6. La Casa de los Gritos


Alina Potter

Había llegado Halloween y los alumnos de Hogwarts se despertaron con el delicioso aroma de calabaza asada flotando por todos los pasillos. Lo mejor que ocurrió esa mañana fue el anuncio del profesor Flitwick en su clase de Encantamientos de que ya estaban listos para empezar a hacer volar objetos, algo que todos se morían por hacer incluida yo.

El profesor Flitwick puso a la clase por parejas para que practicaran. Angelina y yo nos pusimos juntas. Solíamos juntarnos en casi todas las clases que nos pedían ponernos en parejas.  En estos dos meses de curso, podía decir que había conseguido tres buenas compañeras y amigas. El problema era cuando nos pedían tríos. Por eso amábamos las clases con Hufflepuff, porque así podíamos juntarnos con Luke y Brian.

—Y ahora no os olvidéis de ese movimiento de muñeca que hemos estado practicando —dijo con voz aguda el profesor —. Agitar y golpear; recordad, agitar y golpear. Y pronunciar las palabras mágicas correctamente es muy importante también.

Era muy difícil. Angelina y yo agitamos y golpeamos, pero la pluma que debía volar hasta el techo no se movía del pupitre. Yasmine se puso tan impaciente que la pinchó con su varita y le prendió fuego.

— ¡Wingardium leviosa! — dije después de intentarlo dos veces más. La pluma se elevó del pupitre y llegó hasta más de un metro por encima de sus cabezas.

— ¡Oh, bien hecho! —gritó el profesor Flitwick, aplaudiendo—. ¡Mirad, Potter lo ha conseguido! Has de saber que tu hermano también fue el primero en conseguirlo – dijo guiñándome un ojo

- "Tu hermano también fue el primero en conseguirlo" – repitió Angelina imitando al profesor Flitwick mientras salíamos de clase. No pude evitar reírme, su imitación era buena. 

Entramos en el Gran Comedor. Mil murciélagos aleteaban desde las paredes y el techo, mientras que otro millar más pasaba entre las mesas, como nubes negras, haciendo temblar las velas de las calabazas. El festín apareció de pronto en los platos dorados, como había ocurrido en el banquete de principio de año.

- ¡QUÉ APROVECHE! – gritamos Yasmine, Stephany, Angelina y yo al mismo tiempo

La comida estaba tan deliciosa y nuestras barrigas tan llenas que al acabar de comer nos dirigimos hacia la torre de Gryffindor. James y sus amigos se unieron a nosotras por el camino. 

- Buenas noches hermanita – dijo abrazándome

- Buenas noches – dije 

Cuando íbamos caminando por el pasillo de camino a la sala común Peeves, el Poltergeist, apareció en el pasillo.

- Hola hadita – me susurró al pasar a mi lado para después reirse fuertemente

Yo me quedé parada en medio del pasillo sorprendida y asustada por lo que había oído.

- ¿Ocurre algo? – preguntó Sirius, el único que se dio cuenta de que me había detenido 

- Se me ha olvidado una cosa. Nos vemos después – y dicho eso salí corriendo detrás de Peeves

Entré en un aula vacía y cerré la puerta con llave.

- Peeves – dije con voz muy baja – Peeves, ven ahora mismo

- ¿Me llamaba? – dijo Peeves asomando solo su cabeza por la puerta – ¿Quiere algo, su alteza? – preguntó con una sonrisa burlona después de atravesar la puerta

- ¿Cómo lo sabes? – le pregunté

- Bueno, hadita, no es muy difícil... ya sabes, es el tema más comentado últimamente por los pasillos de Hogwarts. - contestó mientras volaba por toda la sala

- ¿Quién más lo sabe? – le pregunté

- Bueno, a parte de algunos profesores, también algunos fantasmas y  cuadros de Hogwarts

- Mierda – dije enfadada

- Ese vocabulario no es digno de una señorita... bueno, señorita no sería la palabra – dijo y comenzó a reírse muy alto

- Cierra el pico – le amenacé – Esto no puede ser un secreto a voces

- Tranquila. Los fantasmas y los cuadros no piensan decir nada – dijo – Sin embargo, a mí no me importaría contar la verdad a cierto grupo de Gryffindor

- Ni se te ocurra – le dije -Puedo convertirte en polvo como te vayas de la lengua.

Vi que Peeves titubeaba. En realidad, no tenia poderes para hacerle daño, pero él eso no lo sabía

- ¿Me prometes que no dirás nada?

- Lo juro solemnemente – dijo poniendo su mano en donde antes estaba su corazón

Se acercaba la Navidad. Una mañana a mediados de diciembre, Hogwarts se descubrió cubierto por dos metros de nieve. El lago estaba sólidamente congelado; James y Sirius fueron castigados por hechizar varias bolas de nieve para que siguieran a varios alumnos de primero. Eso me causó problema entre varios compañeros de mi mismo curso, ¡como si tuviera algo de culpa!  

Todos estaban impacientes de que empezaran las vacaciones. Mientras que en la sala común de Gryffindor y el Gran Comedor tenían las chimeneas encendidas, los pasillos, llenos de corrientes de aire, se habían vuelto helados, y un viento cruel golpeaba las ventanas de las aulas.

La profesora McGonagall había pasado la semana anterior haciendo una lista de los alumnos que iban a quedarse allí para Navidad. Sin embargo, James y yo volveríamos a casa con nuestros padres y eso no le había gustado nada a James.

- ¿Por qué no me puedo quedar? – protestó James que estaba sentado en un sillón en la sala común de Gryffindor - No quiero dejar a Sirius solo

- No te preocupes por mí – le dijo Sirius – Yo estaré bien, además tengo cosas que hacer – dijo sonriendo

- No quiero saber lo que vas a hacer durante las Navidades – dijo Angelina

- Pues tal vez lo sepas porque tú también te quedas – le dijo Sirius en un tono burlón

Yo estaba entre James y Angelina escuchando la conversación pero sin inmiscuirme en ella.

El salón estaba espectacular. Guirnaldas de muérdago y acebo colgaban de las paredes, y no menos de doce árboles de Navidad estaban distribuidos por el lugar, algunos brillando con pequeños carámbanos, otros con cientos de velas.

— ¿Cuántos días os quedan para las vacaciones? —preguntó Sirius

— Sólo uno —respondió Yasmine que estaba sentada a su lado

— Estás muy callada, ¿te pasa algo? – me preguntó James

Yo, que había estado durante toda la cena mirando hacia mi plato del que todavía no había probado bocado, levanté la cabeza y pude ver que otras siete cabezas me miraban fijamente esperando una respuesta.

- ¿A mí? Nada – dije para volver a bajar la cabeza y comenzar a comer algo. Mi problema es que no podía dejar de pensar en lo que Peeves me había dicho.  Tanto miedo había tenido de que se descubriera mi secreto que llevaba tres semanas sin salir de noche y eso me estaba acarreando unos dolores de espalda terribles. Estaba deseando llegar a casa y salir a volar durante toda la noche. 

James Potter

James y Alina Potter volvieron el día anterior al comienzo de las clases. James tenía que comenzar con entrenamientos de quiddich ya que dentro de unas semanas tendrían un partido contra Hufflepuff.

Sin embargo, a medida que se acercaba el día del partido, James se ponía más nervioso, pese a que jugaba contra Hufflepuff. Y no era eso lo que más le preocupaba a James, sino lo que ocurriría esa noche.

James pensó, cuando le desearon suerte en la puerta de los vestuarios, si al día siguiente volverían a verlo con vida. Y no solo a él, sino a sus amigos también.

Flashback

Hace aproximadamente un año, la luna llena se alzaba en lo alto del cielo nocturno siempre brillante, pero peligrosa para otros.

Aquel gran lobo se lastimaba a si mismo al no tener presa alguna encerrado en esa casa, lugar donde debía esconderse las noches de luna llena. Dio fuertes aullidos, asustando a más de un habitante de Hogsmeade que regresaba a su hogar.

Aquella noche, Sirius, James y Peter estaban despiertos sentados en sus camas mirando hacia la ventana. Potter carraspeó para romper el silencio y Sirius dirigió su mirada hacia él mientras que Peter parecía no haberse dado cuenta.

- Coincidimos en esto, verdad? – dijo James – Me refiero a que Remus es...

- Un licántropo – Dijo Sirius – Un hombre lobo

- ¿Y qué vamos a hacer? - preguntó Peter un poco asustado

- Hablar con él y darle nuestro apoyo - habló James

- Tenemos que descubrir la forma de ayudarlo, sea como sea – dijo Sirius

Fin del Flashback

Pero a día de hoy aún no habían conseguido la forma de ayudarlo y cada día, Remus se oponía a que sus amigos lo acompañaran las noches de luna llena, y hoy era una de esas noches. James se puso la túnica de quidditch y cogió su Barredora 5. Era hora de jugar y ganar. 

Alina Potter

Yasmine, Stephany y yoencontramos un sitio en las gradas, cerca de Sirius y Peter.

- ¿Dónde está Remus? – le pregunté a Peter

- No se encontraba bien – respondió Peter sin ni siquiera mirarme. Parecía nervioso. 

- Está enfermo. - contestó Sirius de manera tajante. Me sorprendió su respuesta tan concluyente  - No le ha sentado muy bien la comida – dijo mirando hacia el campo de quiddich para luego mirar hacia el cielo, el cual indicaba que pronto iba a oscurecer.

- Vale, vale - susurré con tono molesto. Solo intentaba ser amable. 

- Mira, ya salen. – dijo Yasmine relajando el ambiente que se había formado

- Me pregunto cuanto aguantara Potter en su escoba – comentó Avery, el cazador de Slytherin. Iba acompañado por Emma Vanity, la capitana de Slytherin. Al parecer, estaban saliendo juntos.

- ¿No tenéis que ir a morrearos a algún lado? – les dijo Sirius con tono molesto

- Ya hemos escuchado lo que estuviste haciendo durante las navidades, eh Sirius? – dijo Emma con una sonrisa – Pobre Kaitlin, le has dejado el corazón roto

- Cierra el pico – le gruñó Sirius

- No solo a Kaitlin, a Marlene también. Solo había que verla.

Sirius metió la mano en el bolsillo para sacar su varita pero Peter le detuvo. Pude escuchar un "hoy no" por su parte.  Emma y Avery se marcharon riéndose hacia donde estaban sus otros compañeros. 

Miré a Sirius que tenía su mirada fija en el campo pero se le veía realmente cabreado. Al girar mi cabeza, vi que Angelina tenía cara de enfado.

- ¿Tu sabes algo? – le susurré a Angelina

- Luego te cuento – dijo Angelina mirando hacia los jugadores que acababan de salir al campo de juego.

10 minutos después, el buscador de Gryffindor había salido en un espectacular vuelo, que arrancó gritos de asombro y vivas entre los espectadores. Yasmine y Stephany se pusieron en pie mientras que el buscador se lanzaba velozmente hacia el campo.

Al momento siguiente el buscador subía con el brazo levantado en gesto de triunfo y la mano apretando la snitch.

Las tribunas bullían. Aquello era un récord, nadie recordaba que se hubiera atrapado tan rápido la snitch.

- ¡Hemos ganado! – gritaron Yasmine y Stephany

- ¡Gryffindor es el primero! —gritó Angelina mientras se abrazaba a Yasmine y Stephany

Yo, por el contrario, no podía dejar de mirar a Sirius, que en el momento en el que el partido termino, él y Peter se levantaron rápidamente y se marcharon entre la multitud.

El partido había terminado y había durado poco más de diez minutos.

Eran las dos de la noche cuando la sala de Gryffindor estaba completamente en silencio después de que los estudiantes habían celebrado la victoria de Gryffindor. Miré hacia las otras camas para comprobar que las chicas ya se habían dormido. Me puse los zapatos y abrí la ventana de la habitación con cuidado.

Me senté en el alfeizar de la ventana. Era una noche fría y además había luna llena. La torre de Gryffindor estaba en el séptimo piso por lo que la altura que había desde la ventana hasta el suelo era bastante grande. A cualquiera le hubiera dado miedo, pero yo ya estaba acostumbrada.

Y salté. Espere caer unos pocos metros para poder abrir las alas y comenzar el vuelo. Cuando ya conseguí que mis alas pudieran batir libremente, volví a subir hacia la ventana desde donde había saltado y cerrarla por si las chicas se despertaban por la noche y creyesen que me había tirado por la ventana.

Comencé a volar sobre los terrenos de Hogwarts. Era una noche bastante oscura. Casi no quedaba ninguna luz encendida en el castillo de Hogwarts. Lo único que ayudaba a ver mejor, era la luna que brillaba muy fuerte esta noche.

Dumbledore me había dado permiso para poder volar sobre Hogsmeade, pero siempre con mucho cuidado. Como aún estábamos en el mes de enero, las noches eran muy frías y el suelo estaba completamente lleno de nieve y los arboles no tenían ninguna hoja. Esta noche, decidí dar una vuelta sobre las casas de Hogsmeade. Solo quedaban encendidas las luces de algunas casas. Comencé a alejarme del conjunto de casas de Hogmeade y comencé a volar hacia un grupo de casas más separadas y solitarias. Sin embargo, había una casa que se encontraba en el lugar más alejado de Hogsmeade: La casa de los Gritos. Según había escuchado a varios estudiantes, La Casa de los Gritos es una casa abandonada, la cual, muchos vecinos de Hogsmeade aseguran que esta embrujada ya que escuchan gritos desde su interior.

Sin embargo, esta noche era muy tranquila y desde donde yo estaba no escuchaba ningún ruido extraño o fuera de lo normal. Quise acercarme un poco más pero como estaba demasiado concentrada mirando la casa, no me di cuenta de que comenzaba a descender y acabé atrapada entre las ramas de varios árboles cercanos a la casa. Cuando estaba intentando salir, y no era muy fácil ya que mis enormes alas complicaban el trabajo, escuché un fuerte grito proveniente de la casa. 

Era un grito ensordecedor que cualquiera que lo escuchase diría que es mucho peor que ver al Grim, considerado un presagio de muerte. El sonido era horripilante, hasta incluso para mí, que había visto a multitud de criaturas distintas. Rápidamente, intenté escabullirme de las ramas y pude ver como varios destellos de luz roja salían por las ventanas de la casa y los gritos cesaron. Conseguí escabullirme provocando varios cortes en los brazos y en las piernas, y salí volando lo más rápido que pude de allí.

PREGUNTAS HARRY POTTER

- Tu casa en Hogwarts

- Tu profesor favorito

- Tu posición en quiddich

- Tus personajes favoritos

- Película y libro favorito



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