30. Reliquia.

—¡Vamos! —Tío Andy me anima— Golpea más fuerte, no tengas miedo de dañar a este viejo —obedezco y lo empujo con todas mis fuerzas haciéndolo caer. Este ríe y le ayudo a pararse— ¡De eso hablaba!

—Lo siento —me disculpo. Este limpia un poco su ropa una vez de pie.

—Estás fuerte —me da unos golpecitos en el hombro contento. Una sonrisa se forma en mi rostro— Has mejorado bastante en tus entrenamientos. Se nota que tú lado lobuno está saliendo a la luz.

—¿Crees tú?

—Sí, está más que claro —Tío Andy mira por detrás de mi hombro y sonríe. Me volteo y me encuentro con papá— ¿Viste a tu hijo? Estoy tan orgulloso —finge limpiarse una lágrima.

—Imagínate yo que soy su papá —me pasa su brazo por sobre mis hombros y me mira— Estás tan fuerte, campeón —mi corazón se llena de orgullo al escuchar eso—. Ve a darte una ducha mientras converso con Andy —asiento y tomo mi bolso para ir a ducharme.

Cuando salgo ya listo y con ropa limpia, veo como papá y tío Andy reían a carcajadas. Admiro su amistad. Papá me ve y me sonríe.

—¿Vamos? —Me pregunta y yo asiento— Vine en el auto de mamá, así que hay que caminar.

—Adiós, chicos —se despide mi tío.

—Nos vemos, gracias —me despido.

Comenzamos a caminar para ir a buscar el auto. Está estacionado algo lejos, ya que dónde se encuentra la casa de tío Andy la calle es muy estrecha y generalmente está llena, o las veces que pasa algún otro auto se rayan entre sí, o les pegan a los espejos, así que es mejor estacionarse distantes.

—Pa —este voltea la cabeza hacia mí, esperando que continúe— ¿Puedo hacerme otro examen para ver mi porcentaje? —pregunto directo al grano.

—Luke, esto no es un juego —pongo cara de súplica y este niega— No puedes hacerte esto cada mes.

—Por favor. Juro que creo que aumentó. Me siento capaz de hacer muchas cosas, e incluso tío Andy me dijo que estaba mejor, y...

—Okey, okey —niega con diversión por mi insistencia— Se lo diré a tu abuelo. Pero si me dice a la primera que es mejor que no, no insistiré más y tendrás que ir tú a hablarle.

—Bien. Muchas gracias.

Nos subimos al auto de mamá, y decidimos pasar al mini-reino de mi abuelo para conversa sobre eso. Papá le contó, y no fue necesario insistir, ya que aceptó enseguida. Una enfermera me hizo pasar a una pequeña habitación que tenían, y me saco cantidades de sangre para hacer el análisis.

—¿Listo, campeón? —le asiento a mi papá que estaba sentado afuera de la habitación. Se pone de pie y me pasa el brazo por encima de los hombros para ir a despedirnos del abuelo, y luego irnos.

—Espera —le digo cuando pasamos por fuera de la biblioteca del pueblo. Este frunce el ceño confundido, pero se detiene— ¿Me esperas unos minutos? El otro día vi un libro que llamo mi atención pero no tuve tiempo de leerlo. Me gustaría pedirlo.

—Te espero —se estaciona a un lado, y me bajo para entrar.

Me dirijo al pasillo de las enciclopedias y busco aquella que vi el día que acompañe a Kyle a buscar un libro de romance.

Al ser un libro bastante requerido por los estudiantes del pueblo, habían varias copias, ya que con ellas puedes aprender todo sobre la especie. Mi nueva especie. Tomo una de ellas y la llevo donde la bibliotecaria.

—¿Futuro guardia? —me pregunta tomando el libro y marcando el código con una máquina.

—Futuro alfa —le entrego mi credencial y esta la lee. Alza la vista bajando sus lentes y me sonríe.

—Miller, eh —me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa— Tengo una hija de tu edad que es muy linda. Te la podría presentar —habla mientras hace el trámite.

—Uhm, tengo novia, pero gracias. Creo —me entrega la credencial y el libro con una boleta indicándome la fecha de entrega— Muchas gracias, adiós.

—Adiós, Miller.

Salgo de la biblioteca abrazando el libro a mi pecho y entro al auto donde papá estaba en su celular. Me mira con una sonrisa y luego al libro. Deja el teléfono a un lado y enciende el motor para irnos.

—¿Quieres aprender más de nosotros? —alza una ceja.

—Uhm, sí. Si me convertiré en uno de ustedes creo que debería aprender más —me encojo de hombros.

—Me parece.

Llegamos a casa y papá me detiene cuando iba a subir las escaleras para ir a mi habitación.

—¿Tienes un momento? Tengo algo que mostrarte.

—Iré a dejar esto y bajo enseguida —le señalo el libro y el bolso y este asiente.

Dejo el bolso sobre la cama sacando mi teléfono del bolsillo de mi pantalón, y dejo libro en el cajón de mi escritorio. Bajo las escaleras y me encuentro a papá esperándome ahí.

—¿Qué pasó? —pregunto con intriga por su sonrisa.

—Ven aquí —me lleva al garaje y me muestra el espacio.

—Uhm... ¿Te robaron lo que había, o qué? —intento bromear al no entender que era lo que tenía que ver. Este niega con diversión.

—No sé si has notado que últimamente he estado prácticamente rehaciendo mi motocicleta —asiento— Bien. Esto lo tenía planeado para el otro día en tu cumpleaños, pero pasaron tales cosas que me lo impidieron —dice refiriéndose a la pelea que tuve con mis amigos.

—¿Qué cosa? —comienzo a darme una idea de que lo que se refiere.

—Esto —saca algo de su bolsillo y me lo tiende. Eran las llaves de su moto— Quiero que te la quedes tu —me regala una sonrisa.

—Papá... pero es tuya, hace mucho tiempo. Es prácticamente un amuleto de tu personalidad. Eres tú y tu moto. Siempre ha sido así. "Tyler y su motocicleta"

—Quiero que sea tuya.

—Pero...

—Eres complicado, chico —ríe— Tengo una nueva para mí —se encoje de hombros. Río— Quizá sea egoísta el darte mi reliquia antigua, y desubicado quedarme con la nueva, pero creo que tiene más sentimiento la que te estoy dando, y por lo menos eso para mí es más importante.

—Para mí también lo es. En serio. No puedo creer que me estés dando esta...

—Esta moto me ha acompañado tantos momentos —dice acariciando el manubrio haciéndome reír— ¿Sabías que esta fue la única compañía que tuvimos tu madre y yo en nuestra primera salida? Fue gracias a esto que me di cuenta que me gustaba —mira el vehículo por un largo rato— Dios, creo que te regalaré la nueva. Siento tanta conexión con esta que me es imposible soltarla —suelto una pequeña risa.

—Si es importante para ti, yo...

—No —me corta— Quiero que tú la tengas —lucha consigo y eso me causa gracia— Sí. Es tuya, ten —me hace recibirle las llaves y me quedo mirándole por un rato para confirmar que me la dará. Asiente.

—Gracias —le abrazo y este me lo devuelve con fuerza— ¿Dónde tienes la tuya? —le pregunto cunado nos separamos.

—Está allá afuera —apunta la puerta del garaje— ¿Quieres que las probemos? —pregunta con una sonrisa emocionado. Yo siento contento— ¿Tienes chaqueta de cuero? —asiento nuevamente— Tráela, debemos vernos cool.

—¿Con 27 grados Celsius?

—Uhm, cierto —toma la moto y la hace avanzar hacia afuera de la casa— Ve entonces a ponerte una camiseta negra. Es parte del look de motocicleta vestir de negro —niego con diversión y me voy a mi habitación a cambiarme de ropa.

(...)

Papá me hace una seña y viro hacia la izquierda detrás de él, llegando a una linda playa vacía. Era cerrada por lo que se veía pequeña, pero estaba bien cuidada.

Detenemos las motocicletas y colgamos los cascos en los manubrios. Me quito las zapatillas para caminar al interior de la playa sintiendo la caliente arena bajo mis pies.

—Que solitario el lugar —opino— Pero vaya que es lindo —llego a un punto y me siento en la arena, cerca del mar para sentir bien la brisa.

—Este ha sido uno de mis lugares favoritos de la vida. Mamá Solía traerme aquí. Luego comencé a traer a Emily, y cuando eras muy pequeño también te traje unas veces —sonríe mirando las suaves olas.

—¿Y por qué no venimos más seguido? Es hermoso.

—Por asuntos de trabajo, del castigo, de todo. Creo que no he tenido mucho tiempo.

—Con lo del castigo... —me cuesta tomar este tema— ¿Supiste si se reabrió el caso realmente? Digo, ¿Qué probabilidad hay que te salves nuevamente? —pregunto temeroso. Suelta un largo suspiro.

—No lo sé. Si es que hacen todo legal, todo con pruebas reales, un 100%. Pero si intentan sabotearnos, que creo que fue el objetivo de reabrir el caso, no lo sé. Todo dependerá de la habilidad del juez en descubrir la verdad —puedo sentir la tristeza en sus palabras.

—Y... ¿Ya eran novios cuando trajiste aquí a mamá? —intento cambiar el tema completamente.

—Nop. Ni siquiera nos habíamos dado nuestro primer beso. Íbamos lento pero seguro —se encoje de hombros con una sonrisa— Aunque claramente más rápido que tú y Kyle. Por dios que te demoraste en declararte —ríe.

—Ni siquiera fui yo quien lo hizo primero. Ella me lo confesó.

—¿Le gustabas de antes? —alza más cejas sorprendido. Asiento encogiéndome de hombros— Wow, nunca lo sentí.

—Y yo nunca lo esperé —río.

—¿Eres feliz con ella, campeón?

—Creo que sí.

—¿Creo? —Alza una ceja— No te veo muy convencido.

—Es que... No lo sé. Me gusta. Me gusta mucho y estoy enamorado de ella. Pero con todo esto que pasó con mis amigos... No lo sé. No quiero perderlos por una chica.

—No puedes dejar que tus amigos influyan en tus sentimientos.

—Lo sé. Pero igual me importa lo que piensen —suelto un suspiro— Pero en verdad amo a Kyle —sonrió al recordar sus lindas palabras.

—Entonces disfrútala. Quiérela, hazla feliz. Se tu feliz con ella. El amor es algo hermoso.

—Tuviste la suerte de que el amor de tu vida sea mamá. Admiro y envidio su relación. No puedo creer por todos los altos y bajos que han pasado.

—El amor es más fuerte que los problemas, hijo. Creo que es el único sentimiento capas de todo. Ni la rabia y el odio son tan poderosos como el amor.

(...)

Estacionamos las motocicletas en el garaje, uno junto a la otra. Estuvimos bastante rato más conversando, hasta que nos dieron las 9 de la noche, y decidimos pasar a cenar por ahí. Fue una linda noche de padre e hijo.

—¿Te irás a dormir ya? —asiento subiendo las escaleras.

—Creo que leeré un poco el libro que me pedí en la mañana, y me acostaré a dormir enseguida. Estoy muy cansado.

—Está bien. Descansa, campeón.

—Buenas noches, pa.

Subo a mi habitación y me pongo el pijama. Me voy a lavar los dientes y me siento en la cama con las piernas tapadas y la luz aún prendida.
Saco el libro del cajón y lo pongo en mis piernas para comenzar a leerlo.

Luego de unos minutos de lectura solo pude recolectar unas pocas cosas de memoria debido al cansancio.

Con un 18% de lobo en el organismo, uno ya puede sacar las garras e iluminar los ojos. Quizá no completamente, ya que las garras salen muy delgadas, y los ojos solo se ponen con una pequeña tonalidad anaranjada. Con eso, también la audición y el olfato comienzan a agudizarse un poco. La fuerza, regeneración y la resistencia aumentan, y la capacidad de sentir las emociones de las personas comienza a manifestarse de manera desordenada.

Recuerdo lo sucedido en las vacaciones con mis amigos y comienzo a pensar que quizás ya esté cerca del dieciocho por ciento. Por lo menos de lo que se, las garras y los ojos nada. Con respecto a las emociones, no lo sé. Me he sentido más empático últimamente.

Intento sacar mis garras como he visto que papá y el abuelo lo hacen, pero nada.

"Garras salgan" pienso, pero no sucede. No sé cómo controlan esto.

Tomo mi móvil y me miro en la pantalla apagada. Intento forzar los ojos para iluminarlos pero no encuentro respuestas.

¿Tan difícil es controlar mi propio organismo?

Quizás aún no llego a ese porcentaje, o quizás no soy parte del promedio, ya que leí que todas las respuestas varían según el ambiente de crianza, y yo me crie 18 años como un humano común y corriente.

Decido rendir mis intentos de conseguir garras u ojos luminosos, y dejo el libro a un lado. Apago la luz y me acurruco en las sábanas para acomodarme a dormir.

Necesito que pasen luego días. Muero por saber mis resultados de sangre.

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