Extra #1

Cuando la pasas bien el tiempo transcurre tan rápido. No sé ni en qué momento conseguí mi octava competencia internacional.

Sí. Internacional.

Tuve incluso que congelar mi carrera de finanzas para dedicarme a la natación a tiempo completo, para progresar y obtener más logros.

Mis padres al principio no estuvieron muy de acuerdo con la idea, pero cuando vieron que era lo que me hacía feliz, lo que me animaba a superarme día a día, decidieron aceptar con la condición de que algún momento retomara mi carrera.

Y la verdad es que me ha ido muy bien, ya que una vez que conseguí ser reconocido en el país, se ha convertido en un trabajo con muy buena paga. Claramente luego de un tiempo decidí retomar los estudios para conseguir el título, satisfacer a mis padres y asegurar mi futuro una vez que jubile de la natación.

Salgo del agua tomando un gran respiro. Me quito los lentes, los tapones para la nariz, y me impulso hacia fuera para sentarme en el borde de la piscina.

Definitivamente la mejor inversión que tuve fue esta piscina casi de un largo olímpico.

—Ya creía que te ibas a convertir en un sireno —ríe Lexy, y me giro para vela salir del interior de la casa con su vestido largo y blanco, y sus grandes gafas de sol. Sonrío. Es definitivamente una fantasía verla con ese vestido de verano, porque es imposible no imaginármela como una novia caminando al altar.

Llevamos ya 2 años viviendo en esta casa, y la verdad es que con 28 años ya se me ha ocurrido un par de veces pedirle matrimonio. Pero no sé qué es lo que me impide. Creo que estamos muy bien, y al parecer el tema del compromiso legal no es algo que a ella le moleste, porque conociéndola, si quisiese ya me lo hubiera pedido.

—Y yo pensé que te convertirías en la bella durmiente —me levanto y camino hacia ella.

—Solo dormí un par de horas —encoje sus hombros con inocencia— Pero no me molestaría un beso para despertar. Porque viendo esta hermosura frente a mi creo que estoy soñando —sube sus calidad manos por mi pecho mojado, hasta entrelazadas detrás de mi nuca.

Me apego más a ella y le concedo su deseo.

—Hoy cocinas tú, recuérdalo, y aún no veo ni una olla afuera —dice con una sonrisa, dándome un toque con su índice en el mentón. Sonrío por lo linda que es.

—Lo sé —la levanto para cargarla como koala.

—Yo ahora debo ir a buscar a Lola a la peluquería, y aprovecharé de llevar a Mich a sus vacunas —me informa.

—Y cuando vuelvas te estaré esperando con lo más delicioso que puedas imaginar —me da una sonrisa juguetona, y alzo una ceja con diversión.

—¿Tu, desnudo sobre nuestra cama listo para hacer el delicioso? —suelto una pequeña pero fuerte carcajada.

—Me refería a unos ñoquis a la romana, pero si quieres me ahorro el postre —le guiño un ojo. Está ríe pidiendo que la baje cuando llegamos a la entrada de la sala.

—Me gustan ambos, gracias —besa mis labios, y se dirige a buscar las correas de nuestros perros para ir al veterinario.

Me seco los pies para no resbalar, y entro a darme una ducha antes de ponerme a cocinar

(...)

—Okey... —dice mi novia observando el panorama.

—Esto se está poniendo bueno —sonrío lanzando los dados al tablero.

—¡Hey, no sé vale! —Regaña Evelyn— ¡Te ha salido seis un millón de veces!

—¡Sí, es injusto! —bufa Roody cruzándose de brazos.

—Te recuerdo que ya tienes 17, Roody —ríe papá pasando por detrás de nosotros.

—¡Pero Luke acaba de sacar seis otra vez!

—Eso se llama suerte, hermanito —me dispongo a mover mi ficha.

—Ya me aburrí —Lyn frunce los labios y cruza sus brazos, pero su enfado se va enseguida cuando papá pone sobre la mesa unos ricos y aromáticos cupcakes— ¡Yo quiero el verde! —grita tomando uno con decoración verde.

—¡Yo el rosa! —se apura Roody.

—Y yo la cocina limpia —digo mirando todo el desastre que papá dejó.

—El cocina, yo limpio. Descuida hijo —mamá ríe y se pone de pie para comenzar a limpiar. Papá se acerca a su esposa y la besa agradecido— Además aún estamos esperando la cena en el horno.

—¿Por qué no trajeron a Ros? —le pregunta Lexy a mis hermanos.

—Mamá dice que ya está muy viejito para pasearlo tanto —responde la pequeña algo triste— Debemos cuidarlo.

—Sus años fueron muy felices —le responde la rubia con una sonrisa amable.

—Y... ¿Si hacemos algo afuera? —pregunta Roody. Odia cuando toman este tema, ya que el canino lo ha acompañado por años.

—Vamos —asiento.

—La comida ya está lista, y después debemos irnos —avisa mamá.

—Sí Roody, tienes examen mañana y no has estudiado, y Lyn no se debe acostar tan tarde —le sigue papá.

—Está bien —bufa. Suelto una pequeña risa. Roody es realmente como un niño pequeño— ¿Pero podemos comer afuera?

—Obvio, pero la mesa ya está puesta —le sonríe Lexy.

—Y eso qué —el castaño se levanta de donde estábamos, y se dirige a la mesa de comedor para levantarla con su fuerza y llevársela como si nada.

—¡Roody! —papá le regaña parándose frente a él, y luego llevando la vista a su hija pequeña.

Suspiro. Aquí vamos de nuevo.

—¿Qué hablamos de esto? —Le obliga a bajar la mesa— No debes usar tus poderes, ni mucho menos frente a Evelyn —se irrita un poco— Estamos tratando de tener una vida normal.

—Tyler, cálmate —mamá llega a su lado, tranquila, y toma su brazo para calmarlo.

Papá suele molestarse cuando Roody usa sus habilidades. Es por eso que las pocas veces que lo hace evita que sea frente a nuestro progenitor, y con la preocupación de que nadie que no sepa que las tiene lo vea.

Para él ha sido muy duro todo esto de no entender su naturaleza, ya que desde que decidimos alejarnos de esa vida no ha ido más a entrenamientos o clases de hombres lobo. Todo lo que sabe es gracias a mi tío Andy, que le enseña a escondidas para no tener discusiones con papá.

En definitiva nos alejamos de ese pueblo. Tío Andy se hace el tiempo de visitarnos, al igual que Ismael. El abuelo se mudó a la casa con mis padres ya que ahora necesita más cuidado, y evitamos a toda costa tener trámites que hacer allá.

Si mal no recuerdo, la última vez que fuimos fue al nacimiento de Anton, el hijo de Sophia.

—He hablado ya muchas veces de esto con el —señala papá, mientras mi hermano solo observa la escena angustiado, igual que mi novia y yo, mientras ella intenta mantener a Lyn ocupada.

—Debes dejarlo, está su naturaleza, es lo que es tu hijo —lo aleja un poco de Roody— Impedir que use sus poderes es como si no le permitiéramos a Luke nadar, o a Lyn cantar. Es parte de ellos, de sus habilidades —siempre comprensiva— no podemos cortarles las alas, en lo que sea.

—Pero...

—Además, deberías estar orgulloso de que tu único legado lobuno quiera seguir con él —papá suelta un largo y agotador suspiro.

—Yo... Solo estoy preocupado de lo que le pueda pasar a Roody, de lo que pueda pasarle a cada uno de ustedes.

—Tyler, llevamos 8 años lejos de ese gobierno, y nada nos ha pasado. Nada puede pasar ahora —se encoge de hombros. Papá se queda pensando un rato en silencio.

—Y me aseguraré que nada les pase —asiente con seguridad.

Es imposible que a todos los presentes no se les forme una pequeña sonrisa en el rostro.

El teléfono de papá empieza a sonar, volviendo un poco a la normalidad el ambiente.

—Andy —contesta. Mientras, el resto ayuda a Roody a mover las cosas que estaban en esta mesa de dentro, para transportarla a la de la terraza.

—¿Ves? En equipo esto se hace rápido —ríe Lex, acomodando los vasos en cada puesto.

—Sí...

—Iré por la bandeja —habla mamá dirigiéndose dentro, pero se ve obstaculizada por papá, quien estaba saliendo apurado.

—Chicos, me van a perdonar pero es urgente —aparece algo agitado— Necesito irme, Andy necesita mi ayuda en el pueblo —le miramos preocupado— No sé a qué hora volveré —me mira.

—Puedes llevarte mi moto —accedo, y este asiente agradecido para irse.

Todos nos quedamos en silencio, confundidos, y a la vez preocupados.

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Hola! perdón la demora, he estado muy ocupada con mis estudios y he dedicado mi tiempo libre a otras historias :c

Pero al fin está aquí :D 

Intentaré subir el siguiente extra antes, nos leemos!

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