3. Fin de clases.

—What time is it? Summertime. It's our vacation. What time is it? Party time. ¡That's right, say it loud! —canta Brett alegre la canción de Hight School Musical mientras camina con saltos y giros a la salida del instituto.

Hoy por fin terminamos nuestro año escolar para comenzar con las vacaciones. Se siente la alegría y relajo de todos los alumnos.

Decidimos ir los 4 a comer algo pequeño para compartir, pero pasaremos primero a mi casa para dejar nuestros bolsos que están muy pesados, porque acabamos de desocupar nuestros casilleros.

—Hola Levin —se acerca a saludar mi madre cuando nos ve entrar— Camile, tanto tiempo. Brett, no puedo decir lo mismo de ti —ríe cuando dice lo último, ya que al ser mi amigo y vecino, se la pasa en mi casa.

—Yo sé que me ama —saluda el castaño dándole un sonoro beso en su sien.

—Hola sra. Miller —saluda Camile. Ella siempre ha querido mucho a mamá y a su amiga Kira. Mi progenitora dice que ambas son muy parecidas en personalidad.

—¿Hoy tienen su fiesta, cierto? —pregunta al tiempo que la saludo con un beso en la mejilla.

—Si. Ahora iremos a comer algo liviano para celebrar que salimos por fin de vacaciones, y en la noche iremos a la fiesta de los mellizos.

—Okey. Cualquier cosa que necesiten estaré libre. No me han llegado proyectos.

—Gracias ma —. Subimos a mi habitación y dejamos los bolsos amontonados en una de las esquinas. Pasamos al baño los que lo necesitaban, y tomamos un autobús con dirección a la ciudad, la cual está llena de locales de comida.

Entramos a uno juvenil, famoso por sus tablas de carne y papas fritas caseras crujientes.
Pedimos una tabla pequeña, y unos juegos naturales de fruta para acompañarla.
La comida llega y no tardamos en atacar. Efectivamente, las papas más deliciosas.

—Y tu Levin ¿no comerás más? —pregunto al chico cuando veo que deja sus cubiertos a un lado. Niega mientras limpia su boca con una servilleta.

—Nop. Debo empezar comer mejor —dice este— La fuerza de gravedad que hay entre la tierra y yo está incrementando.

—Se le llama engordar, tonto —Camile le da un golpe en la parte trasera de su cabeza— Y dudo que tus cuadritos marcados signifiquen gordura.

—Al parecer Camile conoce a la perfección sus cuadritos —molesto a los chicos, y puedo sentir como la rudeza de la chica se transforma en un sonrojo.

—Yo diría que más abajo de los cuadritos también —me sigue Brett dando pequeños golpecitos en mi brazo divertido.

Terminamos nuestra comida y nos quedamos conversando un poco para reposar, y luego de pagar la cuenta terminamos por irnos nuevamente a mí casa, para hacer tiempo para la fiesta de más tarde, haciendo absolutamente nada interesante.

Nos encontrábamos todos en mi habitación.
Levin jugaba con una pelota de tenis que encontró por ahí tirada, boteándola en el piso o lanzándola al aire y atrapándola. Camile estaba sentada en un puff, revisando en su celular algún maquillaje egipcio para ella, y delineados de ojo para hacernos a nosotros (cosa que después de mucho insistir, aceptamos). Brett estaba a los pies de la cama, recostado hacia abajo perpendicularmente, jugando con algunos hilos de la alfombra, recibiendo algunos lanzamientos de Levin, u opinando respecto a lo que Camile le mostraba. Y yo, estaba sentado en mi cama, avanzando un poco con el libro que me había comenzado a leer anoche, el cual me había atrapado de manera sorprendente, al tiempo que le lanzaba miradas a mis amigos de vez en cuando para saber en qué estaban.

—¿Qué hora es? —le pregunto al aire con la esperanza de que alguno me responda.

—Quedan dos horas —responde Camile enseguida, ya que tenía su teléfono en la mano.

—Yo creo que ya es hora de comenzar a ponernos nuestros trajes —opina Levin dando la última atrapada a la pelota.

Todos nos paramos y buscamos los disfraces que el día de ayer habíamos dejando en mi casa para prepararnos aquí, ya que era la dirección más cercana a la de los mellizos.

Camile nos delinea los ojos y procedemos a ponernos nuestros trajes.

La chica se pone un vestido negro ajustado, que llega a la altura de sus muslos, brazaletes dorados en brazos y muñecas, una corona de Cleopatra y un cinturón dorado con celeste.

Levin se pone una falda negra, con un tapado dorado en sus caderas. Se pone dos muñequeras negras, y unas telas que pasa por sus hombros de forma cruzado, y las pone dentro de su falda. Se pone un collar de esos que usan los egipcios (grandes y de colores), y su corona en forma de melena para terminar con su traje.

Brett se decide por algo más sencillo, y se pone una túnica blanca, que decora con un cinturón dorado, muñequeras y collar del mismo color, y la característica corona en forma de melena.

Yo, a sugerencia de los chicos, opto por algo un poco más expuesto: una especie de falda negra con detalles dorados, unas sandalias, unas muñequeras doradas, la corona de melena y una capa. Mamá me pasó un collar dorado largo que tenía, para adornar un poco mi pecho que había quedado al desnudo.

—¿Les puedo sacar una foto? —entra Roody a mi habitación, y me volteo para encontrármelo aguantando la risa.

—Roody... —Tío Alvin aparece por la puerta regañando a mi hermano, y cuando nos ve intenta reprimir una sonrisa— Se... Se ven muy lindos — se le escapa la sonrisa.

—¿Tan ridículos nos vemos? —Pregunta Brett dándole un vuelo a su túnica para que se eleve y vuelva a caer.

—No te preocupes, allá todos se verán así —responde Camile sacando su móvil y pasándoselo a Roody— saca las fotos. Pueden ser útiles para usarlas de sticker en WhatsApp.

Todos nos posicionamos en línea, y mi hermano saca gran cantidad de fotos, con la ayuda de mi tío.

—¿Quieren que los lleve? —Pregunta este— En un rato me iré a casa porque mi marido necesita ayuda para una cosa de un mueble, que no entendí la verdad.

—Uhm, sí. Creo que estamos listos —digo y miro a mis amigos para confirmar que lo estábamos. Todos asienten— Si, lo estamos.

—¿Puedo ir? —pregunta Roody.

—No cabes.

—Tío, ¿puedo ir?

—Ya escuchaste a tu hermano. Además, esas fiestas son de grandes. Hacen cosas muy aburridas. Mejor quédate aquí en casa —le guiña un ojo y nos hace una seña para que le sigamos.
Nos subimos al auto y le doy a tío Alvin la dirección.

—Creo que se divertirán —dice cuando puede oír la música, y comenzando a disminuir la velocidad debido a la gran cantidad de autos estacionados a lo largo de la cuadra. Se detiene fuera de la casa que estaba comenzando a llenarse— Disfruten.
Todos le agradecemos su aventón y nos adentramos en la fiesta.

La música retumbaba por toda la casa. Hay personas en el centro de la gran sala bailando con sus diferentes trajes, y uno que otro con esos típicos vasos de plástico rojo llenos de lo que supongo no es juguito de fruta.

—¡Hola chicos! —Belén aparece por nuestro lado y nos saluda a todos con un eufórico abrazo, que le devolvemos con los deseos de feliz cumpleaños y le pasamos los obsequios de ella y su hermano, ya que de seguro nos costará encontrarlo entre tanta gente— Muchas gracias, y mil gracias por venir. Ahora sí me disculpan, iré a dejar esto y a atender a algunos invitados. Si necesitan bebidas, pueden conseguirlas en la cocina, o jugando al beer-pong —nos guiña un ojo y se va.

Todos nos observamos sorprendidos por la cantidad de gente y la producción de la fiesta. Al parecer estos chicos se toman bastante enserio esto de pasar a ser legales.

—¿Qué estamos esperando? —Dice Camile avanzando y tomando nuestras manos para jalarlas al interior de la multitud— ¡Vamos a divertirnos!

Bailamos al ritmo de la música mientras caminamos dentro de la improvisada pista de baile, y nos quedamos ahí moviendo nuestro cuerpo por un largo rato, hasta que decidimos ir por bebidas. Íbamos a ir a las mesas de beer-pong, pero estaban muy llenas.
Como Brett y yo estábamos bastante secos, decidimos ir a la cocina, mientras que Camile y Levin dijeron que esperarían. Camile por divertirse, y Levin porque estaba su exnovia.

Nos dirigimos a la cocina, pero me detengo cuando veo que él se detiene. Miro en su dirección y noto que observa a un grupo de chicas que bailaban por ahí. Entre ellas, una cabeza rubia.
Lexy se da cuenta de nuestras miradas, y les dice algo a sus amigas antes de acercarse a nosotros, al mismo tiempo que Brett caminaba hacia ella.

—¿Y tú qué haces aquí? —le pregunta apenas se encuentra frente a frente con su hermana. La chica cuando me ve acercarme me regala una sonrisa.

Lexy estaba usando un traje bastante mostrativo. Era una falda larga con dos cortes, que dejaban a la vista sus largas piernas, un croptop blanco que mostraba su pequeña cintura, y el infaltable y provocador escote.

—Soy muy amiga de Belén, tonto. Ambas estamos en el equipo de volleyball del instituto —responde con obviedad y dando un sorbo a su bebida, que Brett le quita y huele.

—¿Esto es alcohol? Tienes apenas 16 años, Lexy —la chica suelta un bufido y rueda los ojos.

—No seas amargado. Déjala divertirse por esta noche.

—Concuerdo con Luke. ¿Por qué no vas con Jade? Su vestido de egipcia está fenomenal —le guiña un ojo y apunta a una esquina de la casa— Piénsalo. Termino hace un mes con su novio y...

—¿La cuidas por mí? —me mira con suplica y yo solo asiento, sabiendo perfectamente que Lexy ya es una niña grande que sabe cuidarse sola— Eres el mejor, bro. Te juro que serás el padrino de mi matrimonio con Jade —da un golpe en mi hombro y camina hasta perderse entre las personas.
Nos quedamos la hermana de mi amigo y yo en silencio por un rato. Intenté buscar a mis amigos con la mirada pero nada. Levin debe estar con su reciente ex novia, y Camile de seguro está jugando al beer-pong

—¿Sabes que ya puedes ser libre y no le diré nada a Brett, cierto? —consulto a la rubia, quien me mira con una sonrisa.

—Si. Pero estoy bien aquí contigo. Si es que no te importa.

—No. Está bien.

—¿Quieres salir? —Apunta la puerta de entrada— Está algo sofocante aquí dentro.

—Te vas a resfriar —digo y esta me mira con una cara de ¿Es en serio?— Bueno, vamos.

Caminamos con algo de dificultad a la salida, ya que la música estaba cada vez más buena, y las personas bailaban por todas partes.

Fiu fiu —un silbido se oye a nuestras espaldas, y me giro para encontrarme a un chico mirando pervertidamente a Lexy— ¡Hey, linda! ¿A cuánto la noche? —sonríe de lado.

—¿Y tú quién te crees que eres, imbécil? —me acerco y chocó mi pecho con el suyo en forma de amenaza.

—¿El noviecito está celoso? —hace un puchero y me hace a un lado para caminar hacia la chica, pero lo tomo del brazo y lo jalo hacia atrás para que no se le acerque. Al sentir el latigazo gira su cabeza y me mira furioso— Créeme que con un chasquido puedo hacer que desaparezcas.

—Inténtalo si te crees tan valiente.

—Ya, vamos Luke —siento ambas manos de Lexy en mi brazo y me obligo a relajarme. Despego finalmente la vista de los ojos del chico cuando la rubia me mueve un poco indicando que quiere que sigamos. No pretendo tener alguna pelea y arruinar la fiesta de los mellizos.

—Me gusta que seas así de protector —dice Lexy una vez que pisamos el césped, y el viento cálido de la noche de verano choca con nuestros cuerpos.

—No me gusta que los chicos traten a las mujeres de una forma tan vulgar.

—Quedan muy pocos como tú en este mundo, Luke —se para frente a mí, y me sonríe. Frunzo el ceño y ladeó un poco mi cabeza, al no entender a qué se refiere a "chicos como yo"— Algo tenías que tener de todo el grupo de hombres. No entienden los coqueteos —sus palabras me toman por sorpresa.

—¿Estás confesando que me estás coqueteando? —alzo una ceja con diversión.

—Lo estoy haciendo desde que te conozco, Luke. Si, desde los 6 años —mi ceja vuelve a su posición normal. ¿Cómo dijo?

—Uhm... Esto... —rasco mi nuca sin saber que decir.

—No es necesario que respondas nada —acorta distancia, y posa su índice en mis labios, indicándome que haga silencio— Solo necesito que te dejes llevar —sus manos suben por mi pecho desnudo, hasta unirse detrás de mí nuca. Tomo sus brazos para sacarlos, pero antes de hacer algo, sus labios ya estaban en contacto con los míos.

Quiero pensar que esto es solo el efecto del alcohol en su sangre.

Sus labios se mueven a un ritmo constante que decido no responder. No puedo creer lo que está pasando. Intento separarme para evitar que alguien -específicamente su hermano- nos vea, pero me es difícil, ya que la chica intensifica el beso y su mano izquierda apega mi cabeza aún más, mientras que la derecha baja por mi hombro hasta apretar mi brazo.
Cayendo en los encantos del dulce y suave sabor de sus labios, se lo respondo, y dejo que mis manos salgan de su posición quieta, colgado pegadas a mi cuerpo.

Subo una mano directo a su nuca, y la otra la deslizo hacia arriba, desde sus caderas por su cintura hasta su espalda.
Su lengua se introduce en mi boca, y la abro un poco para dejarla entrar.
Chupo la punta de su lengua, y siento como aprieta su agarre en mi brazo.

Algo de culpa me recorre al no sentir nada más que atracción con este beso. No hay ninguna otra conexión, y no me gusta. Solo en una situación di un beso sin sentirlo. Dos con esta. Pero realmente me gusta como besa y se me hace difícil alejarme.

Me intento repetir una y otra vez que es la hermana menor de mi amigo de la infancia, pero no resulta. Mi cuerpo quiere seguir cercano al de ella.

—¿¡Luke!? —me separo de golpe y me volteo para ver como el chico parado a nuestro lado nos mira con una expresión indescifrable.

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¡Hola!
Solo quería decirles ¡Gracias!
Hemos logrado ya los 200k de lecturas en Tu secreto descubierto.
No saben lo feliz que me hacen sentir :')
Y muchas muchas muchas gracias por el apoyo que le están dando a esta segunda parte, por sus lecturas, votos y comentarios.
💙💙💙

-Maca

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