Prólogo.
Apago la alarma de mi celular y me levanto con energía. Hoy comienza mi última semana de clases de este año, para las hermosas y esperadas vacaciones de verano y, próximamente, recibir mi último año de instituto.
Tomo una ducha rápida y bajo a desayunar.
-No lo sé, Emily -oigo a mi padre mientras bajo las escaleras- es para ayudar a mi padre.
-Está bien, amor -mi madre besa su mejilla.
-No cuenten plata delante de los pobres -digo antes de pasar por detrás de mi madre y besar su mejilla. Debo admitir que con apenas 17 años soy bastante alto- Y buenos días.
-Hola cariño -saluda la hermosa mujer que me dio la vida.
-Hola campeón -le sigue mi padre entregándome un plato con tostadas y una taza.
-Gracias.
-Luke, le estaba diciendo a tu madre que tendré que hacer unos trámites del pueblo, en el norte del país.
-¿Por cuánto te irás? -pregunto algo triste. Siempre debe hacer trámites del pueblo por ser el futuro alfa de la manada.
Ah sí, casi se me olvida. Mi padre, Tyler Miller, no es simplemente un hombre lobo. Es el futuro Alfa, sucesor de mi abuelo.
Mi padre, mi hermano menor y mi abuelo son seres sobrenaturales, a diferencia de la familia de mamá, que son todos seres comunes y corrientes, a excepción de tío Alvin. Yo no nací con la suerte de mi hermano Roody, cosa que me deprime de vez en cuando.
-Dos días.
-Ah -por lo menos es poco.
-Descuida, volverá antes de tu ultimo día -asiento para darle el último mordisco a mi tostada y tomarme de un sorbo el café que me quedaba.
-Suerte, e intenta llegar rápido para poder despedirme -habla mi padre.
-Sí, si -me pongo de pie y me despido para tomar mi bolso.
Salgo de la casa y cruzo la calle para esperar a mi amigo Brett, quien sale con una enorme sonrisa en el rostro. Me saluda dándome los cinco seguido de un choque de puños y comenzamos nuestra caminata.
-No puedo creer que se acaba este año. ¡El próximo seremos los más grandes del instituto! -dice con emoción, dándome un pequeño empujón.
-Sep. No puedo creer lo rápido que pasaron los años.
Nos juntamos con Levin en la parada de buses y tomamos el que nos sirve para ir al instituto.
Una vez que llegamos, Levin va a saludar a su novia al tiempo que Brett y yo vamos a dejar nuestras cosas a nuestros casilleros.
-Hola tontos -una voz sin ánimos se oye a nuestras espaldas, y nos volvemos para encontrar a Camile con su característico humor.
-Hola Camile -saludo cerrando mi casillero con los cuadernos de mi primera clase bajo el brazo.
-Hola, hola -le saluda Brett alegre- Última semana -hace un bailecito y codea a nuestra amiga. Esta le da una mala mirada.
-Por fin -bufa- Ya no soporto a Lance -dice refiriéndose a nuestro profesor de matemáticas.
-Vamos, Lance es un amor -le defiendo.
-Que saques buenas calificaciones no significa que el profesor sea buena onda.
-Todo influye -me encojo de hombros y comenzamos a caminar por el pasillo.
-Adivinen que -Levin aparece a nuestro lado con una sonrisa radiante- Hola Camile -le saluda al verla, y esta le responde con un asentimiento de cabeza.
-¿Qué? -curiosea mi vecino.
-Ya estoy soltero -se cruza de brazos e infla su pecho con ¿orgullo?
-¿Y por qué eso es bueno...? -pregunto.
-¿No es obvio, cenutrio? -Niego- Puedo tener un amor de verano.
-Eres un maldito, ¿sabes? -Le responde Camile- No me agradaba mucho, pero aun así hacían linda pareja.
-Lo sé. Pero de parte de ninguno era más que amor de amistad. Creo que lo que sentíamos se esfumó -nos detenemos fuera de la sala que nos tocaba a Levin y a mí- Después de una semana hablando de esto, decidimos que lo mejor sería terminar -se encoje de hombros.
-Bien por ti, amigo -Brett pone una mano en su hombro- Esa chica era realmente insoportable.
-Demasiado -apoya la chica y yo solo asiento dándoles la razón.
-¡Hey! -Justo suena la campana indicando que es hora de entrar- Veamos cómo serán las chicas y chico que elijan ustedes. El que ríe último ríe mejor
-¿Reír? Yo sufría con esa chica.
-Ay, Camile. Eres una exagerada. Solo te lanzó una gaseosa, besó a tu ex, arruinó tus posters del baile de primavera, quemó tus libros en el laboratorio, mató a tu araña y te quitó a tu mejor amigo por un tiempo -dice lo último apuntándose a él.
-¿Solo? -pregunto con diversión.
-Mejor entremos -me dice antes de tomarme del brazo y arrastrarme al interior de la sala.
Caminamos hasta el último puesto y hablamos de temas varios mientras esperamos a la profesora. Una vez que llega, saluda y comienza su clase.
-Como es la última semana, los demás profesores y yo estaremos haciendo algunos exámenes acumulativos sorpresa. Les aviso para que no se sorprendan mucho y estudien -se oyen alegatos.
-¿Qué entrará? -pregunta Bárbara, una compañera que tengo desde que éramos pequeños.
-Todo lo que han visto en sus vidas -dejo de anotar y suelto el lápiz perplejo- Necesitamos prepararlos para próximo año. Y como me gustan las sorpresas, hoy será su primero -sonríe. Y cubro mi rostro con ambas manos, intentando recordar toda la materia de historia.
-Ah, vamos. Yo te ayudo -me anima Levin a mi lado.
La profesora entrega los exámenes y comenzamos a completarlos, algunos con más dificultad que otros.
-Dime cuales te faltan antes de entregarlo -me avisa mi amigo, que ya había terminado. A veces envidio la capacidad de cerebro que tiene.
-La 4, 7 y 8 -este ladea un poco su examen y se echa hacia delante en la mesa para cubrirlo. Copio rápidamente las respuestas, cambiando algunas oraciones- Gracias -este me guiña un ojo y se pone de pie para entregarlo y salir del salón de los primeros.
Completo con la pregunta bonus, y salgo con otros alumnos más.
El resto del día fue tranquilo. Solo tuvimos otro examen sorpresa en lenguaje, de comprensión lectora.
Suelo irme caminando con Levin y Brett, pero decidí hacerle caso a mí padre y apurarme, así que tomé el primer bus y me fui a casa.
-Que bueno que llegas. El avión ya va a salir y no me quería ir sin despedirme de ti, campeón -mi padre sale por la casa arrastrando una maleta grande. Se acerca y me envuelve en sus fuertes brazos.
Acompañamos a mi padre al aeropuerto y mamá maneja de vuelta a casa.
Llegamos y Roody sube corriendo a jugar a su cuarto.
-¿Hijo, puedes llevar a tu hermano a su entrenamiento? Mi próximo proyecto es la decoración de una boda y debo ir a revisar las medidas del sector y no podré llevarlo -dice quitándose el bolso y dejando las llaves del auto en la mesita junto a la puerta de entrada.
-Pero ma, tenía pensado ir a nadar -me mira con suplica y suelto un suspiro. ¿Cómo decirle que no, si me mira con esos hermosos y brillantes ojos esmeralda?- Bien.
-Gracias -me da un abrazo- puedes nadar cuando vuelvas. Estamos en verano y las noches son cálidas, además de que la piscina es techada -intenta animarme.
-Si -tomo un respiro antes de gritar hacia la segunda plata- ¡Roody, arréglate que yo te llevo!
Saco una manzana del frutero y la lavo para comerla mientras espero revisando mis redes sociales. Mamá se va a su proyecto de decoración y es cuando creo que ya es hora de que vallamos al pueblo.
Tomo la moto de mi padre y amarro bien a mí hermano en el pequeño asiento de atrás. Sé que soy menor de edad, pero en el camino hacia el pueblo nunca hay policías que me detenga por mi licencia y por andar con un pequeño. Nos ponemos los cascos y parto.
-Aquí es -Roody apunta una casa grande y me acerco para estacionar la moto junto a un poste de luz. Ayudo al pequeño a bajarse y este toma mi mano para caminar a su lugar de entrenamiento de hombres lobo.
-Alto -me detiene el hombre en la puerta-. Solo hombres lobo.
-Pero grandulón, estás hablándole al nieto del alfa, hijo del futuro alfa y hermano del futuro futuro alfa -mi hermano intenta convencerle. El hombre niega- Pero...
-Tranquilo Roody -le paso su pequeño bolso- Paso por ti a las ocho -digo antes de dar vuelta y soltar un suspiro cansado. Paso mis manos por mi rostro y salgo de ahí para caminar por el hermoso pueblo, que ya comenzaba a oscurecerse.
-¿Luke? -una dulce voz hace que me voltee y se me olvida toda la tristeza cuando la veo. Ahí estaba Kyle con su perfecta sonrisa y esos hermosos ojos café que me encantan. Al asegurarse que era yo, se acerca y me saluda con un beso en la mejilla que acelera mi corazón- ¿Qué tal?
-Hola Kyle. Bien, aquí. Vine a dejar a mi hermano a su entrenamiento.
-Genial -me sonríe y me siento tonto por no tener que más decirle.
-Y...
-¿Y qué? -pregunta divertida.
-No lo sé. Creo que se acaba de formar un silencio incómodo.
-No lo creo -toma mi mano y me guía a algun lugar- Vamos a caminar mientras esperas a Roody.
Comienzo a avanzar y esta suelta mi mano, dejando un vacío en ella.
Caminamos por el pueblo en silencio, mirando como en el cielo comenzaban a hacerse visible las estrellas.
Me encanta pasar tiempo con Kyle, incluso si lo que hacemos es la nada misma. Con su presencia me basta y me sobra.
-¿Qué piensas? -volteo mi cabeza hacia ella- Es que sentí tu corazón acelerarse.
-¿Estás escuchando mi corazón? -alzo una ceja intentando desviar mi nerviosismo.
-Me gusta escuchar tu corazón. Tus latidos son relajantes -confiesa con una sonrisa tímida, lo que me hace sonreír. Justo en ese momento mi móvil comienza a sonar, arruinando nuestras miradas. Era Andy, un amigo de mi padre, que me avisaba que el entrenamiento de Roody había terminado.
-Debo ir a buscar a mi hermano -aviso agitando mi teléfono en el aire. Esta asiente y me avisa que tiene que irse.
Voy a buscar a Roody y volvemos a casa. Me pongo mi short de baño, sandalias y una camiseta para caminar con la toalla bajo el brazo.
En la cuadra hay una piscina de la cual todos los habitantes del sector tienen acceso, pero muy pocos usan.
No es muy grande, pero es alargada. Perfecta para hacer natación.
Como lo supuse, estaba vacía.
Saco mi celular del bolsillo para que no se moje, y me quito la camiseta.
Me doy una zambullida y doy una vuelta libre para adaptarme a la temperatura
Salgo y doy un largo respiro para prender el cronómetro y lanzarme un clavado de cabeza para comenzar a nadar mariposa.
Llego a la otra pared, doy una voltereta y regreso, y así por 4 vueltas más.
Desde que aprendí a nadar, me ha fascinado mucho hacerlo. Aprender formas nuevas y a liberar tensiones.
Tuve mucha suerte de vivir cerca de una piscina, a la que tengo acceso siempre que quiera, ya que puedo practicar en todo momento libre que tengo.
Me gusta ponerme metas y superarlas. Es algo que siempre me anima a seguir adelante.
Salgo a la superficie y tomo mi móvil para detener el cronómetro.
Una sonrisa se forma en mi rostro cuando veo que me he superado por dos segundos.
Quizá decirlo así no es mucho, pero los logros no se consiguen de un día a otro.
Llevo la vista más allá del móvil y me encuentro con unas relucientes sandalias con plataforma. Subo por las piernas pálidas, por el vestido floreado, y me encuentro con la sonrisa de Lexy, la hermana menor de Brett.
Al solo llevarnos por casi dos años, hemos logrado una linda amistad desde pequeños.
Hago algo de fuerza con mis brazos para elevarme y salir de la piscina. Esta se sonroja un poco y baja su mirada a sus pies cuando paso mi mano por mi cabello mojado para peinarlo.
No me considero una persona muy atractiva, pero tengo lo mío. Después de todo, mi papá es muy fuerte y musculoso, y mi mamá es muy hermosa.
De ella saqué el color de ojos. Quizá no un brillante esmeralda como el que tiene, pero si el tono verde.
-Hola -la saludo con un beso en la mejilla- Uhm, disculpa -digo cuando noto que mojé su mejilla con agua.
-Descuida -pone un mechón rubio detrás de su oreja, dejando más a la vista las lindas pecas de su rostro- ¿Te superaste? -dice haciendo referencia al cronómetro.
-Sep. Dos segundos -se quita las sandalias y se sienta a la orilla de la piscina para meter sus pies al agua. Repito su acción y me siento a su lado, con la toalla a los hombros.
-Eres muy bueno en esto -apunta el agua- Se ve que eres feliz cuando nadas.
-Soy Poseidón -bromeo y está ríe.
-Me encanaría ser una de las sirenas de tu mar, pero lástima que no sé nadar -mueve sus pies haciendo pequeñas ondas en el agua.
-Si quieres yo te enseño -me encojo de hombros- Te darás cuenta que es más fácil de lo que crees.
-¿Harías eso? -su rostro de ilumina.
-Claro. Ya saldremos de vacaciones y tendremos mucho tiempo libre.
-Me encantaría entonces.
-El jueves tengo la tarde libre ¿te parece? -Asiente- bien. Palpo su muslo antes de ponerme de pie y vestirme para volver a casa.
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