23. El comienzo de las clases

Era el primer día de clases de quinto año para Los Merodeadores en Hogwarts. James Potter (Cornamenta), Remus Lupin (Lunático), Sirius Black (Canuto) y Peter Pettigrew (Colagusano) se encontraban sentados en la mesa de Gryffindor y esperaban ansiosos que terminara ya la primera clase del día. Aunque a esto hay que añadirle que Los Merodeadores corrían por los pasillos del castillo porque estaban llegando tarde a su primera clase del año: Historia de la magia.

El profesor Binns, un hombre de unos 60 años, les echó una mirada fulminante cuando entraron al aula.

- He tenido que soportar sus tardanzas todos los años desde que entraron a Hogwarts – gruñó el profesor 

- Lo sentimos – dijo Sirius tratando de aparentar arrepentimiento – es que nosotros...

- A ver – dijo el Binns – cuál es su excusa esta vez: que no encontraban el camino, que tuvieron que regresar por sus tareas, que se chocaron con un trol cuando venían para aquí, que comieron tranquilizantes en lugar de caramelos...

- No, nada de eso – dijo James – es que...

- El despertador no sonó– dijo Lupin

- ¡QUE EL DESPERTADOR NO SONÓ! – dijo el profesor al que ya se le estaba notando una vena palpitándole en la sien 

- Sí – afirmó Lupin que no veía que sus compañeros le hacían señas de que si no se callaba lo ahogarían en el lago del parque

- Creo que a pesar de que ya lleva varios años en Hogwarts, señor Lupin – dijo Binns tratando de tranquilizarse – Aún olvida que hay ciertas cosas que no se pueden utilizar en Hogwarts como por ejemplo... ¡DESPERTADORES!.

Lunático se puso de todos los colores. Había olvidado que en el colegio no se podían usar cosas eléctricas ni a pilas. Definitivamente, el pertenecer a familia muggle no lo había ayudado en esta ocasión.

- Espero que esto no vuelva a repetirse – dijo Binns como para dar por terminado el asunto – por favor, siéntense.

Los amigos caminaron muy lentamente hasta sus asientos. Como todos los años, James se sentaba con Sirius y Remus con Peter.

- ¡Cómo pudiste olvidarte de que en Hogwarts no se podían usar despertadores! – regañó Sirius a Lupin 

- Sí Lunático – dijo Peter – el profesor Binns se habría creído hasta que una arpía intentó matarnos en el camino. Pero lo que dijiste...

- Ya chicos – dijo James al notar que Remus se hundía cada vez más en el asiento – déjenlo tranquilo. Un error puede tenerlo cualquiera.

- Eso – dijo Lunático y como para cambiar de tema... - ¿Ya pensaron en cómo nos las vamos a arreglar para poder llevar a cabo nuestra broma?

- Todavía no – dijo Cornamenta – pero creo que ya se me va a ocurrir algo.

- Mientras tanto – dijo Sirius – podríamos seguir con nuestras pequeñas bromas.

- Sí – dijo irónicamente Colagusano – total, que es lo que conseguiríamos al respecto... un par de detenciones.

- Ya Peter – dijo Lupin – no seas tan amargado. Un par de detenciones más en tu currículum no harán la diferencia.

Los amigos rieron por lo bajo. En ese momento estaba a punto de finalizar la lección.

- Para la clase siguiente – dijo Binns que ya se encontraba mucho más tranquilo – quiero que hagan un resumen de lo que estuvimos conversando.

- ¡Oh no! – Dijo Lupin - ¿Cómo nos la arreglaremos para salir de esta? Ninguno de nosotros ha prestado ni la más mínima atención a la clase.

- No te preocupes Lunático – dijo Sirius riendo – de seguro alguna de las admiradoras de nuestro buen amigo Cornamenta accederán con gusto a prestarnos los resúmenes.

- Ya cállate Canuto – dijo James 

- Vamos compañero – dijo Peter – siempre hemos hecho lo mismo.

- De acuerdo, de acuerdo – dijo James y se dirigió a un grupito de chicas que lo miraban y reían como si no se notara

- Vamos tigre – dijo Sirius provocando la risa de Remus y de Peter

James se dio la vuelta y le susurró algo que Sirius no logró a comprender, pero que por la mirada de su amigo no parecía ser nada bueno.

Las clases siguientes fueron de lo más normal. Todas menos la de pociones.



- Disculpen chicas – dijo Sirius acercándose a una pequeña multitud que se encontraba en el rincón de uno de los pasillos del castillo – pero temo informarles que su galán debe retirarse.

- Enseguida voy – dijo James que tenía abrazada a una de las chicas 

- Eso lo dejas para otro momento, Cornamenta – dijo Sirius arrancándolo del grupo y llevándolo a la rastra hasta el aula de pociones

- Espera Canuto – dijo James forcejeando – que estaba en el mejor momento.

- Todos los días estás en el mejor momento, James.

- Lo que pasa es que tú estás celoso – dijo Cornamenta 

- Así que celoso, eh – dijo Sirius comenzando a enfadarse 

- Sí, celoso – repitió James – celoso de que yo siempre esté rodeado de chicas hermosas.

- Sabes que eso no me molesta. Lo que me molestaría es que te metieras con __...

- ¿Con quién? – dijo James parándose en seco - No te estarías refiriendo a mi hermana, verdad?

- NO!!! Sabes que no... Además, ella tiene novio...

- Sí...claro – dijo James con un hilo de voz 

- ¿Qué te ocurre James? – dijo Canuto – cualquiera diría que te molestaría que yo estuviera con ella. Pero sé que eso no es posible, es decir, que yo este con ella

- De que hablas?? – dijo James

- Dejemos el tema quieres... - dijo Sirius comenzando a caminar

- Te gusta mi hermana?? – preguntó James

- No digas estupideces. Sabes que no. Ni se te ocurra volver a decirlo y ni siquiera pensarlo – dijo Sirius y corrió a la sala común y James estaba seguro de que no iría a clase de Pociones

James se dirigió al salón de pociones, pero para cuando llegó ya tenía media hora de retraso.

- POTTER –dijo el profesor de pociones – ESTAMOS A LA MITAD DE LA CLASE. CÓMO SE TE OCURRE INTERRUMPIRME?!?

- Lo siento profesor – dijo James desanimado 

- ESO NO ES SUFICIENTE. ¡VEINTE PUNTOS MENOS PARA GRYFFINDOR!.

James se sentó y escondió la cara entre los brazos.

- ¿Y Canuto? – preguntó Lupin -.

- Tuvimos una pelea – dijo James triste

- ¡Una pelea! – dijo Peter asombrado – ¿Sirius y tú?

- No seas tonto Peter – dijo James – claro que Canuto y yo.

- No seas así Cornamenta – lo reprendió Remus – No puedes negar que una pelea entre ustedes es algo que no se ve todos los días.

- ¿QUÉ ESTÁ HACIENDO LILY SENTADA CON SNAPE? – dijo James levantándose de pronto 

- ¿Y eso que tiene que ver con tu pelea con Sirius? – preguntó Petigrew 

- ¡Ya olvídense de eso! – dijo Potter – y díganme que es lo que hace el grasiento de Snape con Evans.

- El profesor Ridlook le pidió a Snape que le ayudara a Evans con su tarea. Parece que por fin hay una materia en la que no le va bien. De todas formas ¿Qué es lo que te preocupa James? ¿No es que odias a Lily?

- Sí...Por supuesto que la odio – dijo James como para salir de aquella incómoda situación - Lo que me sorprende es el atrevimiento que tuvo el profesor en poner juntos a dos alumnos de casas tan opuestas.

- Creo que eso no le preocupa a ninguno de los dos – dijo Peter 

- ¿Qué quieres decir? – lo interrogó James 

- Nada – respondió Petigrew – es sólo que Evans y Snape parecen llevarse muy bien.

- Creo que tienes razón – dijo Lupin – el que les viera por primera vez diría que son íntimos amigos. ¿Tú que crees James?.

- Mald... Como te atreves... te mat...eres una cucaracha grasienta...

- ¿Qué es lo que dices Cornamenta? – preguntó Peter 

- Eh – dijo James volviendo en sí – Nada

- Parece que nuestro amigo está celoso – dijo Lupin entre risas 

- Por supuesto que no.


En ese momento la clase terminó y los tres amigos se dirigieron al comedor. Allí se encontraron con Sirius que seguía echándole miradas fulminantes a James.

- Por cierto, que ha pasado entre vosotros dos? – preguntó Remus

- Nada – dijo Sirius

- Está bien – dijo Remus – Voy a subir un momento por mis cosas para hacer los deberes

Cinco minutos después, Remus bajo las escaleras riéndose.

- Que es tan gracioso? - preguntó Peter

- _____ está arriba comiéndole la boca a Louis. Ha sido una imagen muy impactante...

- QUE ESTA HACIENDO QUE?!? – dijo James levantándose de golpe – Ya verá ese... - dijo James subiendo las escaleras

- No dices nada, Canuto? – le pregunto Remus a su amigo

- Creo que iré dar una vuelta...

Los Merodeadores saben que los amigos están por encima de todo. Eso les dice su cabeza, pero a veces el corazón tiene una lógica extraña... que se impone a la razón y que hace cometer locuras.



Una semana después del comienzo de las clases, Yasmine se aprendía de nuevo su horario:

—Bien, hoy tenemos las asignaturas nuevas —dijo alegremente.

—Yasmine... —dijo Stephany frunciendo el entrecejo y mirando detrás de ella— Deja eso, quieres??

—A las nueve tenemos Adivinación y después Estudios Muggles y... —Stephany se acercó más al horario, sin podérselo creer—, mira, Aritmancia antes de comer

—Pásame la mermelada —le pidió Yasmine.

En ese momento entró Hagrid en el Gran Comedor. Llevaba puesto su abrigo largo de ratina y de una de sus enormes manos colgaba un turón muerto, que se balanceaba.

—¿Va todo bien? —dijo con entusiasmo, deteniéndose camino de la mesa de los profesores

- Claro – le dije

- Dile a tu hermano que venga a hacerme una visita y tu también puedes venir

Les dirigió una amplia sonrisa y se fue hacia la mesa de los profesores, balanceando el turón.

El Gran Comedor se vaciaba a medida que la gente se marchaba a la primera clase. Stephany comprobó el horario.

—Lo mejor será que vayamos ya. Mirad, el aula de Adivinación está en el último piso de la torre norte. Tardaremos unos diez minutos en llegar...

Terminaron deprisa el desayuno, se despidieron de Luke y Brian, los cuales aún estaban desayunando , y volvieron a atravesar el Gran Comedor. Al pasar al lado de la mesa de Slytherin, Avery comenzó a reírse y las risas iban dirigidas a ____ y sus amigas

- Y a ese que le habrá picado? – dijo Angelina furiosa

- Ni idea – respondí

El trayecto hasta la torre norte era largo. Los dos años que llevaban en Hogwarts no habían bastado para conocer todo el castillo, y ni siquiera habían estado nunca en el interior de la torre norte.

—Tiene... que... haber... un atajo —dijo Angelina jadeando, mientras ascendían a séptima larga escalera y salían a un rellano que veían por primera vez y donde lo único que había era un cuadro grande que representaba únicamente un campo de hierba.

—Me parece que es por aquí —dijo Yasmine, echando un vistazo al corredor desierto que había a la derecha.

—Imposible —dijo Stephany—. Eso es el sur. Mira: por la ventana puedes ver una parte del lago...

- Es por aquí – dije

- Como lo sabes? – preguntó Yasmine cambiando el rumbo de sus pasos

Jadeando, Yasmine, Angelina, Stephany y _____ ascendieron los escalones mareándose cada vez más, hasta que oyeron un murmullo de voces por encima de ellos y se dieron cuenta de que habían llegado al aula.

Subieron los escalones que quedaban y salieron a un rellano diminuto en el que ya aguardaba la mayoría de la clase. 

—Tú primero —dijo Yasmine con una sonrisa, y _____ subió por la escalera delante de los demás.

La puerta daba a un aula de aspecto más extraño que había visto en su vida. Al menos veinte mesas circulares, redondas y pequeñas, se apretujaban dentro del aula, todas rodeadas de sillones tapizados con tela de colores. Todo estaba iluminado con una luz tenue. Había cortinas en todas las ventanas y las numerosas lámparas estaban tapadas con pañoletas rojas. Hacía un calor agobiante, y el fuego que ardía en la chimenea, bajo una repisa abarrotada de cosas, calentaba una tetera grande de cobre y emanaba una especie de perfume denso. Las estanterías de las paredes circulares estaban llenas de plumas polvorientas, cabos de vela, muchas barajas viejas, infinitas bolas de cristal y una gran cantidad de tazas de té.

Yasmine fue a su lado mientras la clase se iba congregando alrededor; entre murmullos.

—Bienvenidos —dijo la profesora —Mi nombre es Cassandra Vablatsky y seré vuestra profesora de Adivinación

- Esto le encantaría a Trelawney – Comentó Angelina en voz alta lo que supuso la risa de varios estudiantes

—Sentaos,— dijo, y todos se encaramaron torpemente en los sillones

Yamine, Angelina, Stephany se sentaron a la misma mesa redonda

— Bienvenidos a la clase de Adivinación —dijo la profesora, que se había sentado en un sillón —Así que habéis decidido estudiar Adivinación... Debo advertiros desde el principio de que si no poseéis el don de la adivinación, no podré enseñaros prácticamente nada. Los libros tampoco os ayudarán mucho... —Al oír estas palabras, Angelina y _____ se miraron sorprendidas —. Hay numerosos magos y brujas que, aun teniendo una gran habilidad en lo que se refiere a transformaciones  y desapariciones súbitas, son incapaces de penetrar en los misterios del futuro —continuó la profesora, — Es un don reservado a unos pocos. Y con esto os diré que han llegado rumores de que una criatura mágica tiene este don, el don de poder ver el futuro... Dime, muchacha —dijo de repente a ______— Tu sabes algo de esto??

_____ se dio cuenta de que toda la clase la miraba, asi que intento ser rápida con la contestación

- Em... no

- Segura?? – preguntó. Al ver que no decía nada, la profesora continuo – Esta bien. Durante este curso, estudiaremos los métodos básicos de adivinación. Dedicaremos el primer trimestre a la lectura de las hojas de té. El segundo nos ocuparemos en quiromancia y durante el último trimestre pasaremos a la bola de cristal.

La profesora se levantó y continúo hablando.

- Ahora quiero que os pongáis por parejas. Coged una taza de la estantería, venid a mí y os la llenaré. Luego sentaos y bebed hasta que sólo queden los posos. Removed entonces los posos agitando la taza tres veces con la mano izquierda y poned luego la taza boca abajo en el plato. Esperad a que haya caído la última gota de té y pasad la taza vuestro compañero, para que la lea. Interpretaréis los dibujos dejados por los posos utilizando las páginas 5 y 6 de Disipar las nieblas del futuro. Yo pasaré a ayudaros y a daros instrucciones.

Cuando Angelina y ____ llenaron las tazas de té, volvieron a su mesa y se tomaron rápidamente la infusión.

Removieron los posos como les había indicado la profesora y después secaron las tazas y las intercambiaron.

—Bien —dijo Angelina, después de abrir los libros por las páginas 5 y 6—. ¿Qué ves en la mía?

—Una masa marrón y empapada — respondió ______. —Bueno, hay una especie de mazo... —dijo consultando Disipar las nieblas del futuro—. Eso significa que sufrirás un ataque

—Que bien... Ahora me toca a mí... —Angelina miró con detenimiento la taza de _____, arrugando la frente a causa del esfuerzo. - Hay una mancha en forma de... algo—dijo—. ¿Qué es eso? —Cotejó su ejemplar de Disipar las nieblas del futuro— parece un animal. Sí, si esto es su cabeza... parece un... no, ¿una oveja?

La profesora dio media vuelta al oír el comentario de Angelina

—Déjame ver eso—le dijo a Angelina, en tono recriminatorio, y le quitó la taza de _____. Todos se quedaron en silencio, expectantes.

La profesora miraba fijamente la taza de té, girándola en sentido contrario a las agujas del reloj.

—El halcón..., tienes un enemigo mortal.

—Si, usted —dijo _____ en un susurro alto. La mayoría de la clase se rió por el comentario pero la profesora siguió con lo suyo — La porra... un ataque. Vaya, vaya... no es una taza muy alegre... La calavera... peligro en tu camino...

Toda la clase escuchaba con atención, sin moverse. La profesora dio una última vuelta a la taza, se quedó boquiabierta y gritó.

— ¿Qué es, profesora? —dijo inmediatamente un alumno de Ravenclaw

Todos se habían puesto de pie y rodearon la mesa de _____ y Angelina acercándose mucho a la profesora para poder ver la taza.

— _____... —abrió completamente sus grandes ojos— tienes el Grim.

— ¿El qué? —pregunté sorprendida

—¡El Grim! —exclamó la profesora - ¡¡El perro gigante y espectral que ronda por los cementerios!! Se trata de un augurio, el peor de los augurios... el augurio de la muerte.

Y _____ se quedó tan tranquila como antes. En serio? ______ le arranco de las manos la taza a la profesora y comprobó que, en efecto, parecía un perro... pero _____ sabía que no era un perro... 

Todos miraron a ______

—No creo que sea un Grim —dijo _____ rotundamente.

—Perdona, pero estas poniendo a prueba mis conocimientos sobre adivinación?

- Sí y no es un Grim... Usted debería saber perfectamente lo que es – le dije seriamente

— Creo que hemos concluido por hoy —dijo la profesora  - por favor; recoged vuestras cosas...

Silenciosamente, los alumnos entregaron las tazas de té a la profesora recogieron los libros y cerraron las mochilas.

— Espera un momento —dijo refiriéndose a _____ - Venga, daros prisa

- Nos vemos a la hora de la comida – le dijo Stephany

- Creo que tu comentario ha sido poco apropiado- dijo cuando comprobó que la clase estaba totalmente vacía

- Y el suyo también – le contesté – Sabe perfectamente que eso no es un Grim

- Y que es, según tú? – pregunto

- Un hombre lobo – dije seriamente

- No digas estupideces – dijo y comenzó a escribir una carta – Va a ser mejor que vayas a ver a Dumbledore...




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