9. Visitas y una mentira.
Despierto con el cuerpo adormecido por la posición, y con un gran dolor en la espalda. Me aburre pasar en la misma posición tanto rato. Llevo las horas contadas: en 23 minutos, cumpliré un día exacto desde que salí del hospital del pueblo.
Aún no puedo creer lo imbécil que fue Ismael para hacerme esto. Yo no le he dado motivos para merecer su odio. A menos que no sea contra mí, y sea en contra de los Miller's.
A pesar del gran dolor, el aburrimiento es más e intento como puedo de ponerme de pie. Una vez logrado, me mantengo recto y miro hacia atrás en el espejo de mi guardarropa la enorme herida en mi espalda. Es primera vez que la veo, y puedo confirmar que es realmente espantosa. Sobre todo con esas horribles y negras costuras que van desde mi hombro izquierdo hasta un poco más arriba de mi nalga derecha.
Me siento un poco mareado por el esfuerzo, así que debo mantenerme de pie un largo rato antes de poder comenzar a caminar.
Salgo de la habitación con precisión y lentitud, y frunzo el ceño al oír gritos provenientes de la habitación de mis padres. Me esfuerzo en caminar un poco más, hasta llegar a la puerta cerrada.
—¡No puedes hacerle esto! —Oigo a mi madre— ¡Lo dañaron! Ya no quiero que esto siga. No quiero que se convierta en uno de ustedes.
—Emily, él ya lo decidió. Luke es fuerte, y una simple herida en la espalda no lo detendrá —responde mi padre mucho más calmado, y es cuando me doy cuenta que están peleando por mi culpa.
—¿¡Una simple herida. Estás loco!? ¡Entiende que no es como ustedes! El no sanará tan pronto, él no puede sacar sus garras y luchar, él no puede hacer nada de lo que ustedes sí. ¡Es un simple humano que no puedes poner en riesgo! —sus palabras queman en mi corazón a medida que las escucho.
Tal como creí, mamá me ve como un simple humano, incapaz de todo. Un gran silencio inunda la habitación. No sé lo que está pasando ahí dentro.
—Lamento confiar en mí hijo.
—Y dale con eso —bufa molesta— Entiende que yo amo a Luke y no me perdonaría jamás si algo le llegase a pasar. Yo si confío en él.
—Pero no en sus capacidades. Necesitas conocer todo lo que es capaz. No se puede caer sin haber estado arriba. Quiero que el aprenda a sobrevivir, quiero que caiga mil veces y aun así pueda pararse una vez más, sabiendo que puede volver a fracasar. Necesito enseñarle todo lo que consiste en la vida. Necesito que alguien sea tan valiente y fuerte como yo para salvar a los más débiles de todos los problemas que arrastro. Cualquier día puedo morir y abandonarlos para siempre. —su voz se quiebra en las últimas palabras.
—Tyler...
—Es la verdad, Emily. Por mi culpa vivimos en un mundo diferente, con una vida diferente. Tenemos el peligro corriendo detrás nuestro, y necesito pasarle el testigo a alguien para que pueda correr antes y liberarse del. Prefiero morir mil veces yo, antes que ver a uno de mis hijos hacerlo.
—Eres un egoísta...—la voz de mamá sale débil— ¿Y qué pasará con nosotros si nos dejas? Ninguno debe morir.
—No debería, pero cabe la posibilidad que pase. No aguantaría la muerte de alguien más —dice supongo refiriéndose a la muerte de mi abuela, y de mi bisabuelo. Limpio una lágrima que cae por mi rostro, que no sabía que estaba saliendo— Y si eso pasa, necesito que seas fuerte. Necesito que ayudes a nuestra hermosa familia a seguir adelante. Debemos estar unidos, Emily. No podemos pelear por cosas así —puedo sentir de mi lugar como ambos lloran, cosa que me destroza el alma. Todo esto comenzó por mi culpa.
—Lo lamento —dice mi madre entre sollozos, que son disminuidos con lo que supongo es un abrazo de papá— No quería que tuviésemos está discusión, pero me preocupa Luke, me preocupa Roody, y me preocupas tú.
—Tú ya me salvaste una vez, en el instituto, y ahora me toca a mí salvar todo lo que hemos creado. Pero para eso necesito que trabajemos los dos. Juntos.
—Te amo, Tyler.
—Y yo más de lo que podrías imaginarte —doy una larga respiración para intentar soltar el nudo en mi garganta, y camino con dificultad hasta mi habitación.
Comienzo a ver algo borroso el camino, pero intento mantenerme firme hasta llegar a la puerta. Siento que en cualquier momento me desmallaré.
—Papá, mamá... —intento gritar, pero la voz apenas me sale. Ros, el pequeño cachorro, llega a mis pies y me mira con su pequeña cabeza ladeada. Aún no sé cómo aprendió tan rápido a subir los enormes escalones a comparación de su tamaño— Pa... —me deslizo por la pared. Ros corre a la habitación de mis padres y comienza a ladrar. La vista se me hace cada vez más borrosa. Veo la puerta abrirse y sale mi papá.
—¿Qué pasa, Ros? —Pregunta mi progenitor, y voltea su mirada encontrándose con la mía— Luke... —es lo último que logro oír y ver.
(...)
Abro mis ojos con dificultad encontrándome dentro de mi habitación. Intento moverme, pero recuerdo lo sucedido hace un rato así que decido quedarme así, recostado boca abajo.
—Al fin, bella durmiente —me sorprendo al escuchar a Camile. Volteo mi rostro hacia la derecha y veo a la chica en la silla del escritorio y Levin a su lado, acariciando a Ros entre sus brazos.
—¿Qué tal estás fortachón? —pregunta el chico acercándose a mí, y agachándose para quedar a mi altura.
—Bastante adolori...
—¡Ah! ¡Dios mío de la santísima del reverendo god! —el grito de Brett me interrumpe, y veo como se acerca rápidamente hasta quedar frente a mí. Más calmada, aparece a su lado Lexy con una sonrisa preocupada— ¡Está horrible!
—Brett... —le regaña su hermana.
—Lo lamento, Luke. Pero mira, es que... ¡Ouch! ¿Puedo tocar?
—No lo hagas. No inyectes tus microbios en su herida —dice Levin soltando el cachorro y pasándoselo a la rubia, que se lo pedía— lo menos que queremos es que se infecte y retrase nuestras vacaciones.
—¿Nuestras vacaciones?
—Sep —Camile se para y camina para quedar con el grupo a mi alrededor— Cuéntale Brett.
—Mi madre nos prestó la casa en la playa, y se me ocurrió que podríamos ir los 5. Levin, Camile, Lexy, tú y yo.
—Chicos, saben que me encantaría pero dudo que pueda realmente...
—Esperaremos a que te recuperes —habla Levin— Tenemos exactamente un mes y 28 días para volver a entrar a clases.
—Gracias chicos, pero no creo que...
—¡Shh! —me calla Camile— Tu no me dejarás sola con estos imbéciles y Lexy.
—¡Hey! —responden ambos al unísono.
—Gracias por no incluirme en ese grupo —ríe Lexy.
Una sonrisa se forma en mi rostro. Amo a mis amigos, siempre me hacen sonreír.
—Entonces haré lo posible para recuperarme en menos de un mes y veintiocho días.
—Me está incomodando ver todo el rato la herida de tu espalda —opina Brett.
—Lo lamento, pero me recomendaron tenerla al aire. Y necesito estar así de espalda para que no me duela —explico.
—Que incómodo —dice Lexy.
—Bueno, fortachón. Creo que ya es hora que me vaya. No creas que me voy muy temprano, estuvimos como media hora contigo durmiendo.
—Está bien. Muchas gracias por venir, chicos.
—Yo me voy contigo, Levin —responde Camile y le regalo un guiño para molestarla. Esta rueda los ojos— Adiós chicos, nos vemos Luke.
—Creo que igual me iré. ¿Vienes Lexy? —dice Brett mirando directamente a la puerta. Me da curiosidad y giro mi cabeza hacia el otro lado, encontrándome a Kyle apoyada en el umbral de la puerta. Una sonrisa tonta se forma en mi rostro.
—Uhm, sí. Voy contigo —dice seca.
—Nos vemos —se despiden y salen los cuatro chicos de mi habitación
Kyle camina hasta quedar frente a mí, y se sienta en la silla de mi escritorio, la cual toma y arrastra a mi lado. Me da un beso en la cabeza y me sonríe.
—¿Cómo estás? —pregunta mirándome la gran cicatriz en mi espalda.
—Como puedo —me limito a decir.
—Ismael me contó que por tu culpa lo echaron de enseñanza —me regala una sonrisa ladeada.
—¿Mi culpa? ¿Sabes lo que realmente pasó? —intento alejar un poco mi rabia, ya que después de todo, el mentiroso aquí es ese chico.
—Si. Ya me lo contó todo. Y quizá no sea 100% tu culpa, pero igual pudiste haber hablado para que no lo echaran. Si fue un accidente pudiste decirlo.
—¿Qué fue lo que realmente te dijo ese imbécil?
—Hey, no te dirijas a el de esa manera —dice molesta y, por primera vez en la vida, quiero que se vaya— Me contó lo que pasó. Estaban entrenando, resbalaste y caíste en las lanzas, de la cual una de ellas se te metió en la espalda —quedo incrédulo ante su respuesta.
—¿Estas consciente que ese chico te ha mentido?
—Ismael no miente...
—Si viniste aquí para hablar maravillas de él, puedes irte —alza las cejas sorprendida por mi manera tan descortés de hablarle— Lo siento Kyle, pero es la verdad.
—Lo lamento, Luke. No hablaré más de Ismael. Solo vine a ver cómo estabas y veo que no tan bien como lo esperé.
—Bueno, no soy como uno de ustedes y no sano tan rápido. Ustedes solo les lleva una semana una herida como esta.
—Pero tú eres fuerte y valiente, y posees buena cicatrización. Todo saldrá bien y podrás volver a disfrutar de tus vacaciones —me regala una sonrisa, y me es imposible no acordarme de lo que dijo Ismael. Kyle lo sabe todo sobre lo que siento por ella, y no tiene como deshacerse de mi— ¿Está todo bien? —pregunta al seguro escuchar mi latido. No le preguntaré nada, mucho menos sabiendo lo mentiroso que puede llegar a ser ese chico.
—No, solo me molestó un poco la herida.
—Que mal —hace una mueca, y luego hace una expresión de que recordó algo. Se puso de pie y tomo su bolso. Abrió su billetera y sacó algo de ahí—. No preguntes por qué, pero me acordé de ti —dice antes de entregarme una hermosa hoja de árbol.
Levanto mi brazo con algo de dolor y la tomo. Es realmente bonita. No es como una simple hoja, es delgada, alargada y de color verde brillante. Su textura era suave, pero en las orillas tenía puntas bastantes filosas.
—¿Y por qué te acordaste de mí? —pregunto con diversión al imaginarme con cara de hoja.
—Es como tú. Suave, pero con su defensa filuda que impide acariciarla bien —alzo una ceja en busca de más explicaciones— Luke, tú eres una persona muy dulce y suave que, lamentablemente, no se deja acariciar.
Giro mi cabeza hasta dejar mi rostro en la almohada para evitar sentir algo por sus palabras, pero necesito respirar, así que vuelvo nuevamente la cabeza hacia Kyle quien me observaba atenta sin decir nada.
—Quiero ser quien logre que te dejes acariciar —dice dejándome perplejo. No sé cómo tomar sus palabras— Luke, me gustas.
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