13. ¿Por qué demonios me amas?
Despierto con el sonido de una llamada proveniente de mi teléfono, y me apuro en presionar la tecla de bloqueo para que se silencie. Veo que es una llamada de Roody. Miro la hora, y me sorprendo porque mi hermano siga despierto.
—¿Hola? —Contesto, y oigo sollozos del otro lado de la línea— ¿Roody, estás bien?
—No... —su voz sale triste y se me encoge el corazón al escucharlo. Salgo de la cama y de la habitación de Levin para ir a encerrarme en el baño.
—Dime, ¿qué pasó?
—Tuve una pesadilla y no estabas aquí. Necesito un abrazo tuyo —los sollozos aumentan.
—Roody... —suelto un suspiro por la impotencia de no poder estar ahí para el— Si pudiera iría y te abrazaría con todas mis fuerzas.
—¿Estas bien tú? —una sonrisa se forma en mi rostro por su pregunta.
—Lo estoy. Estoy bien y tranquilo.
—¿Dónde estás? Iré para allá.
—No, Roody. Cómo se te ocurre. No es seguro que un niño de 7 años ande solo en las calles de noche. Son las 3 de la madrugada.
—No me importa, quiero un abrazo tuyo.
—Te prometo que apenas amanezca iré a darte el abrazo más grande del mundo.
—Gracias —su respiración comienza a calmarse— ¿puedo pedirte algo? —Hago un sonido de afirmación— ¿Puedes quedarte en la línea hasta que me duerma?
—Claro que sí. ¿Ya estás acostado? —Afirma— Bien. Acobíjate, deja el teléfono a un lado y déjalo en alta voz.
—Listo —dice, y se oye el roce de las sábanas.
—Tu solo acomódate —digo antes, y aclaro mi garganta— My lungs are black, my heart is pure. My hands are scarred from nights before. And my hair is thin and falling out of all the wrong places. I am a little insecure —comienzo a cantar.
—Me encanta esta canción —dice Roody en un bostezo— y me encanta como cantas.
—My eyes are crossed, but they're still blue. I bite my nails and tell the truth. I go from thin to overweight day-to-day it fluctuates. My skin is inked, but faded, too... But you loves me, you loves me. Why the hell you love me. When you could have anyone else? Oh, you love me, you love me, Why the hell do you love me? Cause I don't even love myself —cambio un poco la letra. Me detengo al darme cuenta lo que realmente dice la canción.
"¿Por qué demonios me amas? Si ni siquiera puedo amarme a mí mismo"
Me quedo callado un rato para ver si Roody seguía ahí. Tal como lo sospeche, se quedó dormido enseguida.
Era obvio, es muy tarde para que esté despierto.
Pienso en sus pequeños ojitos cerrados, y el nudo crece aún más. No puedo creer lo mucho que amo a ese pequeño, a pesar de nuestra diferencia sobrenatural.
Aprovecho y tomo un poco de agua del grifo, y vuelvo a la habitación de Levin para acostarme y dormir.
(...)
—¿Te quedas a desayunar? —pregunta Levin cambiando la toalla de su cintura por la ropa interior y luego los pantalones.
—No, descuida. Iré a Rick's —abrocho mis zapatos.
—¿Estás seguro?
—Si. Y de nuevo, muchísimas gracias.
—No hay de qué fortachón. Tú has hecho mucho por mí, y lo menos que puedo hacer es esto —abre sus brazos y me sonríe. Asiento y me acerco para darle un abrazo— No seas tan terco y habla con tu mamá —dice antes de separarse.
—Lo haré, pero creo que esperaré un día más para que se le bajen los humos —este niega la cabeza con diversión.
—Sabes que cualquier cosa que necesite aquí estaré.
Me voy de la casa de Levin y me dirijo a Rick's Smoothie. Estaba casi vacío, por lo que mi pedido salió rápido. Un expresó con una media luna y un sándwich de jamón y queso. Con esto, me dirijo a una de las mesas para disfrutar de mi desayuno.
Tomo mi teléfono y veo que hay algunas llamadas perdidas. Mamá, papá, y una que entró mi curiosidad: Tío Andy.
Es ahí cuando recuerdo que mi primer entrenamiento es hoy.
¿Será necesario el entrenamiento, si ya tengo claro que nunca podré ser como ellos?
Claro que lo es. Necesito saber defenderme, y a mi familia. Roody no merece estar siendo amenazado y si puedo hacer algo para evitarlo lo haré. Además, puede que no sea un lobo de sangre, pero lo soy escitamente, ya que según la lista de alfas, yo soy el siguiente.
Termino mi desayuno, y mientras camino a casa llamo a tío Andy. Si, iré a casa. No para disculparme aún con mis padres, pero si por algo de ropa limpia. Esta es la hora perfecta, ya que la casa está vacía. Ambos están trabajando, y Roody y Ros deben estar en el pueblo con mi abuelo.
—Hola Luke —contesta animadamente tío Andy.
—Hola tío, tenía una llamada perdida tuya y supongo que es para lo del entrenamiento.
—Exactamente, pero no te emociones mucho. Recuerda que no has sanado 100%. Aun no entiendo por qué querías adelantarlo.
—Ansias —me encojo de hombros, aunque sé que no me puede ver. Llego a casa, y me paro fuera sin saber qué hacer cuando recuerdo que salí sin llaves.
—Iré en dos horas más a tu casa para ayudarte.
—No —le detengo— ¿El entrenamiento podría ser en tu gimnasio?
—Ya lo recuerdo. Te fuiste de la casa como el típico adolescente frustrado —ruedo los ojos— Me temo que no podrá ser ahí, ya que sería bastante raro utilizar lanzas y garras en un lugar como ese.
—Ah —comienzo a revisar si alguna ventana quedó abierta.
—Peeero, puedes venir a mi casa.
—¿En serio? —pregunto contento al saber que podré entrenar sin chocarme con mis padres.
—Claro. Te espero en dos horas más. Debo irme.
—Nos vemos —me despido y corto. Suelto un suspiro pensando en cómo entraré a casa, y necesito apurarme, ya que en media hora llega papá a preparar unos documentos.
Brett.
Cruzo la calle de un trote, y toco la puerta de mi vecino. Espero unos segundos, y la puerta se abre con Lexy del otro lado.
—Hola Luke —me saluda con una sonrisa.
—Hola Lex —se hace a un lado para hacerme pasar, pero niego— ¿Podrías decirle a Brett si me puede pasar las llaves que tiene de mi casa?
—Uhm, no está. Y no sé en donde podría tenerlas. Pero si quieres vas a su habitación y las buscas.
—Por favor —pido y esta asiente. Se hace a un lado y me sigue escaleras arriba, hasta la habitación de Brett.
—¿Y cómo está tu espalda? Veo que ya puedes caminar bien.
—Sí, algo —abro el cajón de su mesita de noche y me siento algo incómodo cuando veo un sobre de condón. Lo hago a un lado intentando que su hermana no lo vea, y busco más abajo para ver si encuentro las llaves— Aunque a veces me sigue molestando.
—Ah —al no encontrar nada, me dirijo al escritorio para buscar. Lexy se acerca y afirma su cadera en él, mientras yo busco en los cajones y lapiceros— ¿Estás molesto? —Dejo de buscar y me dedico a mirarla por su pregunta— Estás tenso —se acerca aún más, y comienza a masajear mis hombros.
—Uhm, algo —me hago a un lado incómodo por su tacto, y recuerdo exactamente dónde fue que Brett escondió la llave en caso de emergencia.
Quito el cuadro que colgaba en la pared con una fotografía de ambos junto a Camile y Levin y, efectivamente, la llave estás ahí pegada con cinta adhesiva a la pared.
—Si no fuese mi hermano, habrá sido extraño. Pero es Brett y de él me espero lo que sea —opina Lexy divertida.
—Bueno, debo irme —me despido de ella con un beso en la mejilla y bajo las escaleras— No les digas a mis padres que vine —le pido desde la puerta de entrada, antes de cerrarla y cruzar rápidamente para entrar a mi casa.
Papá es puntual, y me quedan solo trece minutos para tomar algo de ropa, mis llaves, dinero, y alguna cosa que encuentre que me sea útil.
Se me hace extraño ver que mi cama estaba desordenada, ya que ayer en la mañana la hice antes de salir.
Suelto un suspiro al ver la jirafa de peluche de Roody entre las sábanas. Durmió en mi habitación.
Dios, como puedo amar tanto a este pequeño ser.
Ya con una mochila con dos camisetas, un pantalón, dinero, cargador de mi teléfono, cepillo de dientes, una manzana, dos naranjas y la crema para la herida de mi espalda, salgo rápidamente de casa.
Sé que papá podrá oler que estuve aquí, pero no me importa. Tampoco quiero que se preocupen por mí al pensar dónde podría estar. Claro, si llegan a hacerlo.
Camino a casa de tío Andy, que quedaba en el pueblo. Es algo lejos, pero tengo una hora y media que rellenar, además de que quiero despejar mi mente.
(...)
—Hola, hola —tío Andy abre la puerta sin siquiera haberla tocado— Pasa —se hace a un lado.
—Hola.
—¿Quieres empezar ya? —me entrega una botella con agua. Asiento.
Me guía hasta su sótano, el cual usa para ejercitarse. Al igual que en el gimnasio del pueblo, a un lado hay gran cantidad de lanzas con y sin puntas. Un escalofrío recorre mi espalda al recordar lo que me hizo Ismael— Descuida, Luke. Sería incapaz de hacerte daño. Además, si algo te pasa no dudes en que tú padre me matará. Y créeme que no quiero morir otra vez.
—¿Qué? —pregunto con diversión.
—Larga historia. Empecemos.
Me enseña algunas elongaciones simples, y que no tiren la piel de mi espalda para evitar que se suelte algún punto, y comenzamos con algo simple. Según él.
—No puedo hacer eso —digo cuando me muestra lo que tengo que hacer.
—No seas tan negativo. Ni siquiera lo has intentado —suelto un bufido al ver que tiene razón— Vamos.
Damos un golpe con las lanzas, y comenzamos con los movimientos. Intento de vez en cuando usar las técnicas que me enseñó, pero me resulta algo difícil conectarlas. Es muy rápido y bueno, y sé que está haciéndomelo mucho más fácil de cómo lo puede hacer.
—¡Ouch! —se lanza al suelo en posición fetal. No sé si le pegué o algo.
—¡Lo lamento, lo lamento! No me di ni cuenta de lo que hice... —me agacho a él, y este se voltea y me mira con una sonrisa. Ríe.
—Solo bromeo. Me estabas ganando y no podía perder tan fácilmente.
—Eres un infantil, tío —le ayudo a ponerse de pie.
—Y tu demasiado aburrido y maduro para tu edad —me responde sacándome la lengua. Ruedo los ojos, pero tiene razón— La última.
Levanta la lanza y espera a que yo haga lo mismo para comenzar.
—Recuerda observar la dirección de mis pies y hacia dónde va mi vista. Eso te va a dar muchos indicios de hacia dónde irá el atacante —asiento y comienzo a detener los movimientos que hace, seguido de intentar lanzar ataques.
Esto definitivamente no se parece nada a lo que estaba haciendo Ismael con "enseñarme".
—¡Muy bien, Luke! —Me felicita con orgullo— No estás nada mal, teniendo en cuenta el corte en tu espalda.
—Gracias —me limpio el sudor de mi rostro con la camiseta.
—Y... ahora que te descargaste un poco, ¿Quieres hablar de tu huida? —sabía que este momento llegaría. Suelto un suspiro y asiento, sabiendo que no me podré librar de esta.
—No... No fue nada —intento restarle importancia— Simplemente me enteré que uno de mis mayores sueños es imposible de cumplir.
—¿Se podría saber cuál, y en qué influye tu madre aquí?
—Ser como ustedes. Un hombre lobo —alza las cejas atento— Y mamá... Bueno, la culpé de todo esto porque ella es humana.
—Y piensas que eso influyó en tu Biología —asiento y el niega— Aunque no lo creas, el hombre lobo posee un gen dominante. Con solo tener uno de tus padres sobrenatural, tú puedes acceder a eso.
—¿Y por qué no lo tengo?
—Porque tus defensas son buenas —frunzo el ceño sin entender— El nombre lo dice. Es un gen sobre natural, que el organismo descarta por no ser común.
—¿Y puedo "recibirlo" ahora? —niega.
—Si no es en la fecundación... No.
—Ah —la angustia vuelve, y el parece notarlo— Fui muy malo con mamá. Creo que tengo yo la culpa de todo. Mi propio organismo desecha mis sueños... —suelto un largo suspiro— Yo solo quiero ser alguien en la vida, tener un propósito, ayudar a los que quiero, tener...
—Oye, oye, basta —me detiene— Luke, tú ya haces todo eso. Mira lo que estás haciendo para proteger a tu familia. Y créeme que ya eres alguien en la vida. Alguien muy especial que, lamentablemente, no sabe apreciarse a sí mismo. Créeme que el día que encuentres tu propósito, te ames, vallas con la cabeza en alto, te darás cuenta todas las cosas increíbles que puedes lograr.
—Es que no puedo. Busco cualquier cosa buena en mí, pero nada. No puedo ni siquiera cambiar mi mentalidad de mierda para ser más feliz. Quiero ser alegre, cariñoso, positivo, y sobretodo quererme a mí mismo...
—Yo te entiendo. Mejor dicho entiendo a tu padre que es lo mismo —frunzo el ceño confundido— Conozco a Tyler desde hace unos treinta años, y créeme que tienen muchas cosas en común en torno a la personalidad. Ambos son cerrados, no muy cariñosos demostrativamente, se culpan por todo, y sobre todo son tercos —sonrío al darme cuenta que pudo describirme un poco.
—¿Papá cerrado? Según las historias que nos cuenta a mí y a Roody de su relación con mamá, no lo parece —Según sé, él era todo un romántico. Aún lo sigue siendo.
—Bueno, Tyler se enamoró de Emily a los 6 meses después de que la conoció —se encoje de hombros y me hace una seña para que subamos— ¿Trajiste algo para ducharte? —Asiento— Bien. Ya sabes dónde está el baño. Te prepararé algo delicioso para bajar esa angustia.
Salgo de la ducha ya cambiado y con el pelo aún mojado, y me encuentro con el delicioso aroma a verduras salteadas.
Me dirijo a la cocina y tío Andy estaba sirviéndolas en dos platos, junto a un gran trozo de lomo de cerdo. Se me hace agua la boca con mirarlo.
—Parce que acerté —pone un plato frente al otro en la isla de la cocina, y se sienta. Hago lo mismo frente a él.
—100% —tomo el cubierto y comienzo a comer— Está exquisito —digo con la boca llena. Trago— Perdón.
—Soy un chef profesional —finge egocentrismo— Y aun así no sé por qué las chicas no me quieren.
—Se lo pierden. Tío, tú eres grandioso. Eres como un joven en el cuerpo de un adulto.
—Deberías decírtelo. "Se lo pierden, eres grandioso" —asiento lentamente no muy convencido— Y... ¿qué harás ahora?
—No lo sé, tenía pensado buscar algún arriendo de habitación para quedarme está noche.
—Estas exagerando mucho —dice serio— Fue solo una pequeña discusión.
—Pero me dolió. Me dolió el haber tratado así a mamá, y me dolió saber la verdad. Siento que si los vuelvo a ver, se me caerá todo encima otra vez. Además, quiero atrasar un poco más el regaño que sé que me darán. Roody es el único que me abrazará —Tío Andy rueda los ojos.
—Mira, hagamos un trato —recoge su plato ya vacío, y me hace una seña para que le pase el mío— Puedes pasar la noche aquí, pero mañana mismo lo resuelves todo —lo pienso un poco. Prefiero mil veces pasar la noche en casa de alguien que conozco, que en cualquier lugar. Aún soy menor de edad y eso para muchos es un problema.
—¿No es molestia? —niega.
—Tenerte aquí es un halago. Además, no me gusta tener esta casa tan grande para mí solo.
—¿Y tu novia?
—No eres tú, soy yo. No me siento cómoda, creo que hay que darnos un tiempo. Necesito concentrarme en mi trabajo, tengo que hacer cosas y no quiero desplazarte... Lo típico —se encoje de hombros— ¿Y la tuya? —Entrecierro los ojos— es broma. —Entonces, ¿aceptas? —Asiento lentamente sin saber lo que hago— Perfecto —lleva los platos al lavado y los deja ahí. Caminamos a la pequeña sala.
—Uhm... necesito hacer algo ya que estoy en el pueblo —me recuerdo.
—Adelante, eres un joven libre —hace una seña a la puerta y le sonrío antes de salir.
Necesito hablar con Kyle sobre lo de ese día. Necesito retomar el tema y confirmar que sus palabras son ciertas.
Sería muy feliz si sé que realmente gusta de mí.
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