4. Una cabeza.
—¿¡Luke!? —me separo de golpe y me volteo para ver como el chico me mira con una expresión indescifrable. Me acerco con rapidez a él.
—Levin. No es para nada lo que parece. Bueno, quizás sí. Pero no estoy intentando nada con la hermana de Brett. Ella me besó, ¿Okey? No se volverá a repetir y... —suelto un suspiro rendido— No se lo digas a Brett, por favor.
—No lo haré por la única razón de que sé que no te interesa Lexy, y que no valdría la pena que te pelearas con Brett por esto —dice comprensivo y se lo agradezco. La chica se acerca a nosotros.
—Hola Levin —le saluda sin siquiera molestarse en despegar la vista de mí, y mirar a quien le hablaba— Bueno, los dejo. Iré con mis amigas —pasa su mano desde mi hombro hasta mi mano mientras camina por mi lado y vuelve a entrar a la casa.
—Tú tienes loca a esta chica —me dice mi amigo tomándome por los hombros y guiándome al interior.
—Hablando de traer loco... ¿Lograste algo con Roxy?
—Creo que volvimos.
—¿Creo?
—Me metió la lengua hasta la garganta —se encoge de hombros y se dirige hasta donde estaba Camile y Brett bailando.
(...)
Termino mi desayuno y subo a mi habitación. Los rayos de luz solar entran por las ventanas indicándome que hoy será un hermoso día.
Tomo mi móvil que había dejado cargando antes de bajar a comer, y me doy cuenta que tengo un montón de mensajes en el grupo de WhatsApp que tenemos los 4 amigos.
Los mensajes se resumen en mis amigos diciendo que amanecieron recién y con resaca, algunas fotos que nos tomamos anoche, y algunos sticker hechos por Camile con las fotos en las que salimos mal. Guardo algunos.
Me siento en la cama con la espalda apoyada en el respaldo mientras veo las fotos.
Aparece una en la que sale Levin, Brett y Lexy, y no puedo no pensar en el beso que nos dimos ayer, que espero Brett no se entere. No quiero que nuestra amistad se rompa producto de una chica que no me interesa como algo más que una amiga.
Él puede ser un chico muy divertido y relajado, pero cuando se trata de su hermana, es lo más grave. Lo comprendo, yo sé lo que es tener un hermano menor, y lo sobreprotector que uno puede volverse.
Borro algunas fotos en las que salgo mal, y selecciono algunas que quizá en un futuro suba a Instagram.
—¡Ah! —tiro mi móvil a algún lugar de la cama y bajo corriendo cuando oigo el grito alterado de mamá. No sé cómo, pero llegué como en un segundo— No, Roody. Vete hijo—le dice a mi hermano. Lo tomo del brazo antes de que entre a la sala para evitar que se acerque a mamá, quien por alguna razón no quiere que esté ahí.
Entro a la sala y quedo helado cuando veo lo que pasó. Mi progenitora estaba completamente pálida, con las manos temblando. En el suelo, una caja de cartón y una cabeza humana.
Real.
Le pertenecía a un hombre. Sus labios estaban morados, el cabello despeinado y pegado con sangre seca y todo el cuello también, debido al corte.
—Dios, esto... —cubro mi boca con ambas manos, y noto que también temblaban— Dios mío, mamá ¿Qué... Qué pasó aquí? —la voz apenas me salía.
—No... No lo sé. Luke esto... —las lágrimas comienzan a inundar su rostro y se me encoge el corazón de verla así— Llamaré a la policía. Tú llámale a Tyler y a tu tío Sebastián —Asiento repetidas veces y subo corriendo en busca de mi teléfono.
—¿Luke, que pasó? —Roody me sigue escaleras arriba, preocupado.
—Ahora no. Es importante. Quédate en tu cuarto y no salgas, por favor. Hazlo por mamá —este me mira poco convencido pero asiente y se va. Por mamá, Roody hace todo.
Marco a mi padre y al tío Sebastián para avisarles que mamá los necesitaba urgente y, en veinte minutos, estaban ambos aquí junto a una patrulla de policía que llegó al segundo después que ellos.
Bajo encontrándome a papá y a tío Sebastian horrorizados con lo que veían. La policía entra y se queda completamente quieta cuando ve la escena, pero proceden a trabajar.
Meten la cabeza nuevamente a la caja y se la llevan. Uno de los policías le hace algunas preguntas a mamá con la compañía de Sebastian, mientras que mi padre estaba a mi lado, abrazándome por los hombros.
Observo como mi tío abraza y consuela a mamá. Lo admiro. Es un hombre muy profesional y al mismo tiempo divertido. Siempre viste de terno, por su profesión. Como dice el: siempre hay que estar preparados para cualquier persona que lo necesite. Un abogado no puede andar caminando en la calle con playera y sandalias. Lamentablemente, está mal visto socialmente.
Intento borrar la imagen vista anteriormente. Cada vez que pestañeo veo la pálida cabeza con el corte en el cuello.
—No debiste haber visto eso, Luke —me habla mi padre.
—Mamá grito y yo bajé a ver qué pasaba. Pero descuida, Roody no vio nada —asiente y se acerca a su gente una vez que la policía escribe el número de mamá para llamarla en caso de saber algo, y se va.
Sigo a mi padre y me siento junto a mamá, quien ya se había calmado. Deposito un beso en su hombro y paso mi brazo por ellos para abrazarla.
—Logré sacar esto, Tyler —dice tío Sebas pasándole un papel.
—"La siguiente generación será la Miller" —la lee con preocupación.
—Están hablando de... —pregunto y mi padre duda en responder. Sé que no quiere que me meta en esto, pero ya soy una persona grande. Además, es mi familia la que está en problemas. Mi padre asiente apretando los labios.
Hace unos 10 años se hizo de moda el asesinar a las generaciones futuras de alfas. Todos se preguntan por qué, y una de las maneras más fácil de entenderlo es comparándolo con la política. No me gusta meterla en ningún tema, pero es necesario para entender lo de los alfas.
Como todo cargo que requiera de un gobierno, habrá personas que estén a favor y otras en contra de la forma de gobierno. Y desde hace 10 años, algunas personas comenzaron a amenazar, e incluso matar a los alfas para que cedieran su puesto. Gracias al cielo, en nuestra manada nunca fue así. Hasta hoy.
Días antes mi padre y abuelo habían conversado sobre el tema, ya que saben que hay personas en el pueblo no muy contentas con el gobierno, ya que prefieren una vida más salvaje, cosa que los Miller's prefieren evitar. Mi abuelo decía que lo mejor era echarlos de la manada, pero mi padre inteligentemente dijo que lo único que eso lograría sería aumentar el descontento y generar una sed de venganza.
Miro a los adultos que conversaban preocupados y pienso en Roody. Él es un niño muy pequeño para morir. Creo que nadie a ninguna edad debería morir asesinado. ¿Pero Roody? Él es solo un pequeño ángel.
—Pa —llamo su atención y este me mira atento— ¿Hay una posibilidad de sacar a Roody de las futuras generaciones? —cierra ojos suavemente y da un largo respiro, al supongo imaginarse un final fatal de su pequeño.
—La única forma de hacerlo es que Roody tenga un hijo y haga el pase directo. También que lo reemplace su hermano, pero entraríamos en la misma situación.
—¿Puedo tomar su puesto?
—Hijo... No quiero arriesgar a ninguno de ustedes. A nadie de esta familia para ser exacto.
—Pero Roody solo tiene 7 años. No merece vivir con el miedo de morir algún día de su infancia. Papá, yo quiero tomar el puesto de Roody. Soy más grande y más inteligente, y sabré como defenderme. Por lo menos más que él.
—Luke, no puedes hacer eso. Tú no eres uno de nosotros —dice lentamente. Sabe que este es un tema que me carga. Sé que no soy como ellos, cosa que me ha hecho sentir inútil bastantes veces.
—Puedo fingir serlo. Por favor —suplico, solo pensando en mi hermano menor.
—Tyler... —mi madre se acerca a su esposo con expresión triste. No sabe que decir, pero no quiere seguir con esta conversación.
—Emily, ve con Roody e inventa algo. Necesito hablar con Luke. Gracias Sebas —le dice al rubio y este asiente para tomar su maletín.
—Te llamaré cuando consiga algo —mi padre asiente y mi tío se va. Mamá sube y me quedo a solas con papá.
—Luke —habla serio— ¿En verdad te arriesgarías a eso? —una luz de esperanza se cruza por mi rostro.
—Si papá, yo... —el timbre suena interrumpiéndome— Yo haría lo que sea por Roody —le digo desde la sala mientras camina a abrir la puerta.
—Ay, Tyler. Que bueno que estás bien. ¿Tus hijos, Emily? ¿Cómo están? —una voz que reconozco enseguida.
—Mamá, dale un poco de espacio que me avergüenzas. Si sigues no me dejaran entrar más aquí —Brett pasa por el lado de su madre, y me acerco a ellos para saludar. Por atrás Lexy.
—Ay, Hijo, no seas así. Solo estoy preocupada de mis vecinos favoritos. ¿Están todos bien? —vuelve a preguntar.
—Uhm, si ¿Por qué? —pregunta mi padre haciendo pasar a los tres, y llevándolos a la sala.
—Vimos a la policía irse de aquí, y pensamos que algo les había pasado —responde la rubia.
—No es nada. Solo que... —mi padre comienza a pensar y nada sale.
—Es solo que se perdió un perrito y vinieron a preguntar si era de aquí —me decido a responder. Papá me mira con una sonrisa agradecido.
Siento la mirada constantemente de Lexy clavada en mí, pero no quiero voltear a mirarla. Eso lo único que podría causar es que me recuerde lo sucedido anoche, me ponga nervioso, y Brett sospeche de algo. Además de que mi padre sentiría mis nervios y de seguro me preguntaría luego. Confío en él, pero decirle que me besé con la hermana de mi mejor amigo no sería lo más apropiado.
—¿Y por qué a nosotros no nos dijeron nada?
—Porque les dijimos que no era de ustedes, ni de alguno de los otros vecinos de la cuadra para ahorrarles tiempo —miento.
—Me alegro que no haya sido algo más grave —dice la señora— Saben que cualquier cosa que necesiten, estaremos cruzando la calle.
—Lo sé, muchas gracias señora Harrison por su preocupación. Gracias chicos.
Nuestros vecinos se ponen de pie, y se van despidiéndose de nosotros y mandándoles saludos a mi madre y a Roody. La madre de Brett ama a Roody desde que nació.
—Listo —mamá baja las escaleras—. Aproveché para dejarlo dormir un rato más, que en el desayuno estaba casi muriéndose.
—¿Estas bien? —le pregunto al notar su expresión normal. Algo que odio de mi madre es que nunca se sabe cuándo está mal, debido a que no le gusta expresarlo. El único que logra saberlo es mi padre o mi tío Alvin por el simple hecho de que sienten sus emociones.
—¿Qué le dijiste que había pasado? —pregunta mi padre.
—Que había un ratón gigante, y que la policía se encargó de exterminarlo.
—Ratón... —mi padre sonríe— me recordó a Gerard —dice y mamá le imita la sonrisa.
—¿El novio de Kira? —pregunto y mamá niega riendo suavemente, haciendo que sus hermosos ojos esmeralda brillen.
—Una mascota que Sebas tenía antes —mis padres se miran sonriendo, y mamá me mira recordando algo— Ah, Luke. Andy me llamó para que te avisara que ya reabrió su gimnasio.
—Por fin.
—No puedo estar más orgulloso de ese hombre. Pasó de personal trainer a administrador de su propio gimnasio, en menos de un año.
—Y te recuerdo que hace un mes hizo una remodelación para expandirlo.
Todo era alegría y recuerdos, hasta que volvimos a la sala y vemos una pequeña y casi invisible mancha de sangre en la alfombra, haciendo que todos revivamos lo ocurrido hace una hora.
—Tenemos una conversación pendiente —me recuerda mi padre.
—Lo sé. Pero primero quiero sacarme la horrible imagen de la cabeza.
—Si tienes algún problema nos avisas. No queremos que te quieres con eso.
—Lo tendré en cuenta, ma. Permiso, iré a mi cuarto.
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Holaaa
Les tengo una pregunta: ¿ustedes vienen de Tu secreto descubierto, o simplemente encontraron esta novela por ahí?
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