelto sus ojeras, frunciendo el ceño volteo el espejo para no seguirse viendo.

-Malditos espejos.-

Tomando su mochila salió rápidamente del departamento, no quería seguir allí más tiempo del necesario con suerte su madre vería la nota en la mesa y si tenía más suerte "él" llegaría totalmente sobrio a casa, pero eso sería como decir que el infierno se fuera a congelar.

Bajando las escaleras en silencio salió del complejo de departamentos para tomar camino hacia el parque, la escuela aun no iba a abrir y al menos tomaría ese tiempo para adelantarse en clases, cuando llego apenas el día estaba iniciando y el calor empezaba a sentirse siendo muestra de que ya era verano.

Fue hora y media donde la peliroja estuvo en aquella mesa de piedra con sus libros, viendo el reloj que tenía en su bolsillo que era un reloj de muñeca sin las hebillas para conectarse vio que ya era hora de irse, suspirando recogió todo y se fue esperando al menos que el día no fuera tan lento y que sus maestros al menos no la hicieran responder cada ejercicio posible al ser la mejor de la clase.

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Alexander hizo una mueca al sentir el calor del verano aumentando, odiaba el calor pero eso no significaba que eso iba a arruinar su día en especial este. Jhon y él llevaban planeándolo desde hace un buen rato, y nada iba a arruinarlo.

-Alexander, apresúrate a bajar pronto llegara el auto bus.- La voz de su madre tras la puerta lo saco de sus pensamientos.

-Sí, mamá, dame un segundo.-

Guardando bien sus cosas salió, nada iba arruinar la cita que él y Laurens iban a tener después de la escuela, nada.

-Buenos días hijo.- Su padre lo saludo quien estaba listo para salir al trabajo, George Washington sabía que su Bufete de abogados no se dirigía solo.

-Hola, papá.-

-Espero tengas un buen día de escuela, Alex, no te metas en problemas.- Saliendo de la puerta vio a sus padres y al ver que su papá lo decía en serio sonrió y.

-No prometo nada, adiós.-

Caminando esperando a encontrarse a John en el camino se fue a la parada de autobuses, cruzando la calle vio al pecoso esperarlo con una sonrisa y cuando estuvieron juntos caminaron directo a esperar el autobús de la escuela.

-Oye Lex, listo para el examen de hoy?- El pecoso le sonrió a su novio con un pequeño sonrojo en las mejillas.

-No es como si fuera difícil, Jacky, pero si estoy listo. Aunque creo que Hércules no tanto.- El comentario hizo que el de cabello rizado riera ya que todos sabían que Hércules Molligan no era el mejor en matemáticas, quien cada vez que iba a haber un examen de dicha materia llegaba ese día con crucifijos, velas y una estatua de Jesús para al menos reprobar porque según sus palabras.

"-Es el plan de Dios que repruebe.- Decía el moreno con gorro, sus manos juntas y un rosario en ellas mientras tenía los ojos cerrados en posición de oración."

-¿Crees que traiga el agua bendita?-

-No me sorprendería, aunque me pregunto si Lafayette se lo consiguió de verdad.-

-Ja! Apuesto mis lápices de dibujo que lo hizo.-

-Es injusto hacer una apuesta que ya está ganada, Jack.-

En su camino ambos no vieron que alguien con gorra roja se acercaba, Alexander estaba caminando de espaldas mientras le contaba al pecoso sobre lo que probablemente haría su amigo de gorro en el examen cuando choco con alguien, tirando así a esa persona y abriendo la mochila que llevaba tirando su contenido por el piso.

-Auch!-

-Lo siento.-

Ambos vieron que la gorra estaba en el suelo mostrando a una chica de cabello pelirojo y piel pálida, viendo que Alexander había tirado sus cosas ambos apresuraron a ayudarla mientras el pelinegro se disculpaba la chica que tenía ojos azules por lo que ambos vieron agradeció la ayuda y tomando su gorra se levantó.

-De verdad lo siento, no te vi y no fue mi intención tirarte.-

-Está bien, gracias por ayudarme.-

El pecoso y el pelinegro de alguna manera sentían algo al verla, ninguno sabía que era solo sentían que la conocían de algún lado tal vez era de la escuela, incluso podría estar en otro salón ya que no estaba en su clase recordarían a alguien así sin duda. La chica estaba por irse pero.

-Oye, de casualidad estas en King College?-

-Eh? No, no lo estoy.-

-Lo lamento, me pareces familiar.

-Está bien, gracias por ayudarme con mis libros, nos vemos.- Y con eso vieron a la chica irse, ambos se vieron sin saber que decir ya que sentían que la conocían pero no sabían de dónde.

"-No sé porque pienso en ello, tal vez no la volvamos a ver nunca.-" Pensó John sacudiendo su cabeza, suspirando se fue con Alexander el autobús iba a llegar pronto.

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Elizabeth veía por la ventana afuera aburrida, su examen ya estaba entregada y estaba esperando irse sus ojos azules veían indiferentes el árbol de afuera con más interés de lo que tuvo en su examen, pudo escuchar algunos susurros donde sabía que estaban haciendo trampa pero no dijo nada, no era su asunto.

No podía ni siquiera sacar sus libros ya que aún no terminaba la hora, posando su mirada en el pupitre rayado esperaba al menos poder escapar ya que era el único examen que tenía por lo que bien podía irse, era la mejor de su clase incluso iba más adelantada que otros por lo que no habría problemas si se iba.

-Tyler Robbinson, dame tu examen.- La voz estricta de su maestro de física resonó en el salón, volteando vio como le quitaba el examen a su compañero por copiar, estaba frito era la única prueba para así aprobar esa clase y la única que iba a dar.

"-¿Por qué el tiempo pasa tan lento?-"

Sus ojos fueron al reloj de la pared, solo faltaban quince minutos para así terminar el examen, lo único bueno era que al final se podría ir a otro lado para al menos hacer algo que la mantuviera ocupada, un escalofrió recorrió su espalda y sintió un frio que le estaba congelando las entrañas.

Algo malo iba a pasar, cada vez que su cuerpo reaccionaba así algo malo pasaba, sudando ligeramente vio el reloj y esta vez sintió que el tiempo iba demasiado lento como si una cuenta regresiva estuviera en proceso, tragando saliva quiso calmarse pero la sensación no se iba.

Algo malo iba a pasar, y sabía que no podría evitarlo.

Riiiiing!

El sonido de la campana la hizo saltar en su asiento, mordiendo sus labios tomo sus cosas y salió entre la gente debía irse lo más pronto posible.

-Elizabeth, puedes quedarte un momento?- Su profesor tenía en su escritorio los exámenes, suspirando asintió con la cabeza y se quedó cuando todos se fueron y quedo frente al escritorio.

-No te quitare mucho tiempo, si bien no dudo que apruebes este examen con la mejor calificación si he notado yo y otros maestros que te has estado saltando algunas clases, y quería saber si pasa algo para que hagas eso.-

Apretando los labios sintió el escozor de sus muñecas aparecer junto con el dolor de los golpes, escaparse de la escuela era una buena excusa para evitar que los maestros pregunten por sus muñequeras y por qué siempre estaba usando sudadera aun cuando hacía calor.

-No, no pasa nada simplemente hay veces no quiero entrar, estoy muy adelantada en las clases así que no pensé que eso fuera un problema.-

-Te pediré que eso se detenga, eres una buena alumna no quiero que faltar a clases se vuelva una costumbre.

-Si señor.-

-Bien, puedes irte.-

La peliroja salió de allí y se dirigió al baño de mujeres, para su buena suerte estaba vacío descubriendo su brazo bajo la muñequera negra y se quitó las vendas dejando ver cortes en sus muñecas, había unos cuantos tiernos donde podía verse como apenas estaban sanando de su mochila saco pequeños paquetes de algodón con alcohol y empezó a aplicarlo para al menos aminorar el ardor.

-Sssst!- Ardía pero sabía que significaba que estaban sanando, haciendo lo mismo en la otra volvió a vendarse y bajar sus mangas para cubrir sus brazos, viendo la ventana del baño y sabiendo que el monitor de pasillos estaba afuera la abrió y se fue no quería pasar un minuto más allí.

Saltando el muro salió de los terrenos de la escuela, no le importaba si la regañaban o llamaran a su madre, vago por las calles con rumbo al auditorio abandonado ese lugar era el único que nadie se atrevía a entrar, incluso había instrumentos que nadie se molestó en llevarse donde ella había aprendido a tocar varios de ellos.

Choco con el cuerpo de alguien que volvió a tirarla al suelo, parecía que ese día iba a ser donde la tiraran al suelo.

-¡Lo siento!- Antes de decir algo sintió como la levantaban, y fue donde vio a una chica morena más baja que ella usando una blusa amarilla y un pantalón de mezclilla, algo que noto era que tenía unos dulces ojos color chocolate.

-Ehh…-

-De verdad lo siento, espero no te hayas hecho daño.- Parpadeando vio que de verdad se veía preocupada, esa cara le recordó a la de un gato.

-Estoy bien, yo tampoco me fije por donde iba.- Limpiándose el polvo de su ropa estaba por irse pero esa chica parecía no parar de disculparse.

-Oye, está bien, no estoy herida, solo fue una caída no es la gran cosa.-

-No, solo lamento haber hecho que te calleras, y yo… lo siento.- Parecía que de verdad lo lamentaba, poniendo su mano en su nuca sintió su gorra moverse ante el movimiento.

-Está bien eh…-

-Peggy.-

-Está bien Peggy, realmente no fue la gran cosa.-

-Al menos déjame hacer algo para compensarte el hecho de haberte tirado al suelo, aun siendo un accidente no siento correcto dejarlo así.-

-No es necesario.-

-Hay una cafetería cerca de aquí, déjame al menos darte un café para compensarte ehh…-

-Elizabeth. Me llamo Elizabeth-

Realmente no perdía nada en aceptar pero no creía que el hecho de haberla tirado por accidente, significara que debía de darle un café para decirle que lo sentía pero con solo verla así algo le estaba haciendo ceder.

"-Vamos Betsey, solo ayúdame a tocar el violín así padre no tendrá que escuchar un instrumento desafinado destrozándole los tímpanos.- Una voz dulce y cálida hacia que sintiera algo en el pecho, una persona sin rostro le hablaba y aunque no podía verla sentía una calidez que no sabía descifrar.

-Como decirle que no a mi hermanita bebé.-"

Saliendo de sus pensamientos asintió con la cabeza, realmente no tenía nada mejor que hacer y tal vez un café la ayude a quitar aquel mal presentimiento que tanto sentía.

-Aceptare tú café si eso te hace sentir mejor.-

-Bien, vamos, no esta tan lejos.-

Elizabeth solo sentía como aquel mal presentimiento se hacía más fuerte, algo iba a pasar estaba segura pero no sabía cuándo o que en específico, tragando saliva esperaba equivocarse.

Debía estar equivocada.

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