14. Segundos intentos.

—Hola, Luke —Kyle me sonríe tímidamente. Es raro verla así, tímida— Uhm, pasa —se hace a un lado de la puerta y me deja entrar— Estoy sola, así que con toda confianza.

—Gracias —nos dirigimos a la sala y nos sentamos en silencio.

—Y... ¿A qué se debe tu visita? No digo que no quería que vinieses, sino que es raro que estés aquí.

—¿Raro? Pero si casi siempre vengo para acá.

—Pensé que con lo que te dije ese día no ibas a querer hablar más conmigo.

—¿Por qué no querría? Al contrario, quiero hablar contigo de eso. Por eso estoy aquí.

—Luke, sé que nosotros tenemos una linda amistad, y sé que tú no estás en lo absoluto interesado en mí, pero necesitaba decirlo, necesitaba sacarlo de mí —clava su vista en mis ojos— Necesitaba decirte lo mucho que me gustas —un revoloteo de mariposas se forma en mi estómago y me dan ganas de sonreír como un bobo, pero lo disimulo.

—Yo también tengo algo que confesarte —digo, y esta espera atenta a lo que diré— Tú también me gustas, Kyle. Me gustas desde hace unos años y siento que cada vez te quiero más. Me haces sentir tan diferente cuando me hablas. Me haces sentir, de alguna forma, especial. —Sus ojos se abren como plato, y por alguna razón me arrepiento de haberse lo dicho. Quizá el miedo al haberle entregado algo de poder sobre mí. Ahora sabe que es capaz de poder romper mi corazón. Pero es Kyle, ella no lo hará. Me sonríe.

—Sabes, hubo un tiempo en el que sospeché, pero lo descarte porque pensaba que te gustaba Lexy.

—¿Qué? No. Me gustas tú. Siempre has sido tú la dueña de mis pensamientos.

—Eres muy lindo, Luke —se acerca un poco más a mí, hasta que nuestras rodillas chocaban. Sube una de sus manos hasta mi rostro y cierro mis ojos para apreciar más su tacto— No sabes lo feliz que me hace saber que el sentimiento es correspondido.

—¿Puedo besarte? —pregunto tontamente. Abro los ojos y me la encuentro con una ceja alzada— Lo siento —quiero desviar la vista avergonzado, pero su mano en mi rostro me lo impide.

—¿Quieres que nuestro primer beso sea después de la primera confesión? —Me encojo de hombros— Me parece —me sonríe antes de acortar distancia para que nuestros rostros queden a escasos centímetros.

Me acerco aún más, hasta que nuestras comisuras pueden rozarse.
Puedo sentir su respiración chocar con mis labios y los cosquilleos por todo mi cuerpo no ayudan en nada.

No es mi primer beso, pero estoy tan nervioso como si lo fuese. El último que di fue hace unos meses, y ya siento que se me olvidó completamente como hacerlo.

Elimino todo el pequeño espacio que quedaba, y encajo mis labios perfectamente con los de ella. Se siente tan suave que me dan ganas de quedarme ahí.
Comienzo con pequeños movimientos que Kyle me responde enseguida, y decido meter enseguida la lengua. Ella abre paso y puedo sentir como se estremece con el tacto, al igual que yo.

Intensificamos un poco más el beso, y llevo una de mis manos a su espalda, y con la otra la guío para que se siente sobre mi regazo. Lo hace y me abraza el cuello con sus brazos y yo su cintura con los míos.

Nos separamos un milisegundo para tomar aire, y rápidamente volvemos a besarnos como si de eso dependiera nuestro vivir.
Bajo mi mano inconscientemente hasta uno de sus glúteos y lo aprieto con deseo para hacerle saber que la quiero de todas formas.
No solo me gusta por quien es, por la increíble persona que lleva en su corazón, sino también por su físico. Esa sonrisa infantil que siempre me alegra, ese cabello ondulado, sus ojos color café, su cintura, sus piernas, su escote, y esas manos que me las imagino donde no debería.

Mis pensamientos se desvían cuando un pequeño gemido se escapa de sus labios. Un gran cosquilleo me recorre al oírlo.

—Siempre creí que nuestro primer beso sería chiquito y tierno —ríe— Pero ahora entiendo los comentarios de las chicas con las que salías —le sonrío y me acerco para agarrar su labio inferior y dar un pequeño mordisco. Aprieta su mano en mi brazo y me separo para mirar lo hermosa que es— Creo que me gusta este lado salvaje escondido.

—Puedo mostrarte todos mis lados —le doy una sonrisa coqueta y hace el esfuerzo de reprimir una risa.

—Lo siento, lo malpensé.

—Tranquila que a eso me refería —sus mejillas se tornan de un color rosa y me encanta. Me gusta saber que puedo causar esto en ella.

Pone ambas manos en mis mejillas y me acerca para besarme nuevamente, esta vez más suave.

—Perdí toda esperanza y posibilidad de ser un hombre lobo como ustedes —es lo primero que digo cuando nos separamos. Siento que necesito hablar con ella de esto para que lo sepa.
Kyle frunce el ceño y se separa un poco más para quedar como en un principio y prestar atención a lo que decía.

—¿De qué hablas? —su voz sale muy suave.

—Me hice un examen de sangre para ver el porcentaje que tenía, y solo tengo un 3%. Y según lo que sé, ya perdí toda posibilidad —digo algo triste. Esta salta a mí y me abraza con mucha fuerza.

—No necesitas ser un hombre lobo para ser especial. No me cansaré de recordarte jamás lo increíble que eres. Tu eres genial, Luke. Tal cual eres.

—¿Lo crees realmente?

—¿Me lo preguntarás cada vez que te lo diga? —se cruza de brazos y finge molestia.

—Es que nunca me creo cuando me lo dicen. Siempre me dicen que soy una persona increíble, fantástica, bla bla.

—Por algo será entonces. Creo que todos lo tienen claro excepto una persona.

—¿Tu papá? —niega con una sonrisa.

—Tú —me observa detenidamente— Yo te quiero mucho, Luke. Pero para que tú puedas recibir ese cariño, debes recibir tu propio cariño. Amate tu primero y ya podrás amar, y ser amado.

—Eso sonó como algo que dirían en la iglesia —río y esta se encoje de hombros.

—Me gustas mucho, Luke.

—Tú también me gustas mucho, Kyle.

(...)

*Dos días después*

—¡Vamos Luke! —Me anima tío Alvin— ¡Izquierda, izquierda!

Luego de tres días de fuga, decidí volver a casa para mi entrenamiento con tío Alvin y tío Andy. Traje todas mis cosas, y decidí que ya era momento de enfrentar la situación y dejar de vagar de casa en casa para esquivar la verdad.
Estoy aquí, y nadie de mi familia lo sabe. Prontamente llegará alguno de mis padres, y más tarde Roody.

—¡Vamos! —tío Andy me alienta mientras mueve su varilla contra mi cuerpo, las cual intento esquivar. Se detiene y me deja dar un respiro. Desde que dejé la natación, mi cuerpo se ha cansado más rápido. De seguro es porque ya estaba acostumbrado a un constante ejercicio— Has mejorado bastante.

—Estas todo un profesional, muchacho —Alvin me entrega una botella con agua— ¿Cuántos entrenamientos llevas? —levanto dos dedos mientras bebo el agua— ¡¿Solo dos!? —Asiento limpiando mi boca— Wow. Naciste para esto —sonrió ante su comentario.

—Yo te dije, este Miller es de los fuertes —el mejor amigo de mi padre me da un golpe en la espalda orgulloso, y me es imposible disimular la cara de dolor al haber golpeado en los puntos de la herida— ¡Lo siento! Es que estás tan ágil en tus movimientos que se me olvida que estás herido.

—¿Cuándo te los sacan?

—En cuatro días más. Creo ya que está completamente cicatrizada. Por lo menos la doctora dijo que eso demoraría.

—Pero lo bueno es que te sientes bien con tu recuperación y no has tenido mayores complicacio...

—Luke... —la voz de mamá llega a mis oídos, y me volteo para encontrármela saliendo por la puerta de la cocina que da al jardín— que bueno que estás aquí —se acerca a mí, pero la ignoro.

—Luke... —me regaña tío Alvin— No le faltes el respeto a tu madre.

—¿Seguimos? —pido, y no tengo la necesidad de mirar a mi madre para darme cuenta que se quedó parada un rato mirándome, antes de caminar hacia la casa.

—¿Y eso? —Pregunta tío Andy— Pensé que ya había pasado. O eso fue más o menos a lo que habíamos llegado.

—¿Podemos seguir? —insisto sintiendo el nudo en mi garganta.

—Emily es muy sensible y te ama. No deberías seguir... —dejo al hermano de mi madre a media palabra y me largo.

—Gracias a ambos. Me agrada saber que puedo contar con ustedes para mí entrenamiento.

—Pasado mañana volveremos —me habla tío Andy al darse cuenta que no quería seguir, y me quería largar. Asiento y subo hasta mi habitación para darme una ducha y cambiarme de ropa para ir al pueblo.
Cuando salí de la ducha ya mis tíos no estaban, y al parecer mamá tampoco. Me pareció algo raro, ya que debería estar aquí para recibir a Roody cuando regrese.
Le doy comida a Ros y tomo un autobús para que me deje lo más cercano que puede al camino hacia el pueblo.

Pienso en ir a ver a Kyle, pero decido ir primero por unos waffles para llevar, y poder compartir un rato con ella. No la he visto más desde ese día.

Llego al food truck que se encontraba frente a la plaza del pueblo, y me afirmo en el pequeño mostrador para comenzar a leer las variedades.

¿Uno salado o uno dulce?

Recuerdo que cuando era pequeño mi abuelo me trajo aquí y me pidió uno de tocino, con verduras salteadas y papas al hilo.
Fue ahí cuando descubrí que los waffles no son sólo para comer con cosas dulces como helado, Nutella o dulce de leche.

—Lo lamento mucho, joven. ¿Está muy apurado? —pregunta el hombre detrás de la caja.

—Uhm, no —mientras más tiempo pase fuera de casa, mejor— ¿Por qué?

—Lo que pasa es que me faltan algunos de los ingredientes, y mi hija no está en el pueblo. Necesito ir a comprarlos para continuar con el negocio. No me demoro más de 10 minutos —habla tan preocupado que me da pena.

—Descuide, espero. Me iré a dar una vuelta por ahí.

—Muchas muchísimas gracias —se quita el delantal y baja corriendo para irse a algún lado.

—Hey, pensé que como no eras uno de nosotros no sanarías y quedarías inválido —miro a mi lado y me encuentro a Ismael con su típica sonrisa arrogante, mientras estaba afirmado con sus antebrazos en el mostrador.

—Lamento informarte que ya estoy en perfectas condiciones, y no necesito ser como uno de ustedes para sanar y ser lo suficientemente valiente para dar un paso con una herida de este tamaño, y para hablar sin pudor con el causante —escupo, y siento algo de felicidad al decir esas palabras. No necesito ser como Ismael para sentirme bien conmigo mismo.

—Uy, estamos algo agresivos parece —se voltea afirmando su cadera en el vehículo y cruzándose de brazos. Me es inevitable rodar los ojos—. Uff, ¿y esa mujercita de ahí? —dice Ismael, y cuando me volteo siento la sangre hervir al ver de quien se refería.

—Es mi mamá imbécil —al parecer eso le causo gracia.

—¿Te importaría ser mi hijastro? O mejor aún, ¿Te gustaría tener un hermanastro de mi parte? Te juro que le meto de todo a esa zorra tan... —mi puño viaja con velocidad, hasta estamparse con su rostro. Al haber sido tanta la intensidad, hace que el chico retroceda. Mi respiración estaba agitada. Este limpia la sangre que logré sacar de su nariz, y me mira con una sonrisa al tiempo que asiente repetidas veces— De todo —repite— Zorra —escupe con lentitud y modelando cada letra que sale de su boca. Me alejo un poco para no estropear la comida de algunos que estaban por ahí.

Me lanzo nuevamente hacia el chico, pero este me toma ambos brazos y me lanza hacia un lado, haciéndome chocar con un poste con un letrero que indica la dirección de la calle. Siento todo mi cuerpo doler, incluida la cicatriz en mi espalda que aún no sana completamente.

Sus ojos arden de furia y deseo de muerte.

Mi muerte.

Camina hacia mí, al tiempo que intento ponerme de pie con todo este dolor. Al verme incapaz, tomo el letrero que cayó, y lo empujo en dirección a su estómago, seguido de una gran patada.

Las personas comienzan a rodearnos y a murmurar cosas. Ismael saca sus garras y me muestra el brillo amarillo de sus ojos.

Saco fuerzas de alguna parte, y me paro antes de recibir un futuro golpe. Lo esquivo, y golpeo la parte de atrás de su rodilla haciendo que caiga.
Antes que pueda hacer algo, golpeo su rostro dos veces. Iba por la tercera, pero me agarra y tira mis brazos hacia él. Tuve que dejarme llevar, ya que cuando hizo eso la espalda me jalaba.

Le doy un rodillazo en la entrepierna, y me da el tiempo de ponerme de pie lejos de sus manos.

—¡Lucas! —la voz de mi abuelo me saca completamente de mí. Me volteo hacia él, y los encuentro con el ceño fruncido, y a su lado mi madre preocupada. Miro a Ismael, que se levantaba mientras limpiaba algo de sangre en su ceja— Ve ahora mismo a mi oficina —mi abuelo niega furioso y asiento para obedecerle. Paso por el lado de mamá, quien solo me observa sin decir palabra alguna.
Voy hacia donde el abuelo me dijo, y me quedo esperando a que llegue.

Diez minutos después, llega con la expresión llena de rabia. Cierra la puerta y suelta un largo suspiro antes de relajar su rostro.
Me hace una seña para que me siente en los sillones individuales, y él se sienta en el que está al frente.

—Ya hablé con Ismael. Es realmente odioso. No mereces que nadie te toque, mucho menos alguien como él. Fue muy bien lo que hiciste.

—Estaba defendiendo a mamá. Le dijo zorra, y obscenidades sobre ella.

—Lo sé. Vi la cámara del food truck —asiento avergonzado de mi actuar. Siento su mano en mi rodilla y alzo la vista— Ahora olvídate de eso un rato. Necesito decirte algo, pero por favor no quiero que te hagas falsas ilusiones.

—Uhm, okey...

—Tus ojos brillaron —frunzo el ceño sin entender— Brillaron de un amarillo, como el de los hombres lobo, Luke.

—¿Qué? —Mi corazón comienza a latir con fuerza, y siento que en cualquier momento sale de mi pecho— ¿Estás seguro? —Asiente lentamente— Esto... ¿Qué... Qué quiere decir?

—Quiere decir que quizás ese pequeño porcentaje que tenías está incrementando.

—¿Y eso es posible? —mi respiración se agita.

—Quizás con esta lucha... No lo sé. Estabas defendiendo a tu mamá. La lealtad, el valor, el proteger y el mantenerte siempre en pie son características de un lobo. Quizás algo se mezcló y...

—¿Puedo hacerme otro examen?

—Te iba a decir eso. No quería ahora, quería esperar un poco más a...

—Por favor —Ruego. Mientras más espere, menos podré estar tranquilo. Ya me cayó una decepción y si viene otra, prefiero que sea lo antes posible para no formarme mayores ilusiones— Necesito salir lo antes de la duda —mi abuelo suelta un bufido.

—Está bien —se asoma de su oficina— Mariel, llama al enfermero por favor.

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